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Era bastante usual que en la floristería las cosas se encuentren tranquilas, los mismos clientes, a veces nuevos, a veces no, pero al fin y al cabo siempre había al menos algunas personas. La mecánica del trabajo era simple: Blueberry en la caja registradora, mientras que Dream e Ink se encargaban de los clientes, o mejor dicho, Dream solía hacerlo, Ink tenía problemas en... Comunicación, como podía verse habitualmente. 

Al inicio, cualquiera diría que Ink es mudo, no es que lo sea, pero tampoco que no lo sea, simplemente era el tipo de persona a quien llamas "Introvertido" y... ¿Quizás uno que otro problema más? Pero eso no era tan importante, no es en lo que hay que fijarse, al menos sus amigos nunca se fijaron en ese punto del de bufanda marrón, y es que tenía un gran punto fuerte: Su amplio conocimiento en flores, o, directamente la botánica en general. 

Curiosamente Ink tenía no solo esos conocimientos por sus medios, también tenía sus estudios completados, ¡Y podía trabajar en cualquier cosa respecto al tema! Pero, si, decidió quedarse en la floristería, ¿Por qué? Tampoco es que ganaran una millonada, pero la idea de la floristería vino de un acuerdo entre los tres amigos. Conocían a Ink, sabían que era increíblemente sobresaliente en todo lo que sea bueno y lo que le interese, el único problema era su pánico con las personas, ansiedad social, por ponerle nombre. 

Por suerte, Ink no llegó a estar solo, los tenía a ellos, sus mejores amigos, quienes conocían sus fortalezas y debilidades, entonces un día, pensando en el futuro y sus planes, decidieron hacer su propio negocio, uno el cual pudieran valerse por su cuenta en lo que eran buenos, algo que les gustara hacer, porque no hay nada mejor que amar lo que haces, de lo que vives. 

Una floristería. 

Y claro, sonaba a una idea simple, pero para ellos sonaba como algo soñado, algo que aceptaron hacer, como toda empresa debían de tener algo especial, algo que haga que las personas deseen ir allí y no a otro sitio, allí entraba Ink, su mina de oro, la gallina de los huevos de oro: Él hacía la magia que nadie veía. 

Las flores no eran compradas, no. Ink cuidaba y cultivaba cada una de ellas en los climas necesarios, con los cuidados que necesitaban. El sobresalía en ese ámbito y específicamente por eso era su especialista, el que hacía todo lo importante, y todos amaban esas flores, la gente venía porque tenían un brillo especial, un cuidado excepcional.

Aunque eso no era todo, no. Estaba el último toque: Sus increíbles conocimientos con el lenguaje de las flores, conocimiento que compartió con sus amigos, ellos sabían de cómo amaba hablar de flores y su precioso lenguaje, porque cuando eran más jóvenes, Ink no paraba de contarles al respecto, su rostro se iluminaba y parecía que nunca iba a parar de contarles, ambos amigos siempre escucharon y solo les parecía tan increíble el cambio que había en Ink cuando el tema era algo que amaba. 

Aprendieron del lenguaje de las flores gracias a Ink, y al hacerlo, estuvieron listos para atender a todos los clientes, respetuosamente, conversando y proponiéndoles lo mejor para sus ocasiones especiales. Ink no se encargaba mucho de las personas, solo cuando lo deseaba, y tampoco iban a pedirle de más a su amigo cuando ya de por si gracias a el tenían las flores y su idea de atención al cliente personalizada. Como tal ninguno era el jefe, solo era una asociación entre amigos y se cuidaban entre si, todo para que la floristería prospere. 

Vivieron muchas cosas juntos, sí, se conocían mejor que nadie, exactamente por eso se ayudaban entre sí y confiaban en el negocio que llevaban entre los tres. Debido a que se conocían tanto, fue tan curioso para Dream y Blue ver como Ink parecía tan fascinado por una persona, no solo eso, también nervioso, aunque nunca hablaba demasiado, pero si tenía voz claro. 

Pero Ink siempre se comunicaba de otras formas. 

Amaba el lenguaje de las flores, también el arte en todas sus expresiones, porque, eran maneras de decir aquello que usualmente no te atreves a decir, cuando tus palabras no salen o cuando no puedes comunicarte correctamente, no sabes verbalizar tus emociones. Por eso no había un trabajo más perfecto para él que ese, sus amigos lo sabían, él lo sabia. 

Nadie entendía tan bien el lenguaje de las flores como ellos, por eso, era tan curioso y... Dulce, ver como cada que veía a Error, se atrevía a regalarle una adonis. 

Probablemente Error no entendía el significado, nadie a su alrededor lo sabría, pero Ink lo sabía, y sus amigos también. Pero claro, meterse en esas cosas no era su trabajo, no, dejarían que todo vaya al ritmo que Ink lo desee, porque cuando se proponía algo, cuando algo le interesaba, lo lograba, lo sabían, ese era su gran amigo Ink que conocían.

Aquel que se comunicaba a través de flores. 


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