Capítulo 12

Hola!

Aquí un cap nuevo!

Personaje nuevo que ya existe en el canon, pero un ligero twist jejeje 

Advertencia de smut heterosexual y de referencias a la NL 55 Minutos y Stormbringer.

A leer!

~°*†*°~+~°*†*°~

Estaban sobre una cama vieja de la cabaña donde se habían escapado por unas horas. Recluidos en ese lugar se despojaban de todo título o cargo que tenían. Eran hombre y mujer. Eran amantes que se entregaban uno al otro con el anhelo de que esto fuera su realidad.

—Mary —llamó él mientras se movía lento, tratándola con delicadeza y pasión.

Era de noche, una lámpara iluminaba el lugar creando sombras amorfas y curiosas. La piel de William se asemejaba a la del ámbar bajo la luz cálida. Sus rizos castaños eran un desastre atractivo y sus ojos grises le añadían una rebeldía seductora. Cuánto amaba a este hombre que la hacía sonreír enamorada y suspirar cuál princesa de cuentos de hadas.

—Will, mi Will —jadeó ella, abrazando las caderas de su amado con las piernas. Con amor rodeó el cuello húmedo por el sudor y lo instó a besarla.

El interior de Mary estaba lleno de Will. En realidad, él la cubría por completo y eso la tenía embelesada. Deseaba permanecer eternamente en esa cabaña, disfrutando de su amor con el hombre de personalidad juguetona y de mente sagaz. El único que había conseguido vencerla en ajedrez y lo había festejado como si hubiese sido el galardón más importante. «¡Es un hito, Mary! ¡Pude vencerte! Fueron cientos de intentos, pero ¡lo logré!» había dicho él entre risas y con un brillo jovial en sus ojos color acero. Mary rio por lo absurdo que le parecía su actuar y a la vez lo tierno que se veía su amado. No parecía que fuera el mayor de ambos con estas actitudes infantiles y despreocupadas.

William Shakespeare la había conquistado con una facilidad abrumadora y de la cual jamás se arrepentiría. Mary Westmascott[1] se había enamorado profundamente de un soldado de las fuerzas británicas mientras ella hizo las veces de enfermera por aquellos años.

La chispa del amor la hizo fantasear con escenarios donde formaban una familia hermosa. Soñó con casarse con él, irse a vivir a una finca en Torquay y ahí criar a sus hijos. Lejos de sus pasados, lejos del derramamiento de sangre continúa, lejos de las organizaciones a las que estaban atados.

Las embestidas se volvieron frenéticas, flexionó los dedos de sus pies al mismo tiempo que presentaba espasmos en su vientre. En medio del beso ambos gemían, sumidos en la pasión que los consumía de a poco. El clímax estaba al alcance de ellos, unas embestidas más y...

¡Bang!

De pronto, se escuchó un disparo que detuvo toda acción. Mary abrió los ojos de golpe para ver la expresión estupefacta de su amado. Esos ojos grises que segundos antes la miraban con amor, estaban nublados de dolor por un corazón roto y decepción. No... Nononono. William no la mires así, ella no quería... ella jamás quiso... Will, Mary te ama, ¿le crees? ¿Crees en su amor, Will? Mary pensó que podía tenerte, pero...

—Habría sido mejor suicidarme a morir por tu mano —susurró él sobre los labios de Mary.

.

Agataha despertó agitada.

Nuevamente ese sueño, no, pesadilla. Debió usar a su secretario como era usual en días estresantes. Aquí estaban las consecuencias de haberse negado a tenerlo entre sus piernas. Mierda. Se incorporó en la espaciosa cama de su departamento. Afuera el cielo aún estaba oscuro, miró el reloj digital en su mesa de noche para percatarse que eran las cuatro de la mañana. La misma hora en la que Will... No importaba, tenía que olvidarlo. Ese día no solo murió William Shakespeare, integrante de los Trascendentes, también Mary Westmascott, la versión ingenua de ella misma. Ya no era esa chica, era la Dama Agatha Christie, líder de la Orden de la Torre del Reloj.

Sabía que no iba a conciliar el sueño luego de la pesadilla, por lo que alargó la mano a la mesa de noche donde descansaba un dispositivo con un botón. Este botón tenía una funcionalidad exclusiva: el líder de la Orden podía mandar a llamar a su secretario. Los anteriores líderes lo utilizaban con la finalidad de revisar asuntos concernientes a la Orden o cuestiones relacionadas a la organización, pero Arthur Charles Clarke[2] sabía que la única razón por la que ese botón era usado era para saciar el apetito de la Dama.

En unos minutos llegaría Arthur, por lo que Agatha se enfocó en tranquilizarse. Debía olvidar la pesadilla. Tenía que olvidar el recuerdo de su amado Will, de lo contrario, se desmoronaría lo que había construido Agatha. La ira contenida se desataría y reduciría a cenizas a Inglaterra. No dejaría ni un alma con vida, ni siquiera la reina se salvaría. Debía olvidar los sacrificios que hizo para llegar a ser la Dama que era, la mujer despiadada temida y respetada. Debía olvidar la sangre que tenía en las manos. Debía olvidar el hijo al que se obligó a abortar para que no interfiriera en sus planes.

Debía olvidar quién era Mary Westmascott.

—¿Me llamó, Dama? —habló Arthur desde el umbral de la puerta.

Agatha lo miró detenidamente. Se había sumido en sus pensamientos como para no percibir la llegada de su secretario. La pesadilla la había sacudido por completo.

—Así es, Arthur. ¿Debo decirte qué tienes que hacer? —replicó ella con una sonrisa propia de una sucubo.

El hombre no dijo nada más, ingresó a la habitación y se acercó a la cama de la mujer que lo esperaba con un camisón satinado que le llegaba a la mitad de los muslos delgados, un escote pronunciado que dejaba a la vista un par de senos pequeños. En la oscuridad de la habitación con la luz de la luna como única iluminación, Agatha se asemejaba a una de esas vampiras de las películas: su piel blanca la dotaba de un aspecto fantasmagórico, sus ojos azules poseían un brillo siniestro y su melena rubia larga le añadía misticismo. Agatha usualmente tenía el aroma a tabaco mentolado impregnado por la pipa de fumar que cargaba a todas horas, exceptuando en las noches cuando solicitaba que Arthur la atendiera.

El secretario había acudido al llamado usando una bata que ocultaba su desnudez esperada. Agatha rio divertida de ver lo comprometido que era el hombre en no hacerla perder el tiempo. En cuanto la bata cayó al piso, Agatha se sentó con la espalda recargada en la cabecera de la cama, abrió sus piernas y se alzó el camisón para mostrar su entrepierna desnuda. Por la pesadilla con William era notoria la humedad de la excitación. Arthur no cuestionó la razón por la que su jefa estaba mojada, él iba a cumplir con un deber del que nadie más gozaba.

Agatha usó a Arthur cerca de una hora, poco antes de tener que alistarse para iniciar el día. Lo que le agradaba de Arthur era su diligencia en lo que hacía. No hacía trabajos a medias; de la índole que fuera. Con ella saciada, olvidando (momentáneamente) la sombra de Will, se dio un baño, solicitó que sus sábanas fueran cambiadas e hizo que Arthur se encargara de deshacerse de los condones usados. Ella jamás permitiría que otra simiente manchara su interior; su manera de honrar la memoria de su amado y el lugar donde estuvo por un par de semanas su bebé.

Su día no tuvo ningún percance, los planes que había puesto en movimiento habían resultado satisfactorios. En su oficina se dedicó a revisar papeleo: reportes, solicitudes y demás documentación que debía pasar por sus ojos críticos. Ese día al fin le puso punto final al expediente de Mimic. Habían sido derrotados en Japón, país conformado por islas y que había metido sus narices durante la Gran Guerra. El lugar en el que estaba el único individuo sobresaliente: Atsushi Nakajima, la llave para encontrar y utilizar el Libro. De acuerdo con el último reporte, el chiquillo continuaba bajo el resguardo de una rama del gobierno nipón. Un laboratorio acondicionado como orfanato en el cual se buscaba replicar lo hecho por N y Pan con Chuuya Nakahara y Paul Verlaine. Sin embargo, Atsushi no encajaba del todo con el supuesto objetivo de esa rama. El niño poseía una habilidad peculiar, ¿por qué habría de usarse para habilidades artificiales? No tenía sentido.

Sea como fuere, Agatha no apartaría la mirada de ese niño japonés. Lo necesitaba para cumplir con sus planes de usar el Libro. Fyodor-kun le había confirmado que este artefacto podría reescribir la realidad y la forma de llegar a él era mediante Atsushi Nakajima.

Con el Libro en sus manos los sacrificios hechos valdrán la pena.

Agatha recuperaría a su amado William y nadie iba a negarle este deseo.

Si debía ponerle un collar al niño japonés, lo haría.

Nada ni nadie se interpondría entre ella y su deseo.

~°*†*°~+~°*†*°~

GLOSARIO

[1] Mary Westmascott era un alias de Agatha Christie. Bajo este escribía novelas románticas.

[2] Arthur Charles Clarke: fue un escritor y científico británico, autor de obras de divulgación científica y de ciencia ficción como 2001: Una odisea del espacio, El centinela o Cita con Rama, así como coguionista de la película 2001: Una odisea del espacio basada en su novela homónima.


¿Y bien? ¿Qué les pareció?

¿Se esperaron leer a Agatha Christie? 

 No saben cuánto esperé por al fin escribir de ella y la ship que creé de ella y William Shakespear uwu ¿Que cómo se me ocurrió? Fácil jajaja Me leí "Entonces no quedó ninguno" de Agatha, me vi videos de su vida, después me leí la NL 55 minutos donde se menciona a William y los Trascendentes... y después de darle unas cuantas vueltas pensé: "Oye, ambos son de los autores más vendidos en la historia! Qué tal si armamos la ship?". Así nació xD No crean que solo se quedará así la información de ambos, tengo cosas preparadas, pero deberemos de pasar por una serie de eventos para que sepan más de estos dos OwO

Yo estoy emocionada con la historia que creé para ellos y lo que hice con sus habilidades. 

En fin, muchas gracias por leer!

Espero les haya gustado!

Nos leemos~

Cuídense~

AliPon fuera~*~*

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top