No Me Llames Monna, Llamame Lisa
Para todos aquellos que aún no me conozcan, me llamo Lisa, Lisa de Giocondo, y esto que os voy a narrar, es mi historia.
Nací en una noche oscura, un 15 de junio de 1479, en una ciudad situada al norte de Italia, Florencia.
Pertenezco a una familia aristocrática, con un linaje antiguo, que con el tiempo fue perdiendo su influencia, los Gherardini. No éramos una familia rica, pero aun así teníamos un nivel bastante acomodado gracias a la renta agraria que percibíamos.
Mi padre, Antonio María di Noldo Gherardini, tuvo dos matrimonios anteriores, pero ambas mujeres murieron en el parto, junto con mis hermanas mayores. Mona Lucrezia, su tercera esposa, mi madre, fue la mujer que perduro a su lado hasta el día de su muerte.
Poco a poco, mi padre consiguió poseer unas granjas en la región de Chiante, las cuales le permitieron obtener generosos ingresos.
Al poco tiempo de que yo naciera, mis padres decidieron bautizarme con los nombres Lisa y Camilla, homenajeando de esta manera a mi querida abuela paterna, una mujer muy estricta que a su vez nos amaba con toda su alma, y eso hacía que la quisiéramos tanto.
Era la mayor de siete hermanos, cuatro mujeres y tres varones. Mis dos hermanas mayores, por desgracia, no llegaron a ver nunca la luz del día, por esa misma razón me tocó a mí, junto con mi madre, ser responsable de los 4 pequeños, Ginevra, Giovangualberto, Francesco y Noldo. Los amaba a todos, pero Ginevra era mi ojito derecho, una niña dulce, sencilla y alegre, la cual hacía de mis días grises un arcoíris repleto de colores.
A pesar de que en más de una ocasión tuvimos que cambiar de vivienda, ya que pese a ser una familia acomodada económicamente, eso no impedía que se nos presentaran varias calamidades, debo admitir que fui una niña feliz.
Adoraba ayudar en casa, ir a comprar al mercado junto a mi madre. Todas las semanas llegaban los mercaderes con sus mercancías, y aprovechamos ese momento para comprar aquellas cosas que pudiéramos necesitar para subsistir a lo largo de la semana. De vez en cuando pasábamos también por el puesto de textiles de Don Francesco, un hombre algo mayor que yo. Era muy apuesto y muy agradable con las personas. A pesar de ser mayor que yo, había algo en él que me atraía, siempre tenía algún detalle para mí, una flor, una bonita piedra, una pequeña pulsera. Era todo un caballero.
Faltaba poco para mi decimoquinto cumpleaños, cuando un buen día me encontré a Don Francesco tomando café junto con mis padres.
- Lisa, acércate, por favor.
Mi padre me hacía un gesto con la mano para que acudiera a él.
- Recuerdas al señor Francesco - asentí levemente - Este apuesto señor es un gran mercader y hoy ha venido a nuestra casa para pedirnos tu mano, ya que le encantaría que fueras su esposa.
Podría decir que hasta este momento, este era el mejor día de mi vida. Mis padres no dudaron en aceptar su petición, no sin antes rogarle que debía tratarme como si de una reina se tratase.
La dote de mi casamiento, fue algo quizá un poco escaso, apenas 170 florines, pero eso no le importo en absoluto a Francesco, me amaba por encima de todo, independientemente de que las ganancias de mi familia en ese momento rayaran lo absurdo.
Nuestro matrimonio no era el más rico ni tampoco el más pobre, éramos más bien una familia de la clase media, que hizo que aumentara el estatus social de mis padres, pero la familia de mi marido también sacó provecho de nuestra unión, ya que el apellido Gherardini tenía mucho prestigio.
En el año 1503, nuestro patrimonio aumento, Francesco pudo comprar nuestra casa, poco a poco éramos más reconocidos, íbamos adentrándonos más en el mundo textil, nuestras telas eran conocidas por los pintores de aquella época, y esto hizo que pudiéramos conocer a Leonardo, quien se hizo buen amigo de mi marido.
Para aquel entonces ya habían nacido dos de nuestros 5 hijos , Piero y Camilla, y estaba embarazada de la tercera Andrea.
Vivía feliz, me sentía muy querida por mi esposo y este decidió pedirle a su buen amigo que me hiciera un retrato.
Fueron muchas horas las que pase sentada hasta que Leonardo pudo acabar con su obra.
- Querida Monna* Lisa, soy muy feliz de poder mostrarte por fin mi gran obra.
- Leonardo, ¿cuántas veces te he dicho, ya que no me llames Monna? Llámame Lisa, de esa manera no me siento tan mayor.
El amigo de mi amigo me sonreía mientras me mostraba la maravilla que había creado. Poco a poco, fue entrando en el mundo de los artistas, cada vez que podía nos pedía prestada la pintura que nos regaló, para poder exponerla, consiguiendo así cada vez más clientes, y más renombre entre los artistas del momento.
Leonardo siempre fue un hombre adelantado para su época, pocos eran capaces de poder llegar a imitar medianamente bien tu técnica. Era el pionero de una nueva era dentro de la pintura, y no le costó mucho para llegar a ser conocido como el gran Leonardo Da Vinci.
Los años fueron pasando y nuestros hijos crecieron rápidamente.
Camilla y Marietta, la más pequeña de los cinco, se convirtieron en monjas católicas. Desgraciadamente, Camilla murió a los 18 años, fue devastador para mí, ningún padre espera que tenga que enterrar a sus hijos.
Francesco poco a poco fue cogiendo más cargos y más autoridad, consiguiendo una posición en la Signoria*, hasta que en 1524 fue confirmado como “Priori”. Esto le trajo algunos problemas que hicieron que terminara siendo encarcelado por supuesta conexión con la familia Médici*, pero fue liberado una vez que esta familia puedo regresar a Florencia después de su exilio.
Pocos años después, desgraciadamente, tuve que lidiar con otra muerte, esta vez la de mi marido, la peste lo apartó de mi lado en 1538.
Para mí fue una gran tragedia, perdí a mi único amor, a mi compañero de vida, a quien me lo dio, y a su vez me lo quitó todo con su muerte. Caí enferma y Marietta decidió hacerse cargo de mí hasta que cuatro años después, le quite de encima a mi hija esta pesada carga, falleciendo a mis 63 años.
Monna* Señora en italiano
Signoria* órgano del gobierno de Florencia durante la Edad Media y el Renacimiento, sus nueve miembros “Priori” eran elegidos de las filas de los gremios o cofradías de la ciudad
Familia Médici* poderosa familia florentina del Renacimiento con cuatro miembros papas, dos reinas y numerosos dirigentes miembros de las casas reales que sobresalieron por patrocinar a artistas y científicos de su época. Fueron exiliados.
Esta historia esta escrita en conjunto con Sra_Bangtan13613
Nos hemos basado por una parte en algunos relatos que se cuentan sobre Lisa de Gheraldini, y otras ha sido parte de nuestra imaginación.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top