Capítulo 9 - ¡Pero que señor tan calvo!

Nam's pov

- ¿Es este? - El pelimorado comprobó la dirección nuevamente en su móvil y asintió un par de veces sin despegar la vista del artefacto.

- Sí, creo que sí.

- Vale.

Después de los 20 minutos más divertidos que había pasado en los últimos cinco años, finalmente logramos llegar al primer punto de encuentro, y por ello, ahora nos encontrábamos aparcando en frente de una enorme casa de estilo colonial.

Francamente, estaba eufórico.

No tenéis ni idea de la puta alegría que me dio cuando descubrí que Jin era el que llamaba y que encima quería que le llevara.

Aunque bueno, ese no era precisamente su objetivo, más bien quería que le dejase mi auto, pero aún así, me sentí jodidamente genial cuando procesé que había llegado a recurrir a mí para sacarle de un apuro.

Seguramente no fui su primera opción, de eso estaba consciente, pero igual, algo era algo, y más después del inmediato rechazo que había experimentado el sábado cuando me ofrecí a llevarle.

La princesa comenzó a zafar su cinturón de seguridad, y una vez hecho, abrió la puerta y bajó del vehículo.

Miró la enorme edificación que tenía lugar frente a sus ojos, posicionando sus manos en su cintura.

- Wow... Es enorme.- Comentó asombrado, y después se giró, dándole la espalda a la construcción y situándose frente al coche - Oye Namjo - Se detuvo, frunciendo el ceño al descubrir que técnicamente estaba hablando solo, y avanzó hasta la ventanilla abierta correspondiente a la sección del copiloto, doblándose y apoyando sus antebrazos sobre el borde de esta para poder ver bien el interior - ¿No piensas bajar?- Me preguntó con duda, pues yo a diferencia de él, me mantenía en la misma posición que cuando habíamos llegado.

En respuesta comencé a negar suavemente con la cabeza.

A ver, era verdad que yo le había acompañado, pero básicamente había sido tras insistir, por lo que estaba interfiriendo ligeramente con su objetivo inicial, que era venir solo y comprobar todo por su cuenta. Así que yo sería un niño bueno y me limitaría a quedarme esperándole, para posteriormente llevarle a donde él quisiera.

- Yo te espero aquí, no quiero molestar- Contesté ofreciéndole una sonrisa tranquila, haciendo un gesto con la mano para restar importancia.

- ¿De verdad?- Asentí - Vale... - Murmuró con cierta inseguridad, para luego de unos segundos, despegarse del marco y emprender su camino hacia el local.

Yo por mi parte me crucé de brazos, recostándome bien en el asiento, y cerrando los ojos, para intentar dormir un poco más.

Sin embargo, fallé en esta tarea estrepitosamente, porque lo único que conseguí fue pensar en cierto hombre que instantes antes bailaba una canción lenta como si fuera el mejor tema de reguetón del mundo mundial.

Y automáticamente sonreí como un tonto, o mejor dicho...

Como un tonto enamorado.

Joder, que puta mierda, estaba cada día más colado por un muchacho loco, con el cabello morado, un exquisito trasero y la cara más bonita de todo el jodido planeta, que encima estaba cogido por un tal agente de bienes raíces que no tenía ni puta idea de quien era, pero que debía ser un tío increíble si había conseguido ser su pareja, aunque me costara admitirlo.

Mi vida amorosa daba tanta pena que no sabía si reír o llorar.

A pesar de que pareciera haber pasado una eternidad, solo estuve en ese trance durante unos segundos, ya que Jin volvió, y repitió el mismo proceso que instantes antes, solo que metiéndose un poco más a través de la apertura para darme una palmadita en el muslo, haciéndome reaccionar y pegando un respingo en consecuencia.

- ¿Qué pasa? - Me encontraba descolocado por su inesperado retorno.

- Pensándolo bien deberías venir conmigo- Murmuró tímidamente, con sus mejillas adquiriendo un leve tono rojizo, luciendo malditamente adorable.

- ¿Eh?

- Quiero decir...- Apartó la vista, probablemente por la vergüenza - No eres mi chófer Namjoon, me da cosa dejarte solo aquí... Así que vente, anda.

- ¿No te incomodaré? - Mi voz salió con algo de escepticismo.

- No, no, tranquilo- Comenzó a negar con su cabeza - Igual puedes ayudarme y todo a elegir... Si quieres claro... Aunque si quieres también puedes quedarte aquí...

-...

- ¿Quieres quedarte verdad? - Sus ojos se abrieron tanto que si no le conociera, hubiese pensado que era un occidental - ¡Madre mía Namjoon! ¡Yo pensando que lo hacias por mí y resulta que solo quieres descansar! Lo siento de verdad, por haberte levantado tan temprano y tener que hacerte dormir incómodo en el asiento de un coche, y por- Corté su descabellado discurso posicionando mi palma sobre sus abultados labios, sintiendo un escalofrío inmediato recorrerme todo el cuerpo.

Joder, se sentían tan bien en contacto con mi piel que de solo pensar o mejor dicho, recordar, como se sentían sobre los míos propios, se me hacía la boca agua.

Pero inmediatamente dejé ese pensamiento de lado, y me puse a analizar sus palabras, las cuales había comenzado a pronunciar con timidez y culminado con arrepentimiento, dándome a entender que se había montado miles de películas raras en su cabeza, como usualmente hacía.

Ese era otro aspecto en el que no había cambiado en lo absoluto.

Siempre le daba demasiadas vueltas a las cosas, siempre era considerado, siempre pensaba en los demás.

- Jin, no es nada de eso tonto - Aclaré, apartando en contra de mi propia voluntad la extremidad que ejercía presión sobre su boca - De verdad, solo he preferido quedarme para no molestarte.

- No me molestas - Contestó apresuradamente, y yo me quedé mirándole con desconcierto debido a su respuesta. Su cara se tornó mucho más roja que antes en cuanto notó lo desesperado que había sonado, así que carraspeó suavemente, y terminó explicándose: - Quiero decir, que no es como si fueras a hacer algo que interfiriera en el negocio o qué sé yo... Así que... Pues eso, deberías venirte, y no quedarte solo aquí, me da pena dejarte... Pero dejarte en el coche me refiero, no dejarte en plan romántico... - Solo consiguió que la situación se tornara aún más extraña, así que con total nerviosismo, abrió mucho sus orbes nuevamente, y comenzó a mover sus palmas de un lado a otro, en busca de excusarse: - Aunque hay muchos tipos de dejar, como dejarte en un súper mercado o dejarte en un callejón, o hacerlo frente a una comisaría para que te encarcelen por haber matado a un conde en su bo- Un golpe seco que se propició a sí mismo con el techo del coche, debido a todo el movimiento descoordinado que acompañaba su palabrería, le hizo detenerse y comenzar a sobarse la cabeza.

- Jin, ¿estás bien? - Cuestioné con preocupación, pero la vez intentando aguantar la risa por el espectáculo que me estaba dando.

- ¿Yo? Sí, sí, perfectamente.

- ¿Seguro? - Pregunté burlón.

- Que sí.

-...

-...

-...

- Entonces... ¿Te vienes? - Señaló con un dedo hacia la casona, tratando de salir de una vez de esta situación incómoda que él mismo había creado, aunque a decir verdad, lo sería para él, porque para mí era jodidamente cómica.

- Claro. - Y tras correspondernos un par de sonrisas, sacó la parte de su cuerpo que se encontraba dentro del auto.

Después de ello, yo subí la ventanilla, y una vez aseguré todo, salí del coche y me uní junto a al pelimorado en la acera, para posteriormente comenzar a caminar y situarnos frente a la puerta.

Jin comenzó a tocar, pero no llegó ni siquiera al segundo golpecito cuando la entrada se abrió abruptamente, dejando salir a un hombre mucho más bajito que nosotros, que probablemente me llegara por el hombro, con cara de pocos amigos.

Vestía unos pantalones grises tan anchos que podrían caber tres Tae Il en ellos, un suéter marrón, sobre el cual llevaba una especie de chaleco de lana con un estampado a cuadros totalmente horroroso, y a su "estiloso" look, se le añadían los factores de que era calvo, y regordete, como un tapón.

- ¿Usted es Kim Seokjin? - Preguntó dirigiéndose a la princesa, de brazos cruzados y frunciendo el ceño.

- Eh... Sí, ese mismo soy yo- Respondió ligeramente descolocado.

- ¿Sus padres no le enseñaron de pequeño a ser puntual? - Gruñó, con evidente enfado, y Jin puso una mueca de desconcierto total, exactamente la misma que probablemente hacía yo en ese instante.

- ¿Disculpe? - Respondió indignado, adoptando la misma posición que el mayor, es decir, cruzando sus antebrazos sobre su pecho, y en adición comenzó a repiquetear su pie repetidamente sobre el suelo. - Que yo sepa habíamos quedado a las 9.

El hombre no contestó, se limitó a sacar un teléfono ( que parecía ser de antes de nuestra era ) y mostró la hora señalando repetidamente la pantalla, desfigurando su rostro, ya de por sí bastante feo, en una expresión de irritabilidad.

- ¡Pero si solo son las 9:02! - Intervine yo esta vez, sin entender verdaderamente el motivo de todo lo que estaba pasando.

- ¿Y le parece poco?- Contraatacó, posicionando una mano en su pecho, como si le hubiese dicho la mayor falta de respeto del mundo. - Si habíamos quedado a una hora, se suponía que debíais, o mejor dicho, debía el señor Kim, pues usted no tengo idea de quien es, llegar a la misma. No sé qué tipo de personas sois, pero verdaderamente no me habéis dado una buena primera impresión, así que-

- Mire, abuelo - El pelimorado intervino en la descarga de ira que estaba teniendo el señor enano, hablando como la diva que era y señalándole con el dedo.

- ¿Abuelo? ¡Pero si solo tengo 38 años! - Reclamó y yo abrí muchísimo los ojos, pues por su aspecto le hubiese echado casi 60.

- Me da absolutamente igual, escúcheme- Habló utilizando esa voz que solo Jin podía poner, esa que si bien no era fuerte, acojonaba hasta a un león, y al parecer el "anciano no anciano" no era la excepción, pues se quedó calladito inmediatamente - En primer lugar, me parece muy grosero de su parte habernos tratado de esta forma, sin ningún tipo de motivos, se-

- ¿Cómo que sin motivos? Uste- El señor intentó refutar la afirmación de la princesa, pero automáticamente calló al ver la mirada asesina que le propició la misma.

- Segundo, solo han pasado dos minutos - Levantó dos dedos y los posicionó justo frente a los ojos del hombre, como para demostrar su punto - ¡Dos! ¿De verdad cree que hay necesidad de todo esto? Debería controlar sus maneras, seguro que por estresarse tanto se le ha caído todo el pelo - Señaló a la pronunciada calva semejante a la bola blanca de billar y el acusado posicionó sus manos sobre esta, en un intento desesperado de cubrirla, pero evidentemente fue en vano, pues absolutamente toda la superficie carecía de cualquier tipo de cabello - Le sugiero que mejore su actitud, si sigue así solo conseguirá perder clientes, justo como ahora - Sonrió tan falsamente que pareció un actor de telenovela, y tras parpadear repetidas veces, retornó a su expresión de molestia bajo la mira escéptica del bajito - Andando, Namjoon - Y sin dejarme hablar (aunque tampoco es que pensara decir mucho), me tomó de la muñeca y comenzó a conducirme en dirección al auto, pero antes de haber dado siquiera dos pasos, se volteó y agregó - Ah, por cierto, debería llevar esos pantalones a un costurero. Tienen tela suficiente para una carpa de circo - Y volvió a caminar, sin soltarme.

Yo miré al hombre que con nuestro avance se iba haciendo más pequeño a mis ojos y le hice una mueca infantil, solo me faltó sacarle la lengua para parecer un niño de primaria.

Entramos al coche, e inmediatamente Jin se recostó en el asiento, suspirando sonoramente.

- Vaya... Eso ha sido intenso...- Comenté, recapitulando los recientes hechos.

- Ha sido una puta mierda - Añadió, y tras unos momentos de silencio, terminamos mirándonos y estallando en carcajadas.

- Creo... que te pasaste... con lo del pantalón - A penas podía hablar por lo escandalosamente que me reía, pero no era para menos, los sucesos eran malditamente hilarantes.

- ¿Pero tú le has visto? - Él también se descojonaba - ¿Y qué me dices del móvil?

- ¡Y la calva!

- ¿De verdad crees que tenga 38?

- ¡¿Qué dices?! ¡Ese debe ser más viejo que mi padre!

Así, entre comentarios burlones, pasamos los próximo cinco minutos, riendo cual desequilibrados mentales, yo con la cabeza recostada sobre el volante, y él propiciando golpecitos a su muslo derecho.

Una vez pudimos calmarnos un poco, yo giré en su dirección, aún recostado sobre el timón.

- Siento que haya ido así.

- Tranquilo, igual no me gustaba el lugar, lo iba a rechazar de todos modos - Se encogió de hombros, como si no fuera la gran cosa, aún teniendo pequeños espasmos por la risa.

- ¿Cómo lo sabes? Si no pudiste entrar - Cuestioné verdaderamente curioso, y él señaló a la edificación a través del cristal de la ventana.

- El modelo de la construcción es muy antiguo, algo así como de época. Yo quiero algo mucho más moderno.

- Tienes razón, vendría bien para una iglesia.- Me mostré de acuerdo con sus palabras.

- Luce igual de viejo que su dueño.

Y nuevamente... A reír como retrasados.

Definitivamente estar con Jin era demasiado maravilloso para cualquiera.

-No me puedo creer que este tampoco me gustara - Comentó con agotamiento.

Eran casi las cuatro de la tarde, y habíamos pasado por siete locales más, en lo cuales gracias a dios sí pudimos entrar.

Las ofertas no eran nada malas, de hecho, todo lo contrario, eran sumamente favorables.

Las construcciones eran buenas, estaban en óptimas condiciones y los dueños habían sido muy amables, además de que los precios estaban acorde al producto que se vendía.

Pero ya sabéis que Jin podía llegar a ser muy perfeccionista, y no era para menos, pues estábamos hablando de su propio restaurante, era obvio que iba a querer que todo fuera según sus gustos.

Así que tras encontrar alguna que otra pega, habíamos terminado por declinar cada propuesta.

- Tranquilo hombre, aún quedan muchas más. - Su rostro mostraba total desilusión, así que intenté hacer lo que estuviera en mis manos para subirle los ánimos.

- Sí, es verdad... - Respondió, pero a pesar de lo dicho, no denotaba ningún tipo de entusiasmo.

- Eh, Jin, mírame - Alzó la vista y la enfocó en la mía - ¿Qué pasa? - pregunté, con la mayor paciencia del mundo, intentando transmitirle confianza.

- Es que... - Estuvo algo inseguro unos instantes, pero luego suspiró - Nada. Solo que... ¿Y si no encuentro uno que me guste? Hemos visto un montón y ninguno me convence Namjoon... Al paso que vamos... - Respondió con desanimo.

- Pues seguimos buscando - Para mí no había otra respuesta, pues yo estaba dispuesto a recorrer toda Corea con él todas las veces que hiciera falta hasta encontrar un dichoso local que le convenciera. Se veía tan pequeñito, recostado sobre su asiento y abultando sus mejillas, que  juro que me vi tentado a acariciarlas  por la ternura que me transmitía, pero por claras razones, no lo hice - Si no encontramos nada hoy, seguimos mañana, y si mañana tampoco, entonces pasado - Me encogí de hombros - Tal vez no te gusten los primeros cien, pero igual el ciento uno es el indicado.

- Perdón por molestarte tanto.

- Por decimoquinta vez, no es molestia tonto -Sonreí y él lo hizo de igual manera, asintiendo unas cuantas veces.

- Tienes razón - Se dio un par de palmaditas en la cara. - Muchas gracias Namjoon.

- ¿A dónde vamos ahora? - Cuestioné, arrancando el coche.

- La próxima visita es a las 5.

- ¿Y que hacemos hasta entonces?

- ¿Te apetece ir a comer algo? No he probado bocado desde la mañana.- Habló haciendo uno de esos pucheros que le salían de forma involuntaria, y sobando su panza, como un infante que reclama su biberón.

Había estado tan inmerso en todo esto, que ni siquiera me había parado a pensar en lo hambriento que me encontraba, y como para dar fe de ello, mi estómago comenzó a rugir, siendo este el único sonido audible por encima del silencio establecido.

- Vaya... - Rió por lo bajo.

- Me muero de hambre, ni siquiera he desayunado - Solté por inercia, sin pensarlo, pero me arrepentí al instante de haberlo hecho, pues al voltear en dirección a Jin, noté que me observaba con cara de quien ha visto un muerto.

- ¡Oh Dios mío Namjoon! ¡No has comido nada por mi culpa! ¡Te saqué de tu casa y te he tenido todo el día esclavizado sin detenerme a pensar si habías comido o no! - Exclamó dramáticamente, agitando sus manos de un lado a otro, ya sabéis, en esa típica y encantadora faceta (por lo menos a mi parecer) en la que él solía entrar. Evidentemente me regañé mentalmente por mi imprudencia, pues siendo Jin como era, por supuesto que se iba a poner así.

Tras estar unos minutos tranquilizándole, diciéndole que se dejara de tonterías y que yo no había comido porque no tenía ganas,  emprendimos viaje hasta algún punto de venta de productos alimenticios cercano.

Un cuarto de hora más tarde, los dos estábamos esperando nuestras respectivas hamburguesas en una cafetería.

- ¿Ya has pensado en qué nombre le vas a poner? - pregunté, sacando un tema de conversación en lo que llegaban los pedidos.

- Pues no lo sé la verdad... - Apoyó un codo sobre la mesa, y posicionó su barbilla sobre la palma de su mano en posición pensativa - ¿Qué te parece "La cocina de Jin"?

- Es horrible - Respondí con rotundidad.

- Sí, ¿verdad? Parece el nombre de un restaurante de una abuela - Los dos reímos un poco, y tras ello él bajó su mano y la volvió a apoyar en la mesa - Dame ideas.

- ¿Yo? - Me señalé a mí mismo, ligeramente sorprendido por su solicitud.

- Ajá. A ti se te ocurren cosas guays. - Retomó su antigua posición, pero en esta ocasión puso ambos codos sobre la superficie y acunó sus mejillas con sus palmas, mirándome expectante.

- A ver... - Estuve meditándolo unos minutos.

- ¿Y bien? - Comenzó a insistir con impaciencia una vez notó que me tardaba en responder.

- ¿Epiphany?

- ¿Epiphany?

- El nombre digo, Epiphany.

- Epiphany...

- Epiphany...

- ¿Por qué decimos tanto Epiphany?

- No lo sé - Comenzamos a reír, a causa de lo idiota de nuestra interacción. Era increíble como, si estaba con Jin, podía disfrutar haciendo cosas tan extrañas.

- ¿Qué significa?

- Pues epifanía. - Él rodó los ojos.

- Eso ya lo sé sabelotodo, lo que no sé es que significa la palabra como tal. - Una vez comprendí formé una "o" con mis labios, e inmediatamente me dispuse a aclarar su duda.

- Significa manifestación.

- ¿Manifestación? ¿Como de rebelión?

-No, no, no - Comencé a negar con mi cabeza -  Manifestación de aparición.

- Ahhhh. ¿Y qué tiene que ver eso con la cocina? - Inclinó la cabeza ligeramente, mirándome como si fuera un niño pequeño que quiere saber.

- Pues no lo sé, igual si alguien te pregunta, puedes hacerte el intelectual y decir que los platos son tan buenos que cuando la gente los prueba sienten como si una epifanía sobre- Estaba explicando con total pasión, haciendo gestos locos con las manos, como si fuese una bruja de esas que salen en las películas de Disney reslizando pociones y mejunjes raros, sin embargo, toda mi inspiración se detuvo abruptamente al ver que Jin me observaba alzando una ceja - ¿Qué?

- Nada, nada, sigue - Respondió burlón, apartando una mano de su moflete y haciendo un gesto con la misma, alentándome a continuar.

- ¿Qué pasa? - me crucé de brazos, frunciendo el ceño y asumiendo una actitud infantil.

- Nada, solo que te montas cada película rara Namjoon...

- Bueno, tú eres el que me ha pedido ayuda - chillé totalmente a la defensiva.

- Y te lo agradezco-  Sonrió torcido y se recostó sobre el espaldar del asiento, flexionando sus brazos y situando sus muñecas detrás de su cabeza - Epiphany... - pronunció la palabra (por milésima vez en lo que llevábamos de conversación), mirando hacia el techo, como si estuviera evaluando el nombre, y tras un rato en ese proceso, volvió a bajar la vista y se enfocó en mí - Me gusta - Nuevamente sonrió, lo que esta vez jodidamente grande, y como ya sabéis, todo lo que hacía Jin me volvía idiota, así que yo correspondí a su gesto.

¿Cómo podía ser tan malditamente hermoso?

Joder, ya sé que os lo he dicho un millón de veces, pero es que hasta el sol de hoy, me sigue pareciendo la criatura más bella del jodido planeta. No podía aburrirme de él, de su cara, de su cuerpo, de sus expresiones, de las ideas que rondaban por su preciosa cabecita.

Definitivamente fui un tipo afortunado cuando estuve a su lado.

- De todos modos, aunque no tenga nada que ver suena bien. - Le dije y me encogí de hombros.

- Ajá, tiene estilo. Es innovador.

- Lo sé, se me ha ocurrido a mí - Hablé con autosuficiencia, guiñándole un ojo y él me lanzó en broma una servilleta de papel que había sobre la mesa.

- Engreído.

- ¿Qué se le va a hacer? El talento es el talento - Mantuve mi actitud de falsa altanería.

- Nah, pero de verdad, me gusta mucho, suena genial... Gracias.

- Vas a tener que darme un por ciento de lo que ganes, por los derechos de autor digo - Añadí juguetón, intentando ignorar el ritmo acelerado que adquirió mi corazón cuando escuché esas palabras salir de su boca.

- Eres un idiota - Comenzó a negar suavemente con la cabeza, entrecerrando los ojos, sin embargo, no pudo evitar alzar ligeramente sus comisuras, le era imposible no reír.

En ese momento, un camarero se acercó con nuestro pedidos, y tras posicionarlos sobre la superficie, y alejarse con una pequeña reverencia, le echamos inmediatamente el diente a los aperitivos.

- Uhmmmm- Jin hizo un ruidito de satisfacción al probar la comida, como era costumbre. Podía estarse comiendo un trozo de lechuga que para él todo iba a saber delicioso. Mi princesa siempre tenía hambre y por ello todo lo que se pudiera comer lo consideraba perfecto. Aunque en el ámbito laboral era completamente distinto, si bien no era tan quisquilloso con los platos que él mismo fuera a consumir, exigía siempre lo mejor para el cliente. - Esto está riquísimo - Respondió al terminar de tragar el primer bocado, pero no tardó en propiciarle un segundo mordisco a la hamburguesa que llevaba entre sus manos, la que casualmente, era del mismo tipo que la que le regalé por primera vez...

Era su favorita.

Yo simplemente apreciaba cómo disfrutaba, probablemente comer fuera una de las cosas que más le gustaban en el universo, lo gozaba tanto que verle haciéndolo era incluso agradable.

Y encima de eso, no había perdido la costumbre de llenarse los mofletes hasta parecer una ardilla, viéndose como la bolita de ternura más grande en todo el mundo mundial, por lo que, sin siquiera pensarlo, solté:

- Jin, de verdad que no pierdes la manía de llenarte la boca.

Y se atragantó.

Yo no lo decía con segundas intenciones, todo lo contrario, lo había expresado con la mayor inocencia del mundo, pero probablemente el pelimorado no lo hubiese interpretado así, teniendo en cuenta la larga trayectoria de comentarios sexuales, provenientes de mi persona en el pasado, relacionados a él comiendo.

Le acerqué el vaso con el zumo que había pedido, y me aproximé para comenzar a darle leves palmaditas en la espalda, consiguiendo que poco a poco se fuese recuperando.

- ¿Mejor? - Asintió, aún tosiendo escasamente y con la cara totalmente roja - Perdona.

- Descuida, solo me he atorado. - Se excusó, apartando la mirada, y retomando su labor alimenticia.

- Ya... - Volví a mi posición inicial, y comencé a rascar mi cabeza con cierta incomodidad, pero luego de llenarme de valor, terminé por explicar - Igual y no hace falta... Pero lo voy a aclarar por si acaso. No lo he dicho con doble sentido.

- Y-a lo se-é - Respondió con nerviosismo, haciendo todo lo que estuviese en sus manos para no tener que mirarme, y no podría juzgarle, puesto que todo era bastante embarazoso.

- Así que... - Aclaré mi garganta, haciendo tiempo y pensando qué tema sacar - ¿Cuántos locales nos faltan?

- Unisf cwatrri - Respondió masticando, posicionando una palma frente a sus labios para que no viera la comida procesada dentro de su boca.

- Jin, traga antes de hablar- Le regañé.

Cualquier otra persona se vería desagradable haciendo eso, sin embargo, la princesa tenía algo que le hacía verse adorable incluso siendo guarro...

Era eso, o que yo era un idiota que estaba babeando por él y por tanto no le encontraba defectos a nada...

Seguramente fuera la segunda opción.

- Unos cuatro, he dicho - Aclaró una vez cumplió con mi petición.

- Genial. Por cierto, ahora cuando salgamos necesito pasar por una gasolinera.

- Oh, claro. Yo pago.

- No seas idiota anda. - Evidentemente no iba a dejarle poner un centavo ni por asomo, el auto era mío, yo me hacía cargo de sus gastos.

- De verdad, insisto. Es lo mínimo que puedo hacer.

- Ya te he dicho que no.

- Y yo te he dicho que sí.

- Que no.

- Que sí.

- Que no.

- Que sí.

- Que no.

- ¡Bueno, basta ya! - Frenó nuestra discusión tan básica como la que podrían tener dos alumnos de preescolar, y suspiró dramáticamente, probablemente rindiéndose y aceptando su derrota. Yo sonreí con autosuficiencia, y seguidamente le di una probada a mi hamburguesa, a la cual tenía totalmente abandonada por estar prestándole atención a cierto muchacho con aires de diva - Entonces yo pago la comida.

- ¿Eh?- Me quedé desconcertado ante su repentina afirmación. Pensé que ya daríamos el tema por cerrado, pero fue un error mío creerlo, pues el pelimorado podía llegar a ser muy obstinado si se lo proponía.

- Pues eso, tu pagas la gasolina, y yo esto- Señaló a los productos alimenticios que ocupaban la mesa.

- Pues me niego. - Le observé con cara de póquer.

- Pues me da igual. - Se encogió de hombros, con expresión idéntica a la mía.

- ¿Vamos a empezar otra vez? - Alcé una ceja, refiriéndome al hecho de que si íbamos a volver a pelear como infantes.

- Pues no, porque tú serás un niño bueno y te quedarás calladito.

- Per-

- Shhhhh - Siseó impidiéndome pronunciar palabra, y en consecuencia provocando que mis labios formaran un mohín. - Buen chico.

Seguimos hablando y comiendo por un rato más, haciéndome recordar esos hermosos momentos en los que compartíamos juntos, justo como en ese instante, y causando que le añorara más si era posible.

Tan lindo, tan ingenioso, tan inteligente, tan... Tan... Tan él, que era simplemente perfecto.

Holaaaaaaaaaaaaaaaa

Antes que nada, perdonad si este capítulo es muy raro, no sé que me fumé antes de escribirlo 😂😂😂😂



Es coña eh, yo no fumo 😂😂😂


Bueno, espero que os haya gustado a pesar de todo, finalmente fui al oculista y me han dicho que para el miércoles de la semana que viene tendré mis lupos, así que mientras tanto os entrego este capitulillo con todo mi amor... Bueno, capitulazo, porque me ha quedado jodidamente largo.

UNA PREGUNTA IMPORTANTE!!!!!!

Bueno no tanto, pero porfa, contestadmela para saber qué hacer.

¿¿¿A vosotros os gustaría leer lemon entre Jin y ChanYeol???

A mí realmente me da igual escribirlo o no, os pregunto porque entre Nam y Jin no habrá por un buen rato, así que quería saber si por lo menos queréis eso o preferís esperar...

Bueno eso es todo, cuidaos mucho, usad el cubrebocas o el nasobuco (no sé cómo lo digáis en vuestro país), y ya sabéis, mucha higiene y aislamiento que la situación está complicada.

Un besazo 😘😘😘😘





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