Capítulo 6- ¡Hobi tiene la sonrisa más bonita del mundo!


Jin's pov

Durante 15 minutos, estuvimos de camino a Winter Spices.

A decir verdad, el tiempo corrió francamente rápido, y toda esa tensión que parecía no querer abandonar nuestras interacciones en un inicio, se había esfumado completamente.

Conversar con él se sentía como lo más normal del mundo, y es que en su día lo fue.

Si tuviera que compararlo con algo, sería similar a cuando un cantante está por mucho tiempo sin pisar los escenarios, pero una vez vuelve, después de sentirse ligeramente extrañado, recupera esa sensación de como si no hubiese pasado tiempo.

Pero a pesar de todo, sí había pasado, así que constantemente me recordaba a mí mismo todo lo ocurrido y por lo que a pesar de la comodidad que sintiera, las cosas evidentemente no volverían a ser como antes.

En cuanto estuvimos frente al restaurante una sensación de total nostalgia invadió cada rincón de mi organismo.

Me bajé del auto y miré hacia todos lados, admirando la perfecta entrada principal, con sus ventanas de cristal que daban una encantadora vista del interior, el pequeño jardín y la decoración que combinaba los diferentes tonos claros que se acercaban al blanco, los distintos tipos de vidrio y más variedades de maderas que alguna vez hubiese visto.

Era simplemente sublime, sin duda encantador y atrayente.

Pero no pude enfocarme por mucho tiempo en esta maravillosa imagen, pues mis ojos se desviaron en contra de mi voluntad hacia el edificio que estaba justamente al lado, y el que tan bien yo conocía.

Una vez más esa punzada en el pecho.

Me quedé observando la construcción por unos instantes, y a pesar de que no lo hubiera notado, Namjoon hacía exactamente lo mismo que yo, como si ambos estuviésemos rememorando todo lo que habíamos vivido en ese lugar.

Habían preciosos recuerdos...

Había un último malditamente horrible.

Sacudí mi cabeza, disipando todo lo malo, y con motivación renovada, planté la sonrisa más grande posible, para comenzar a andar por el sendero que conducía a la puerta, con el moreno detrás mío.

Muy pocas veces había entrado por delante, por ello, aún no me atacaba esa emoción de familiaridad, pero esta llegó pronto, pues fue poner un pie dentro y un guapo chico, que solía llevar mullet pero cuyo cabello ahora era mucho más corto, se quedó mirándome con los ojos bien abiertos, con tanta impresión, que se le cayó una bandeja que llevaba en las manos, la cual por suerte estaba vacía, llamando así la atención de varios clientes.

-¿Jin?

- El mismo - Y pronto su expresión de sorpresa, pasó a ser una totalmente sonriente idéntica a la mía.

-¡Joder tío!- Se acercó a mí y nos dimos un abrazo, sin importarnos que él estuviera en pleno horario laboral y un montón de comensales nos miraran con curiosidad.

Jaebum y yo habíamos desarrollado una bonita relación. Obviamente no éramos los mejores amigos del mundo, pero al ser compañeros de trabajo y él novio de Youngjae, terminamos por hacer buenas migas.

-¿Cuándo has llegado?- preguntó al separarnos.

-Apenas el jueves.

-¿Los demás sabían que vendrías?

-Nop, es una sorpresa - Contesté aún sonriendo casi más grande que Hoseok.

- Vaya... Seguro que Youngjae se desmaya en cuanto te vea- Comenzamos a reír bajito por su comentario y así estuvimos unos segundos, hasta que él posó su vista en Namjoon, quien estaba a mi lado, solo un paso por detrás.- ¿Vosotros dos habéis...?- preguntó con cierta duda, pasando un dedo de mí hacia el peligris repetidas veces.

No terminó de formular la frase, pero era evidente qué quería decir. Seguramente había malinterpretado el hecho de que los dos hubiésemos llegado juntos, por lo que inmediatamente me apresuré a negar con la cabeza, alzando las manos y mostrando las palmas.

-Oh, no, no, no, solo nos hemos encontrado y él me ha hecho el favor de traerme hasta aquí...- Mi tono de voz comenzó siento alto, pero fue degradando poco a poco hasta convertirse en un susurro, dando paso a un silencio incómodo.

Me parece que este se estaba haciendo muy común.

-Uhm- Jae carraspeó- Lo siento, pensé... Bueno ya sabes...- comentó apenado y yo hice un gesto para que no le diera importancia- ¿Entramos?

Asentí, retomando mi actitud risueña y le seguí hasta las puertas que daban a cocinas.

-¡MIRAD QUIEN ESTÁ AQUÍ JODER!- Gritó el pelinegro a todo pulmón, como era costumbre, la cual al parecer perduró todos estos años, y dicho esto avancé situándome delante de él.

Todo estaba malditamente igual, los hornos y fogones seguían en la misma posición, todos llevaban la clásica chaquetilla blanca con el nombre del restaurante bordado en letras doradas en una esquina, y a excepción de un par de caras, el resto del personal era el mismo que hacía cinco años.

Detuvieron lo que estaban haciendo con una sincronización escalofriante y se quedaron viéndome fijamente.

-¿Sor...presa?- pregunté algo cohibido, desconcertado por su comportamiento, pero de repente, como si estuviesen siendo controlados por una fuerza superior, todos (menos tres chicos desconocidos que miraban con total incertidumbre) salieron de sus posiciones y vinieron en mi dirección, lanzándose encima de mí.

Y yo estaba emanando felicidad por todos y cada uno de mis malditos poros, porque como tantas veces había dicho antes, el personal de este lugar era mi segunda familia.

- ¡Jin! ¿¡¿Cómo no me habías dicho que vendrías?!? ¡¡Casi me da un ataque al corazón por tu culpa!! - Reclamó Youngjae, con indignación mezclada con alegría, posando sus manos en mis hombros y sacudiéndome apresuradamente.

Le había echado mucho de menos, extrañaba nuestras conversaciones en los descansos, sus consejos, sus historias dramáticas y sus constantes solicitudes de ayuda con respecto a su vida amorosa con el camarero.

Le abracé nuevamente, era un buen amigo al que llevaba mucho tiempo sin ver.

¿Cuándo has llegado?

¿Cómo te ha ido en Francia?

¿Vas a quedarte?

¿Cómo has estado?

¡Qué pelazo por Dios!

Eran algunas de las cosas que me soltaban y yo simplemente reía bajito a la par que las contestaba y escuchaba las próximas.

Me resultaba sumamente gracioso como todos parecían haber olvidado que había gente fuera esperando por probar su comida.

Estuvimos en ese caos por unos minutos, hasta que una persona proveniente del pasillo que daba a la sala de descanso nos sacó de nuestra burbuja.

- ¿Qué está pasando aquí? - Y esa voz angelical yo la recocía jodidamente bien, pues pertenecía nada más y nada menos que a la criatura más adorable, tierna, encantadora y todo lo que queráis del mundo.

Tae Il, quien aparentemente acababa de salir de su descanso, estaba frunciendo el ceño debido a la incomprensión de la situación, pero en cuanto se dio cuenta de que se trataba de mi visita, su mandíbula se abrió tanto que pensé que llegaría al suelo, y se acomodó las gafas, asegurándose de que veía bien.

Y justo como la primera vez que le vi, me dieron ganas de pellizcarle los mofletes.

Seguía igual de pequeñito, sus lentes le hacían lucir malditamente tierno, pero a diferencia de antes llevaba el cabello negro y algunos tatuajes más adornaban su piel.

-Jin... Pero... ¿Cómo...? ¿Cuándo? - decía frases inconexas con nerviosismo, aún asimilando lo ocurrido, y de pronto vino hacia donde yo estaba estirando sus bracitos como un niño pequeño en busca de un abrazo de su mamá. Evidentemente le correspondí y le estreché fuertemente.

Sin duda era la persona que más había extrañado de todas en ese lugar.

Nunca había conocido a alguien tan bueno, capaz de escuchar, dirigir y tratar bien a los demás trabajadores, y encima su comida era la más sabrosa que hubiese probado en mi vida, ninguno de esos cocineros de pacotilla que salían por la tele como si fuesen lo más grande del universo le llegaban a los talones, y yo podía afirmarlo con rotundidad pues durante todo este tiempo había conocido y probado platillos de los mismos.

En cuanto nos soltamos posicionó sus manos en mis mejillas, asumiendo una actitud totalmente maternal.

-¿Y cómo has estado, cariño? ¿Te han tratado mal por allá? ¿Te resultó muy complicado aprender el idioma? ¿Te has enfermado? - Preguntó a una velocidad inquietante mirándome por todos lados como si estuviera buscando algún rasguño, terminando enfocándose en mis ojos nuevamente, poniendo cara de cachorrito, como si estuviera al borde del llanto para posteriormente agregar:- ¡¡Mi bebé ya está grande!! - Y como bien predije... Estalló en lágrimas.

- ¡Hyung!   


El resto de los trabajadores continuó con sus tareas a regañadientes, y yo fui con mi hyung a la sala de descanso para lograr que se calmara, seguido por Namjoon, quien a pesar de que no me hubiese dado cuenta en un inicio, no se había despegado de mí.

No obstante, una vez lo noté me pareció extraño, porque...

Se suponía que solo me acompañaría y después se iría a su casa.

Sin embargo, no era como si su presencia me molestara, así que dejando de lado esos pensamientos, volví a enfocarme en el ser pequeñito que aún tenía ligeros espasmos por haber llorado y limpiaba sus mejillas con una servilleta.

-Hyung, eres todo un sentimental...- comenté con ternura.

- ¿Qué querías que hiciera? Ni siquiera me dijiste que vendrías... ¡Soy tu Hyung! ¡Debiste contármelo! - Saltó sobre su asiento a modo de berrinche, espachurrándome el corazón por decimotercera vez en lo que llevábamos de hora.

- Lo siento, quería que fuera sorpresa.

- ¿Te volverás a marchar?- Comencé a negar con la cabeza.

- He venido para quedarme.

- ¿De verdad? ¡Genial! ¡Entonces puedes ir a mi bo- No pudo acabar la frase, porque la puerta trasera se abrió estrepitosamente dejando entrar a un chico alto y castaño, que antes solía ser rubio, portando una enorme sonrisa.

- Cariñ-

Y en cuanto le vi, recordé lo hablado con el moreno en el teatro, por lo que me puse en pie con total enfado, y acto seguido me acerqué a él, sin siquiera saludarle e impidiendo que terminara de hablar, propinándole un pequeño golpe en la cabeza, seguido de otro, y otro, y otro...

- ¡MALNACIDO!

- ¡Eh! ¡Para! ¡Que duele!

- !No me importa! ¡¿Se puede saber por qué mierda no me dijiste que te ibas a casar?!

- ¿Eh? - Se quedó desconcertado unos segundos, probablemente sorprendido de que yo lo hubiese descubierto, pero inmediatamente reaccionó y comenzó a excusarse - ¡Porque quería darte una sorpresa!

- Un momento... ¿Tú sabías que vendría?- Intervino Tae, quien tras recibir un asentimiento por parte de Jiho, se levantó e imitó mi acción, comenzando a darle pequeños golpecitos al idiota.

Namjoon estaba en una esquina de la sala, doblándose de la risa, mientras nosotros continuábamos con nuestra paliza junto a una serie de reclamos.

-¡PARAD YA LOS DOS!- Nos sostuvo de las muñecas, deteniéndonos abruptamente y comenzando a recuperar aire - Joder, sí que sois unas fieras.

- ¿Fieras? ¿Cómo no me dijiste que Jin estaría aquí?- preguntó el bajito posicionando una mano en su pecho, como si estuviese dolido.

- ¡Quería darte una sorpresa, cariño! ¡Además, él mismo me pidió que no se lo dijera a nadie!- Exclamó con cara lastimera, intentando ablandar a Tae Il.

Nunca me había detenido a mirarles, pero ambos hacían una pareja malditamente divertida. Se veían muy bien juntos, y en lo que les observaba discutir, noté que incluso llevaban tatuajes a juego en sus respectivas manos derechas.

Un dúo realmente bonito.

- ¿¡Sabes que casi me da un infarto!? ¡Jiho, yo ya estoy mayor!

- ¡Pero si solo tienes 33!

- ¡Me da igual, no estoy preparado para emociones fuertes!

Y de repente, me acordé de mí y Namjoon, de aquellos días de paz donde solíamos pelear por tonterías, y terminábamos riendo por ellas.

"Jin, déjalo"

Desde que había llegado, no tenía idea de cuántas veces me habría repetido esa frase, pero al paso que íbamos, no tenía duda de que seguiría haciéndolo.

- Bueno ya, perdón ángel, de verdad, solo creí que te pondrías más feliz así. - Hizo un puchero y se acercó a su novio tocando repetidamente sus labios - ¿No me vas a dar ni un besito?- y este, tras descruzar sus brazos, dejando de lado su pose de enfado y sonriendo como tonto, le dejó un pequeño pico. El castaño también sonrió, sin embargo esto no duró mucho, pues con una mueca de molestia, se volteó en mi dirección.- Y tú- dijo señalándome acusatoriamente con el dedo y entrecerrando los ojos- ¿Qué clase de saludo es ese? ¿¡¿Llevas cinco años sin verme y lo primero que haces es golpearme?!? ¿¡¿Te parece eso normal?!?

- ¡¡¡Es tu culpa por no haberme dicho antes!!!- contesté saltando sobre mi lugar a modo de berrinche, asumiendo una actitud totalmente infantil.

- ¿Y quién mierda te lo ha dicho?

- ¡Pues Namjoon!- Y de repente, todos nos enfocamos en el nombrado, quien no había dado más aporte a la conversación que sus risas de fondo.

-¿Eh?- preguntó al notar que todos le observábamos.

- Maldito chivato - Gruñó Jiho, lanzándole una mirada asesina.

- ¡Ese no es el tema! ¡El tema es que no querías contarme!

- ¡Claro que iba a contártelo idiota! Solo que quería que llegases para decirte "¿Jin quieres ser mi padrino?" y que tu contestaras "¡Oh Dios mío Jiho! ¡Sí quiero!"- Expresó con voz chillona, para después rodar los ojos - ¡Pero ni siquiera me has dejado hablar!- acusó, y siguió quejándose con total frustración, pero yo no le escuché, pues me quedé analizando las palabras que instantes antes habían salido de sus labios.

Padrino.

Quería que fuese su padrino.

Inmediatamente mis comisuras se alzaron, dando paso a una sonrisa enorme y me lancé encima de él, ofreciéndole el abrazo que debí haberle dado en cuanto le vi.

-¡Oh Dios mío Jiho! ¡Sí quiero!

- ¿Ves? Ya sabía yo que justo eso ibas a decir- Comentó dejando de lado su enfado, y correspondiendo a mi agarre, apretándome incluso más fuerte que yo a él.- Te has puesto más bueno.

- Gilipollas. - Dije en respuesta a su pervertido cometario, haciendo que riera.

- De verdad que te he echado mucho de menos, tío.

- Y yo a ti.

Cualquiera podría haber pensado que parecíamos una pareja, pero nada más lejos de la realidad, yo quería a Jiho como un gran amigo, el puto mejor de todos, y evidentemente, el sentimiento era correspondido.

- Como le hagas algo a mi hyung te castro - Amenacé una vez nos separamos, para acto seguido darle una patada suave en la pierna, o bueno eso creí yo, porque al parecer fui algo brusco ya que inmediatamente se dobló sujetándose la zona herida y saltando sobre un pie, con una mueca de dolor.

- Joder Jin, eres un bruto.

Y dicho esto, el tatuado y yo nos sumamos al peligris, descojonándonos por lo absurda y divertida que era la situación.

Definitivamente era bueno estar de vuelta.


Holaaaa

No sé cuantas veces habré escrito "sorpresa" y "abrazo" en este capítulo, pero me apetecía poner el retorno a Winter Spices, pues este lugar ha sido muy importante en la historia, de hecho, el 50% de la primera temporada se desarrolló ahí.

Espero que os haya gustado, en un ratito subo el otro. Un besazo😘😘😘

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top