Capítulo 33- ¡Aww! Tan lindos juntos... Y asquerosos

Dedicado a LeslieTrejoPerez Rubyesme15 kim_galindo

Advertencias:

🌸Capítulo largo, no más que el anterior, pero sí enorme.

🌸Exceso de cursilería.

🌸Sobreexplotación de los términos "princesa", " simio", "idiota", " imbécil" y sus derivados.

🌸No sé cuántas veces habré repetido las palabras "beso", " labios", "boca", " risas", "carcajadas",  sin embargo, gente, no me sé sinónimos de esos vocablos :(

🌸Capítulo altamente pendejo, en serio, creo que lo escribí fumada. Pero es que Nam+Jin=Idioteces por segundo.

🌸Capítulo lleno de babas, no digo empalagoso (que también), sino de babas literalmente, o sea, saliva, y no por los besos precisamente... Perturbador, lo sé XD

🌸¡No hay lemon! O sea, se intuye que pasan cositas mas no está descrito explícitamente.

🌸El 90% del texto son diálogos, puede que incoherentes.

Si después de saber todo eso estás dispuesto a leer, espero que te guste... Y que no te duelan los ojos por todas mis babosadas :')


Nam's pov

Las cosquillas que algo suavecito producía en mi nariz, fueron la causa de que despertara.

Lentamente comencé a abrir los ojos, cerrándolos casi de inmediato debido al único y desagradable rayo de sol que se infiltraba a través de una pequeña grieta en las cortinas. Cuando ya hube superado el malestar que me daba esa iluminación en la vista, lo primero que divisé fue una mata de pelos púrpura en la que yo tenía sumergida gran parte de la cara.

Y automáticamente sonreí.

Fue entonces cuando un sinnúmero de recuerdos del día anterior se reprodujeron en mi mente como una película a doble velocidad y no pude evitar sentir un extraño revoltijo en el estómago que me provocaba querer gritar y saltar de la emoción.

Pero no lo hice, porque no quería despertar a Jin.

Suavemente, después de tomar una respiración profunda para inhalar el delicioso olor de su cabello, me fui separando, de tal forma que pudiera verle completamente.

Estábamos desnudos, y él tenía la cabeza apoyada en esa zona donde se unían mi brazo y hombro, uno de sus antebrazos rodeaba mi abdomen, sus piernas se encontraban enredadas con las mías y su mejilla yacía recostada contra mi pecho, haciendo que esta se abultara más de lo normal. Para rematar, su boca estaba abierta como si fuera un pez y de ella escapaba un grueso hilo de saliva que había terminado por acumularse en esa parte de mis pectorales.

¿Por qué esa imagen me resultaba tan tierna?

Ni puta idea, pero en ese entonces llegué a pensar que era lo más hermoso que había visto en mi vida, y por eso estiré la extremidad libre para alcanzar mi teléfono en la mesita de noche y posteriormente tomar una fotografía que quedaría como recuerdo de tan cautivador estado.

Nuevo fondo de pantalla adquirido.

Después de los sucesos de gran envergadura que tuvieron lugar hacía menos de 24 horas, la princesa y yo no habíamos parado ni siquiera para comer.

O sea, un solo encuentro sexual en un sofá no era suficiente para saciar las ganas que nos teníamos, y por eso, pasamos el resto de la tarde y gran parte de la noche haciendo el amor como locos.

Lo más impactante, o quizás obvio, de todo, era que mi necesidad de él no había disminuido ni un poco a pesar del tiempo, y aparentemente el pelimorado se encontraba en iguales condiciones.

Por supuesto, tuvimos nuestras respectivas pausas para hablar de algún que otro tema y decirnos cositas cursis, más esto último que lo anterior. En serio, si alguien nos hubiese escuchado, hubiese necesitado una cuantiosa dosis de insulina.

Bueno, eso si no teníamos en cuenta los comentarios desagradables como "simio" o "idiota", sin embargo, a mí me resultaban encantadores, principalmente porque salían de sus labios.

También Jin me contó que había sido su padre quien le reveló la historia. A raíz de eso me explicó bien el asunto de la grúa, y yo, después de reírme todo lo que me dio la gana, hablé con Woo Bin y me ofrecí a pagar la multa pues al fin y al cabo, la princesa dejó el carro botado por querer llegar pronto conmigo. Mas, por mucho que insistiera, no me dejaron, el mayor alegando que no necesitaba de "mi limosna". Ahora que Jin y yo habíamos solucionado nuestros problemas, parecía que el señor Kim volvería a su antiguo comportamiento donde fingía aborrecerme por haber llevado a su hijo al lado oscuro...

Que bien se sentía retomar las viejas tradiciones.

Volviendo al tema, tras nuestra extensa sesión de sexo, se suponía que estuviésemos agotados, y en parte sí me sentía un poco cansado, pero tanta era mi euforia que fui incapaz de dormir varias cifras horarias seguidas. Cuando me era posible conciliar el sueño, volvía a despertar, sonreía, me alteraba, y luego me dormía otra vez. Creo que eso me debió haber pasado alrededor de cuatro o cinco veces en la madrugada.

Es que todo parecía irreal. Aún no podía creer que mi princesa volvía a estar conmigo, y verle ahí descansando pacíficamente, sin inmutarse por nada, sin siquiera percatarse de que yo me estaba volviendo loco a su lado, solo lograba que mi regocijo se multiplicara por mil.

Porque era cierto: Jin estaba conmigo.

Luego de tomar la fotografía, dejé el móvil por alguna parte. Con la mano del brazo que él ocupaba, comencé a hacerle mimos en el pelo, mientras que con los dedos de la otra, me dediqué a trazar el contorno de una de sus cejas, pómulos y nariz.

Es que era tan lindo... Hasta babeándose lucía bien.

Usando la mayor delicadeza posible, me acerqué para dejar un besito en su frente, pero no pude contenerme y terminé dándole otro... Y otro... Y otro...

A lo mejor me pasé un poco.

Probablemente por ello, al cabo de un rato le vi apretando los ojos y estrujando los labios, dándome la señal de que su reposo estaba a punto de acabar. Poco a poco, y con el ceño fruncido, sus orbes fueron abriéndose, mas esa arruguita en su entrecejo desapareció en cuanto conectamos miradas, y en sustitución de aquella expresión de desconcierto, se formó en sus labios un somnolienta sonrisa.

- Buenos días - Susurré sin saber muy bien por qué, aún acariciando su cachete y cabello.

- Uhmm - Él no vocalizó palabra, simplemente hizo una especie de gruñido—totalmente adorable cabe destacar—y reforzó su medio abrazo sobre mí, apegándose más a mi cuerpo si era posible.

- ¿Has dormido bien?

- Umju - Con ese indescifrable sonido, me dio a entender que lo había hecho, y luego corroboró su afirmación contestando: - Mejor que nunca - Reí por lo bajo, y repetí las acciones anteriores, besándole en esa sección donde le caía el flequillo. Sí, sé que estaba siendo bastante pegajoso, sin embargo, era natural, o sea... ¡Llevaba un puto siglo sin tocar a mi chico! Si yo de por sí era súper empalagoso con él, ahora que tenía motivos era un chicle de canela personificado - ¿Y tú? ¿Tú has dormido bien?

- Medio sí, medio no.

- ¿Cómo?

- Realmente, realmente, no he pegado ojo en casi toda la noche. Pero lo poco que he podido lo he hecho muy a gusto.

- ¿No descansaste por mi culpa? ¿He roncado? ¿Me he movido mucho? ¿Te estaba apretando? ¿No te dejaba respirar? ¿Te-

- Shhhh, princesa, toma aire - Frené su horda de preguntas, riéndome un poco debido a toda su injustificada preocupación - Ni has roncado, ni movido mucho, ni nada de eso. Solo te has babeado encima de mí - Como si fuera un resorte se incorporó, quedando sentado y mirando con horror la pequeña laguna de babas.

- ¡Oh Dios mío! - La verdad que una de las cosas más graciosas del mundo era escucharle decir "¡Oh Dios mío!" o "¡Por Dios!" o cualquier expresión exagerada de las suyas. Ni falta hace aclarar que mis comisuras no habían descendido ni un solo milímetro - ¡Soy un asqueroso!

- Siempre babeas cuando duermes, princesa - La lengua me cosquilleaba de tanto pronunciar ese apelativo. Llevaba tanto tiempo diciéndolo para mis adentros que soltarlo en voz alta se sentía extraño, de una buena forma obviamente.

- ¿Lo hago? - Cuestionó poniendo una palma en su boca, completamente horrorizado - ¿Por qué nadie nunca me lo había dicho?

- Y yo qué sé.

- Lo siento, Nam. Espera, ahora mismo busco algo para limpiarte - Hizo el ademán de levantarse de la cama, pero yo le sostuve de la muñeca y le obligué a recostarse de nuevo.

- Oh, no, tú no vas a ninguna parte.

- ¡Pero estás todo sucio! - Agarré el extremo de la sábana que nos cubría, y me limpié con él.

- Ya no.

- Eres un cerdo.

- Cerdo eres tú, que me has babeado.

- Es verdad.

- ...

- ...

- ...

- ...

- No pensé que fuéramos a tener esta conversación apenas despertáramos, para qué mentir - Solté, y solo hizo falta eso para que los dos comenzáramos a carcajearnos. Y la situación no era no siquiera tan graciosa... Siempre idiotas nunca inidiotas - Vuelve aquí, anda - Extendí mi brazo de nuevo, y él, aún riéndose cual demente, se puso en la misma posición que instantes antes. Una vez se hubo recuperado, habló:

- ¿Entonces no pudiste dormir porque me estaba babeando encima de ti? - Previamente estaba abochornado por ese hecho, pero ahora parecía estarse divirtiendo a costa de ello.

- ¿Podríamos dejar de hablar de eso? Es raro - Él dejó escapar una nueva risa, y se acomodó de tal forma que podía verme adecuadamente a la cara - Y no, no fue por eso, princesa. Solo me sentía como si tuviera demasiada adrenalina para poder conciliar el sueño.

- ¿Adrenalina?

- Estaba feliz - Contesté simplemente.

- ¿Estabas? - Alzó una ceja.

- Estoy - Corregí, y como para dar fe de ello, intenté acercar mi boca a la suya. Y digo intenté, porque cuando no me quedaba nada para lograr unirlas... ¡Se apartó de mí! Bien, empezó a darme un ataque de pánico - ¿Por qué te quitas? - Seguro que diría que se arrepentía de todo, que no era lo mismo, que se había equivocado con respecto a sus sentimientos por mí pues el tiem-

- ¿Te suena a algo aliento mañanero? - Oh, que solo era eso...

"Joder Namjoon, se supone que el dramático de la relación es él. Además, está denudo, sonriente y pegado a ti, muy arrepentido que digamos no se ve"

Buen punto querida conciencia, buen punto.

- ¿Eres tonto? - Inquirí con disimulado alivio - Ayer lubricante, hoy aliento mañanero... ¿Dónde está mi Seokjin y qué has hecho con él? - Pregunté haciéndome el ofendido, mas estaba claro que era una broma.

- No le he hecho nada, y está donde mismo el Namjoon que no era llorón.

- ¿Otra vez con eso? ¿Hasta cuándo vas a seguir burlándote de mí? - Refunfuñé. Realmente no me molestaba, pero en más de una ocasión (durante esas pequeñas pausas de las que os había hablado antes) el muy desgraciado había sacado a relucir el temita con sorna - Te recuerdo que el primero que llegó llorando fuiste tú.

- Ya, pero yo fui el engañado, estaba justificado - Afirmó con ese tonito autosuficiente que le hacía parecer toda una diva.

- Yi piri yi fi il inguiñidi, isti- Iba a seguir comportándome como un niño malcriado de cinco años, sin embargo, me vi interrumpido por su propia voz, que se superpuso a la mía.

- ¡Yo, lo siento es que... - Comenzó a imitar mis palabras del día anterior, fingiendo estar llorando desconsoladamente. Siempre de exagerado - es que yo de verdad que pensé que no iba a tenerte así nunca más! - Y para rematar su pésima interpretación, dio inicio a una serie extremadamente sobreactuada de sollozos falsos - ¡Oh, Dios, Jin, no puedo vivir sin ti!

- ¡Eso no lo dije! - Exclamé exigiendo justicia. Por lo menos tenía que aminorar un poquito la vergüenza, gente.

- Pero lo pensaste - Acusó señalándome con un dedo, dejando de lado todo su culebrón.

- Pero no lo dije - Repetí, sin negar su afirmación porque... ¿Pa' qué decir que no, si sí?

- Pero lo pensaste.

- Pero no lo dije.

- Pero lo pensaste.

- Pero no lo dije.

- Pero lo pen-

- ¿Vamos a estar así toda la mañana o me vas a dar el beso de una vez?

- Bueno, luego no te quejes de que tengo sabor a rata muerta - Rodé los ojos, volviendo a sonreír y sosteniendo su moflete, para esta vez sí dar inicio a lo que llevaba un rato buscando.

¿Aliento mañanero? Por favor, con Jin yo no sabía qué era eso.

Besarle era increíble, como ya he dicho taaaaantaaaaassss veces, así que me daba igual que estuviéramos recién levantados porque para mí seguía sabiendo igual de espectacular que siempre.

Por eso, para que no se hiciera más el de rechazarme los besos, mordí, succioné, lamí, hice todo cuanto me dio la gana. Lo que pretendía ser un simple piquito de "buenos días" se convirtió en un "aguántate que te trago".

Tras un rato así, me aparté, viendo como aumentaba el ascenso y descenso de su caja torácica y tomaba una gran bocanada de aire.

- Namjoon, pudiste haber sido un poco más suave. Me acabo de levantar, joder. Estoy medio dormido aún.

- Eso te pasa por ser una princesa refinada. Si no me hubieras rechazado antes, te hubiese dado solo un pico.

- Uff, entonces menos mal que lo hice.

- ¿Quieres otro?

- La duda ofende - Y sonriendo como tonto, me lancé a atacar sus labios por segunda vez.

Y quien dice segunda, dice que estuvimos una considerable suma de minutos en eso, no solo morreándonos, sino también jugueteando y toqueteándonos un poco, sin llegar a actos subidos de tono.

En la habitación solo se oían choques sutiles de dientes, gemidos, gruñidos y sobre todo risas, de esas que no tienen sentido pero que te salen solas cuando estás con la persona que te gusta.

Había necesitado tanto eso... Sentir ese afecto, esa complicidad, esa confianza, esa comodidad al estar con alguien.

En resumen, había necesitado tanto a Jin.

- Princesa, te extrañé muchísimo - Comenté de buenas a primeras, deteniendo todo nuestro alboroto. Se quedó en silencio unos segundos, como asimilando el repentino cambio de ambiente, sin embargo, no tardó mucho en responder.

- ¿Cuántas veces vas a decírmelo, bobo?

- No lo sé, las que hagan falta - Él sonrió, y comenzó a moverse hasta tirarse encima de mí, quedando pecho contra pecho, aunque se encontraba ligeramente desplazado hacia abajo, de tal forma que pudo apoyar su barbilla unos cuantos centímetros antes del inicio de mi cuello. Inmediatamente desplacé mis palmas hasta su baja espalda y comencé a crear círculos invisibles con las yemas de mis pulgares.

- Yo también te extrañé muchisisisísimo - Expresó agitando un poco la cabeza, alargando la palabra y haciendo uno de esos pucheros involuntarios que le salían a menudo cuando hablaba.

- Dios, eres tan lindo...

- Oye, Nam - Llamó, con algo de timidez, usando un tono que denotaba que cambiaría de tema.

- ¿Sí?

- Tienes la cara hinchada.

- Normal, tú también.

- No, no me refiero a eso - Negó suavemente - Digo que la tienes inflamada por el golpe.

- ¿Golpe? - Me quedé pensativo un instante, rebuscando en mi memoria. Caí al cabo de unos segundos, ya que con todo lo que había pasado se me había olvidado el dichoso puñetazo - ¡Ahhhh! - Exclamé una vez recordé - Pues sí, si me lanzaste y todo. Princesa violenta - Susurré con falso rencor, entrecerrando los ojos.

- Lo siento.

- Tranquilo, es broma.

- ¿Te duele mucho? - Cuestionó levantando un antebrazo y acercando su mano a la zona agredida, para comenzar a tocar con cierto temor.

- Nah, no te preocupes - Le resté importancia, porque realmente casi ni lo sentía. No obstante, a él se le ocurrió la brillante idea de apretar - ¡Auch!

- ¿Ves? ¡Sí te duele!

- ¡Porque me lo has apretado, idiota! - Y de repente... ¡Se empezó a reír! O sea, hacía un segundo estaba preocupado y después se descojonaba sin motivo aparente - ¿Y ahora de qué te ríes? En serio princesa, me están preocupando tus cambios de humor. Creo que voy a tener que reservarte una cita con el psicólogo. Tranqui, no tendrás que ir solo, Taehyung también estará, ese lo necesita más que tú.

- No es eso, simio - Respondió - Es que... No sé cómo explicarlo, pero esto es extraño.

- ¿Qué cosa?

- Esto, tú y yo - Señaló con el índice derecho el espacio entre nosotros, prácticamente inexistente, como para enfatizar su punto - O sea, llevamos más de cinco años separados, Namjoon. Cinco años sin vernos, sin tocarnos. Cinco años en los que yo estuve creyendo lo que no era.

- Princesa, por favor, no di-

- Espera, déjame acabar. Pensé que habría algo de incomodidad entre nosotros, que me sentiría avergonzado o qué se yo. No sé bien qué me esperaba, pero definitivamente no que fuera así.

- ¿Y eso es malo?

- ¿Eres imbécil? Claro que no. Quiero decir, me siento súper a gusto ahora. Llevamos un siglo sin estar juntos y no siento que nuestra relación se haya enfriado. Es como si hubiese sido un corte comercial y ahora estuviésemos retomando el capítulo justamente por donde lo habíamos dejado antes.

- Fue un corte comercial un poco largo... ¿No? - Había cierto sabor amargo en mi garganta. Todo se habría resuelto, no obstante, los recuerdos dolorosos seguían ahí.

- Demasiado - Admitió, asintiendo - Pero ya se acabó. Y no vamos a tener que ver más la serie por la tele aguantando esas horribles pausas para vender artículos altamente inútiles. ¿Sabes por qué? ¡Porque ahora tenemos Netflix!

- Tú en la escuela eras de los mejores en clases de lengua, ¿verdad? - Inquirí burlón, haciendo referencia al recurso expresivo que había utilizado para mostrar la similitud entre nuestra vida amorosa y un programa televisivo.

- Cállate. Tú entendiste lo que quise decir.

- Entonces, si lo ves todo así... ¿Cuándo traes tus cosas para acá de nuevo?

- ¿No llevamos ni un día de haber vuelto y ya quieres que me venga a vivir contigo? - Su sonrisa se ensanchó, y una de sus cejas se fue arqueando lentamente.

- No me mires así, estoy hablando en serio - Aclaré, temiendo que se lo tomara a broma - Tú lo has dicho, a pesar del tiempo, prácticamente nada ha cambiado entre nosotros. Me sigo sintiendo igual de espectacular que antes, princesa. De verdad, y sé que va a seguir siendo así. La única diferencia es que vamos a querer estar más pegados que nunca para poder satisfacer todo el deseo acumulado.

- ¿No crees que estamos siendo algo precipitados? - Preguntó, ya tomándose el asunto con seriedad.

- No, no lo creo. Mira, a partir de ahora, estoy seguro de que vamos a dormir juntos a diario. Ya sea aquí o en tu casa.

- Sí, es lo más probable - Coincidió.

- También vamos a pasar cuanto tiempo libre tengamos juntos.

- Sí, tienes razón. Apuesto lo que sea a que vas a ir a acosarme al local y todo.

- Exacto, que bien me conoces - Guiñé un ojo y él rodó los suyos, con expresión divertida - Ya vas pillando lo que quiero decir. Entonces, esa rutina no va a durar uno o dos días. Cuando abras el restaurante voy a ir a llevarte y recogerte a diario, y tú querrás cocinarme cada vez que tengas un chance. Digo cocinar comida para mí, no cocinarme a mí mismo, pues eso sería canibalis-

- Continúa, idiota - Cortó mi innecesaria aclaración.

-  Bueno, también me llevarás a hacer la compra contigo, teniéndome cargando bolsas y bolsas de condimentos irreconocibles como si fuera tu esclavo.

- Y tú, como buen esposo no esposo, lo harás sin rechistar.

- Evidentemente.

- Vete preparando, los pequeños "demonios" anaranjados volverán a atacarte.

- Ya lo sé, no tienes idea de lo que lo llevo deseando.

- ¡Kim Namjoon queriendo comer zanahorias! ¡Pensé que no viviría para contarlo! - Chilló y en esta ocasión quien rodó los orbes con gracia fui yo.

- En fin, tú me obligarás a comer lo que sea que estés preparando y yo-

- Y tú, luego de eso querrás follar en alguna parte rara de la casa. Primero me negaré haciéndome el tímido pero posteriormente accederé con toda la disposición del planeta porque al fin y al cabo los dos somos igual de pervertidos - Siguió como si estuviese más claro que el agua.

- En efecto mi buen hombre, en efecto - Afirmé con orgullo - Al principio haremos viajes innecesarios de una casa a la otra, para buscar ropa o lo que sea que haga falta, pero cuando pasen unos meses, sí o sí terminaremos mudándonos. Así que... ¿No es mejor ahorrarnos esa molestia y comenzar con tan tentador plan de vida desde ya? - Parpadeé repetidas veces, intentando lucir adorable, y luego me quedé espectante por una respuesta. Sin embargo, pasaron los segundos y Jin aún no decía nada, por lo cual su decisión me quedó más que clara - Ok, entiendo.

- Nam, lo siento es que-

- Tranquilo princesa, no te preocupes. Sé que es pronto. Igual, a mí lo que me interesa es que estés conmigo, así que no importa la forma que sea - Realmente me hacía ilusión que volviera a mi departamento, no obstante, yo entendía que él no se sintiera preparado todavía. De todas formas, justo como le dije, sabía que tarde o temprano eso ocurriría, así que mientras estuviera a mi lado no me importaba esperar.

- No es que no quiera, en serio. Realmente sí quiero - Me miraba con cierta vergüenza, como si estuviera apenado por haberse negado.

- ¿Pero? - Mi voz salió paciente, no quería reclamarle nada porque no había motivos para ello.

- Pero ahora mismo solo quiero que estemos juntos pasándola bien. No creo que sea tiempo de estar planificando mudanzas ni nada de eso.

- Comprendo - Separé una extremidad de su espalda y la acerqué a su rostro para poner tras su oreja un mechón molesto que se deslizaba constantemente.

- Mucho menos ahora que estoy pendiente a una construcción. ¿Desorden por aquí y por allá de nuevo? No, por favor. Además, hace poco me he comprado mi propia casa, no llevo ni seis meses viviendo ahí. Me sienta mal deshabitarla tan pronto. Bastantes problemas le di a ChanYeol para conseguirla como para deshacerme de ella así de rápido y-

- Princesa, escúchame - Interrumpí - De verdad, ya entendí. Solo he sugerido eso porque realmente sería genial volver a vivir contigo, pero tú lo has dicho, de cualquier manera vamos a seguir viéndonos así que da igual. No quiero que sientas que te estoy presionando ni nada de eso. Perdón por haberlo comentado, tienes razón, es mejor que esperemos un poco - Jin mordió su labio inferior con algo de nerviosismo. Era evidente que a pesar de lo dicho seguía dándole vueltas al tema, así que yo, en busca de recuperar la comodidad que se había establecido entre nosotros, volví a intervenir - ¡Ya te he dicho que todo está bien! Cambia esa cara, parece que te acaban de dar una sentencia de muerte, tonto.

- ¿De verdad no te molesta? - Negué - ¿Ni un poquito?

- Que no. ¿Me ves enfadado?

- No, pero-

- ¿¡Me ves!?

- No, señor.

- Pues ya está.

- Te amo.

- Yo te amo más - Y retomando su anterior expresión de felicidad, se movió un poco hacia arriba, acercando su boca a la mía y dejando sobre esta un sonoro beso, de esos que hacen "plop". Cuando terminó, yo le sostuve de las caderas, evitando que se alejara, e hice una trompita con mis belfos, pidiéndole silenciosamente que repitiera el acto.

Por supuesto, lo hizo.

Varias veces.

- ¿Cómo es que no has dejado de ser tan cursi en todo este tiempo? - Preguntó con una risita - ¿Has sido así con todas tus parejas o solo conmigo?

- ¿Parejas?

- Sí, tus antiguos novios.

- No he tenido más novios, princesa.

- Sí, claro, y yo soy feo - Respondió sarcásticamente, asumiendo que era un chiste, mas cuando vio que yo mantenía la seriedad en mis facciones, dejó de lado la diversión - Tú... ¿Estás hablando en serio?

- Ajá.

- Pero... - Parpadeó un par de veces, como asimilándolo - O sea, ¿es eso posible? ¿Ni uno solo?

- No es tan raro.

- Oh, sí lo es - Afirmó sin duda alguna - Tienes casi 29, Nam.

- A ver, tampoco es que me hubiese metido a monje. No he tenido pareja fija en estos años, pero si he tenido sexo... No tanto como antes de conocerte, pero sí de vez en cuando. Además, ¿por qué te sorprende? Si cuando empezamos a salir por primera vez te dije que eras mi primer novio.

- Sí... Bueno, si me hubieses dicho esto hace dos meses no me sorprendería. Es decir, yo pensaba que lo de aquella vez en el ascensor, sobre que no querías nada serio con nadie era cierto. Sin embargo, ahora que lo sé todo, que descubrí que eres una masita - Soltó la última palabra en tono meloso, como para picarme, apretando la mejilla que no estaba herida, y yo hice una pequeña mueca - No sé, imaginé que hubiese habido alguien después de mí.

- No hubo, y en eso no te mentí del todo. No quería nada con nadie que no fueras tú. Te convertiste en mi primera pareja, y curiosamente también eres la segunda.

- Y más te vale que sea la última.

- ¿Ahora quién es el cursi? - Nuevamente, tras volver a su sonrisa boba, sus labios impactaron contra los míos. Mierda, eran tan blanditos. Lástima que en esta ocasión fue un roce fugaz. Cuando se separó, me quedé mirando le silenciosamente por unos segundos, segundos que fueron suficiente para hacer que una preocupación saliera a luz - Princesa.

- ¿Uhm?

- Tengo algo importante que preguntar - Tragué grueso, con cierta inquietud. Ahora que habíamos sacado a flote el asunto de las parejas, no pude evitar pensar en una persona. No, os miento, desde que la mencionó un rato antes ya estaba pensando en ella, sin embargo, no tuve oportunidad de decirlo, y francamente estaba algo preocupado.

- Dime.

- ¿Y ChanYeol?

- ¿ChanYeol?

- Sí, ¿qué sucede con él? - No habíamos hablado con respecto a esto, y el día anterior no quise decir nada ya que recién nos estábamos reconciliando. El pelimorado tampoco había comentado algo relacionado, no obstante, realmente él era un factor crucial, así que necesitaba saber qué posición mantenía y mantendría Jin respecto al hombre en un futuro.

- ¿Con ChanYeol? Nada, ¿qué va a suceder? - En ese momento sentí que podía inhalar profundo, mas casi se me corta la respiración al escuchar su próxima frase - Él por su lado y tú por el tuyo. Voy a seguir saliendo con los dos. Luego nos ponemos de acuerdo y decidimos qué días voy a pasar con cada uno. ¡Ah! Pero vais a tener que compartirme uno de ellos, que el 7 es un número impar. Tranquilo, seguro que podemos organizarnos sin pro-¡Pero no pongas esa cara simio! ¡Que es broma!

- ¡Si serás! ¡Con eso no se juega imbécil! ¡Casi se me sale el corazón del susto! - Y lo decía en serio, casi me da algo ahí mismo. Inmediatamente me toqué el pecho y tomé aire con máximo alivio, en lo que escuchaba el sonido que emergía cuando el "Seokjin limpiacristales" quedaba activado - ¡No me da ningún tipo de gracia!

- ¡Y yo que pensaba que tú eras el inteligente de esta relación! - Chilló en lo que se bajaba de encima de mí, y se acostaba a mi lado - Además, Namjoon, ayer te dije que yo hubiese dejado a ChanYeol si lo hubiese sabido todo desde el principio.

- ¿Entonces vas a cortar con él?

- Ya lo he hecho, tonto.

- ¿Eh? ¿Cuándo? ¿Ayer antes de venir? - Negó.

- Ya hace varios días. Un poco después de que llegáramos del viaje.

- ¿Fue por el beso? - Inquirí, sin entender muy bien por qué había roto con él antes de saber toda la verdad. Inmediatamente pude notar cierto matiz melancólico en su cara.

- En parte sí. Nunca estuve enamorado de él, y él lo sabía. No era justo que siguiéramos juntos cuando yo no podía corresponderle.

- Él está loco por ti - Murmuré. Me dolía decirlo, no obstante, sabía que era verdad. No tenía una sensación victoriosa con respecto a ChanYeol, todo lo contrario, en ese instante solo pensé: "Es un tipo increíble, merece encontrar a alguien que le adore".

- Ya lo sé, por eso me supo mal dejarlo. Pero hubiese sido peor para los dos si se alargaban las cosas. Yo simplemente no podía parar de pensar en ti y sentía que me estaba aprovechando de él.

- ¿Y cómo se lo tomó?

- Fue tan bonito conmigo, Namjoon. En serio, ni siquiera se enfadó. Lo aceptó y... - Se detuvo de repente, desviando la mirada hacia el frente.

- ¿Y?

- Y él lo sabía, Nam. Sabía que me gustabas tú, y me dijo que tú también me querías y que por eso debíamos aclararlo todo - Un nudo grueso se instauró en el centro de mi estómago. ¿Era ExInsulsoYeol un ángel o alguna mierda de esas?

- ¿Hizo eso? - Afirmó con la cabeza - Odio a ese tío.

- ¿Eh? - Mi repentina declaración le tomó totalmente desprevenido, y era lógico - ¿Qué? ¿Por qué? No te ha hecho nada, es más, incluso intentó ayudarnos.

- Por eso.

- ¿Guat? - Me observó como si tuviese un cadáver al lado.

- Que por eso lo odio.

- ¿Porque intentó que nos reconciliáramos?

- No, porque no puedo odiarlo.

- ¿Lo odias porque no puedes odiarlo?

- Exacto.

- Namjoon, ¿consumes drogas?

- Déjame, yo me entiendo - No iba a ponerme a explicarle, pues era una situación rara, y no tenía idea de cómo exponerlo bien con palabras. Lo único que tenía claro era que él era mil veces mejor que yo, y definitivamente no entendía la causa de que Jin me prefiriera a mí. Sin embargo, no iba a ser yo quien pusiera en duda sus gustos, no señor.

- Eres tan raro... - Expresó. Rápidamentedejó de lado ese tema, y dijo: - Espero que no la esté pasando muy mal...

- No pienses en eso, princesa. Hiciste lo que tenías que hacer. ¿Has oído ese dicho de "No hay mal que por bien no venga"? Pues eso, él la pasará mal al principio, es normal. Pero luego verás como aparece alguien que le quiera de verdad, que se enamore. A todos tarde o temprano nos llega el momento. Mírame a mí, haciéndome el de la vida loca, luego apareciste tú y me domesticaste - Y aquello fue suficiente para despejar todo tipo de pensamientos negativos de su sistema, ya que instantáneamente sus comisuras se alzaron de nuevo.

- Eres un simio idiota.

- Princesa, atiéndeme. Necesito saber otra cosa, y esto sí es mucho más importante - Mi tono se volvió serio, pues ahora sí que iba a soltarle una bomba. Desde que regresó de Francia esta duda me estuvo atacando constantemente y realmente me era imprescindible saber la respuesta para poder tener paz mental. Era algo primordial, fuera de serie, inminentemente importante.

- Dime.

- Realmente necesito que me contestes con máxima sinceridad, te lo pido por favor.

- Lo haré.

- De esto se verá el desarrollo que tome nuestra relación a partir de ahora.

- ¿Tan serio es?

- No tienes ni idea, cariño.

- Dios... Vale, te escucho.

- Jin, en dependencia de lo que digas puede que mi vida no vuelva a ser la misma.

- Habla de una vez Nam, me estás asustando - Su entrecejo se arrugó con preocupación y vi como su nuez descendía, demostrándome que había pasado saliva con pesadez.

- Princesa...

- ¿Sí?

- ¿Quién...?

- Quién...

- ¿Quién la...?

- Quién la...

- ¿Quién la tiene más grande, ChanYeol o yo?

- ...

- ...

- ...

- ...

- ...

- ¡NO PRINCESA, CON LA LAMPARITA DE NOCHE NO QUE ES NUEVA!


- Y por eso nunca más debo darte esos sustos de muerte.

- Exacto.

- Aunque fue solo una bromita de nada y tú fuiste el primero en hacer una, de peor gusto cabe destacar. No tenías que haber exage-¡Ah, ah! ¡Yua entwndi afi quw fuwktame!

Traducción: "Ya entendí, así que suéltame" ¿Razón? Que comenzó a tirar de mi moflete magullado. Al parecer mi chistesito (aunque realmente quería saber, y como ya dije, él comenzó) acerca del tamaño de mis genitales en comparación con los de su exnovio no le había sentado muy bien, y por ende, tras haber escuchado la pregunta, almohadazos tras otros empezaron a impactar sobre mi piel.

La situación era menos violenta de lo que parecía, porque mientras cometía su "masacre" con el mullido objeto, no paraba de carcajearse, sin embargo, realmente se había asustado y he aquí el resultado.

Yo seguía acostado y el pelimorado había terminado por quedarse sentado, de piernas cruzadas, tapando con la sábana su entrepierna. No entendía el motivo, pues al fin y al cabo llevaba viéndole sin una gota de ropa bastante rato, mas a veces le daban esos ataques de pudor.

- En serio, cada día me pregunto qué es lo que pasa por tu cerebro. Cualquiera que te hubiese escuchado hubiera pensado que ibas a decir algo sensato y no semejante gilipollez - Sacudió teatralmente su flequillo, y rodó los ojos con frustración, a la par que secaba una lagrimilla. Que irónico.

- ¿Gilipollez? No, no lo creo. ChanYeol es alto, guapo, inteligente, gracioso. En algo tengo que ganarle.

- ¡Pero si tú eres todo eso también!

- ¡Por eso! ¡Es un empate!

- ¿¡Quieres que vuelva a utilizar a Nancy!?

- ¿¡Quén es Nancy ahora!?

- ¡La almohada!

- ¡Y luego el loco soy yo! - En solo un par de horas había escuchado mi sonido favorito en el mundo lo suficiente como para suplir su ausencia durante el último lustro.

Sí, como debéis suponer, Jin se estaba riendo... Por milésima vez.

- Yo... Yo de verdad que intento molestarme - Hablaba entrecortado producto a su escándalo y se sujetaba el abdomen del dolor que le provocaba - Pero eres tan imbécil, que me resulta imposible.

- No soy imbécil, soy único e inigualable. Y por eso me quieres.

- Yo soy más único e inigualable que tú. ¿Acaso has visto a alguien con una cara como esta? - Situó bajo su quijada sus dedos índice y pulgar, haciendo una especie de signo de pistola con estos.

- Tampoco he visto a nadie que se vea lindo babeándose, o hablando con la boca llena además de ti. Así que sí, eres único e inigualable - Me levanté, quedando en una posición similar a la suya, no obstante, en vez de cruzar las piernas, las abrí y le atraje para situarle entre ellas en lo que le escuchaba quejarse.

- ¡Yo nunca hablo con la boca llena! Es solo que no me gusta dejarte con la incertidumbre y por eso intento responder rápido cua- No terminó con su justificación porque, en cuanto le tuve bien ubicado en el espacio que separaba mis muslos, le besé... Sí, de nuevo, más cursilerías y roces señoras y señores.

Al momento se derritió bajo el toque, dejándose llevar y situando sobre mis hombros sus antebrazos, cruzándolos tras mi cuello. Lo mismo hice yo, solo que alrededor de su cintura.

Quería sentirle más cerca, piel con piel, así que me deshice del inoportuno trozo de tela que lo cubría del ombligo para abajo, provocando que un gririto vergonzoso fuera amortiguado en el acto.

Sostuve su trasero, le insté a que descruzara las piernas, y al hacerlo finalmente logré toda la cercanía posible, porque las enredó a mi alrededor y nuestros miembros se pusieron en contacto.

A este punto, ya ambas lenguas se batían en un duelo sensual y tortuoso por ver quién de los dos tomaría el control.

Curiosamente, terminé cediéndole a él el dominio, así que simplemente me dejé hacer, limitándome a sentir sus explosivos movimientos.

Su húmedo órgano recorría cada rincón al alcance, mezclando parte de su esencia con la mía, y realmente me hubiese gustado seguir de esa forma para poder llegar a términos mayores, sin embargo, después de una última lamida a mi labio inferior, Jin se separó.

- Namjoon, espera.

- ¿Qué sucede? - Cuestioné algo aturdido, como si acabara de salir de un trance.

- Antes de que sigamos tenemos que hablar de algo. Es importante.

- ¿Qué? ¿Ahora eres tú el que va a hacer la gracia del "algo importante"? Si quieres finjo que me lo creo, pero tus intenciones son muy obvias, princesa.

- Dios mío, ¿qué habré hecho yo para merecer esto? - Habló consigo mismo, mirando momentáneamente techo, supuestamente dirigiéndose al todopoderoso - No es eso, Simiojoon. A diferencia de ti, yo sí tengo algo relevante que decirte - Su tono denotaba que no era coña, así que me comporté.

- Está bien. Soy todo oídos.

- A ver Nam... - Inhaló y luego exhaló, preparándose para comenzar - Yo te amo, eso ya lo sabes. Te adoro y me siento genial cuando estoy contigo.

- A mí también me pasa - Sonreí, mas hizo como si no me hubiera escuchado y continuó con su discurso.

- En esta sola mañana creo que me he divertido más que en los pasados años. En serio, casi escupo el pulmón de tanto reírme. Y yo... Yo quiero que sigamos teniendo momentos como estos.

- Eso dalo por hecho, cariño - Negó suavemente con la cabeza.

- No, no puedo hacerlo. Antes tenemos que dar por hecho otras cosas, Namjoon. Tengo condiciones.

- ¿Condiciones?

- Bueno, realmente es solo una. O a lo mejor dos, depende de la forma en que lo interpretes. El caso es que, es necesario que me prometas que vas a cumplir para que podamos seguir.

- ¿Si no cumplo me vas a dejar?

- Sé que me vas a decir que sí. No es difícil, tampoco te voy a pedir que aprendas a cocinar. Sé que sería imposible.

- Si fuera eso lo que quisieras, yo tomaría todos los cursos de cocina habidos y por haber en el mundo. No nos vamos a separar, no de nuevo - Solté con toda la seguridad posible, pues no pretendía por nada dejarle ir otra vez. Me eché hacia adelante un poco, y deposité un par de picos sobre una de sus clavículas, todavía sin soltarle - A ver, dime... ¿Cuál es esa condición?

- No más mentiras.

- ¿Cómo?

- Lo que has oído Nam, solo necesito que me prometas que no habrá más mentiras entre nosotros, y que cada vez que tengamos que tomar una decisión, lo hagamos juntos, como pareja. Sin pensar qué preferirá uno o qué será lo mejor para el otro. Los problemas que tengan que ver con ambos tienen que ser resueltos por los dos. Así tengas que decidir si comprar helado de menta con chocolate o pistacho para el postre, tienes que consultármelo, y por supuesto yo haré lo mismo.

- A ninguno de los dos nos gusta el helado de menta con chocolate... - Murmuré.

- Es un ejemplo, tú entendiste lo que quiero decir...

Me quedé unos segundos en silencio, analizando sus palabras.

Desde el día anterior no habíamos vuelto a sacar a luz lo de mi engaño, porque no queríamos afectar la atmósfera de felicidad, mas era obvio que tarde o temprano tendríamos que analizar el tema.

Él tenía razón, por un error mío, por falta de comunicación estuvimos mucho tiempo peleados sin razón.

Y tanto a la princesa como a mí nos desgarraría que eso volviera a pasar.

- Está bien, estoy de acuerdo contigo. Nada de mentiras - Su preciosa boquita se curvó hacia arriba, haciendo que unas arrugas encantadoras aparecieran al lado de sus ojos - Pero tú también tienes que cumplir. Nada de ser tan cabezota, ni de cerrarte a posibilidades, princesa.

- Sí, sí, ya te lo he dicho, yo también voy a hacer esto - Afirmó repetidas veces, provocando que su cerquillo se sacudiera de una forma muy graciosa.

- Nada de ocultarme propuestas - Puntualicé levantando un dedo.

- Nada de ocultarte propuestas.

- Y nada de "Solo tenía que ver conmigo".

- Nada de eso, a partir de ahora somos los dos.

- En todo.

- En todo, Nam. No más "era lo mejor para ti", ni "yo creí que...".

- Desde ahora somos un equipo.

- ¿Promesa?

- Promesa - Tras mi aceptación, levantó el meñique izquierdo, para dar por sentado nuestro juramento.

- ¿Por qué sigues haciendo eso? Parecemos niños pequeños.

- Shhhh - Siseó, sacudiendo el dedo, y yo, después de reírme, resignado a que él iba a seguir siendo así toda la vida (como a mí obviamente me encantaba), finalmente crucé mi dígito con el suyo - Te quiero simio - Y me abrazó, fuerte, apretado, provocando en mi estómago esas mariposas típicas de adolescente hormonal que me atacaban constantemente cuando él estaba conmigo. Claro está, correspondí al instante.

- Y yo a ti, princesa, y yo a ti... ¿Un polvo mañanero y después vamos a comer algo?

- Me parece perfecto... Por cierto, no tengo ropa, ni cepillo de dientes, ni nada aquí.

- Tranqui, por la ropa no te preocupes, algo de lo que tengo tiene que servirte. Y puedes usar mi cepillo de dientes.

- ¿Qué? No, ni lo pienses - Dijo horrorizado, rompiendo el abrazo y mirándome a los ojos - No voy a lavarme con tu cepillo.

- Ay por el amor de Dios, Seokjin. Peores cosas te has metido tú en la boca.

- ¡Pero nada tan personal como eso!

- ¿Ah no? ¿Quieres algo más personal que mi polla?

- ¡Cierra la boca simio degenerado!

Y así transcurrió el resto de la mañana.

Tuvimos discusiones absurdas, besos sin sentido, sonrojos adorables, sexo caliente y declaraciones de amor espontáneas.

En resumen, no pude haber pedido mejor inicio del día, y por suerte, me esperaban muchísimos más así.

Porque mi felicidad había vuelto, y definitivamente, nadie podría, ni siquiera yo mismo, volver a quitármela.


Holaaaaaaaa


¿Cómo estáis? Espero que bien y que también os haya gustado este cap.

Está bien raro, lo , pero bueno, a me gustó XD

Es que para la relación de ellos se resume a esas idioteces. Espero no haberos aburrido mucho o qué se yo...

Por cierto, en el cap anterior quería comentarlo pero se me olvidó XD.

¿Recordáis que yo estuve ausente un tiempo porque me estuve preparando para los exámenes para entrar a la uni?

Bueno, en mi país el sistema universitario es un poco diferente, básicamente porque la universidad es gratis. Para no haceros la historia muy larga, aquí las carreras se otorgan por un plan de plazas, o sea, vacantes. Para la carrera que yo quería solo habían disponibles 24 plazas para más de 6000 estudiantes, así que estaba difícil poder quedar, sobre todo porque cuando hay tan pocas disponibles, depende mucho de las notas y del promedio que tengas.

Yo de verdad que pensé que no alcanzaba ni por asosmo, pero después de estudiar como loca, a lo bestia, a lo salvaje, a lo inhumano, al final me la dieron T-T

Gente me puse súper feliz, en serio, en unos añitos seré diseñadora industrial como Dios manda.

Solo cuento esto para agradecer por todos los ánimos de la otra vez, en serio, muchisisisisisisismas gracias, no solo por eso, sino por seguir leyendo y esas cosas.

Os amitooo💖💖

De nuevo, espero que os haya gustado el cap, se me cuidan mucho y tomen awita.

Un besazo 😘😘😘😘

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