Capítulo 31- Ops...

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Dedicado a MitaKito TaeYuliKook Lonely_girl_n

5 años y unos meses atrás.

Nam's pov.

Habían pasado dos meses y cuatro días desde que Jin y yo habíamos roto.

Dos meses y cuatro días en los que no le había vuelto a ver.

Dos meses y cuatro días en los que me había ido marchitando poco a poco por dentro.

En definitiva, los dos meses y cuatro días peores de toda mi jodida vida, y por como estaban yendo las cosas, parecía que esa cifra seguiría aumentando como prueba de mi sufrimiento.

Después de que dijera el mayor número de mentiras que habían salido de mi boca a lo largo de mis casi 24 años, le vi marcharse del edificio hecho polvo, y una vez comprobé que estuviera a una distancia prudente, todas las lágrimas que no sabía cómo había retenido, salieron intentando aliviar el peso que sentía dentro de mí.

Pero fue en vano, porque le había perdido para siempre, tan sencillo como eso.

Los días siguientes los pasé así: mal, triste, deprimido, con todos los tipos de sensaciones negativas que os podáis imaginar, intentando convencerme constantemente de que lo había hecho por su bien, pero a la vez no paraba de pensar que tal vez pude haber actuado de otra forma que no fuese tan desgarradora.

Desgraciadamente, ya estaba hecho, y ni siquiera pude arrepentirme, porque cuando finalmente la presión fue demasiado fuerte y quise volverle a ver, ya había renunciado al trabajo, ya había recogido todo lo que tenía en mi casa-nuestra casa-mientras yo estaba en la escuela (a la cual había ido básicamente para no perder el curso por exceso de ausencias), y por último, y mucho más doloroso... Ya se había ido.

Exacto, no solo se cumplían dos meses y cuatro días desde que le había dejado, sino que además se cumplía una semana desde que abandonó definitivamente Corea.

Mi crisis fue tanta que tuve que pedirme algunos días de licencia por enfermedad en la universidad porque no quería ni siquiera ponerme de pie.

Mi cabeza solo era capaz de pensar que cuando finalmente había encontrado ese fantástico amor del que las personas hablaban, había tomado la estúpida decisión de dejarlo ir.

Todos estaban preocupados por mí. Yoongi y Hoseok iban a verme a diario e incluso llegaban a tener que obligarme a comer. En ese momento no lo pensé mucho, pero con el paso del tiempo, llegué a valorar en demasía el esfuerzo que ambos hicieron, porque no solo se encargaban de cuidarme, sino que lo hacían a escondidas de sus parejas, arriesgándose a tener problemas con estos, pues evidentemente los mismos no me podían ni ver sin querer partirme la cara.

Y no les juzgaba, ya que para ellos yo era la mayor escoria del mundo en ese entonces.

También hice preocupar mucho a papá, lo cual me sentaba enormemente mal, ya que después de que superáramos la muerte de mi madre, le había prometido que nunca en la vida iba a darle de nuevo motivos para que se comiera el coco.

Sin embargo, no pude cumplir con mi palabra. Pero él no me juzgó, todo lo contrario, se dedicó a darme ánimos y colaboró con mi proceso de auconvicción acerca de por qué no debía arrepentirme de nada.

Por eso, al séptimo día después de que mi princesa se marchara, decidí intentar recomponerme, debido a que mi dolor le estaba afectando a los demás y eso no podía permitirlo.

Claro está, no tenía el cuerpo para fiestas, pero por lo menos fui capaz de levantarme y fingir una leve sonrisa ante todos, asegurando que "estaba bien".

Cuando me vi en el espejo casi me da un patatús. Me encontraba todo desaliñado, ojeroso, incluso un pequeño rastrojo había aparecido en las zonas aledañas a mi barbilla.

En definitiva, daba asco. Ni en mis mayores resacas había tenido semejante pinta de indigente.

Suspiré con derrotismo, y salí de mi habitación hasta la cocina, donde me encontré un pequeño bol con algo de comida, que tenía adjunto dos pos-it, cada uno con una nota distinta.

"Namjoon, aliméntate bien, y ponte presentable porfis, que te pareces a Dobby de Harry Potter, solo que en alto y guapo :("

Rodé los ojos ligeramente sonriente. Era la letra de Hoseok.

"Namjoon, das grima. Báñate si no quieres que te meta un puñetazo. Ya me arde la nariz de soportar tu olor. Saludos Cordiales"

Bien, ni falta hace aclarar que era de Yoongi.

Sus mensajes parecerían groseros, desagradables, todo lo que queráis, pero fueron suficiente para mejorarme un poquitito.

Eran unos idiotas, pero eran los mejores amigos del mundo, y esa fue la forma que hallaron de animarme.

Minutos después de calentar los alimentos, ya estaba comiéndolos con total desgano sentado en el sofá. No tenía hambre, pero debía tragar si no quería enfermar.

Bastantes problemas estaba teniendo psicológicamente como para afectar también mi parte física.

Mi mente se encontraba tan ida, y comía tan mecánicamente, que el repentino sonido del timbre hizo que pegara un brinco sobre el asiento, y una vez espabilé, me puse de pie, dejé el plato en la mesita de café y avancé con decaimiento hasta la puerta.

Me imaginaba que fuese mi padre, o quizás alguien del restaurante. Era demasiado temprano como para que vinieran alguno de los dos tontos de la facultad, además, papá les había dejado su propia llave ya que ellos estaban saliendo y entrando más constantemente que nadie a mi departamento.

No obstante, la persona que aguardaba detrás de la puerta, no era ninguna de estas, y a decir verdad, solo me hizo falta hacer contacto visual con ella para sentir cómo sudor frío, expresión total de nerviosismo, se deslizaba por mi espalda.

Era Woo Bin, el papá de Jin.

Me quedé de piedra, helado, y con la mente a rebosar de dudas ya que no entendía el motivo de su presencia ahí.

A ver, como vosotros ya sabéis, nosotros no teníamos muy buena relación. Tampoco era tan mala, se basaba básicamente en que él me decía que me odiaba constantemente y yo me lo tomaba en broma, sin embargo, después de lo sucedido, sí tenía verdaderas razones para odiarme.

Ahora bien, si lo que quería era reprocharme, pelearse, golpearme, o lo que fuera, por lo que supuestamente le hice a Jin... ¿No tendría que haber venido mucho tiempo atrás?

Joder, demasiado sentido que digamos no hacía, quiero decir, su hijo no estaba ya en Corea.

Pero llegué a toda esa conclusión luego, porque justo en ese instante, solo pude sustituir mi impresión por miedo y prepararme para una bofetada o algo peor, al puro estilo de algún drama latino.

- ¿Puedo pasar? - Preguntó al ver que yo no decía nada. Ni siquiera saludé, pero entendedme, en ese momento apenas sabía dónde estaba parado. Su mirada era férrea, acusatoria, no obstante su tono más calmado no podía ser, y eso, lejos de tranquilizarme solo consiguió intimidarme aún más. Me faltaban nanosegundos para dejar de lado mi ateísmo y encomendarme a todas las vírgenes habidas y por haber.

Asentí como un robot, y me hice a un lado, dándole acceso al interior de la casa a la cual ingresó pocos segundos después. Escudriñó cada rincón con su aguda vista, y posteriormente volvió a enfocarse en mí.

- Siéntese por favor - Solté sumamente cohibido, apresurándome en recoger el olvidado recipiente con comida para mantener el orden por así decirlo. Él cumplió sin objeciones con mi petición - ¿Quiere un vaso de agua? ¿Zumo? ¿Café?

- Agua está bien, gracias - Seguía mirándome fijo, como si estuviera analizándome, y yo, tratando de eliminar rápidamente esa situación incómoda, fui como alma que lleva el diablo hasta la cocina, donde dejé lo anteriormente recogido, busqué el líquido, y tomé un par de respiraciones fuertes antes de dignarme a regresar a la sala.

- Esto se ve algo distinto a la última vez que vine - Comentó una vez hube salido de nuevo.

"Porque no está Jin" Pensé, pero en su lugar dije:

- He cambiado un poco el orden de las cosas - Le entregué el envase y me senté en un mueble individual que estaba al lado suyo.

La ansiedad casi me carcome.

El hombre se estaba tomado su tiempo, deleitándose con la insípida sustancia como si fuese un elixir divino y logrando con ello que los nervios florecieran el doble en mí.

La revoltura de mi estómago era testigo de todo.

Un rato después, cuando ya hubo revisado el vaso, inspeccionado el tipo de cristal, el diseño, el origen e incluso deducido el nombre de quien lo había confeccionado (en sentido figurado amixes, lo que quiero decir es que se tardó un puto milenio), finalmente el hombre levantó la vista del objeto entre sus manos.

- Imagino que te preguntarás por qué estoy aquí - Afirmó.

- Puede que me haga una idea... - Murmuré.

- Bueno, es evidente que tiene que ver con Jin.

- Si usted quiere pegarme, o gritarme, o desquitarse de la forma que sea, adelante, yo no- Una ácida carcajada escapó de sus labios, cortando mi apresurado discurso de raíz.

El papá de Jin estaba riendo... Joder, no era una risa genuina, pero era una al fin y al cabo. Mierda, la situación era grave.

"El apocalipsis está llegando"

- Niño, no soy tan infantil como para venir a tu casa a golpearte. Ni que tuviera 20 años... - Yo lo consideraba perfectamente capaz de ello, pero en vista de que mi integridad física no peligraba por el momento, decidí suspirar disimuladamente y guardarme el comentario - Solo he venido a hablar contigo.

- ¿Eh? ¿Va a amenazarme? - Rodó los ojos, como si yo acabase de soltar lo más absurdo del mundo.

En mi defensa he de decir que una vez me pilló saliendo del cuarto de Jin en su casa, y me persiguió con un bate. Mis temores estaban más que justificados.

- Que no idiota, no voy a hacerte nada.

- ¿Entonces? - Cuestioné desconfiado, no podía fiarme de él así como así - ¿Es esto una especie de trampa? ¿Ha contratado a unos matones para que me peguen y me está distrayendo para hacer tiempo? - Agarró el puede de su nariz con sus dedos índice y pulgar, demostrando así exasperación.

- Si no paras de decir sandeces, entonces te pegaré de verdad - Y como sabía que no bromeaba, cumplí cual niño bueno su orden, cerrando una inexistente cremallera en mis labios. - Únicamente quiero conversar contigo. O mejor dicho, escucharte, porque yo no tengo nada que decir. Eres tú quien me debe una explicación.

- ¿Yo? - Fruncí el ceño al no entender.

- Sí Namjoon, tú.

- ¿Yo qué tengo que decirle? - Cada vez estaba más confundido. En serio, no se me ocurría qué tema tendría que tratar yo con él, por lo menos no de forma civilizada, porque claro estaba: ningún padre vendría con tanta parsimonia a hablar de por qué le han pegado los cuernos a su hijo.

- La verdad - Él hizo una pequeña pausa, para tomar aire con pesadez, y rascar su ceja izquierda - Mira Namjoon, yo no nací ayer. Tal vez Jin no fue capaz de darse cuenta, pero tú no pretenderás que me crea toda esta farsa - Volvió a parar, dejándome en la incertidumbre por unos instantes - Sé que no engañaste a mi hijo, por lo menos no de la forma que él cree.

Y si antes tenía miedo, ahora sentía completo pánico.

Un grueso nudo se instauró en mi garganta, y mi estómago se contrajo incluso más que antes.

¿Cómo mierda el hombre frente a mí podía saber eso?

¿En qué se basaba para hacer esa afirmación? Además de mí, solo sabían de ello Yoongi, Hoseok, mi papá, y Dong Sun, y estaba más que convencido de que ellos no habían dicho una palabra. Serían incapaces de engañarme, y en el caso del castaño, no existía forma lógica de que se hubiese puesto en contacto con Woo Bin, así que esa opción también estaba descartada.

Entonces... ¿Tenía este señor algún súper poder? ¿Leía mentes? ¿Se basaba en algo o eran puras especulaciones? ¿Me estaba quizá jugando una broma de mal gusto?

Tantas eran mis dudas que el dolor de cabeza que últimamente me atacaba constantemente, se acrecentó al punto de que tuve que frotar un poco mis sienes intentando aliviarlo.

No tenía idea de cómo él podía afirmar tal cosa, pero lo que sí me quedaba claro, era que yo no podía reconocerlo de primera y pata, porque si lo confirmaba, entonces le diría a Seokjin, y todo el sacrificio hubiese sido en vano.

Si había sido capaz de mentirle a mi chico, hacerlo con su padre no me daría ningún tipo de cargo de conciencia.

Así que, recomponiéndome rápidamente, dije:

- No sé de qué está hablando señor.

- Claro, y yo tengo un hijo hetero - Rodó los ojos tras responder sarcásticamente - Mira Namjoon, no te estoy pidiendo que me confirmes que no le pegaste los cuernos. Eso yo lo sé sin la necesidad de que lo reconozcas. Lo que exijo saber es la razón.

- Ya le he dicho que no sé de qué está hablando. Jin me vio, nos vio en la cama. Yo estaba teniendo sexo con otro hombre, y lo acepto. No entiendo por qué está siendo tan obstinado - El obstinado estaba siendo yo al seguir insistiendo en mi inexistente infidelidad, pero tenía una meta, y no enviaría todo al traste por no saber aguantar. Solo tenía que hacerlo un poquito más.

El señor Kim se quedó callado, y llegué a pensar incluso que su convicción sobre el asunto estaba flaqueando, sin embargo, me demostró con sus próximos actos, que por mucho que lo evitara, acabaría soltándole todo.

- Está bien Namjoon. Si no vas a decirme, entonces llamaré a Jin, y le contaré que le mentiste y que nunca le engañaste con el hombre ese. Tal vez cuando regrese de Francia quieras comentarle directamente lo que te llevó a eso - Y tras soltar tales frases con la mayor naturalidad del mundo, sabiendo que conseguiría ablandarme con ellas, hizo el intento de ponerse de pie, pero no le dejé, pues, motivado por el temor a que verdaderamente hiciera lo dicho (y creedme, de él podíamos esperar cualquier cosa), le agarré el antebrazo y suavemente logré que se sentara nuevamente. Volvió a mirar en mi dirección y alzó una ceja.

Yo tragué grueso, con nerviosismo, y antes de hablar otra vez, relamí mis labios.

- Espere... No se vaya. Yo... Yo le diré todo lo que quiera saber, pero con una condición.

- ¿Cuál sería esa?

- No puede decirle nada a Jin.

- Esa decisión la tomaré en dependencia de lo que me cuentes aquí hoy.

- Señor - Suspiré con cansancio - Todo lo he hecho por un motivo, pero si Jin se entera, entonces habrá sido en vano. Necesito tener la certeza de que usted no abrirá la boca.

- Namjoon, yo no puedo asegurarte nada. Solo haré lo que considere mejor para mi hijo.

- ¿Y por qué cree usted que he mentido entonces? ¿Para echarme unas risas? - Cuestioné con marcada obviedad - No, señor. Lo he hecho porque estoy seguro de que esto es lo mejor para Jin. - Mi tono salió fuerte, decidido, demostrándole con ello que definitivamente me encontraba seguro de lo que acababa de afirmar. Por ello, se quedó callado, mirándome con cierta duda, pero tras unos momentos, asintió suavemente con la cabeza.

- Vale, no le diré nada. Te escucho - Luego de esa respuesta, me sentí aliviado y tenso a partes iguales. Aliviado porque tenía su palabra de que mantendría el pico cerrado y tenso porque tenía que contarle todo. Sin embargo, a pesar de que me costara, ya me había comprometido a hacerlo.

- A ver por dónde empiezo... - Medité unos segundos, intentando darle un orden lógico a la que sería mi contestación - Hace un par de meses, Jin recibió la propuesta para irse a trabajar a Francia como jefe de cocinas.

- Eso ya lo sé, lo que ne-

- Déjeme hablar por favor - Interrumpí, ya que la impaciencia había intentado abrirse paso a través de su anterior calma - Lo que le decía, Jin recibió la oferta, sin embargo, la rechazó la primera vez.

- ¿Cómo? - Su entrecejo se arrugó notoriamente.

- Probablemente él os haya contado que se la hicieron luego de que nos separáramos, pero la verdad es que fue un poco antes de que eso sucediera - Su expresión me daba a entender que había acertado. La familia del pelinegro no sabía nada de eso con anterioridad, porque como podéis recordar, él lo había mantenido en secreto ya que había decidido negarse a aceptar - El caso es que era una oportunidad maravillosa, una que no se ve todos los días - Afirmó.

- Sí, me comentó que incluso les darían clases en distintos puntos culinarios de referencia...

- Exacto. Como puede ver, era demasiado tentadora y beneficiosa como para ser rechazada. Pero él lo hizo... Por mí - Expresé lo último con tristeza, y su boca se abrió un poco, formando una diminuta "o". Era un hombre inteligente, así que probablemente ya supiera por dónde iba la cosa. - Jin se reusó a tomar un empleo que le abriría las puertas del mundo culinario solo porque no quería separarse de mí.

- Mierda... - En esta ocasión quien asintió fui yo.

- Traté de convencerle para que lo hiciera, de verdad, pero se negaba. Así que decidí que si él no iba a tomarla por voluntad propia, yo le forzaría a hacerlo. Y luego de pensar largo y tendido, llegué a la conclusión de que "ponerle los cuernos" - Hice un gesto de comillas con los dedos - Era la mejor alternativa para que se alejara de mí. Y como usted puede ver... Bueno, eso funcionó - Me encogí de hombros. La explicación sonaba súper plana, pero no tenía nada más que agregar, esa era la realidad en cuestión.

- Yo... Vaya, yo no me esperaba esa respuesta a decir verdad - Soltó con cierto escepticismo, cruzando los brazos sobre su pecho y mirando a la pantalla apagada de la tele del salón. - En resumen, fingiste serle infiel para que no se preocupara por ti y agarrara el trabajo.

- Exactamente... - Murmuré.

- Pero Namjoon... A largo plazo el único que está saliendo afectado de esto eres tú. Quiero decir, está claro que tú le quieres. ¿No hubiera sido más fácil de aceptar su primera decisión y punto?

- ¿Y ser el culpable de que mi chico perdiera la posibilidad de triunfar en lo que le gusta? - Mascullé mirándole con cara de quien tiene un cadáver delante, porque de verdad, no entendía cómo las personas podían seguir preguntando eso - Señor, Jin es un cocinero increíble. Es talentoso, joven, trabajador. Le espera un futuro brillante y se le presentó una oferta de oro para sacarle provecho a ese talento. Definitivamente no iba a ser yo quien le impidiera eso. Podré estarme muriendo de la añoranza, pero lo prefiero a que por mi culpa su futuro se vea arruinado. Además, quizás él estuviera muy convencido de quedarse conmigo. ¿Pero y si algún día dejaba de quererme? Se hubiera arrepentido toda la vida de haber rechazado. - Negué con la cabeza, frunciendo el ceño - No, yo no iba a dejar que eso sucediera.

- Tú no sabías a ciencia cierta si eso podría haber pasado.

- Y prefiero no saberlo nunca si con ello puedo asegurar la felicidad de Jin. - Solté tajante. Como ya sabéis, durante el último tiempo la inseguridad me había estado atacando constantemente, pero tras hablar de todo en voz alta, sentí como si la mediana convicción que tuve cuando llevé a cabo los actos hubiese regresado.

- Namjoon... Sabes que esto puede que no tenga vuelta a atrás, ¿verdad? Jin solo lleva una semana fuera, si yo hablo ahora puede que aún estés a tiempo, pero si no-

- No quiero estar a tiempo - Interrumpí - Quiero que él sea exitoso, que cumpla su sueño. Punto.

Un silencio incómodo se instauró de repente, y se mantuvo por un tiempo considerable, en el que el padre de la princesa estuvo sumergido dentro de sus pensamientos, lo cual no era de sorprender, porque ciertamente le había caído mucha información de golpe.

Yo por mi parte me sentía extraño. Nunca pensé que pudiera llegar a hablar de esta forma con él, con tanta seriedad, dejando de lado nuestros clásicos jueguitos de "teodioserimpuroquehavenidoaprofanaramihijo". Pero no estaba mal, por primera vez pude hablar con mi suegro (aunque ya hubiera dejado de serlo) de igual a igual.

- Namjoon - Finalmente él reinició la conversación - He visto a Jin hecho polvo todo este tiempo, así que no me siento conforme con todo esto - Mi pecho apretó de solo imaginar lo hundido que pudo haber llegado a estar mi princesa por mi culpa - Pero entiendo tu punto de vista, y de cierta forma coincido contigo con respecto al trabajo. Además, ya se ha ido, así que prefiero pensar que si las cosas se han dado de esta manera ha sido por algo. Cumpliré con mi palabra, no diré nada sobre esto. Simplemente... Simplemente me mantendré al margen y veré qué sucede. Al final creo que si algún día la verdad sale a flote, esta debe venir de ti. - Pude respirar tranquilo cuando escuché que había llegado finalmente a esa conclusión, pero mis ánimos no subieron mucho que digamos, y los suyos parecían haber bajado notoriamente.

- ¿Puedo hacerle una pregunta?

- Adelante.

- ¿Cómo usted sabía que yo... Pues eso, que yo nunca le engañé con Dong Sun? - Una diminuta risita salió de su boca.

La segunda del día. Esto más extraño no podía ser.

- No lo sabía hijo, no lo sabía.

- ¿Eh?

- Solo vine aquí porque sentía que estaba sucediendo algo extraño. Tenía una sospecha, pero no una seguridad.

- Creo que no estoy entendiendo... - Murmuré confuso.

- Namjoon, yo quería asegurarme de que no me había equivocado contigo. Quería asegurarme de que no imaginé la forma en que mirabas a Jin, lo atento que eras con él, lo cariñoso. Quería asegurarme de que no dejé a mi hijo estar con un patán. Y es verdad que llegué con solo una esperanza, pero cuando abriste la puerta, que te vi tan... Descuidado - No mentí cuando dije que estaba hecho un asco - Supe que tú la estabas pasando mal también, que había algo de lo que yo no estaba enterado. Luego fue cuestión de enredarte un poco para que acabaras soltando la sopa.

Fui vilmente engañado. La experiencia de la tercera edad...

- Eso... Vaya, eso fue inteligente.

- ¿No creerías que este viejo solo servía para intimidar a las parejas de sus hijos, verdad? - Preguntó intentando sonar gracioso y provocando que yo riera un poco por lo bajo.

- Bueno, la verdad es que justamente eso es lo que pensaba.

- Voy a hacer como que no he oído eso solo por lo que has hecho por Jin - Y tras pronunciar esa oración, todo rastro de diversión se borró de mi cara. Él al parecer lo notó, y suspiró sonoramente - Creo que es mejor que me marche ya - Nos pusimos de pie, y le acompañé hasta la puerta, ambos totalmente en silencio.

Se despidió con un seco gesto de cabeza, y cuando ya pensé que se iría, añadió como último comentario: - Bueno... Todo el mundo puede verte como un traidor ahora mismo, pero yo ya sé la verdad. Así que no hay rencores, chico. Si algún día necesitas algo, y yo puedo ayudar con ello, no dudes en contactarme.

Jin's pov

Mi cabeza estaba a punto de explotar.

Las orejas que pulsaban y notaba calientes-aunque no lo estuvieran realmente-acompañaban el acelerado ritmo adquirido por mi aparato cardíaco, el cual latía con tanta velocidad que daba la impresión de querer salirse a trote de mi pecho. Sin embargo, a pesar de esa sensación de rapidez que sentía en algunas partes del cuerpo, realmente creí que mi sangre había dejado de correr. Era como si estuviera medio muerto pero a la vez participando en un maratón.

Todo el cuarto daba vueltas, y di gracias al hecho de haber estado sentado en la cama, porque de otra forma mis pies que se sentían como gelatina, hubiesen cedido hasta el punto de hacerme impactar en el suelo.

Pero no era para menos, no después del pedazo de bomba que recién me habían soltado.

De la boca de mi padre acababa de salir la verdad por la que estuve esperando tanto tiempo y la que había intentado descubrir con desesperación en los los últimos meses.

Francamente, no sabía cómo sentirme, o mejor dicho, cómo reaccionar porque todo era realmente confuso. O sea, no creo que alguien hubiese tenido idea instantáneamente de qué hacer en mi lugar si su papá le hubiese soltado de sopetón tanta información, y más cuando esta permitía atar los cabos que llevaba intentando unir desde hacía más de cinco años.

Os lo juro, incluso en algún punto llegué a pensar que estaba soñando o que incluso eso podría ser una jodida broma, porque parecía irreal que fuera cierto lo que yo llevaba anhelando en silencio durante el pasado lustro.

- Tú... O sea, tú... ¿Tú estás diciéndome qué...? - Apenas podía hablar, no con el asqueroso nudo que se había instaurado en mi garganta, pero tras el asentamiento que ofreció el hombre frente a mí, me di cuenta de que no necesitaba terminar la frase.

Oh, y además, había corroborado nuevamente lo que instantes atrás me había dicho.

Y casi instantáneamente, mi vista comenzó a nublarse producto a las lágrimas que se estaban acumulando en mis ojos, lágrimas que aparecieron una vez hube procesado y asimilado definitivamente la nueva información.

Namjoon no me había engañado con Dong Sun.

Me había mentido, sí, pero no me había puesto los cuernos.

No sabía si reír por la repentina felicidad que ser consciente de la fidelidad de mi simio me provocaba, o llorar de la impotencia que me causaba el no haber hecho nada antes, el no haberlo averiguado con anterioridad... El no haber tratado de buscar una explicación y haber dudado de Namjoon a la primera.

Esa confrontación de emociones hizo que me quedara de piedra, helado, con la mirada perdida por un par de minutos que parecieron eternos. Después, como si fuese un robot, enfoqué la mirada en mi papá, quien me observaba con lo que interpreté como culpabilidad y arrepentimiento en su rostro.

"Un momento..."

Los engranajes de mi cerebro comenzaron a trabajar con extrema rapidez, y pronto fruncí el ceño, abriendo mucho los ojos en un gesto no de molestia, sino de sorpresa, incredulidad, y sobre todo, decepción.

- Tú lo sabías... - Murmuré.

- Hijo, yo-

- Tú jodidamente lo sabías - Corté lo que fuera que pretendiera decir de tajo - ¡Tú lo supiste casi desde el inicio y no me lo dijiste! - Exclamé, la voz entrecortada producto al silencioso llanto. Limpié mis lágrimas con brusquedad, y seguí mirándole acusatoriamente. Tal vez no debía tomarla con mi papá, pero mi mente estaba nublada por el reciente conocimiento, y de una forma u otra, no podía pasar por alto el hecho de que él siempre tuvo en su poder la llave para que las cosas entre el simio y yo se aclararan.

- Jin, no tengo justificación. Pero no lo hice con maldad, simplemente pensé que sería lo mejor en ese momento, cariño.

- ¿Lo mejor? - Cuestioné sin poder creer lo que estaba escuchando - Después de verme llorar, sufrir, joderme todo ese tiempo, ¿de verdad creíste que lo mejor era no decirme nada? - El tono dolido no pasó desapercibido para él, pero no podía esconderlo. Todo era demasiado para mí.

- Hijo, sé que la cagué, pero entiende. En esa época ya estabas en Francia, y lo que Namjoon decía tenía sentido, tú no po-

- ¿Y luego? - Intervine de nueva cuenta.

- ¿Eh?

- ¿Y luego? Cuando regresé, cuando volví de Francia, papá. ¿Por qué no me lo dijiste entonces?

- Estaba ChanYeol...

- ¿¡¿Y eso qué jodidos tenía que ver?!? - Grité. Su actuar lucía demasiado absurdo en mi cabeza, y a pesar de estar hablando con mi mayor, apenas podía controlarme porque me sentía traicionado por él. Todo mi antiguo cúmulo de emociones se sintetizó en una sola: ira - ¡No tenías el derecho de esconderme algo tan importante como eso! ¡Ni tú ni nadie, papá! ¡Quien tenía que decidir qué era lo mejor para mi vida era yo mismo! - Estaba desgarrado, dolido, enfadado, y todo lo que queráis, pero no era solo con él, sino con Namjoon, con todo el que supiera la verdad, y por supuesto, conmigo mismo. Pero fue a Kim Woo Bin a quien le tocó ser receptor de mis descolocadas emociones.

Y como buen y comprensivo padre, no habló, ni rechistó, ni se justificó, sino calló y escuchó lo que yo tuviera que decir.

Sin embargo no duré mucho de esa forma. Seguía molesto con él, por supuesto que sí, y de sobra sabía que estaría así un buen tiempo, mas en ese momento había algo muchísimo más importante que hacer que sacarle los errores en cara a mi progenitor: buscar a Simiojoon.

Así que, después de mi enfurecido discurso, sequé nuevamente las gotas saladas que se deslizaban por mis mejillas, y luego de estabilizar mi respiración, me levanté, comprobando que a diferencia de lo que yo creía, tenía fuerza suficiente para sostenerme.

Sin decir una palabra más, me puse unas chanclas de andar por casa que tenía al alcance, agarré mi móvil y billetera de la mesita de noche y justo así, con pinta de vagabundo, desaliñado y sin siquiera haberme cepillado los dientes ese día, me dispuse a salir de la habitación.

Igual no tenía el mejor aspecto para reconquistar a un simio, pero bueno, me daba igual, solo quería verle, partirle la cara y luego besarle hasta que no pudiera respirar más.

No pude cumplir tan rápidamente con ese cometido, pues cuando estaba saliendo por la puerta, mi padre me agarró la muñeca y yo giré con cara de pocos amigos a ver qué cojones era lo que quería ahora.

Antes de que pudiera soltar alguna frase de mal gusto, alzó unas llaves en el aire, las cuales al cabo de unos instantes logré identificar como las de su coche.

- ¿No crees que así llegarás más rápido que andando? - Cuestionó y tras unos segundos en silencio, tomé en mis manos el artículo y le di un apenado gracias.

Estaba molesto, pero a la vez me daba lástima tratarle mal. Yo y mi corazón de pollo...

Como alma que lleva el diablo, salí de la casa y monté en el transporte, para posteriormente comenzar a conducir a una velocidad poco recomendable.

Quería llegar lo más rápido posible, pero eso no fue impedimento para que frenara en un inoportuno semáforo. Apretaba el volante con fuerza, mientras repiqueteaba mi pie repetidas veces sobre el suelo del auto, pero los malditos segundos en rojo parecían eternos, así que agarré mi celular, y decidí hacer una llamada, motivado por el enfado que a pesar de todo, seguía manteniendo.

Dos timbres después, finalmente el receptor contestó.

- ¿Sí Hyung?

- ¿Lo sabías? - Directo y sin explicaciones. Genial Seokjin, seguro que entendió al instante... Nótese el sarcasmo por favor.

- ¿Eh? - En ese momento, el dichoso controlador del tránsito cambió, así que puse el artefacto en altavoz y reanudé el paso luego de que algunos maleducados conductores pitaran escandalosamente, apresurándome. Manejando de nuevo, parpadeé un par de veces y puse mis ideas en orden.

- Jungkook, te estoy preguntando que si sabías lo de Namjoon.

- ¿Qué pasó con Namjoon Hyung? - Su tono era inocente, seguía sin entender la pregunta.

- Jungkook... - No era su culpa, pues yo no estaba formulando bien la interrogante, pero tenía prisa, ansiedad, nervios. De todo. Agarré el puente de mi nariz con una mano que aparté del timón, llenándome de la paciencia con la que no contaba, hasta que logré calmarme - ¿Tú sabías que era mentira lo de que Namjoon me engañó con Dong Sun, y que solo fingió hacerlo para que yo me fuera a Francia?

Uno.

Dos.

Tres.

Diez segundos pasaron y él seguía sin contestar.

"El que calla otorga..."

- Vale, no hace falta que hables, ya me ha quedado muy clarito - Expresé en tono reconcoroso, doblando una cuadra.

- Hyung, lamento no habértelo dicho, es que-

- ¿Sabes qué? Cállate, no quiero escucharte. Si no hablaste para contarme la verdad, no lo hagas ahora para disculparte - Escupí, arrepintiéndome al instante por haber sido tan grosero con mi niño (casi 25 años pero era un nene ¿vale? ), sin embargo, era tanto mi despecho y el sentimiento de traición que no lograba controlarme - Pero solo ten presente una cosa. De cualquiera me lo esperaba, pero no de ti Jungkook. Ha dolido.

- Hyung, lo siento, yo- Y colgué.

Mis nudillos estaban blancos de apretar la superficie bajo mis dedos, y aún seguía llorando, tanto que tenía que secar constantemente si quería poder distinguir la carretera.

Hasta mi hermano lo sabía...

¿Qué tan jodida era mi situación como para que una de las personas en las que más fe había depositado, también me hubiese engañado?

Y no solo él, estaba claro que el resto también.

"Jimin... Tae..."

Yo... Yo incluso podía entender que al principio todos se hubiesen callado, pero lo que más me cagaba era el hecho de que tras mi regreso, tampoco hubiesen abierto la boca.

Me daba igual si lo hacían respetando una decisión de Namjoon, yo merecía saber porque tenía que ver conmigo.

Aunque al final, no era su problema, de hecho, era realmente solo del moreno y mío, así que no tenía sentido que descargara negatividad en los demás, eso ya debía hacerlo cuando tuviera al otro jenízaro en frente.

"Por eso actuaban todos tan raro..."

De repente, comencé a recordar un sinnúmero de acontecimientos que más sospechosos no podían ser, y me sentí tonto por no haberlo percibido antes.

O sea, siempre estuvo ahí.

Me hacían la propuesta de trabajo, la rechazaba, Namjoon se enfadaba e insistía en que la tomara, me niego nuevamente y casualmente una semana después... ¿Le encuentro en la cama con otro hombre?

Quería pegarme un puñetazo por estúpido. Debí saber que mi simio nunca me haría eso, que él sí me quería, que todo era demasiada casualidad como para ser cierto.

No obstante, por muy rabioso que me encontrara, no había nada en en ese momento que pudiera sustituir el alivio.

Valía más que todo el oro del planeta el hecho de saber que Namjoon me quería.

Oh bueno, sí que hubo algo de mayor valor en ese entonces, y eso fue la emoción de "¿Qué mierda es esto ahora vida mía?"

¿La explicación? Que un tramo después de haber iniciado el recorrido, apareció un oportuno cúmulo de carros que impedían el avance.

Sí, sí, un atasco.

- No, no puede estar sucediendo esto ahora - Solté para mí mismo, con una pequeña sonrisilla loca en la cara.

¿En serio tenía que haber un puto atasco en el camino?

¿No podía ser algo menos cliché? No sé, un grupo de niños avanzando, un médico suicida, no lo sé. ¡Algo que no se viera en todas las malditas películas de Hollywood!

¿Qué era esto? ¿Una cutre historia de wattpad? (*La autora aparta la mirada con inquietud y juguetea con sus dedos nerviosamente*)

En fin, estuve unos minutos esperando a que toda esa mierda avanzara, pero adivinad qué... ¡No lo hizo!

"Oh por Dios, Jin, qué sorpresa, nadie se lo esperaba"

Bueno, era obvio que no iba a desaparecer de un momento a otro, pero más que eso, estaba claro que yo, Kim Seokjin, no me iba a quedar como tonto esperando, así que...

Bajé del auto (ahí en el medio de la calle, recasual), tomé mis cosas, cerré con llave y me fui corriendo al puro nivel de manga shonen. Si ponía los brazos hacia atrás, era igualito a Naruto... Lo que guapo.

Mi vida casi estaba superando el drama de la novela del fallecido Edmundo.

Bueno, dejé el vehículo a su suerte por el mundo, seguro de que probablemente una grúa lo recogería luego y yo tendría que empeñar un riñón para saldar la multa, pero me la sudaba, tenía objetivos más importantes.

Así que impulsé mis piernas a más no poder, y corrí, corrí, corrí, (Teneis permiso para cantar la canción, sé que lo estáis deseando) hasta que llegué al edificio donde tantos recuerdos había hecho en su día.

"Pues mira por donde, pretendo seguir haciendo"

El ascensor se estaba tardando un milenio en bajar (Más y más clichés señores), así que siendo incapaz de controlar la adrenalina, subí por las escaleras.

Casi pierdo el pulmón porque recordad que el pinche simio vivía en un último piso, pero la causa lo valía.

Y por fin llegué.

Inmediatamente me acerqué a la entrada, y el pobre timbre tuvo que ser receptor de mis interminables toques. Un poco más y lo entierro en la pared.

Así pasé unos instantes, y al cabo de ellos, escuché un par de clicks que me indicaban que la cerradura estaba siendo manipulada.

La puerta se abrió.

Hola de nuevo XD

Ahora , todo listo. Finalmente Jin descubrió la verdad, así que está más claro que el agua que en el próximo cap va a haber Namjin del bueno 👊😳

Espero que os haya gustado. Quiero aclarar que todo este embrollo del papá de Jin no fue cosa de última hora, en serio, tenía pensado hacerlo desde que estaba escribiendo "¿Tienes un momento?".

Si incluso tengo pensado el epílogo y todo...

Bueno, de nuevo, espero que haya sido de vuestro agrado. Esto es una especie de regalito por el nuevo año.

Este 2020 ha sido una kk, así que espero que el próximo sea mejor para todos.

Un besazo, cuidaos mucho, y para seguir cayendo en los clichés...

¡Feliz año nuevo! (Esto último leedlo a las 12, si no voy a parecer loca XD)

😘😘

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