Capítulo 28 - ¡Jin hyung ahora te voy a matar a ti!
Dedicado a MayedeOca , NamJin-JinNamForever, G_BPotatx
Jin's pov
- Cielo ¿me guardas esto en tu maleta? En la mía no cabe ni una aguja ya.
- Claro, pasámelo.
Finalmente, el domingo había llegado, y por ende, eso significaba que era el último día del viaje.
Los chicos se veían algo desanimados por el fin de estas cortas vacaciones, especialmente Taehyung, quien consideraba que marcharse, sin haber encdontrado aún a la dichosa sirena, constituía un completo despropósito. Por suerte, Hoseok logró convencerle de que esa criatura no existía, y que en caso de que lo hiciera, no vivía en las aguas circundantes a la Isla Jeju precisamente... No, os miento, lo que realmente le dijo fue que la sirena se había marchado a Seúl porque quería conocer a la gente de la capital, y que para ello había vendido su pelo en el mercado negro con el objetivo de pagarse una cirugía de piernas y lograr pasar desapercibida entre el resto de humanos.
Evidentemente nadie en su sano juicio se hubiese creído semejante explicación, pero como ya sabéis, Tae era un ser superior enviado por papá Dios a la Tierra como una prueba para nosotros, los simples mortales, así que no solo se tragó esa chapuza de historia, sino que se mostró súper entusiasmado por buscarla, ya que, dicho por él mismo, "no podía ser tan difícil, solo había que encontrar una mujer calva y que caminara raro".
Por otra parte, estaba yo, opinando todo lo contrario a ellos.
No podía esperar a regresar a mi casita, para poder tirarme a mi cama y pensar con tranquilidad, sin el bullicio de los clientes, sin fingir una sonrisa delante de los demás, sin estar cerca de ChanYeol sintiendo culpabilidad y sobre todo, sin tener que ver a Namjoon cada dos segundos.
La mañana fue totalmente horrible.
Bueno, de hecho, pasó bastante tranquila, pero para mí fue un maldito infierno. No le había dirigido la palabra al peligris en las últimas horas, y por supuesto, él a mí tampoco, pero siempre estaban esos ligeros roces y aquellas miraditas incómodas que nos tocaba intercambiar por el simple hecho de estar en el mismo grupo de personas, además, también pasaba el clásico " te observo disimuladamente y casualmente en ese momento tú te volteas a verme a mí".
Que conste que no solo a mi persona le sucedía esto, en más de una ocasión le pillé mirándome de reojo.
El caso es que todo estuvo siendo muy desagradable, y además, yo me sentía como una mierda, no solo por el evidente dolor que me habían provocado sus palabras, sino porque además de eso, sentía vergüenza de estar frente al moreno después de lo que había pasado, de todo lo desesperado que me había visto. Simplemente de pensar en lo sucedido el día anterior, el estómago se me revolvía y por mi cabeza pasaban puras ideas relacionadas a máquinas del tiempo para retroceder en este y evitar que esas estúpidas preguntas hubieran salido de mi boca.
Lo peor era que ni siquiera entendía cómo se sentía él. No sabía si se encontraba apenado por lo que pasó, si me tenía lástima, o si estaba aliviado porque el "pesado" de Jin hubiese entendido de una vez por todas cómo eran las cosas.
Yo era consciente de que la realidad se resumía a una de esas tres opciones, pero sinceramente, aún tenía el vago deseo de que el simio viniera de la nada y me dijera algo como "Jin, te mentí. Nunca me acosté con Dong Sun y realmente te amo mucho. Vamos a follar y adoptemos ocho gatos"
Sí, ridículo, lo sé, pero ya sabéis lo que dicen, soñar no cuesta nada.
En definitiva, yo era una amasijo de emociones incoherentes y extremadamente fuertes, que lo único que hacían era apretar mi pecho hasta hacerme doler.
Y así, en modo zombie depresivo que intenta disimular que está muerto en vida, pasé lo que iba de día, hasta que finalmente todos fuimos a las habitaciones para poder empacar las maletas.
Cierto era que no iba a estar totalmente solo, no obstante era mejor lidiar con ChanYeol, a pesar de que no tuviera valor para verle directamente a los ojos, que con los siete a la vez.
Realmente no teníamos tanto equipaje, pues solo estuvimos tres días, pero el plan era organizar y cerciorarnos de que las cosas estuvieran bien, para después reunirnos nuevamente en el lobby y esperar ahí tranquilamente hasta que llegara el taxi que nos llevaría al aeropuerto para tomar el vuelo a Seúl que salía a las cinco de la tarde, por lo que aún quedaban dos horas y media.
- Oye Chan ¿Has visto mi toalla del Señor Mario? No la encuentro.
- ¿No la llevaste antes a la piscina cariño?
- Sí, pero hubiese jurado que la había traído - Contesté rebuscando por el cuarto, proceso en el cual estuve por aproximadamente veinte minutos, pero desgraciadamente no tuve éxito, por lo que volví hasta donde estaba mi novio, y le dije: - Aquí no está. Seguro que la dejé allá.
-Espero que nadie se la haya robado.
- Na, tranquilo - Hice un gesto desdeñoso con la mano - Seguro que el salvavidas o algún empleado la han guardado. Voy a buscarla.
- Vale, yo ya termino con esto aquí - Y después de darle un ligero asentimiento con la cabeza, salí de la recámara, sin siquiera agarrar el móvil o una de las llaves, total, no iba a tardar mucho.
Una vez tomé el ascensor, y salí hacia las zonas comunes, me dispuse a caminar media Isla Jeju (vale, igual no tanto, pero realmente la alberca estaba súper lejos de las habitaciones), lo más rápido posible, no solo porque estuviéramos apurados por recoger, sino porque luego de estar al aire libre, pude notar que el cielo se encontraba bastante nublado, indicando que en muy poco tiempo comenzaría a llover.
"Wow, y pensar que hace un par de horas el sol rajaba las piedras"
Como alma que lleva el diablo, recorrí el lugar en tiempo récord y llegué hasta mi destino, donde, justo como había supuesto, mi perfecta toalla Marieril (esto no es una palabra pero me la suda, la uso porque quiero) había sido guardada en la sección de objetos perdidos y se encontraba sana y salva, lista para volver a casa con papá.
Un par de agradecimientos con los trabajadores fue lo que duró mi estancia allí, sin embargo, para el dios de la lluvia al parecer fue tiempo más que suficiente, ya que cuando llevaba medio tramo de regreso hecho, pequeñas gotas comenzaron a caer.
Comenzó siendo una lloviznita de esas que no afectan mucho realmente, sin embargo esto no duró mucho y pronto se convirtió en un jodido aguacero, tan fuerte que la posibilidad de que llegara a mi cuarto sin empaparme de pies a cabeza era totalmente nula.
En busca de opciones para ver cómo resguardarme del jodido diluvio, enfoqué mi mirada en los alrededores, tratando de detectar rápidamente algún sitio que me valiera para esperar lo que fuera que esto pretendiera durar, y tras unos cortos instantes, divisé un pequeño cuartito, al que no tardé en llegar corriendo, por suerte para mí antes de que la lluvia arreciara.
Era una especie de habitación para la limpieza, o mejor dicho, para guardar utensilios de limpieza, lo cual podía identificarse por el cartel que se encontraba enganchado sobre la puerta.
De hecho, parecía más un armario gigante que una habitación pues era realmente chiquito para serlo, pero supuse que me valdría para impedir que pudiera mojarme más.
Intenté abrir la entrada, pero estaba cerrada con llave.
"Joder Jin, eres un genio, van a dejarlo abierto para que cualquiera entre y se lleve lo que sea que guarden ahí. Brillante, prodigioso, casi al nivel de Taehyung"
Como vil maleante intenté forzar un poco la cerradura, pero evidentemente esto no dio resultado, así que tras suspirar sonoramente, decidí que lo mejor sería esperar tranquilamente fuera, bajo el techo del closet/cuarto.
El ancho de la zona que cubría el techito no alcanzaba ni siquiera el metro, y tampoco era que su largo fuera mucho, máximo cuatro metros, pero para mí era espacio más que suficiente.
Claro, para mí, obviamente no estaba entre mis planes que una nueva persona me hiciera compañía.
Y como ya os había dicho antes...
El término mala suerte se quedaba corto al lado de lo que me pasaba a mí.
¿Quién creéis que apareció solo dos minutos después de que yo me estableciera en ese sitio?
¿G-Dragon? ¿Bruce Lee? ¿Ozuna tal vez?
Pues no, la criatura que oportunamente se presentó frente a mis narices con un objetivo semejante al mío, fue el mismísimo Simiojoon.
Llegó por un costado de la habitación, por lo que solo pude verle cuando dobló y quedó en la misma sección que yo. Venía agitado por haber corrido, por lo cual inclinó su cuerpo e hizo descansar sus manos en sus rodillas, respirando pesadamente y con la vista enfocada en el suelo bajo sus pies.
Oh, pero eso no era todo.
Él, a diferencia de mí que solo me había mojado un pelín por mi rápida reacción, sí se había terminado empapando completamente, por lo que su camiseta blanca se pegaba a todo su torso, transparentándose en algunas secciones de tal manera que la deliciosa piel canela que estaba bajo ella quedara más a la vista. Lo mismo sucedía con sus shorts negros, al estar mojados, se unían a la carne, e incluso deslizaban un poco hacia arriba de sus increíbles muslos.
"Man, así no hay quien te supere"
En resumen, delante de mí se encontraba la perfección masculina en persona y yo no sabía si enfocarme en lo bueno que estaba, o ponerme nervioso por tener que, nuevamente y por azares del destino, encontrarme con el simio a solas.
Al final decidí que la segunda opción era más acorde a mi situación sentimental, así que, luego de solo unos segundos en ese trance, tragué la baba que probablemente estuviera a punto de derramar y dejé que una expresión de pánico total se abriera paso en mi rostro, la cual fue correspondida cuando momentos después, el moreno alzó su cabeza hasta quedarse mirándome a los ojos.
Nos sumimos en un completo silencio, con el sonido del agua cayendo como única música de fondo, observándonos como si ambos fuéramos criminales que acaban de ser encontrados por un policía.
A esto era a lo que me refería con incómodo.
La tensión era palpable, él no quería pasar tiempo allí conmigo, y yo francamente tampoco, por lo menos no en las circunstancias que estábamos, y aunque hubiese querido, de todas formas no hubiese sabido cómo lidiar o qué decirle, porque solo de verle el nerviosismo se abría paso en todo mi organismo y limitaba mi capacidad para actuar como un ser pensante común y corriente.
Hay personas que simplemente causan estragos en nosotros, quizá más de lo que nos gustaría.
Namjoon seguía observándome fijamente, y yo hacía lo mismo cual gilipollas, en serio, lucíamos tontos mirándonos sin decir nada o tan siquiera movernos, parecía que nos había dado una especie de parálisis, sin embargo, eso cambió cuando el simio, tras tragar grueso de tal forma que me dejara ver con claridad el sexy descenso y ascenso de su nuez, se estiró nuevamente hasta quedar los dos a la misma altura.
Se aclaró la garganta, e intentó hablar posteriormente:
- Ehmm... Yo... - Como os dije, "intentó", ya que solo consiguió balbucear un par de cosas sin sentido, terminando por apartar la mirada, rascar su nuca con incomodidad y relamerse los labios secos como síntoma de inquietud. Yo, en un intento por no darle mucha atención al movimiento de su lengua sobre su belfo inferior y con el objetivo de actuar como si nada estuviera pasando, decidí intervenir, quitando de cierta forma peso de sus hombros ya que no se vería obligado a tener que iniciar una plática.
- ¿Necesitas esto? - Me reprimí mentalmente cuando mi voz salió más aguda de lo que pretendía, pero disimulé bastante bien alzando a la altura de sus ojos la toalla culpable de que en ese momento yo estuviera "atrapado", por así decirlo, junto a él. Lo que le estaba sugiriendo era que tomara la tela para secarse.
Se mostró dubitativo, cauteloso más bien, mirándome como si le diera miedo acercarse o estuviera tratando de descubrir lo que pasaba por mi cabeza, lo cual evidentemente no era muy difícil de descifrar, pues todos mis pensamientos se resumían a él y a los últimos acontecimientos referidos a su persona.
Al ver que el muy tonto no hacía nada, agité la toalla en el aire, con expresión de "No seas bobo y tómala de una jodida vez", aunque no sabía muy bien que expresión era esa.
- Gracias - Murmuró y yo asentí, para acto seguido ver cómo comenzaba a secarse.
Estuvo así un par de minutos frotándose bajo mi disimulada mirada...
Bueno, quien dice disimulada dice que me lo estaba comiendo con la vista, pero entendedme, cualquiera hubiese hecho lo mismo en mi situación, era simplemente imposible no deleitarse con su apariencia. Estuvimos así un par de minutos, pero al parecer todo ese proceso no dio mucho resultado, porque a pesar de pasar el mullido objeto repetidas veces por su cuerpo, no dejaba de estar mojado, y pronto me di cuenta de la causa.
- Ehh... Namjoon, creo que la camiseta no está ayudando mucho... - Intenté sonar lo más desinteresado posible, pero supe que mi tono tembloroso no me apoyó demasiado. ¿Cómo cojones iba a poder hablar normal si estaba insinuando que debía quitarse la prenda superior si quería secarse de una vez?
A ver, recapitulemos, Namjoon, quien era mi exnovio traidor y por el cual yo aún guardaba sentimientos, estaba en una condición sugerente a menos de un metro de distancia de mí, pasándose una puñetera toalla por húmedos rincones de su musculoso e increíble cuerpo. Oh, y a esto debemos sumarle nuestro pequeño incidente de la noche anterior, donde Kim Seokjin se mostró vulnerable de la forma más penosa posible ante él, para simplemente ser rechazado, quedando de esta forma en una situación ciertamente ridícula y bochornosa.
Recasual vamos, lo típico de un fin de semana.
- Sí... Creo que debería quitármela - Contestó sobrecogido, haciendo que parpadeara un par de veces debido a que su respuesta había explotado mi burbuja mental. - ¿No te importa? - Cuestionó con duda, siendo cauteloso de tal forma que pudiera estudiar la situación. Era como si estuviera temeroso de terminar actuando mal o haciendo algo que me no me hiciera sentir a gusto, y francamente eso me molestó.
Joder, que me hubiera rechazado no era el fin del mundo, no tenía que meditar cada movimiento que fuese a efectuar. De todos modos yo ya estaba irritado por tener que hacerle compañía, no iba a sentirme mejor o peor por cualquier cosa que hiciera, porque ya nada podría cambiar lo que había pasado anoche.
Maldito simio imbécil.
- No - Contesté secamente, cruzándome de brazos y apartando la mirada.
¿No era esa una pregunta estúpida?
Quiero decir, el día anterior le vi sin camiseta en la playa y él me vio a mí, los dos éramos hombres, gays, sí, pero hombres al fin y al cabo.
No había nada en su anatomía que yo no conociera, y no era como si fuera una niñita puberta que se sonroja por ver el torso de un hombre. Me gustaba su físico, me resultaba atractivo, pero no era la gran cosa (lo de que se quitara la prenda digo, su body sí, ¿qué digo la gran cosa? ¡La espectacular cosa! O sea, papá Dios se pasó de verdad con él, Namjoon era tetita de monja), tampoco iba a tener una jodida erección por eso.
Mierda, su actitud me estaba cabreando, y mucho.
Tal vez sería porque estaba sensible desde antes, pero os juro que era insoportable que actuara así.
Ya lo comenté, no quería su puta lástima, y definitivamente era lo que estaba recibiendo.
Pero suspiré, intentando calmar todo ese enfado que había aparecido sin ton ni son, porque la reacción de Simiojoon estaba más que justificada, no era la que quería, sin embargo, era la normal y yo era consciente de que si hubiera estado en su lugar, probablemente hubiese sentido compasión de él.
Así que con eso en mente, pronto mi molestia pasó a convertirse en melancolía.
Joder, parecía una mujer con la regla, eran curiosos mis drásticos cambios de humor.
No miré cuando se quitó esa parte de su ropa, pero supe que lo había hecho porque sentí cuando exprimió la tela, intentando expulsar la mayor cantidad de agua posible.
Estuve así un tiempo, apreciando el prácticamente imperceptible paisaje que se veía nublado por la llovizna, hasta que de nuevo su voz me hizo enfocarme en su persona.
- ¿Te importa si me quedo así un rato? - Llevaba al Mario sobre sus hombros, y cruzándolo delante, cubriendo gran parte, solo dejando a la vista un fragmento de su pecho. Yo simplemente negué, y no queriendo parecer tan cortante, añadí:
- Puedes usarla el tiempo que quieras.
- Gracias...
- Por nada...
Y si antes yo creía que el ambiente estaba tenso, la próxima hora me demostró cuán equivocado estuve.
Ya de por sí todo iba asquerosamente mal, porque nuestra interacción en todo el día se había resumido a hablar de una jodida toalla, pero luego de eso, de haber resuelto ese trivial problema, no sabíamos qué más decir.
La presencia suya simplemente me descompensaba. Era complicado mantenerme entero teniéndole tan cerca, escuchando su respiración, inhalando el olor de su perfume que no había desaparecido a pesar del inesperado baño, en fin, era complicado saber que estaba ahí y no poder hacer nada.
No podía alejarme, pero tampoco podía acercarme más, y eso era matador, asfixiante, simplemente doloroso.
Exacto, esa era la palabra, la cercanía de Namjoon era dolorosa porque me afectaba de todas las formas posibles.
Nunca llegaba a estar lejos, pero tampoco lo suficientemente cerca.
Y el punto medio era jodidamente horrible.
¿Qué hubiese sido de nuestra vida si lo nuestro hubiera funcionado?
Yo veía una imagen feliz, no era necesario tener hijos, o mascotas, ni siquiera una gran casa. Podríamos haber estado viviendo en su piso, trabajando durante el día, y encontrándonos en la noche para cenar y cuestionar mutuamente "¿Cómo te ha ido hoy?", luego darnos tal vez un baño calentito juntos, ir a la cama, tener sexo y dormir abrazados. Todo súper cursi, súper meloso, pero a la vez, súper perfecto. Él rompiendo cosas, yo regañándole por ello pero relajándome al instante en que sus caricias comenzaran.
Esa podría haber sido una bonita rutina.
Esa podría haber sido nuestra felicidad...
Sesenta minutos de abrumador silencio después, sumergidos en los rincones más recónditos de nuestras respectivas mentes, oí como el hombre a mi lado soltaba aire con pesadez, llamando mi atención y por tanto haciendo que me enfocara en su persona.
- Mierda Jin. - Dijo simplemente, su tono denotando un matiz de frustración.
- ¿Eh? - Le vi con desconcierto, y el frotó con exasperación su rostro, escondiéndolo entre sus palmas unos breves instantes, posteriormente girándose hacia mí, de tal forma que ahora ambos nos mirábamos de frente.
- Lo siento, de verdad. Yo-
- Namjoon para, no te disculpes - Frené lo que fuera que pretendiera decir, poniendo una mano en alto. - Tú no tienes que disculparte por nada. Ya te lo dije. Yo ni estoy molesto, ni necesito que me pidas perdón porque simplemente no has hecho nada malo - Paré, reflexionando lo que acababa de decir, y decidí corregir lo último, porque sí había hecho algo malo, sin embargo, fue hace cinco años y unos meses - Por lo menos no ahora... - Murmuré, no obstante, rápidamente recuperé la compostura. - Lo que quiero decir es que estoy bien. - Menuda mentira, pero no estaba dispuesto a entrar en modo depresivo ahí, delante de sus narices - Agradezco que hayas sido sincero, de verdad. De hecho, yo soy quien realmente lo siente. Lamento haber sido tan pesado, y sacar ese tema cuando no venía a cuento, sé que-
- No, no, no, ¿qué estás diciendo? - En esta ocasión fue él quien me interrumpió a mí, con una mueca de quien acaba de ver un cadáver - Jin, si alguien aquí ha hecho las cosas mal he sido yo, y estoy consciente de ello. Ni se te ocurra volver a disculparte - Habló en un tono tan fuerte que ni siquiera me vi capaz de contestar, simplemente tragué nervioso, y me quedé expectante a cualquier cosa que fuera a decir, pero en contra de lo que yo esperaba, su expresión se suavizó, hasta convertirse en una de absoluta... ¿Tristeza? - Mierda... Yo... Ahhh - Gruñó con fastidio, y nuevamente se frotó la cara con fuerza, enterrando a continuación sus dedos en su pelo y apoyando la espalda a la pared detrás suyo. - Odio esto ¿sabes? Esta impotencia que siento ahora mismo. Quiero hacer algo para hacerte sentir mejor, de verdad que lo quiero, pero ya me he equivocado tanto que decir o hacer cualquier cosa me da miedo.
- Tal vez sea mejor que no hagas nada... - Hablé tan bajito, que no creí que pudiera haberme escuchado, porque el comentario iba más dirigido hacia mí mismo que hacia el moreno. No obstante, sí me escuchó.
- ¿Cómo dices? - Mi boca estaba reseca, y por ello me relamí los labios por milésima vez en lo que iba de día, aclarándome la garganta en busca de llenarme de valor para lo que iba a decir, para que lo iba a admitir.
- Digo que tal vez sea mejor que no hagas nada - Repetí, esta vez mucho más alto - Namjoon, yo... Joder, es difícil de explicar - Hice una pausa, jugando inquietamente con mis dedos, tratando de aclarar mis pensamientos y enfocarlos intentado expresar una frase coherente - Yo, yo no puedo evitar verme afectado cada vez que hablo contigo, o cuando te veo, o cuando simplemente te escucho. Da igual, a lo que quiero llegar es que desde que regresé, todo lo referido a ti me saca de mi zona de confort. Es como si estuviera constantemente en una montaña rusa. A veces me siento tan bien contigo que el resto del mundo desaparece, pero luego sucede algo que me hace poner los pies en la tierra y darme cuenta de cuál es la jodida realidad. Y sé que es mi culpa, por entusiasmarme sin motivo, o ser demasiado susceptible. Pero no puedo controlarlo, y me sabe mal, porque yo pensaba que ya había superado todo esto... - No sabía qué más agregar que no fuera "aún te quiero y por eso las cosas me afectan el triple", y por eso terminé mirándole con semblante de cachorro abandonado, aunque me hubiese salido involuntariamente. Y él, me observaba extrañamente igual. Las causas serían diferentes, pero a los dos nos traía afligidos lo que fuera que estuviese sucediendo, porque a decir verdad, realmente no sabíamos qué era, o por lo menos yo no lo sabía.
- A eso es justo a lo que quiero llegar Jin. - Soltó en tono muerto, cansado - Siento que cada vez que hablo, lo jodo todo. Con cada cosa que hago o digo siento que la voy cagando cada vez más, y por eso me da miedo incluso estar cerca de ti, pero por más que lo intento no puedo alejarme tampoco.
- ¿¡¿Ves?!? - Expresé, quizá más alto de lo que debería, sacándole de onda, y le apunté con un dígito - ¡A esto es a lo que me refiero! Dices que ya no me quieres, que no te gusto, pero acabas de decir que no puedes alejarte de mí. ¿De qué vas Namjoon? ¿No te das cuenta de que solo me confundes? Yo sé que anoche dijiste lo que verdaderamente sentías, pero yo soy tonto, así que la más mínima cosa me la tomo en serio ¿sabes? Tú me conoces bien, eres consciente de que yo me enredo la cabeza y le doy vueltas a absolutamente todo, mala manía mía, lo sé, pero mala suerte, así soy. Tienes que medir lo que sale por esa jodida boca, por lo menos cuando hablas conmigo.
- Lo sé Jin. ¡Eso es jodidamente lo que te estoy diciendo! - Gruñó/gritó, se veía enfadado, pero su enfado no iba dirigido a mí, más bien era con él mismo y por tercera vez, pasó las palmas por su rostro con frustración. Luego, su voz salió como un zumbido - No quiero hacerte más daño del que ya te he hecho. Pero de alguna forma u otra, parece que mi jodida lengua se encarga de estropear todo constantemente...
Como se estaba haciendo costumbre, nos quedamos en absoluta quietud, porque en menos de cinco minutos, habíamos confesado de cierta forma, lo que a ambos nos carcomía por dentro.
Y era liberador de alguna manera, seguía estando triste, pero a la vez un poco más animado de haber compartido con el moreno la carga de mis hombros, y al parecer, Namjoon también había compartido la suya conmigo.
Alivio.
Era lo que experimenté en ese momento, y sinceramente...
Dejé de pensar.
Acababa de decirle a el hombre que amaba, parte de lo que me afligía y honestamente, no tenía ánimos para seguir considerando qué debía o no hacer. Además, él se veía tan afectado que simplemente no pude siquiera recordar por qué quería, o mejor dicho, debía distanciarme de él.
Por un segundo, sentí arrepentimiento y amor venir del hombre a mi lado.
El maldito viaje me había terminado agotando mentalmente por completo, y yo necesitaba dejar de lado lo que me rodeaba y centrarme puramente en lo que quería mi corazón.
Básicamente, quería vivir en una mentira idílica aunque fuera por un par de minutos, y probablemente por eso, dejé que mis instintos, y para qué mentir, mis propios deseos, se adueñaran de mi cuerpo a modo que actuara puramente impulsado por estos.
- Namjoon - El peligris me miró, y cuando supe que ya había capturado completamente su atención, comenté: - Quizá lo más apropiado sea que dejemos de hablar de una vez por todas. - Abrió desmesuradamente sus ojos, con cara de terror. Seguramente se pensaba que lo que yo quería era dejar de mantener una relación de "amistad" con él, o alguna idiotez de esas, pero mis objetivos eran completamente contrarios, y se lo hice saber cuando, sin siquiera dejarle contestar, puse mis manos en sus hombros, y me acerqué impulsivamente a él, haciendo finalmente lo que en secreto había estado deseando desde hacía mucho tiempo.
Unir mis labios con los suyos.
Exacto, eso fue lo que sucedió, yo, después de tantos años, y sin un aparente motivo lógico, besé a Namjoon.
Al principio estuve temeroso, simplemente postré mi boca contra la suya de una forma algo brusca y ciertamente torpe, sin más acción que el contacto que existía entre ellas, y apreté mis ojos fuertemente, temiendo que en cualquier momento me empujara, o me mordiera, o me rechazara de sabría Dios qué otra forma.
No obstante, su reacción, a pesar de tomarme por sorpresa, me hizo respirar con tranquilidad.
Simiojoon, después de unos segundos congelado en su lugar, y teniéndome en la completa incertidumbre, no se apartó, por el contrario, actuó sosteniendo fuertemente mis mejillas, y me apretó más duro contra él, como si por nada del mundo quisiera que me apartara.
Entonces sí pude relajarme por completo. Mi cuerpo se sintió ligero, como si fuera gelatina, y suavemente, deslicé mis antebrazos hasta quedar con las manos cruzadas detrás de su cuello.
Era gracioso, porque realmente no estábamos haciendo nada, no había ningún tipo de movimiento, simplemente eran nuestros belfos juntos, sin intercambio de saliva, sin sensualidad, sin lujuria, pero por lo menos de mi parte, con mucho amor.
Namjoon también cambió la posición de sus extremidades, y las deslizó lentamente desde mis cachetes hasta mi cintura, trazando de una forma que consideré sumamente caliente, la silueta de mi constitución.
Y fue cuando sus dedos se apretaron positivamente en mi pequeña curva, que no pude resistirme más e hice uso de mi lengua, lamiendo su belfo inferior y seguidamente mordiéndolo ligeramente, para exigir acceso a su húmeda caverna.
Exploté.
No recordaba lo bien que se sentía y por tanto la extraordinaria y nostálgica sensación me tomó por sorpresa. No había una forma específica de definir el gusto de Namjoon, simplemente sabía a él y en ese instante recordé por qué este solía ser mi sabor favorito.
Descubrí que no había dejado de serlo.
Su lengua se enredaba con la mía en una danza lenta y tortuosa, lo cual era jodidamente extraño, porque no podía entender cómo todo podía ser tan sexy y desesperado a la vez. En serio, nos besábamos con tanta necesidad que incluso nuestros dientes chocaban torpemente, y algo de saliva escurría por nuestras comisuras.
Definitivamente no era lo que la gente normal consideraría como un buen beso, pero para mí, era simplemente único, y aparentemente el moreno también lo estaba disfrutando, o por lo menos sus movimientos traviesos en mi interior demostraban eso.
En algún punto, él comenzó a acariciar con suavidad mi espalda, y una de mis manos escaló por su nuca, hasta enterrar en mis dígitos en el inicio de su cabello, haciendo que todo se volviera más excitante si era posible.
No sé si lo recordéis, pero yo solía tener una especie de maña con engancharme a Nam como si fuese un koala, y al parecer, esto tampoco había cambiado.
Me aferré al simio, pegando mi vientre contra el suyo, cruzando mis tobillos en el espacio que se encontraba encima de su trasero, y sosteniéndole lo más fuerte que pudiera, porque de verdad que no deseaba alejarme de su persona.
Quería seguir sintiendo sus gruesos y ásperos labios sobre mis propios regordetes y acolchonados, continuar mezclando sus fluidos con los míos, atascar en su garganta sus gemidos de satisfacción, anhelaba que siguiera acariciándome y haciéndome cosquillas por debajo de la camiseta en mi baja espalda hasta hacer mi carne erizar, añoraba que su aliento siguiera mezclándose con el mío, estar tan cerca que no pudiéramos distinguir donde comenzaba uno y acababa el otro.
Lo quería a él, tan sencillo como eso.
Maldije a la puta falta de aire, a la evolución del hombre y a su necesidad de oxígeno para poder vivir, porque en contra de mi voluntad, tuve que separarme de la calidez de Namjoon, aunque al parecer, eso no significó que tuviéramos precisamente que alejarnos, ya que inmediatamente y después de una respiración profunda, el simio se lanzó a trabajar mi cuello.
Sonreí.
Seguía teniendo esa jodida cosa por esa parte de mi cuerpo, y por supuesto, a mí me seguía encantando.
Apreté un poco más las hebras de pelo que estaba sosteniendo, logrando que un bajo gruñido escapara de él, uno de satisfacción ciertamente, el cual fue acompañando por mis incontrolables suspiros y bajos jadeos de placer.
Se giró conmigo en brazos, y me recostó contra la pared, consiguiendo que soltara un chillido totalmente vergonzoso producto al inesperado acto. Le escuché reír por lo bajo, y aunque en un principio fruncí el ceño ligeramente molesto por su burla, no tardé en sonreír también.
Extrañaba eso.
Lentamente, sentí que unos dedos se deslizaban por el borde de mis pantalones cortos, y realmente pensé que iba a adentrarse en estos, pero en contra de todo pronóstico, se dedicó sencillamente a acariciar mi culo por encima de la ropa, apretando de vez en cuando y provocándome una maravillosa sensación.
Obviamente, yo no me quedé detrás con todo el toqueteo, porque en lo que el peligris me manoseaba y marcaba, yo mandé al Señor Mario a volar por los cielos. Básicamente le quité la toalla y expuse la zona anteriormente cubierta por esta.
Le solté el cabello, y di inicio a un proceso de exploración de sus duros omóplatos, trazando círculos invisibles sobre estos y el resto de partes alcanzables que me dispuse a recorrer seguidamente.
Quería tocarle por completo, quería volver a tener para mí cada parte de él.
Y Podía haberme quedado una eternidad así, sintiendo la talentosa boca de Namjoon besar, lamer, y marcar de todas las formas posibles mi piel, y experimentando el placer que la fricción mutua nos provocaba, sin embargo, de un momento a otro, algo me cayó encima como un cubo de agua helada.
Y eso era nada más y nada menos que la jodida realidad.
Los pocos minutos de felicidad que ansiaba, como antes os había comentado, parecían haber acabado de una vez por todas, y ahora solo quedaba cabida para la culpabilidad y el arrepentimiento en mí.
Ya que esto estaba mal, jodidamente mal.
Por mucho que lo quisiera, sabía que todo era una farsa, el peligris simplemente me estaba siguiendo la corriente motivado quizá por algún tipo de excitación momentánea, no porque realmente quisiera estar conmigo.
Y encima de eso, estaba ChanYeol.
Mierda, le hice a Chan justo lo que Namjoon me había hecho a mí antes.
Y eso me convertía sin duda alguna en una auténtica y total basura.
De repente, dejé caer mis brazos como peso muerto a mis costados, deteniendo el rastro de gestos cariñosos que anteriormente había dejado sobre su espalda, y evidentemente, él se dio cuenta de que algo pasaba, así que paró y subió la cabeza para mirarme nuevamente a los ojos.
- ¿Está todo bien? - Dijo, con un hilo de voz, temiendo que esa no fuera la pregunta acertada, y en efecto, no lo era, porque nada estaba bien, y tanto él como yo lo sabíamos.
- Suéltame. - Exigí, endurecimiento repentinamente todas mis facciones, pero no era molestia o enfado, sino pavor, completo terror de lo que acababa de hacer.
- ¿Cómo?
- He dicho que me sueltes - Solté con un filo ansioso, desesperado por que cumpliera y para enfatizar mi punto, empujé suavemente sus hombros, logrando que lentamente y con cara de confusión total, me fuera dejando en el suelo.
- Jin yo-
- Lo siento - Le interrumpí en estado se shock, mirando hacia la nada pero a todo a la vez, con los ojos abiertos a más no poder y rodeándome con mis propios brazos como si de esa forma me estuviera protegiendo de algo. - No debí haber hecho eso, lo siento, lo siento.
- No Jin, no lo sientes, realmente no lo haces, sabes que te gustó. - Acusó, sin embargo, parecía hacerlo para retenerme ahí de alguna forma.
- ¡Me gustó pero me arrepiento de haberlo hecho! - Chillé, y esta vez quien abrió los mucho los orbes fue él - ¡Tú no me quieres Namjoon! ¡Me lo dijiste ayer! ¡U hoy! ¡No lo sé, me tienes la cabeza echa un lío!
- Jin, cálmate y escúchame. Necesito decirte algo.
- ¡No quiero oír ni una jodida cosa de ti! ¡Dices que no me extrañas, que no me quieres, pero a la primera oportunidad te pegas a mí como si realmente me desearas! ¿Qué mierda es esto para ti? ¿Un jodido juego? ¡Deja de burlarte de mí porque sabes que te quiero!
- ¿Me quieres? ¿De verdad aún me quieres? - Preguntó con tanta incredulidad que incluso llegó a ofenderme. Él jodidamente lo sabía y estaba actuando como si no lo hiciera.
- ¡Deja se hacer eso! ¡Deja de fingir que no lo sabes! - La exasperación estaba presente en mi tono de voz. Igual estaba exagerando y llegando al borde de la histeria, pero francamente no podía más, tenía que descargar toda mi ira, mi dolor, mi tristeza, y todas las jodidas cosas que sentía de una vez por todas. - ¿Por qué no pudiste apartarme y punto igual que ayer? ¿Por qué tuviste que seguir con el beso? ¡Eso es cruel Namjoon!
- Jin, escúchame, en serio tengo que decirte algo importante. Yo te mentí, no-
- ¡Déjame en paz! - Salté un paso hacia atrás al ver que se me acercaba y tocaba mis antebrazos. No quería tenerle cerca porque como ya había comprobado, era incapaz de controlar mis acciones - No quiero que me toques, ni que te me acerques, no quiero nada de ti. No te aproveches de mis sentimientos si lo que quieres es un rollo rápido Namjoon.
- ¡No es solo un rollo rápido Jin! ¡Escúchame joder! ¡Yo a ti te a-
- ¡Ya te dije que no quiero escucharte! Sé que todo esto es mi culpa, que no debí haberlo hecho. Bien, error mío, lo sé. Pero eso no te quita responsabilidad. ¡No me toques! - Exclamé por segunda vez frenéticamente, mirando sus antebrazos cuando intentó establecer contacto conmigo de nuevo, y tal cual hice anteriormente, retrocedí. Lentamente volví a mirarle a los ojos, encontrando una mirada llena de desesperación, arrepentimiento y cautela en su cara.
Todas esas emociones encontradas en mi pecho desaparecieron completamente, para convertirse por no sé cuál vez en el día, en tristeza.
Mis hombros cayeron, totalmente derrotado.
Y al parecer, la situación nuevamente fue demasiado para mí, pues girando sobre mis talones, hice lo que últimamente resolvía por momentos mis problemas.
Huí.
Exacto, sin importarme la lluvia, que no pudiera ver prácticamente nada por la magnitud del diluvio, y que hubiera dejado al simio detrás de mí llamándome repetidamente, me largué corriendo como un cobarde, intentando hallar a pesar de no distinguir una mierda, el adecuado camino de regreso a mi habitación, o por lo menos, uno que me llevara bien lejos de la persona que sabía que estaba intentado seguirme.
La única cosa buena que saqué de la lluvia fue que pudo disimular sin contratiempos todas mis lágrimas, ya que a pesar de todo, no fue suficiente para hacerme sentir mejor.
Probablemente no debí haber tratado así a Namjoon, porque como dije, fue mi jodida culpa por haber iniciado el beso.
Seguramente debí haberme calmado y escuchado lo que fuera que tuviera que decir, no obstante, no lo hice, y me dejé llevar por nebulosos pensamientos.
De hecho, ni siquiera pude llegar a esa conclusión hasta varios días después, donde me di cuenta, de que tal vez si le hubiera oído en ese instante, podríamos haber aprovechado un tiempo precioso.
Por suerte, cuando lo descubrí, aún no era demasiado tarde.
Je...
Primeramente quiero pedir perdón y misericordia.
Como algun@s ya saben, en estos dos meses he tenido que cambiar constantemente de móvil, porque tengo dos que juntos no hacen uno en condiciones, así que tengo que esperar a que me manden uno nuevo, el cual debe llegar a finales de mes.
Además de eso, esta semana he iniciado la escuela, o sea, las clases presenciales, y entre eso, mi recuperación del dengue (porque el muy desgraciado me va a dejar con agotamiento por lo menos dos meses) y que encima llegó Andrés, no he tenido ningún tipo de fuerzas para escribir.
Oh, y además el miércoles fue mi cumple, otro motivo que me mantuvo distante.
Pero buenoooooooooo
Ya está aquí el cap, espero que os haya gustado, yo lo escribí con todo mi amor.
Ya no queda nada para que el rico morenazo y señorito Jino se reconcilien.
Intentaré escribir poquito a poco para tener al menos dos caps por semana como había estado haciendo.
Un besazo y cuidaos mucho😘😘
#Sigosinsaberdedicarcapituloscomounserhumanodecenteasiqueporesolohagoasí.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top