Capítulo 17 - ¿Yo soy moreno?
Nam's pov
Una vez llegamos al auto, deposité a la princesa en el asiento del copiloto con extrema delicadeza, todo lo contrario a mi actitud hacia los otros dos jenízaros, quienes habían terminado por quedarse dormidos, y ahora descansaban plácidamente; Taehyung recostado en el hombro de Hoseok, y este con su cabeza apoyada sobre la del peliazul.
Pudo haber sido una imagen preciosa, sin embargo, no lo fue, pues ambos estaban roncando, con la boca abierta desprendiendo un horripilante aliento a alcohol, y por si fuera poco, se encontraban babeando.
En el caso del bailarín, la saliva había recorrido tanto que solo le quedaban unos milímetros para impactar directamente contra el cuero cabelludo del fotógrafo.
Hice una mueca al percatarme de tal situación, y tras sacudir mi cuerpo, con un escalofrío fingido, como queriendo borrar de mi mente la escena que acababan de presenciar mis ojos, volví a concentrarme en el pelimorado que estaba delante de mis narices, y que jugaba con mi pajarita, simulando sonidos de aviones, como si fuese lo más divertido del mundo.
Después de un click producto al amarre del cinturón de seguridad, quitarme el lazo y dárselo a Jin para que pudiera entretenerse con él a gusto, y cerrar la puerta del lado derecho, di la vuelta para finalmente, sentarme frente al volante y emprender rumbo.
- Namjoon. ¿Ya vamos a casa? - Preguntó cuando ya llevábamos un par de minutos en carretera.
- Ajá.
- ¿Y ellos van con nosotros? - Inclinó su cabeza demostrando duda, y frunció ligeramente el ceño, haciendo un pequeño puchero.
- No Jin, primero les dejaremos a ellos en su casa, y luego te llevaré a la tuya. - Formó una pequeña "o" con sus labios, y asintió un par de veces, para seguir jugando con el moño que permanecía entre sus dedos, como si no existiera nada más a su alrededor.
A la par que le observaba por el rabillo de ojo, sin apartar la vista directamente de la desolada calle, sonreí con ternura, pues definitivamente él era la persona más adorable de todo el jodido mundo y yo nunca me cansaría de decirlo.
Así estuvo entretenido los 15 minutos que duró el viaje a la vivienda del dúo que se encontraba sentado en los asientos traseros, pero una vez aparqué frente a la construcción, levantó la vista de su regazo y volteó en mi dirección como si fuese la niña del exorcista, mirándome con los ojos desmesuradamente abiertos.
- ¿A dónde vas? - Preguntó en tono de pánico total, y yo le observé con desconcierto, sin entender de qué iba todo esto, olvidándome por un segundo de que el motivo de su extraña actitud era la desorbitante cantidad de alcohol presente en su organismo.
- Pues a entrar a Hoseok y Tae.
- ¿Y me vas a dejar solo?- Si antes era pánico, ahora mostraba terror.
- Solo será un segun-
- ¡No!- Chilló, e inmediatamente, estiró el brazo para sostenerme de la manga de mi saco. Comenzó a negar apresuradamente con la cabeza. - ¡No! ¡No! ¡No me dejes aquí solito Namjoon! - Exigió, y me observó con la misma expresión que pondría el gato de Sherk, esa que viniendo de Jin, me resultaba irresistible. Tomé una respiración profunda, y una vez aclaradas mis ideas, me dediqué a calmarle.
- Jin, tranquilo, solo será un momentito de nada. - Comencé hablando con la voz más serena posible, siendo observado atentamente por el pelimorado, como si yo fuera un maestro y él un niño curioso que quiere saber - Ahora levantaré a ese par de idiotas- Señalé, sin apartar la mirada de su persona, a los nombrados - Les dejaré en su habitación, y volveré contigo. Tranquilo, no te voy a dejar solo.
- ¿Lo prometes? - Preguntó aún desconfiado, formando un mohín con sus abultados y apetecibles labios.
Se veía tan ansioso, tan necesitado de mi compañía, que me resultó imposible no imaginar cosas que probablemente no fueran, pero es que de cierta forma, eso me hacía pensar que yo era importante, que la princesa podía llegar a depender tanto de mí como yo de él.
- Lo prometo.
- Júralo por el libro de la selva - Levantó su palma a modo de juramento.
- ¿Qué?
- ¡Júralo! - Exclamó, saltando sobre su lugar a modo de berrinche, sin bajar su mano, y yo me limité a cumplir con su orden, aún cuando no comprendía ni una mierda, aguantando una carcajada traicionera que amenazaba con escapar de mi boca motivo a lo absurdo de las circunstancias.
- Lo juro - Imité su acción.
- Promesa de dedos - Mostró su meñique, con el objetivo de entrelazarlo con el mío, acto que tuvo lugar segundos después. - Ya lo has jurado. No puedes romper una promesa. - Acusó señalándome con uno de sus hermosos dígitos, como si fuese una madre que regaña a sus hijos, y tras unos instantes asegurándole que no incumpliría con mi palabra, me puse de pie, e hice de tripas corazón por levantar a los dos hombres que estaban detrás de mí.
Joder, con lo delgados que eran nadie hubiese pensado que pesaran tanto.
Al final tuve que llevarlos de uno en uno, comenzando por Hoseok, que como bien yo suponía, era quien guardaba las llaves en sus bolsillos.
Pasaron los 10 minutos más tediosos de mi vida transportando a los dos borrachos, quienes luego de haber sido despertados, no paraban de decir incoherencias, pero cuando finalmente logré dejarles durmiendo nuevamente, y asegurarme de que estuvieran bien, volví al vehículo donde la persona más importante de mi vida, me esperaba con la nariz pegada a la ventanilla, de tal forma que parecía un cerdito.
- Ya estoy aquí - Anuncié sonriente en cuanto ingresé otra vez en el coche.
- ¡Namjoon! - Gritó, asustándome con su nuevo cambio de actitud.
- ¿Qué pasa? - No respondió, pero en cambio, se limitó a señalar con la boca abierta a su propia pajarita, la cual permanecía en su cuello. - Sí, muy bonita. - Alegué, sin saber muy bien qué se suponía que debía contestar, de hecho, ni siquiera sabía si debía contestar algo.
- ¡Hay dos! - Dijo como si no pudiera creérselo, como si fuese lo más impactante del mundo mundial.
- Anjá, son dos. - Respondí con una pequeña risita, arrancando nuevamente el transporte, pero antes de que pudiera ponerme en marcha, Jin volvió a llamar.
- ¿Me la puedes zafar?
- Claro, acércate. - Se inclinó justo como le pedí, y yo posicioné mis manos en la zona de su nuca, para que luego de un pequeño forcejeo con el broche, quitarle la prenda y entregársela. - Ya está.
- Muchas gracias.
Reanudamos nuestro viaje en total silencio, por lo menos de mi parte, ya que el pelimorado mantenía su juego raro, ahora con los dos accesorios, y a sus ruiditos parecidos a un "brun brun" (en vez de aviones parecían motos), se le sumaba la música baja proveniente de la radio.
Así estuvimos un corto tramo del recorrido, hasta que en la princesa despertó una nueva curiosidad, y por tanto decidió proyectarla.
- Namjoonie ¿Por qué la tuya es negra y la mía es blanca? - Debí responderle que era debido a las combinaciones de nuestros trajes, pero eso hubiese sido muy aburrido, y como no había nada más gracioso que mantener una conversación con Jin borracho, decidí modificar mi contestación.
- Pues porque yo soy moreno, y tú eres blanquito.
- Ahhhhhhh Claro, claro, qué tonto soy - Llevé en puño la mano que no sostenía el volante hasta mis labios, intentando aguantar la risa y aparentar seriedad. - Taehyung también es moreno.
- Es verdad.
- ¿Por qué?
- ¿Eh? - ¿Me estaba preguntando el porqué Taehyung era moreno? ¿Qué mierda se suponía que debía contestar?
- ¿Eh? - Repitió con cara de desconcierto, la misma que debía tener yo en ese momento.
- Jin ¿De qué hablas?
- ¿Yo? ¿Yo he dicho algo? - Se señaló así mismo con sorpresa, y comencé a negar con la cabeza, retornando a mi antigua expresión de diversión.
Los próximos diez minutos transcurrieron bajo sus encantadores desvaríos.
En ese reducido tiempo, me habló de lo interesante que era el proceso de apareamiento de los chimpancés, luego entró en la típica fase de borrachera en la que te da por decir que amas a todo el mundo, y por último, comenzó a reír sin motivo aparente, contagiándome a mí en el proceso, por lo que al final, los dos parecíamos dos desequilibrados mentales carcajeándonos escandalosamente a plenas doce de la noche.
Era simplemente maravilloso estar con él.
- Namjoon - Me llamó con repentina seriedad, y yo volteé momentáneamente en su dirección, para ver que portaba una mueca indescifrable en su precioso rostro, y sobaba su panza suavemente por encima de la tela de la camisa.
- ¿Jin estás bien?- Cuestioné con preocupación, pues de repente, su semblante se había tornado paliducho, y sudor frío comenzaba a descender por su frente. Él comenzó a negar.
- Creo que... Creo que voy a...
Y no pudo terminar la frase, pues inmediatamente su cuerpo se flexionó hacia adelante, y de su boca comenzó a brotar un líquido blanquecino y pestilente.
Sip, efectivamente, Jin estaban vomitando.
Oh, pero no era vomitar y ya está, no, no, no, estaba potando en el auto que no llevaba ni siquiera tres meses bajo mi propiedad.
¡Mi bebé!
¡¡No llevaba 100 días conmigo y ya había tenido que experimentar la cruda realidad!!
Joder, sé que sonaba exagerado, pero es que en esa época de mi vida, cuando nunca antes había tenido coche y finalmente había podido tachar ese punto de mi lista de objetivos futuros, el vehículo tenía más importancia para mí que Yoongi y Hoseok.
Y en ese momento, un precioso pelimorado expulsaba sus fluidos sin ningún tipo de control en la sección del copiloto, manchando todo a su paso, incluyendo sus zapatos y parte de su pantalón.
Mi piel se estremeció ante la fatídica situación.
Juro que quería llorar, gritar, o golpear a alguien por lo que le estaba pasando a mi pobre Wendy.
Sí, ese era el nombre de mi coche, y sí, era chica ¿Qué pasa? ¿Algún problema?
Bueno, el caso es que a pesar de que me estaba muriendo en ese instante y cruzaba los dedos para que mi pequeña pudiera resistir...
¿Sabéis que hice?
Pues frené inmediatamente, y me situé a un costado de la carretera, para acto seguido, soltar tanto mi cinturón como el de Jin, permitiéndole así sentirse más cómodo, y tras ello, comencé acariciar suavemente su espalda con una palma, intentando aliviar su malestar, y con la otra le retiré el flequillo de la frente y lo mantuve hacia atrás, impidiendo que el cabello fuera otro motivo de molestia.
En fin, que cuando a otra persona la hubiese expulsado a patadas del carro, a mi princesa le servía de apoyo para pasar ese desagradable proceso.
¡Sí eso no era amor entonces que alguien venga y me explique qué coño era!
Mi querida hija estaba siendo contaminada, el ambiente apestaba, al acercarme parte del asqueroso líquido había llegado a salpicarme, y a pesar de todo, a mí me preocupaba más que él se sintiera bien.
- ¿Mejor? - Pregunté una vez terminó y se reincorporó en el asiento. Asintió con una mueca cansada, y con unas toallitas que guardaba en la guantera, le limpié las comisuras de los labios, y parte de su ropa, aunque por obvias razones, esto no dio un resultado perfecto.
- Perdón Namjoon. Te he manchado el coche.
- No te preocupes. - Contesté con resignación, pues no había nada que hacer, y tras haberle acomodado un poco, desvíe ligeramente la ruta, para dar con una gasolinera cercana, donde me detuve unos minutos para comprar unas botellas de agua y un paquete de ambientadores de coches.
Ayudé a Jin a bajarse del auto, abrí la puerta trasera, sentándole en los asientos pero manteniendo sus piernas fuera, para poder quitarle los zapatos y medias completamente sucios y limpiarle con agua las patas del pantalón.
Él simplemente se quedó quieto, con la vista perdida en lo que yo llevaba a cabo semejante tarea, que a decir verdad, era bastante repugnante, pero nada comparado a lo que tuve que hacer después.
Cuando ya estuvo lo suficientemente aseado, hice que entrara por completo y me quite mi saco, doblándolo de tal forma que le sirviera de almohada, para que pudiera recostarse y con un poco de suerte, que se quedara dormido.
Había terminado con Jin, ahora solo quedaba...
El asiento en el que estaba.
Hice de tripas corazón, tomé una respiración profunda, y tras llenarme de valentía como un macho pecho peludo, comencé a limpiar con agua y papel toda la sustancia derramada y que destruía por completo el encantador espacio.
Joder, lo que me faltaba para vomitar también eran nanosegundos.
Si hacía seis años me hubiesen dicho que terminaría limpiando el vómito de un hombre en mi auto, hubiese mandado a la mierda a quien quiera que hubiese sido el autor de semejante comentario.
Pero el destino se encargó de demostrarme cuan equivocado estuve, porque sí, ahí estaba yo, agachado, con una mueca de total repugnancia, intentando eliminar cualquier rastro de la horrible mezcla.
Una vez conseguí dejarlo pasable, vacié el contenido de la bolsa que venía con esos cartoncitos en forma de pino cuyo olor era bastante refrescante, y los deposité en esa sección, para lograr aminorar la peste hasta que tuviera tiempo para ir a lavar el coche.
Sin más, y agradecido con cualquier ser superior que me hubiese ayudado a superar esta dificultosa situación, me monté nuevamente en mi parte, y seguí avanzando hasta la casa de Jin, a la cual arribé un tiempo después, tiempo en el que él había terminado, justo como predije, por quedarse dormido.
Ahora venía lo difícil.
Lo complicado no era sacarle de la fiesta, ni soportar sus charlas sin sentidos, ni siquiera haber tenido que limpiar sus desperdicios, nop, de hecho, nada de eso me molestaba realmente.
Lo complicado era hablar con sus padres.
Porque claramente, yo no iba a entrar así como así a la casa, tendría que encontrarme con uno de ellos, o en el peor de los casos, con los dos.
Pero como no había más nada que hacer, y no podía dejarle durmiendo incómodo en los asientos traseros, me dispuse a despertarlo para que por lo menos pudiera entrar por sí solo a la vivienda.
- Eh Jin, ya hemos llegado. - Empecé a dar palmaditas suaves en su brazo, y él comenzó a retorcerse, sin embargo, no abrió los ojos en ningún momento. - Jin...
Me mantuve en ese proceso, pero era en vano, el pelimorado se removía, fruncía los ojos, incluso llegó a extender su mano suavemente, pero no se despertó, así que al no encontrar otra solución, llegué a la conclusión de que le cargaría.
Intenté tomarlo de la misma forma que le había sacado de la boda, pero entonces me sería muy complicado tocar la puerta, así que, tras numerosas maniobras, me lo colgué en la espalda, francamente sorprendido de que él aún después de todos esos bruscos movimientos no se hubiese despertado.
Le acomodé de tal forma que su cabeza quedaba apoyada en mi hombro y su aliento chocaba directamente con mi cuello, haciendo que me extremeciera de arriba a abajo, pero no me pude concentrar mucho en eso, pues a tan solo unos pocos instantes de haber presionado el timbre de la construcción, apareció por la entrada el hombre que alguna vez fue mi suegro.
- ¿Namjoon? - Me miró con cara de quien ha visto un muerto, y bueno, no me sorprendía, pues estaba claro que él no se iba a esperar encontrarme a casi la una de la madrugada, cargando a su hijo a cuestas. Su tono y porte se mantenía igual de duro que cuando le conocí.
- Señor Kim. - Intenté saludar, pero mi voz sonó como si fuese un preso a punto de ser ejecutado.
- ¿Qué haces aquí? ¿Qué le ha pasado a Jin?- Sonó alarmado y se adelantó unos pasos con preocupación por el estado de la princesa.
- Tranquilo, solo está dormido - Le calmé - Lo que pasa es que se ha pasado un poco de copas en la boda de Jiho, así que...- Me encogí de hombros, o mejor dicho, traté, pues por el peso que llevaba me fue prácticamente imposible.
- Oh - Relajó su expresión una vez entendió - Pasa. - Abrió más la apertura e hizo un ademán con su mano para que yo ingresara.
- ¿Y la señora Kim? - Pregunté un tanto asustado, si ya era duro interactuar con él, tenerle a ambos sería devastador para mí.
- No te preocupes, está dormida. - Volvió a hacer ese gesto que me indicaba que entrara, y en esta ocasión asentí, para seguidamente cumplir con lo dicho. - ¿Puedes dejarle en su habitación?- El hombre se estaba mostrando tan calmado que no sabía si debía estar aliviado o asustado por ello.
- Claro.
Me sabía la distribución de esa casa de memoria, así que no tardé mucho en dar con la recámara del pelimorado.
Una vez dentro, le dejé sobre la cama y le quité la chaqueta para que pudiera dormir bien.
No tenía zapatos, ya que los había terminado tirando, estaban demasiado asquerosos como para darles uso nuevamente.
Pero no podía dejarle con esos pantalones vomitados.
Así que haciendo uso de una fuerza que no sabía que tenía, comencé a bajarle la prenda inferior, hasta tenerla fuera de su cuerpo totalmente.
Lo intenté, juro que lo hice, pero no me pude resistir a echar un vistazo a sus deliciosos muslos expuestos.
Eran blancos, gruesos y esponjosos, justo como lo recordaba.
Encima se veía malditamente sexy con esos ajustados bóxers negros, y no solo eso, sino que me estaba volviendo loco por la añoranza que despertaba en mí lo que se escondía dentro de ellos.
Lo amaba.
Lo amaba a él, en cuerpo y alma, y de eso no había ningún tipo de duda.
Quise tocar, quise sentir, quise hacer tantas malditas cosas, pero me limité a cubrirle con una manta, pues yo no era un fisgón y por mucho que me muriera por seguir viendo, estaba mal, y encima eso solo traería que una dolorosa erección creciera bajo mis pantalones.
Así que tras dejarle en buenas condiciones, emprendí rumbo hacia las afueras del cuarto, o mejor dicho, traté de hacerlo, pues no había avanzado un centímetro cuando su mano tomó la mía, haciendo que pegara un brinco por el inesperado acto y que mi atención se desviara nuevamente a su persona.
- ¿Ya te vas? - Preguntó con los ojos entrecerrados y la voz ronca, producto al propio sueño en el que estuvo inmerso.
- Sí, ya debo marcharme - Contesté con la mayor naturalidad que pude en ese momento, porque a decir verdad, me estaba muriendo de los nervios, ya que ni siquiera me había soltado, todo lo contrario, reafirmó su agarre sobre mí.
- ¿Por qué tienes que irte? - Me miró con expresión afligida, consiguiendo así que mi corazón punzara un poco.
"Yo tampoco quiero irme, yo quiero quedarme contigo el resto de la puta vida"
Pensé.
- Pues porque esta no es mi casa - Respondí en su lugar, y me agaché hasta estar a su altura, aún sosteniendo su mano.
- Pero yo te dejo quedarte. - Soltó desesperadamente.
- Jin... - Con la palma libre comencé a acariciar suavemente su cabello, y él cerró los ojos, disfrutando del tacto - No me puedo quedar, me están esperando en mi piso - Mentí.
- ¿Tu novio? - Volvió a verme, esta vez mostrándose incluso más dolido que antes.
- No, mi padre - Aclaré, seguí mintiendo, pero era preferible que pensara que se trataba de mi progenitor antes que cualquier otro tipejo.
- ¿Puedes cantarme una canción antes de irte? - Comencé a reír bajito ante su repentino comentario.
- Yo no sé cantar cariño- Daba igual si le decía cariño, o cielo, o mi amor, o princesa, de todos modos aún estaba lo suficientemente ebrio como para no acordarse de nada al otro día.
- No importa. - Hizo un puchero, y comenzó a frotar su dedo pulgar por el dorso de mi mano.
- ¿Te sirve si rapeo? - Pregunté y a él se le iluminaron los ojos, provocando que yo riera nuevamente.
¿Qué persona normal rapeaba para dormir a otra?
¿Qué persona normal se alegraba de que le fueran a hacer un rap para poder dormir?
Nadie, absolutamente nadie, solo dos locos a quienes no les importaba hacer cosas raras con tal de quedarse juntos.
Aunque bueno, en ese entonces yo no era consciente de que Jin pensaba de la misma forma.
Improvisé una chapuza de rap, que en lugar de dormirle lo único que hizo fue hacerle reír, pero bueno, a mí me bastaba con saber que se sentía contento por ello.
No fue lo único que me pidió, sino que después del espectáculo tuve que contarle un cuento, y "hacerle cosquillitas en la panza", porque si no no se podía dormir, dicho por él mismo.
Y yo lo sabía, sabía que todo era una maldita mentira, porque cuando el sol saliera nuevamente, él no recordaría y si lo hiciera, no sería con claridad, pero aún así, prefería engañarme si con eso era capaz de estar así de cerca con la princesa, aunque fuera por unos míseros minutos.
Finalmente se durmió, o mejor dicho, cayó en un estado somnoliento, estaba prácticamente rendido, pero aún era capaz de percibir lo que pasaba a su alrededor.
Me puse de pie, con la renovada convicción de largarme, pero nuevamente él llamó.
- ¿Namjoon?
- ¿Sí?
- ¿No me vas a dar un beso de buenas noches?
Y por milésima vez en lo que llevábamos de noche, mi pecho dolió.
"Jin, si fuera por mí, no solo te daría un beso de buenas noches, tendríamos un tipo de beso en específico para cada una de las putas 24 horas."
- ¿Un beso? - Cuestioné algo nervioso.
- Umju.
¿Qué más daba?
Tampoco es como si fuera a hacer mucha diferencia.
Sería solo un corto beso en su frente, nada más.
Me acerqué a pasos lentos, y con cierta inseguridad, me incliné y dejé un besito en la zona mencionada, tan pequeño, que ni siquiera podía haberse considerado como tal.
El pelimorado frunció el ceño.
- Así no Namjoonie - Se quejó - Dámelo bien.
Cogí aire, y cuando logré calmarme un poco, volví a echarme hacia adelante, y repetí la acción, esta vez por más tiempo.
- Ahora dame otro aquí - Dijo girando su cara para mostrarme su mejilla, la cual estaba inflando. Estiré mis antebrazos para apoyarme a los costados de su rostro, y cumplí con su petición, sintiendo fuegos artificiales explotar en todo mi ser.Sus mofletes eran tan suaves, tan mullidos, simplemente perfectos, como todo lo de él.
- Otro - Exigió, y yo cumplí - Otro - Volvió a pedir y volví a actuar - Otro - Rió, y yo también lo hice, para besarle nuevamente, y lo seguí repitiendo y repitiendo, por lo que pareció una eternidad, sintiendo contra mis labios lo que era tocar parte del paraíso - Otro - Reclamó por última vez, pero en esta ocasión, no fue en su cachete, sino que volvió a entornar su cabeza al frente y empinó sus belfos en un pequeño pico.
Jin quería que le besara en la boca.
Y yo también quería hacerlo.
Y por eso, fui avanzando lentamente, hipnotizado por esos enormes labios que me llamaban con un solo movimiento, hasta llegar al puto que lo único que nos separaba eran imperceptibles milímetros
.
Él cerró los ojos, y yo cerré los míos, listo para impactar directamente y satisfacer de una vez por todas esa dolorosa necesidad que llevaba más de cinco años experimentando.
Pero no lo hice.
Tal vez porque era demasiado tonto, tal vez por que era demasiado bueno, no lo sabía bien, pero simplemente fui incapaz de terminar lo que habíamos comenzados.
Mi primer beso con el amor de mi vida después de tanto tiempo, no podía ser con él en esas condiciones.
Estaba mal, estaba muy mal, y por tanto, por mucho que lo deseara, no lo haría.
Era verdad que nadie lo sabría, solo yo, pero la culpa me comería por dentro.
Sonaría estúpido, pero es que ese era Kim Namjoon: un tonto enamorado que muy en el fondo, tenía aún la ilusión de volver a besar con su consentimiento, al chico que le gustaba.
Me aparté, y al no sentir mi cercanía, Jin abrió los ojos para mirarme con desconcierto.
- ¿Qué pasa?
- Nada, solo que...- Aparté la vista, y enterré los dedos en mi cabello con frustración. - Buenas noches Jin.
Sin más, y dejándole sin entender absolutamente nada, salí del cuarto, intentando por todos los medios huir inmediatamente de ese lugar.
Necesitaba estar lejos del chico, porque a su lado, los pensamientos no fluían en mi cabeza, porque si me quedaba un segundo más, entonces mandaría a la mierda mi autocontrol y haría todo lo que deseaba hacer.
Recorrí los pasillos como alma que lleva el diablo, y justo cuando la entrada principal se mostraba como un pequeño rayo de esperanza, a solo unos pasos de mí, el señor Kim se interpuso en mi camino.
- Namjoon. - Frené en seco, y maldije internamente. - Sí que has tardado. - Se cruzó de brazos.
- Sí, bueno, es que Jin ha tenido... ¿Cómo decirlo?... ¿Requerimientos especiales? - Rasqué mi nuca con nerviosismo, y tras unos instantes de ser devorado por su férrea mirada, el hombre suspiró.
- Ven aquí, sentémonos un segundo.
- Lo siento señor, pero de verdad que tengo prisa y ade-
- Namjoon, siéntate por favor - Detuvo mi excusa abruptamente e intenté mantenerme fuerte, pero de nuevo, su dura observación logró intimidarme, por lo que terminé posicionándome junto a él en el sofá. - ¿Cómo estás?
- ¿Yo? - Vaya, no me esperaba esa pregunta - Pues bien, supongo... ¿Y usted cómo está?
- Preocupado, si te soy sincero. - Me quedé en silencio, sin saber qué decir - Mira Namjoon, llevamos muchos años de conocernos, así que no me voy a andar con rodeos. - Hizo una corta pausa - ¿Se lo has dicho?
- ¿Eh?
- Te pregunto que si le has dicho a Jin la verdad. - Abrí mucho los ojos, no pensé que justamente el padre de la princesa, fuese a sacar este tema de conversación.
- Señor Kim, yo-
- Woo Bin.- Interrumpió- No hay nadie más aquí y no te estoy hablando de mayor a menor, te estoy hablando de hombre a hombre. - Endureció su expresión, demostrándome cuan serio era el asunto, y yo me encontraba de igual manera, pues la situación no ameritaba menos.
- Woo Bin. - Comencé a hablar- No se lo he dicho, y tampoco voy a hacerlo.
- Namjoon, él merece saber la ver-
- Él merece estar en paz, ser feliz, y no volverse loco por cosas del pasado. Usted lo ha visto, Jin es otra persona ahora, él ha cambiado, ha superado ese asunto, ahora tiene estabilidad, tiene a ChanYeol. Ya ha pasado suficiente.
- Namjoon, Jin aún te quiere.
- Pero no es igual que antes. - Contesté con tristeza - Le atraigo, eso lo sé, porque es inevitable. ¿Pero querer? - Empecé a negar con la cabeza - Él me quiere como su amigo, porque es una persona jodidamente increíble y supo perdonar todo lo que le hice.
- Los dos sabemos que él no tiene nada que perdonar, o por lo menos no lo que él piensa.
- Usted lo ha dicho, los dos lo sabemos, pero él no. Dejemos las cosas así Woo Bin. Él está bien, eso es lo que importa.
- Pero tú no lo estás. - Afirmó con rotundidad, como si no existieran dudas. - Porque una persona que está bien, que ya ha sanado, no se queda haciéndole un cuento a otro para que se duerma. - Me miró con esa típica expresión que ponen los padres cuando un hijo intenta ocultarles algo, esa que te demuestra, que por mucho que te esfuerces en negar algo, ellos saben la verdad, y lo único que consiguió con esto es que esa barrera de autodefensa que yo había intentado levantar a mi alrededor, se fuese derrumbando poco a poco.
- ¿Nos ha oído? - Pregunté con un hilo de voz, producto al desagradable nudo que se había instalado en mi garganta.
- Namjoon - Hizo caso omiso a mi pregunta, y se echó un poco hacia adelante, extendiendo un brazo y posicionando una palma en mi hombro - ChanYeol es un chico genial. Es inteligente, trabajador, simpático y quiere a mi hijo un montón. Pero para mí, nadie, escúchame bien, absolutamente nadie, podrá sustituirte a ti. Porque lo que tú hiciste por mi hijo - Se dio un pequeño golpe en el pecho - No lo hace todo el mundo. - Comencé a parpadear, impidiendo que las lágrimas salieran en contra de mi voluntad. Él volvió a su posición original - No soy quien para imponerte nada hijo, ni tampoco pienso intervenir. Pero si algún día tú decides volver, o por lo menos intentarlo, que sepas que yo estaré de tu lado, eso ni lo dudes.
Y luego de esa corta plática, con toda una neblina de pensamientos atacando mi cabeza, volví a mi auto y comencé a manejar, pero a tan solo una cuadra después, tuve que aparcar de nuevo, ya que el líquido salado que escabapa de mis ojos no me dejaba observar con nitidez.
Así, en plena madrugada, en una esquina de la carretera, con la frente recostada sobre el volante, lloré.
Lloré como un niño, lloré como no hacía desde que Jin se había marchado a Francia.
Lloré tanto que daba pena.
Era un reguero de lágrimas y mocos, mi cara estaba hinchada, mis orbes rojos y mi cuerpo tenía pequeños espasmos.
Lo peor de todo es que no sabía si lo hacía porque estaba dolido por lo que pasaba, aliviado por las palabras de Woo Bin, alegre por el buen rato que había pasado junto a mi princesa, abrumado por los acontecimienros o frustrado por no poder hacer lo que realmente quería.
Esa incomprensión de mis propios sentimientos solo conseguía que llorara y llorara más, y que mi corazón apretara tan fuerte hasta el punto de doler.
Porque sí, así estaba yo: dolido, destrozado, abatido, agotado.
Estaba simplemente enamorado.
Holaaaaaaaaaaaaaaaa
He vueto!
Bueno, primeramente una disculpa, como ya sabéis (o supongo que lo hagáis) he tenido un problemilla de móviles y perdí el capítulo, así que tuve que volverlo a hacer.
Pero aquí está!!
Espero que os haya gustado, lo que ha pasado es realmente importante para el desarrollo de la historia.
Ah!! Otra cosa.
¿Os ha gustado la nueva portada?
No soy muy buena editando, pero he hecho todo lo posible por que quedara chulis 👉👈
Oh, algo más, para l@s que no lo sepáis, hace poco publiqué un two shot, no es la gran cosa, pero amaría que os pasaseis y le dieseis amor.
Un besazo, y cuidaos mucho 😘😘😘😘
Pd: También perdí mis fotitos de Jin comiendo ToT
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