Capítulo 2




Narra Elizabeth

Al llegar a Hogwarts fuimos a buscar al profesor Dumbledore, no lográbamos encontrar el despacho del anciano con lentes de media luna. De un momento a otro chocamos con los gemelos y por nuestra "corta" estatura en comparación con ellos caímos al no tan limpio suelo del pasillo -ay perdón, no nos fijamos- se disculparon al unísono ayudándonos a levantarnos -no las habíamos visto- dijo George -¿quiénes son?- término Fred -yo soy Artemisa Fireblood y la chica que mira a tu hermano con cara de estúpida es Elizabeth Seasong- en ese momento reaccione y me sonroje de un tono rojo como el cabello de los Weasley -bueno, que puedo hacer somos irresistibles y yo soy el más guapo del dúo dinámico, soy Fred y el es George- se presentó -ustedes son las chicas de las que hablaban Hermione, Ron y Harry- asentimos -¿de qué casa son?- preguntó en pelirrojo con un lunar en el cuello -Misa es de Thunderbird y o Horned Serpent- respondí cortes mente -no, aquí en Hogwarts- -oh, pues buscábamos el despacho del profesor Dumbledore para explicarle nuestra situación pero estamos algo pérdidas- explico mi amiga de ojos morados -nosotros las escoltaremos señoritas- dijeron caballerosamente ofreciéndonos su brazo, reímos y nos llevaron hasta donde estaba el despacho del director, pasaron todo el camino contándonos todas las bromas que han hecho.

Al llegar al despacho de Dumbledore, tocamos y se oyó la voz del director permitiéndonos la entrada -em... disculpe profesor- dije en voz baja -¿quiénes son ustedes, jamás las había visto y cómo entraron a Hogwarts?- preguntó un poco alarmado -yo soy Artemisa Fireblood y ella es Elizabeth Seasong. Puede que suene descabellado pero venimos de otra dimensión donde su mundo es para el entretenimiento, lo sabemos todo sobre la historia, lo que pasó y lo que va a pasar, aparecimos en el Expreso de Hogwarts, le dijimos a todos que veníamos de Ilvermorny y queríamos saber si nos puede ayudar- explicó Misa, el viejo se quedo pensando, desarrollando un plan egoísta para usarnos en su beneficio -muy bien, seguiremos con lo que son de intercambio y se integraran al colegio, mañana por la mañana serán asignadas a su casa, hoy dormirán en la Sala de Menesteres, las guiare- explico -oiga, por cierto ¿el GrindelDore fue canon?- pregunte -¿el qué?- estaba confundido -ya sabe, que usted y Grindelwald fueron amantes?- se apresuro a decir Misa -esa en una pregunta para otro día señoritas- evadió la pregunta. Llegamos a la Sala de los Menesteres donde había dos camas matrimoniales y equipaje con todo lo necesario para el colegio de magia y hechizaría, nos pusimos nuestras pijamas y nos dormimos en las cómodas camas. Mañana uno de nuestros mayores sueños.

***

En la mañana nos levantamos, nos pusimos el uniforme y nos dirigimos al Gran Comedor. una vez allí Dumbledore se levantó y comenzó a hablar -queridos alumnos, puede que algunos sepan ya que este año se integran al tercer año dos alumnas que vienen de Ilvermorny el colegio en América, en estos momentos serán seleccionadas en sus casa, primero la señorita Artemisa Fireblood- mi amiga se sentó y le colocaron el Sombrero, tardo un poco seguro debatiendo entre Ravenclaw y Slytherin -¡¡¡RAVENCLAW!!!- gritó, ella salio corriendo a la mesa de la casa       -ahora la señorita Elizabeth Seasong- me presentó el director de barba plateada, me senté en el banco, me colocaron el Sombrero, voltee a Draco que me observaba detenidamente «mira que curioso, digna de Ravenclaw, de Slytherin y un poco menos de Hufflepuff » «pon me en Slytherin, por favor, es donde pertenezco» «joven Seasong, en esa casa pasaras por las sombras pero seras una luz y aprenderás mucho» -¡¡¡SLYTHERIN!!!- la mesa estalló en aplausos y me fui a sentar a lado de Draco, de la nada siento como un brazo me rodea los hombros atrayendo me a una persona -cuenta me quien eres, muñeca- dijo Theo seductoramente, le di un codazo, lo tome del brazo y se lo torcí -eso a ti no te importa y no me vuelvas a llamar muñeca, imbécil- chilló de dolor y el resto del Trío de Plata y sus amigos estallaron en sonoras carcajadas -me agradas- dijo Astoria poniendo su mano en mi hombro. Estaré bien en esta casa.

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