Prólogo
Hace tiempo atrás, en mis años de secundaria yo era una marginada social, no era una nerd, pues nunca fui de mente brillante ni de calificaciones perfectas, pero eso no impedía a los populares hacer de mi vida un infierno todos los días durante los 365 días de cada año.
Tenían una extraña obsesión con verme sufrir, recuerdo todas las veces que sufrí de caídas accidentales en medio del pasillo, las risas burlonas de mis verdugos y de los demás alumnos que solo reían de las desgracias ajenas.
Nunca tuve amigos hasta los veinte años, y menos familia, desde que tengo memoria he vivido toda mi existencia en casas de acogidas que el estado ponía a disposición de los huérfanos y más necesitados, no conocí el amor fraternal, y para esa época, mi vida era gris, un lienzo sin color, como cuando un artista se encontraba sin creatividad alguna mirando fijamente sin saber por dónde empezar, o que dibujar.
Veía la muerte como una opción, pero creo que era lo suficientemente cobarde como para atreverme a atentar contra mi vida, más bien, me gustaba creer de que tenía un propósito, y por eso el destino se encargaba de frenar cada pensamiento oscuro que pasaba por mi mente.
Hasta que llegó el, revolucionando mi existencia y a las chicas del instituto. Me acuerdo que aquel día había decidido comer en el patio para escapar del abuso de mis compañeros, quienes no tenían piedad al hacer algunas de sus bromitas que no eran para nada chistosas, y que de solo pensarlo había que las piernas me temblaran de miedo.
Esa mañana había oído en el baño de la escuela sobre la llegada de un alumno nuevo, no le tome importancia, pues sabía bien que mientras más alumnos más aumentaba mi tortura.
Hasta que lo ví, una sonrisa amigable y un par de palabras en forma de salido que le hicieron caer de redondo a sus pies, mi corazón empezó a latir rápidamente y mis manos me sudaban, al principio creí que era algo normal, ya que era el primer chico que se me acercaba, pero después empecé a sentir cosas extrañas que antes no había experimentado.
Y lo supe, me había enamorado del chico nuevo, que a la vez era el único que era amable conmigo.
Comenzamos una bonita amistad en mi último año de instituto, el me defendía de los bravucones y de las porristas y me apoyaba en todo momento.
Después de eso, nunca más volví a sentirme sola.
Pero con el tiempo todo fue cambiando, sus manos ya no estaban a sus costados, sino sosteniendo las mías, sus ojos ya no miraban al frente, sino que se mantenían fijos en mi rostro, analizando mis facciones, y sus labios, ya no eran sonrisas amigables, había algo más, él empezaba a cambiar, y no se molestaba nada en ocultarlo.
Siempre tuve presente de que nunca iba a poder tener algo con un chico tan guapo como Jules, era la chica con el autoestima más bajo del planeta, con depresión y pensamientos suicidas, ¿Acaso eso era atractivo? Para nada.
Pero aún así no le importó, siguió junto a mí, me quiso, apoyó y nunca me dejó sola, enfrentabamos juntos las adversidades de la vida.
Éramos Jules y Jane, Jane y Jules.
Pero no contaba con que todo eso se iba a derrumbar frente a mis narices, creí que era un para siempre, creí en los cuentos de hadas y creí estar en uno de ellos, en el que la protagonista se queda con el amor de su vida, la bruja malvada muere y viven felices comiendo perdices.
Pero no fue así, el príncipe no siempre se queda con la princesa, y algunas veces el plan de la bruja malvada no es matar a la chica, sino disfrazarse de una joven hermosa y hechizar al príncipe para que abandone a la princesa.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top