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—Al parecer Kook, no esta en casa —Taehyung declaró, el departamento seguía igual que la última vez que lo vio, excepto por el cuadro de su boda, que colgaba en la pared años atrás; en su lugar había un cuadro con dos tigres peleando. Una imagen que no concordaba con Jeon Jungkook, era demasiado llamativo.
El otro cambio que pudo notar, es que sus cosas ya no estaban en la habíacion principal, era obvio que Jungkook las sacaría, después de todo era espacio desperdiciado.
Reviso la pequeña bodega que tenían para guardar cosas sin utilidad, aquellas que pensaban que en algún momento las iban a necesitar, pero sus cosas tampoco estaban ahí.
—Seguramente están en el cuarto de huéspedes —Jimin dijo, mientras se acomodaba su cabello detrás de la oreja. Habia escuchado que Jungkook se había conseguido una pareja mientras Taehyung estaba en la cárcel, lo más probable es que ya no quisiera seguir compartiendo habitación. Ella no lo culpaba, fueron tiempos difíciles para todos.
Kim se movió hasta la habitación, al abrir, encontró el cuadro de su boda pegado en la pared de enfrente, efectivamente, sus pertenencias se encontraban ahí. Lanzó un suspiro al aire. Estar fuera de la cárcel no significaba que su vida iba a ser más tranquila. Tenía que hacer algo con Jungkook, era importante que arreglaran sus problemas. Aunque Jeon quisiera negarlo, seguían siendo un matrimonio.
Regresó a la cocina, donde su madre y Hoseok, preparaban la comida, mientras platicaba sobre los condimentos que usarían. Le recordó a aquellos tiempos cuando eran más jovenes, antes de que Jungkook se uniera a ellos.
Jung y Kim solían caminar a casa, después de la escuela, a veces competían para determinar quién de los dos era el más veloz, llegaban directo a la casa de Taehyung y Hoseok siempre se ofrecía a ayudar a su preparar la comida. La madre de Taehyung lo adoraba como si fuera su propio hijo, siempre le servía un poco más de porción, mientras le indicaba que estaba muy delgado y que se vería más guapo si subía de peso.
Hoseok se avergonzaba y nunca evitaba reírse. En aquellos tiempos el padre de Taehyung todavía vivía y siempre llegaba para cuando Hoseok tenía que irse, por lo que ordenaba a Taehyung que lo acompañará a casa, aunque estuviera sólo una cuadra después, de vez en cuando, Jimin hacia berrinches, como la niña de cinco años que era, y pedía ir con ellos.
Hoseok la cargaba en sus hombros felizmente y a Taehyung lo enojaba porque creía que ella sólo lo hacía para fastidiarlo, pues de regreso, quien tenía que cargarla era precisamente él, sino lo hacía, ella diría que Hoseok era un mejor hermano mayor.
Taehyung se sentó cerca de la Isla de la cocina, a lado de su hermana, ella estaba mirando su teléfono celular despreocupada. Ya era una mujer adulta, pero seguía siendo algo inmadura, no tenía pareja y todavía luchaba por conseguir un buen trabajo, por lo que seguía viviendo con su madre.
Taehyung aún pensaba en que iba a ser de ahora en adelante, tenía que ver de que vivir, no podía depender de su madre o de Hoseok siempre. Era importante que consiguiera un trabajo, que estuviera dentro de los límites del radio en el que podía transportarse, si se pasaba un metro más, su pulsera electrónica prendería los foquitos rojos e inmediatamente, la patruya más cercana a él, lo detendría y pondría a disposición de la autoridad.
Pero conseguir un trabajo, mientras cumplía una condena no iba a ser fácil, nadie en su sano juicio lo contraria, ya no podía ejercer su carrera tampoco. Suspiro cansado, tenía que dejar las negatividades atrás, hace cuatro días aún pensaba que nunca saldría de la cárcel y ahora estaba sentado en su viejo departamento con su familia y con Hoseok.
El teléfono de Hoseok vibró, tenía el tono de llamada de una canción pegajosa, Taehyung no conocía al artista, pero aún en la cárcel, la escuchaba, decían algo como: titi y nomuge.
No era el tono de voz que un abogado usaría, pero Taehyung era consciente que si era algo que su amigo escucharía. El teléfono estaba en la Isla, justo enfrente de Taehyung y Jimin.
Kim leyó la palabra Joheoon, pero lo que le sorprendió, fueron las palabras que dijo su hermana.
—Hoseok, te habla tu novio.
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