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—¿De verdad les recomendaste a Im? —Hoseok dejó su jugo, después de tomar unos tragos a un lado, lo suficientemente alegado de él, pues todavía se encontraba trabajando y no quería tirar nada frente a su computador.

—¿Cuál es el problema?

—Es el ex novio de Joheoon, si yo fuera tú, no quisiera verlo ni en pintura —Hyejin dijo, en forma de abvertencia. Ella de nuevo llevaba una falda bastente corta y tacones altos. Hoseok podía adivinar que iba a encontrarse con alguien esa noche. Ella era simplemente tan genial, una chica inteligente, trabajadora, despreocupada y liberal, que hacía lo que quería, sin importar lo que las demás personas digan.

—Que sea el ex de mi prometido, no cambia el hecho de que es un buen abogado y sabe donde moverse. Tu sabes como el jefe estuvo buscándolo por meses para que se uniera a nuestro despacho.

—Si pero, si tus amigos lo contratan, tendrás que verlo eso sería insoportablemente incómodo, osea comieron de lo mismo.

Hoseok se hecho a reír por la vulgaridad que dijo su compañera, hasta que alguien tocó, solo dos veces y entró a la oficina.

Joheoon llevaba un ramo de margaritas amarillas en sus manos.

—Lamento interrumpir —sonrió a ambos—. Me encontré a una chica que vendía estos ramos hermosos e inmediatamente pensé en que este color de flores, combinan con mi prometido y se verían perfectas adornando su escritorio.

—Hay por dios Joheoon, eres tan cursi que me empalagas —Hyejin cortó el ambiente, tomo su bolso y salio de la oficina, después de despedirse de ambos hombres con un beso en la mejila.

Hoseok suspiro cuando se fue, le agradaba Hyejin pero siempre, hablaba y hablaba sin parar, opinaba aunque no hubiera sido requerida.

Tomó las flores y las colocó en un florero que tenía debajo de su escritorio, por lo regular los clientes solían traer arreglos como agradecimiento, por lo que siempre estaban prevenidos. Dejo a Joheoon en su oficina, mientras iba al baño a llenar el florero con agua, mientras caminaba se encontró con su jefe, el hombre casi no hablaba por lo que sólo se despidió con él típico, buenas noches.

Más tarde, dejó que Joheoon pasará la noche en casa, ambos vieron algunas películas antes de irse a dormir. Mientras su prometido dormía tranquilamente, Hoseok miraba el techo de su departamento, se estaba mordiendo las uñas de sus dedos.

La gente que lo miraba, tenía imagen distinta a lo que él era, parecía un hombre con las metas claras y firmes, pero en realidad sólo se dejeba llevar por la corriente. Cuando Joheoon le pidió matrimonio, no lo aceptó de inmediato, pero terminó aceptando.

Ambos podían congeniar bien, a Hoseok le gustaba estar con él y se sentía seguro y cómodo. Casarse con Joheoon era lo más sensato que podía hacer a su edad, pero no quería hacerlo.

—Joheoon —susurró en el oido de su pareja, intentando despertarlo, el hombre se quejo y lo abrazo fuertemente, abriendo poco a poco los ojos—. ¿Tienes sueño?, quisiera que hablemos.

Joheoon asintió, aún somnoliento, sonrio un poco y le dio un beso en la frente a Hoseok.

—No sé, si quiero casarme, espero no me mal entiendas.

Joheoon le miró seriamente, no estaba molesto y parecía que no se había alterado por las palabras de Hoseok.

—Es por tu amigo, ¿Quieres que asista a nuestra boda?, pero él no puede. No te preocupes por eso, haré lo que quieras, sino quieres casarte, no lo hagamos. Podemos seguir amándonos sin ningún contrato de por medio.

Sonrió y Hoseok le sonrió a su lado, un poco más relajado, Joheoon había malinterpretado todo, pero la solución hacia sido lo que, quería desde un principio.

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