11
Taehyung no estaba a su lado cuando Jungkook despertó, se burló de si mismo, pensando que había sido un sueño o una ilusión. Seguramente Taehyung seguía en la cárcel.
Se levantó de la cama y el dolor en la parte baja de su cuerpo le confirmó que había pasado la noche con su esposo. Eso no tendría porque estar mal, sino fuera porque había decidido dejar a Taehyung, para iniciar una nueva vida con Gyuyeom.
Gyuyeom era un gran hombre, un hombre que no merecía ser engañado, tenía que dejarlo, pero no quería hacerlo, no cuando Taehyung y él, habían perdido toda la química que una vez existió.
El sexo había sido bueno e intenso, pero, ya no sentía lo mismo por Taehyung, que años atrás. En realidad, lo único que sentía era rencor y desprecio. Taehyung había arruinado sus vidas, la gente lo había señalado como el esposo de un asesino, había pasado malos momentos y había sido acosado por varios meses, hasta que la situación se calmo, aún así, no evitó que perdiera su trabajo.
Nadie quería involucrarse con un homosexual, con un esposo asesino, como la cereza del pastel. Se levanto de la cama y se coloco las sandalias para andar, tenía que llegar en dos horas al trabajo y si seguía perdiendo el tiempo, empezaría a manejar justo en la hora donde habría más tráfico.
Se dio una ducha rápida y se vistió completamente de negro, cuando salió a la sala, Taehyung estaba sentado en el sillón más grande. Su esposo miraba el televisor mientras se acababa las latas de cerveza. La imagen le dio pena, se acercó hasta él y se agachó a su lado, entonces le dio un beso pequeño.
—Buenos días —dijo y se apartó— iré a trabajar, regresaré antes de las ocho. Sería bueno que hablemos y aclaremos algunas cosas.
—No puedo viajar a Estados Unidos para solicitar el divorcio —fue lo primero que Taehyung hizo—. Pero hablaré con Hoseok para ver que podemos hacer, él no es experto en derecho internacional, pero creo que me puede recomendar a alguien.
Jungkook lo miró de forma atenta y después de unos segundos, suspiro con fuerza.
—Si eso es lo que quieres, no tengo ningún problema. Pero hablemos de eso más tarde, mientras pensemos que haremos con el departamento.
Taehyung asintió y no despegó su mirada del televisor, aún cuando Jungkook se fue. Había, hecho el amor anoche, por primera vez en más de cuatro años, pero aún así se había sentido tan vacío y tan sólo, incluso más que estando encerrado en aquellas celdas, mientras pasaba frío y su cuerpo temblaba. Aquello le había confirmado que, lo que hubo entre Jungkook y él, había muerto por completo, y que era falso el dicho que aseguraba que donde hubo fuego, cenizas quedan.
Nada entre su esposo y él podía ser igual, de ahora en adelante. Lo único que esperaba, es que esto no se convirtiera en una lucha de odio, si Jungkook quería el departamento y le pagaba su parte se lo entregaría. No había nada que sintiera por ese lugar más que nostalgia por un amor viejo y perdido.
Tomó su teléfono y llamó a Hoseok, no hubo una respuesta inmediata, por lo que no insistió. Incluso, su mejor amigo, era un hombre ocupado; comparado a él, Hoseok tenía un futuro lleno de éxito por delante.
Podría convertirse en juez, se casaría y formaría una familia, involucrarse con un ex reo, no era algo que debería hacer.
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