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Todos los actos que realizamos, incluso no hacer nada, tiene consecuencias. A veces, te crees el hombre más feliz del mundo, tienes todo lo que alguna vez deseaste y sin embargo, en una milésima de segundo eso puede cambiar.

Jungkook quiso morir, cuando la sentencia fue anunciada por el juez. Una sentencia que condenaría a Taehyung, por el delito de homicidio culposo, a ocho años de prisión, derramó varias lágrimas, una inmensa tristeza lo invadía, sólo pudo abrazar a Hoseok y llorar en el pecho del mayor, ni siquiera había podido darle un abrazo a Taehyung.

Hoseok palmeo su espalda diciéndole que todo estaría bien, que apelarán, que harían lo que fuera para minimizar la condena de su esposo lo más posible. Él también derramó varias lágrimas sintiéndose bastante impotente, no había podido hacer nada por Taehyung, a pesar de que había estudiado el expediente una y otra vez, la chica había sido una jovenzuela con cuatro meses de embarazo, lo que agravó el asunto mucho más de lo planeado, los dictámenes y periciales habían confirmado el estado etílico y el exceso de velocidad en los que viajaba su amigo.

El caso incluso había aparecido en los medios de comunicación, le habían dado una relevancia que no le darían a cualquier otro caso similar, pero lo habían hecho sólo porque se enteraron de que Taehyung era homosexual e incluso estaba casado, Hoseok podía jurar que se había puesto una sentencia más grande de lo que realmente era, gracias a la homofobia de la sociedad quien exigía justicia de forma exagerada.

Suspiró hondo, iba a apelar una y otra vez si era necesario, agotará todos los recursos posibles sin importar que, no dejaría que Taehyung pasará los mejores años de su vida encerrado en un reclusorio, después de consolar a Jungkook se dirigió hasta los guardias que custodiaban a Taehyung.

Al verlo, ellos lo dejaron pasar, pues tenía todo el derecho de comunicarse con él como su abogado. Taehyung le miró con una gran decepción en los ojos que hizo a Hoseok sentirse chiquito e insignificante, como podía considerarse un buen abogado, si no había podido ayudar a su amigo.

—Dijiste que a lo mucho serían cinco años —le reclamó con los puños apretados. Se veía la frustración en sus expresiones, Taehyung se estaba muriendo de la impotencia.

—Eso fue antes de saber que estaba embarazada —le contestó no pudiendo verlo a los ojos, Taehyung no sólo era su mejor amigo, no podía imaginarse una vida sin él estando cerca—. No hago milagros, ni porque seas mi mejor amigo, la ley es la ley.

—¿Entonces vas a abandonarme? — le dijo con una voz mortificada—. Me vas a dejar pudrirme en una cárcel.

—Yo no he dicho eso —le respondió de inmediato y de forma ruda, Kim estaba diciendo estupideces, necesitaba primero que se tranquilizará—. Estoy de tu lado y siempre lo estaré, sin importar que, esto también es difícil para mí. Ni siquiera he pegado el ojo Taehyung, no me digas que te estoy abandonando, nadie lo hace.

—Has visto a Jungkook, sus ojos llenos de lágrimas, recordarlo me lastima, quiero verlo y abrazarlo, decirle que todo estará bien y que no se preocupe por mí.

Taehyung comenzó a lagrimear y Hoseok no pudo más, se lanzó a los brazos de Taehyung mientras lagrimeaba, se sentía tan impotente e inútil, sin saber que hacer o qué decir.

Había crecido con Taehyung, siempre estuvieron, uno a lado de otro como uña y mugre, como chicles, hasta que Jungkook apareció, entonces dos, se volvieron tres.

—Siempre puedes contar conmigo —le aseguró—. Voy a sacarte de aquí tarde o temprano, confía en mí, te lo suplicó, no voy a fallarte de nuevo.






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