Capitulo 16

Estaba oscuro otra vez, no había nada, sólo silencio, sus manos estaban entumecidas y el piso del lugar estaba frío, sus garganta estaba seca y sus manos llenas de sangre, miraba a la esquina del cuarto perdido en sus mente, donde también solo era un lienzo en blanco que se negaba a pensar para no sentir dolor, ya no quería pensar en escapar, ya no tenía esperanza, miraba la puerta sonriendo vacio, lo mas seguro es que esté abierta, hacia meses que dejó de intentar escapar, no valía la pena el castigo que venía después o la humillación que sentía al saber eso era solo un juego para ellos, su dolor es un simple chiste, que tarde o temprano cansaria.

La puerta se abrió dejando pasar un poco de luz, entre cerró los ojos, no podía ver con claridad, sabía de quién se trataba por el sonido de sus pisadas, se quedó quieto, lo miro a la cara una vez que sus ojos se acostumbraron a la luz, miro su sonrisa que le parecía tan asquerosa,pero no hizo ninguna mueca, no movió ni un músculo, solo tenía que aguantar un poco más y lo volverían a dejar en paz, o eso pensó.

Su ropa que ya solo eran, tela vieja y llena de sangre, se le fue arrancada de forma brusca, seguía sin moverse ya se había acostumbrado, pero para su sorpresa, le quitaron la ropa para ponerle una limpia, aquella persona limpio sus manos y rostro con un pequeño trozo de tela, a pesar de que le provoca asco, era la persona que mejor lo trataba; cuando ya estaba listo, quitaron las cadenas de sus pies, lo ayudaron a pararse, el seguía quieto, solo haciendo lo que se le indicaba, saco de una bolsa un cadena para el collar del cuello, se miró en el espejo sucio de la habitación, lo habían vestido como para ir a un lugar elegante.

salieron del lugar con sus pies arrastrando por el piso, afuera de la habitacion, habian unos zapatos, se los pusieron y siguieron su camino por el largo pasillo, escucha distintas voces, algunas eran nuevas, otras más conocidas pero todos eran desechos del mismo basurero.

Se sentó en el asiento donde siempre lo ponian, las miradas estaban puestas en él como un producto que todos quieren, algo único y limitado, pero el ya tenia dueño y el collar lo demostraba, sintió unos dedos por su cuello, y una risa igual o hasta más irritante que todas las demás, fue besado a la fuerza y después dejado en paz.

– conejito te extrañe –

Despertó sudando, sintió un peso extra y empezó a moverse rápido, hasta que vio quien era, se aferró a él, no lloro tampoco estaba temblando, solo necesitaba algo de calor, solo un poco de silencio, su cabeza no dejaba de hablar, todo le pedían recordar, él ya no quería, porque el pasado el doloroso, ¿porque mino lo dejan en el presente? Porque si ahí lo tienen a él.

Tocó la cara de Todoroki, acarició aquella cicatriz, una y otra vez, miró su cara tan tranquila y hermosa, que solo podía ser admirada por él, que solo él podía estar así con Shoto, lo añoraba, cada momento, cada sensación, era un niño, intentando buscar la aprobación y validación de aquella persona, solo lo necesitaba a él, no había nadie más.

Miró sus labios, Tan delgados y suaves, los acarició con el pulgar, se acercó lentamente, no había nadie más que los dos, solo ellos, puso sus labios sobre los de él y luego se alejó sonriendo, oculto su cara en su pecho y solo intentaba no gritar, él estaba feliz solo con eso. Miró otra vez la cara de Shoto y sonrió sabía que estaba despierto, su corazón se movía a un ritmo que no era habitual, reía y se acercaba más a Shoto, buscando molestarlo, seguía poniendo sus labios sobre los labios ajenos, hasta que en su 5to. Intentó lo logró, Todoroki había abierto los ojos y movía su labios sobre los de Izuku por fin dándole un beso.

Las manos de Shoto acariciaban tiernamente el rostro de Izuku, lo abrazó y solo se dejaron ser por el momento, ahora solo ellos dos, no hacía falta nada más, no requerían a nadie más.

— tuviste una pesadilla — afirmó Shoto a lo que Izuku se ocultó más en su pecho — ¿quieres contarme? — vio los ojos verdes brillando con una gran tristeza, que reflejaba la soledad infinita que sentía en aquel momento, porque había espacios que no podía llegar, había lugares que no podía llenar, porque él no era suficiente para Izuku

— solo otro cuarto — contestó bajito — él estaba ahí

— ¿tuviste miedo? — Izuku negó temblando

— yo ya estaba acostumbrado — empezó a llorar — ya no quiero hablar — volvió a oponer una voz más aguda, ya sabía que Izuku ya no podía contestar otra pregunta, suspiro — lo siento

Todoroki se paró de la cama, Izuku sintió que había hecho algo mal, se sentó en la cama con ganas de esconderse en un lugar, si Shoto se enojaba con él, a Izuku se le caía el mundo, tenía miedo, cerró los ojos esperando que fuera un sueño, sabía que no lo era, pero era su manera de darse consuelo.

Todoroki lo vio y volvió a suspirar pesado y sonrió, lo cargó, su novio acurrucó su cabeza como un niño en su hombro, pasó las piernas contrarias por su cintura y sus dos brazos lo abrazaba con fuerza, mientras los brazos de pareja, su aferraban a su pecho.

— todo estará bien, ya estoy aquí — dijo en un susurro — y no voy a dejarte

— ¿nunca? —

— nunca — sonrió acariciando su cabeza

— Shoto es mío — Todoroki asintio e Izuku empezó a sonreír, de una manera algo extraña, que Todoroki no podía ver, pero ahí estaba, no era la de un niño o la de un adulto, era diferente, apretó más a Todoroki — solo mio — seguía sonriendo mientras lo abrazaba más fuerte — yo soy tuyo — le susurro en su oído

— lo sé — lo apretó abrazó más fuerte, hacia unos minutos que había deja de sonreír, su Izuku todavía tenía sorpresas escondidas

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