Encuentros y Desencuentros


Narrador

Ginny se envolvió en su capa con un suspiro pesado. No había manera de retrasar más esta situación, pero eso no significaba que estuviera lista para enfrentarla. Fred, a su lado, revisaba un montón de papeles, murmurando cosas incomprensibles sobre facturas y pedidos especiales.

—¿Segura que quieres que te deje en el Ministerio? —preguntó Fred, mientras ajustaba el pergamino enrollado bajo su brazo.

—Sí —respondió Ginny con un tono seco, sin mirarlo directamente—. Es ahora o nunca, ¿no?

Fred la observó con una mezcla de curiosidad y preocupación, pero decidió no presionar.

—Bueno, si necesitas que alguien le dé un buen susto a cierto mago, ya sabes dónde encontrarme.

Ginny soltó una risa breve y sin humor.

—Gracias, Fred. Pero creo que esto es algo que tengo que hacer sola.

Cuando llegaron al Ministerio, Fred la dejó frente a la entrada principal, apurándose hacia su reunión de negocios. Ginny miró el imponente edificio y tragó saliva. Mientras avanzaba hacia la recepción, su mente se llenaba de preguntas. ¿Qué diría? ¿Cómo reaccionaría Harry? ¿Y si todo esto salía mal?

---

En la oficina de Harry

Harry Potter estaba sentado en su escritorio, revisando un informe sobre un grupo de magos oscuros que habían causado estragos en el norte del país. La vida como auror era complicada, pero ofrecía la distracción que necesitaba desde que todo se había desmoronado con Ginny.

Frente a él, Cho Chang estaba de pie con los brazos cruzados, lanzándole una mirada cargada de frustración.

—No entiendo cómo puedes seguir así, Harry. Siempre poniendo excusas para todo.

Harry levantó la vista de los papeles, suspirando con evidente cansancio.

—¿De qué hablas ahora, Cho?

—¡De esto! —exclamó, señalando los informes sobre la mesa—. Te escondes detrás de tu trabajo como si eso resolviera todo. Ni siquiera puedes mantener una conversación sin parecer que quisieras estar en otro lugar.

Harry apretó la mandíbula. Sabía que Cho tenía razón en parte, pero no estaba dispuesto a admitirlo.

—Este trabajo es importante, Cho. No puedo simplemente ignorarlo.

La discusión subió de tono rápidamente. Las palabras se convirtieron en reproches, los reproches en gritos. Y luego, de alguna manera, la tensión se transformó en algo completamente diferente.

En un abrir y cerrar de ojos, Cho estaba sobre él, besándolo con una intensidad que desbordaba tanto rabia como deseo. Harry no tuvo tiempo de pensar; simplemente respondió. La oficina se llenó de respiraciones entrecortadas y el sonido de papeles cayendo al suelo.

---

De regreso con Ginny

Ginny caminaba por los pasillos del Ministerio, con el corazón latiendo con fuerza. Sabía que Harry probablemente estaría en su oficina, pero cada paso que daba aumentaba la sensación de que no estaba preparada para esto.

Cuando llegó a la puerta de su oficina, alzó la mano para llamar, pero se detuvo al escuchar algo. Al principio creyó que era una discusión, pero pronto quedó claro que no lo era. Su rostro se puso pálido mientras procesaba los sonidos provenientes del interior.

Dio un paso atrás, su mente en caos. Quiso alejarse, desaparecer, pero sus pies parecían clavados al suelo.

—Ginny, ¿qué haces aquí? —dijo una voz detrás de ella.

Era Fred, que había salido temprano de su reunión y la había seguido al notar su demora. Ginny no respondió. Solo negó con la cabeza, sus ojos reflejando una mezcla de rabia y tristeza.

—Llévame a casa —murmuró al fin, evitando la mirada de su hermano.

Fred revisaba los documentos con una expresión de fastidio en el rostro, mientras Ginny esperaba pacientemente. Finalmente, Fred negó con la cabeza y suspiró.

—Gin, lo siento, pero no puedo llevarte ahora. Los del Departamento de Recursos se olvidaron de un papel importante y tengo que esperarlos.

Ginny asintió con comprensión, aunque un destello de decepción cruzó su mirada.

—Está bien, Fred. Me las arreglaré para volver sola.

—¿Segura? —preguntó Fred con una ceja levantada.

—Sí, no te preocupes. Ya soy mayorcita.

Fred asintió, aunque seguía mirándola con algo de preocupación mientras Ginny se dirigía hacia el ascensor.

Cuando las puertas se abrieron, Ginny entró rápidamente y presionó el botón para el vestíbulo. Antes de que las puertas se cerraran, una figura alta y elegante entró con paso seguro.

—Zabini —dijo Ginny, sorprendida al reconocer al mago.

—Weasley —respondió el moreno con una sonrisa.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top