Capítulo 7
—¡¿Jungkook?! ¿Qué haces aquí? —le pregunta alarmado.
—¿Estás bien? —le consulta Jeon Jungkook, con una expresión inquisitiva en su rostro.
—S-sí, estoy bien, pero ¿qué estás haciendo aquí? ¿A qué viniste?
—Estaba... preocupado, hoy debiste volver al trabajo y no llegaste.
—¿Qué? —exclama el joven, entrecerrando sus ojos, puesto que no comprende su repentina preocupación.
—Hoy tenías que haber ido a trabajar...
—Eso ya lo sé, pero no entiendo por qué tú estás pendiente de eso.
—Bueno, yo...
—¡Vete por favor! —le pide y comienza a cerrar la puerta.
—¿Jimin? ¿Quién es? —pregunta desde lejos la madre de Jimin.
—Nadie —contesta él y se apresura a cerrar la puerta.
—Hola, ¿eres el compañero de trabajo de Jimin?, ¿verdad? —le pregunta ella cuando ya está junto a él.
—Hola, sí soy yo. ¿Cómo está? —le contesta Jeon Jungkook y estira su brazo para saludarla.
—¿Te quedarás a almorzar con nosotros? —pregunta ella.
—¡No puede! —exclama Jimin.
Su madre y el pelinegro se miran entre sí sin saber bien cómo reaccionar ante las palabras desesperadas de Jimin.
—Hoy no iré a trabajar, así que...
—Pasa entonces. Jimin, cierra la puerta y ven a ayudarme con la mesa —finaliza la madre.
Jeon Jungkook, entra a la casa, observando de reojo al pelirrubio, quien denota gran incomodidad en su rostro.
—Jungkook...
—Tranquilo, no diré nada —le asegura Jeon Jungkook.
Jimin, su madre, su hermano y Jeon Jungkook se sientan a la mesa a almorzar. Durante todo ese rato, Jimin se mantiene callado, retraído.
"¿Por qué está aquí? ¿Acaso su novio sabe que vino a verme a mi casa?", se pregunta Jimin.
—¿Irás donde el padre Juan? —le pregunta inesperadamente su madre.
—S-sí, mamá. Iré más tarde.
—Pero estás enfermo, tal vez deberías ir otro día —le recomienda ella.
—Yo puedo llevarte, si quieres —le propone Jungkook.
Jimin se toma un respiro antes de contestar.
—Está bien —responde finalmente.
Jimin se pone de pie rápidamente y se coloca la chaqueta que está colgada en la entrada de la casa.
—¿Ahora? —pregunta el pelinegro.
—Sí, vamos —le contesta de manera enfática.
—No te demores —le pide su madre.
—Okay.
Entonces, ambos salen de la casa y se suben al Porsche gris de Jeon Jungkook.
—¿Dónde quieres que te lleve? —le pregunta.
—Jungkook, ¿por qué viniste?
—Ya te lo dije, Jimin. Estaba preocupado por ti.
—¿Taehyung sabe que estás aquí?
—¿Qué?
—Me escuchaste. ¿Le dijiste a Taehyung que vendrías a mi casa?
—No. ¿Por qué debería hacerlo?
—Bueno, porque ahora estás con él.
—No estoy con él... —le aclara. Sus ojos se estrechan mostrando seriedad.
—Pero duermen juntos.
—Jimin... —le dice mientras le toma la mano.
El rubio reacciona alejando su mano intempestivamente.
—¿Ni siquiera puedo tocar tu mano? Hey, entiendo que haberte besado fue un error...
—¿Un error? —pregunta con aflicción.
—Me refiero a que pensé que sentíamos una atracción mutua. Creí que yo te gustaba también.
—Sí... me gustabas, aún me gustas.
—Oh, pero...
—Yo me asusté supongo.
—¿Por qué?
—Yo... nunca he besado a un hombre, Jungkook.
—¿Pero querías besarme? ¿Quieres besarme?
—Yo... supongo que sí.
Jungkook sonríe y se acerca al rubio.
—Aquí no, mi mamá nos puede ver.
Jeon Jungkook toma el volante y avanza alguna cuadras hasta llegar a un lugar tranquilo y poco transitado.
—¿Aquí está bien? —le pregunta mirando los labios de Jimin con un deseo que no puede ocultar.
Jimin sonríe con timidez, aunque no manifiesta nada, la respuesta es obvia para Jungkook.
—Jimin, yo estuve con Taehyung, pero eso ya terminó. Y, tal vez está muy mal que diga esto, pero estuve con él solo porque no podía estar contigo.
—Eso es un inmaduro.
—Lo sé. Por eso no quería decírtelo, pero es la verdad.
—¿Siempre actúas así cuando algo no te resulta? —le pregunta el rubio con genuino interés.
—Jimin, lo siento. Supongo que tu rechazo hirió mis sentimientos.
—¿Tus sentimientos o tu ego? — Jimin ríe, dejando descolocado a pelinegro.
—¿Mi ego? ¡No! Bueno, tal vez ambos: mis sentimientos y mi ego... —ahora los dos ríen.
—¿En serio estabas preocupado por mí?
—Sí, Jimin. Me preocupé al darme cuenta de que no habías llegado a trabajar.
—Y yo que pensaba que no querías saber nada de mí.
—¿Estás loco? Quiero saberlo todo de ti, pero tú tienes razón en algo: yo soy caprichoso y me frustro con facilidad cuando algo no me resulta. Me sentí como un idiota cuando quise darte un beso y tú me rechazaste.
—Yo te rechacé porque... no sé por qué en realidad. Bueno, yo no te rechacé, lo que pasó fue que...
—No tienes que explicarme, te entiendo.
Jungkook toma la mano del rubio y la acerca a su propia boca para besarla.
—Jimin, tú me gusta desde que te conocí. Lo único que quería, que quiero todo es tiempo es comerte la boca.
—¿En serio? Digo... ¿Desde que me conociste?, o sea, ¿desde que me viste por primera vez?
—Así es. La pregunta es: ¿tú me querrás besar ahora o te alejarás como la vez anterior?
—Sí quiero.
—¿Quieres qué?
—Mmmm. Que me beses y... besarte —le contesta.
El sonriente hombre de cabello negro agarra la barbilla del joven y dulce Jimin, acercándose lentamente a él, cada vez más cerca de sus labios. El joven rubio está intranquilo, pero decidido a no dejar pasar otra vez la oportunidad de probar los labios de Jeon Jungkook. A medida que ambos se van acercando, sus respiraciones se tornan agitadas, especialmente la del joven inexperto en asunto del corazón.
Pronto las bocas de ambos se unen en un beso que comienza con timidez y luego se vuelve húmedo y superintenso. Se mantienen así por un rato, hasta que Jeon Jungkook recuerda algo.
—¿Aún estás a tiempo para ir donde... cómo era el nombre?
—El padre Juan —finaliza Jimin sin ánimo alguno.
—Sí, ese.
—No iré —afirma con determinación.
—¿Ah, no?
—No. Iré otro día.
—Okay. ¿Entonces podríamos ir a otro lado?
—¿A otro lado?
—¿O quieres volver a tu casa?
—No, a mi casa no. Podemos ir a otro lado si quieres, pero se supone que estoy enfermo.
—¿Se supone?
—Bueno, sí. Estoy enfermo, quiero decir.
—Tal vez deberíamos volver a tu casa, no me gustaría que te vuelvas a sentir mal.
—¿Y tú...? ¿Quieres estar ahí conmigo? ¿En mi casa?
—Por supuesto. Quiero estar donde tú estés.
Aunque el interés de Jeon Jungkook por estar con él, lo sobrecogen, actúa con cierta reserva. ¿Será por su incertidumbre sobre su orientación sexual o por la animadversión hacia el vínculo pasado o presente, tal vez, que hay entre Jungkook y su Taehyung?
—Oh, okay. Vamos entonces. Pero Jungkook...
—¿Qué?
—Allá no puede darme besos.
Jungkook suelta una carcajada.
—¡Pero Jungkook! No te rías, nadie sabe que yo, bueno que yo...
—Está bien, Jimin, No te preocupes, no te daré besos delante de tu familia.
********
Al llegar nuevamente a la casa de Jimin, su madre le pregunta de inmediato cómo había resultado la conversación con el padre Juan. A lo que él responde que no pudo encontrarlo. Luego se encierra en su habitación con Jeon Jungkook.
—¿Quieres ver una película? —le pregunta Jimin.
—Claro, ¿cuál te gustaría mirar?
—Mmm... voy a buscar alguna.
Mientras el pelirrubio busca una película, Jeon Jungkook se acomoda a su lado y lo rodea por la cintura con ambos brazos. Jimin se pone tímido y le sonríe. En ese momento, la elección de la película era lo menos relevante.
"Ay Jeon Jungkook, qué manos tan grandes y tan entrometidas tienes", piensa Jimin cuando siente el calor de una de las manos de Jungkook bajar por su pelvis.
—Ven, acomódate aquí —le pide el galán de cuerpo atlético, indicándole su pecho.
Jimin accede a su invitación de manera inmediata.
—Me alegra estar aquí... contigo —le confiesa Jeon Jungkook.
—También me alegra que hayas venido a verme y que estés... preocupado por mí.
—Déjame cuidarte. Te sentirás mejor, ya verás —le advierte Jeon Jungkook.
Se besan nuevamente y ahora, además, se acarician. Jungkook desliza sus manos de abajo hacia arriba y viceversa por toda la espalda del rubio, quién entrelaza sus brazos sobre el cuello del joven millonario. Mientras más se besan, más acalorados se sienten y sus respiraciones ya se han transformado en pequeños jadeos.
(Toc toc...)
Al escuchar los golpes en la puerta, Jimin se aleja súbitamente del agarre de Jeon Jungkook.
—¿Quién es? —vocifera con nerviosismo, el pelirrubio.
Jeon Jungkook intenta reprimir una carcajada, sin embargo, no lo logra.
— ¡Soy yo, abre la puerta!
—Arréglate la ropa —le susurra Jimin al pelinegro, quien aún está riendo.
—¿Qué pasa? —le pregunta a su hermano.
—Alguien te llaman por teléfono.
—¿Quién es, por qué no me llama al celular?
—Es el padre Juan.
Jimin se agarra la cabeza con ambas manos y mira de reojo a Jeon Jungkook, quien escucha con atención la conversación de los hermanos Park.
—Vuelvo enseguida —le dice antes de salir de la habitación.
A los pocos minutos, Jimin vuelve y se tiende sobre la cama, al lado de Jeon Jungkook. Ahora ambos miran la película, que aún está en la pantalla del televisor.
Mucho rato después, Jimin se despierta del profundo sueño al cual había sucumbido, antes de que terminara la película. Mira hacia su costado y ve al hermoso hombre de cabello oscuro y piel clara dormir junto a él. Siente un cosquilleo en el estómago, una sensación que lo estremece gratamente. Se acurruca nuevamente al lado de él y se vuelve a quedar dormido.
Pasadas algunas horas, cuando ya la oscuridad se hace presente, Jeon Jungkook despierta alarmado con el sonido de su teléfono. Se apresura en responder, pues no quiere interrumpir el sueño del su compañero de cama, quien a pesar de sus esfuerzos, ya está despierto.
—¿Aló? — dice susurrando.
—N-No estoy en casa, ahora.
—No lo sé. Te llamaré más tarde...
—¡No puedo hablar ahora! Adiós —Finaliza la conversación.
Jeon Jungkook refriega sus ojos para poder despertar por completo.
—¿Quién te llamó? —le pregunta con auténtica curiosidad el chico rubio.
—Un amigo que quería pasar por mi casa...
—Ah, ¿entonces debes irte?
Jimin se pone de pie y camina hacia la puerta.
—No me iré aún. ¿A dónde vas? —dice Jeon Jungkook.
—Al baño, ¿por qué? —le responde Jimin con una sonrisa.
—No, por nada, pensé que te habías cabreado.
—¿Porque alguien te llamó? ¿Cómo podría enojarme por eso? ¿Crees que soy tan tóxico?
—No, claro que no.
Al regresar, Jimin invita a Jeon Jungkook comer con él su familia.
—Ven Jungkook, mi mamá preparó algo para comer. ¿Tienes hambre?
—Siempre tengo hambre —le responde él.
—¿Verdad?
—Sí —le contesta encogiéndose de hombros.
—¿Estuvieron durmiendo? —les pregunta Dae, el hermano menor Jimin.
—Si, nos quedamos dormidos viendo una película —le responde Jeon Jungkook, ante la atenta mirada del rubio.
—Debes aprovechar el tiempo para dormir mucho porque en el seminario son muy estrictos con los horarios —le advierte la madre a Jimin.
—¿Seminario? ¿Qué seminario? —pregunta Jeon Jungkook.
—Eeeh... —Jimin trata de hilar una frase.
—¿No le has contado a tu amigo que pronto entrarás al seminario? —interrumpe la madre de Jimin.
—¡Mamá! —exclama Jimin en un tono hostil.
—Jimin quiere ser sacerdote —le anuncia su hermano sin más.
—No. No sabía —con la voz entrecortada y una aguda mirada puesta sobre el joven rubio.
Jimin
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top