-4-





¿Me dejarás ver la luz que hay entre los arboles cuando estoy en la obscuridad...?









2 años y 9 meses después...





El sexo no era un problema.

Incluso, le pareció divertido practicarlo. Era hermoso sentir su cuerpo conectar con alguien más, sentir el orgasmo y el éxtasis recorrer su cuerpo como electricidad. Le encantaba el hecho de que su pene pudiera provocarle tantas cosas, pudiera dejar su mente en blanco, y pudiera hacerlo feliz unas horas.

También le encantaba poder jugar con su pareja, poder reír de algunas cosas que salían mal, poder sentirse conectado entre besos y caricias. Le encantaba sentir los labios suaves de alguien sobre sus cicatrices, le encantaba besar las cicatrices contrarias, delinear las estrías, besar la piel de naranja que se formaba naturalmente. Le encantaba hacer sentir bello o bella a su pareja, adoraba hacerlos sentir sexys, hacerlos sentir tan hermosos que ellos mismos se dejaran ir.

Porque ante esos ojos negros como la noche, lo eran, eran tan perfectos solo por el simple hecho de compartir momentos con él.

HM... – la mujer descansaba aun jadeante sobre el pecho del moreno, su cabello castaño estaba enmarañado, su cuerpo estaba lleno de sudor, y sus pechos se presionaban contra el cuerpo del joven. Se le encontraba desnuda, disfrutando un momento después del tercer orgasmo que llego en esa sesión. – hn aag...

Gracias – sonrió el moreno acariciándole el cabello, notando esas suaves estrías cerca de los pechos y en la cintura, le parecía interesante el cambio de color, parecían como su collar, marcas de tigres. Altin las acarició y la mujer rápidamente se cubrió. – Hey, me gustan. Me gustan mucho, creo que son geniales.

hn... bah.. bek... beka... – dijo la chica besándole tiernamente subiendo de nuevo encima de él. – ¿hmmgm...bak..?

No, no me pesas – sonrió el moreno besándola de nuevo – me encantas. No te avergüences frente a mí, creo que debería ser yo el que debería sentirse avergonzado, vengo aquí lleno de heridas y sangre, y tú te ves super hermosa en la cama, me da vergüenza venir siempre así. Con cualquiera de ustedes...

HMM... – la chica tomó el rostro del moreno besándole la frente – hn.. bah..gek..beka...

Gracias. También creo que eres sexy, me encanta tu cuerpo. – dijo el moreno tumbándola – me encanta como eres dulce conmigo, y tú me enseñas que tan duro debo moverme, o como te gusta a ti. – el kazajo deslizó su mano lentamente por el abdomen abultado de la chica hasta llegar delicadamente al clítoris comenzando a acariciarlo con la suavidad y destreza que esa parte requiere – Me encanta como las mujeres son tan sensibles aquí... y realmente una de las partes que más para divertirme y hacerte sentir bien.

El moreno no se detuvo, chupó ambos pechos mientras continuaba los roces, continuaba dejando que su lengua estremeciera a la joven chica hasta llegar al punto que sus dedos masajeaban y poder comenzar a complacerla como ella quisiera. Las mujeres eran tan delicadas que a veces se sentía demasiado bestia para ellas, se le hacían preciadas, tan lindas y llenas de curvas, tan bellas y sumisas en la cama, aunque realmente no tenía una preferencia por un género a la hora de compartir la cama, sabia que disfrutaba mucho al hacerlo con una mujer por la suavidad de caricias y esos gemidos tan agudos que le hacían estremecer tanto.

Realmente no paso mucho tiempo para que la excitación se apoderara del joven kazajo. De un momento a otro ya se encontraba entre sus piernas embistiendo nuevamente sin parar, el interior de la chica le hacían gemir, y los rasguños de su espalda solo le excitaban mas para no parar, y esto era precisamente lo que estaba molestando a Viktor quien se encontraba en la sala de espera. Tenia que llevarse a ese jodido mocoso de vuelta a casa hace media hora, pero al parecer el moreno se rehusaba a irse.

No podía ignorar esos gemidos, se escuchaban tan fuertes y seductores. Incluso notó a algunos humanos en las escaleras asomándose, dios, ¿Hace cuánto él no cogía? Si, hace cuatro años y medio, y eso lo estaba matando. Era el único, joder el único que se encontraba de celibato por alguien que solo lo ve como una jodida mascota. Estaba desperdiciando su vida por nada, por absolutamente nada. Su Yuuri probablemente estaría cogiéndose al otro Yuri, su Yuuri había rechazado sus sentimientos incluso antes de confesárselos, así que estaba harto de ello, asqueado de ello, pero ¿Por qué no podía hacer lo mismo?

¿Por qué no podía simplemente hacerlo? ¿Por qué debía amar a un tipo como ese?

No, estaba decidido, le daría a Katsuki una probada de su propio juego. A partir de ahora, su única meta en su vida cuando regresara al palacio era hacer al príncipe de Hera rogar por la atención de él.

Golpeó el sofá decidido, caminando sin dudarlo a la recepción. Haría a ese jodido príncipe cobarde y mimado arrodillarse ante él, darle una jodida lección y humillarlo como ese idiota lo ha humillado todos estos años.

¿Con quién esta? – dijo el peliplata mirando al recepcionista. – ¿Quién es la afortunada de esta semana?

Oh, con la numero 14. – comentó el recepcionista Aura que señalaba las fotos en la pared. Allí estaban fotos de cuerpos completos, vestidos con ropas dulces y atractivas. La numero catorce era una chica de cabello castaño y ojos de igual color, piel morena, algo subida de peso, con grandes caderas y grandes pechos.

No sabía que los Auras disfrutaban el sexo con humanos pasados de peso. – comentó el peliplata suspirando – de saberlo no me importaría engordar. Sería genial dejarse de cuidar.

Solo a algunos. Como, por ejemplo, su compañero... a decir verdad, a su compañero le gustan todos los humanos que tenemos en el catálogo, pero creo que disfruta mucho mas con las mujeres.

Es porque ese idiota parece mujer – suspiró el ruso, el kazajo no podía negarlo, el jodido príncipe de Aura parecía mujer con esos rasgos, ese cabello rubio largo y esos ojos, lo único que le falta es una vagina por el amor de dios..

¿Disculpe?

Nada, solo estoy divagando. ¿Cuánto por el chico numero tres?

Oh, ¿Quieres usar los servicios? Puedo cobrarlo a la tarjeta real que te han dado si gustas.

Hecho.

Bien.

El hombre salió del mostrador tocando un botón en la pared, donde un joven a los pocos minutos salió, con suaves telas cubriéndolo, era lindo, pequeño, y adorable con rasgos asiáticos. Viktor pensó que debía tener entre 18 a 19 años.

Ve y complácelo. – dijo el recepcionista dándole una llave al chico y un botón de emergencia. El lugar no era tan malo, protegían a sus humanos mucho y los cuidaban en extremo.

hngg...gah... – el chico gimió mirando al peliplata, comenzando a caminar.

Si te entiendo, pero no puedo dejar que ellos lo sepan. – suspiró el ruso entrando con el joven a la habitación – Si alguien se entera, entonces no podré ayudarlos nunca.

Los Aurantes como Heranos morían por traducir dicha lengua que los humanos habían inventado. Ningún humano domesticado revelaba la lengua, porque muy en el fondo, sabían, que, si ellos descubrían lo que decían, seria el fin para todos.

hng..¿ghtk?

Si, eso espero...

El peliplata se lanzó a besarle, lentamente apasionando el beso más, para acabar cargándolo y recostándolo en la cama. Sabia que su Yuuri sufriría al ver este cargo en esa tarjeta, al ver como su nombre aparecía en la lista de cosas que tiene que pagar. Sabía que sufriría aún más cuando sepa que lo hizo con un chico, lo sabía, lo haría pagar por todo. Y en el proceso, lo haría hacer que le amara a la fuerza.

Pasaron algunas horas hasta que ambos salieron de sus respectivas habitaciones.

El más joven pensaba que le encantaría quedarse allí, quedarse con los suyos, aprender tanto de ellos como ellos de él. Quería convivir con humanos, extrañaba demasiado eso, pero por supuesto, no es algo que se pudiera decir tan fácil. Tal vez Viktor lo entendería, aunque se cuestionaba mucho eso.

Se sorprendió al ver esas marcas de besos en el cuello del peliplata, sonrió, no dijo nada pero al menos le alegraba que Viktor dejara de lucir tan miserable todo el tiempo. Era un sujeto atractivo y le gustaría que fuera feliz, tal vez Viktor no lo veía así, pero Otabek le veía como un hermano mayor, y le gustaba su compañía.

Con Viktor podía ser el mismo, podía decir las cosas que piensa sin miedo, poder expresarse y crecer, era lo mejor y sinceramente el moreno adoraba esa libertad.

Ambos abordaron el carruaje de regreso a esa casa vieja que llamaron hogar durante estos años. Ninguno dijo nada, pero era obvio por esas marcas en los cuellos, esas mejillas sonrojadas y ese buen humor de ambos hablaban por si solos. El kazajo miro de reojo a su maestro y le pareció curioso lo que vio, una sonrisa en Viktor quien acariciaba un anillo que llevaba puesto en su dedo, en el anular al parecer.

¿Qué es ese anillo?

Uh... me lo dio Yuuri, aparte de mi collar, lo uso para que sepan identificarme. Es un anillo real. Se supone que me distingue de los demás humanos que trabajan para la familia real – suspiró el peliplata girando los ojos – es solo basura para jugar conmigo...

¿Es especial para ti? Incluso diciendo eso parece que te hace feliz usarlo – preguntó curioso el moreno.

Sabes, no lo sé, ni yo sé si es especial o no, solo sé que me gusta tenerlo cerca. Al menos cuando Yuuri es el que lo usa a mi favor. – culminó el ruso suspirando. – Tardaremos unas horas en llegar así que duerme un poco. Basta de preguntas, quiero dormir un rato.

Okey.

El kazajo no pudo dormir, recordaba las caricias de aquellos humanos, recordaba los besos, recordaba que le gustaban, pero, al mismo tiempo, recordaba que ningún beso o caricia era igual que la de Yuri. Ningún par de labios le quemaba como los de Yuri, ninguna caricia le llenaba como lo hacían las de Yuri.

¿Qué era ese sentimiento vacío? él pensaba que al fin había aprendido a no ver más a Yuri como su pareja, pero, al parecer no había aprendido nada en lo absoluto. Parecía que, en el fondo de ese corazón entrenado y domado, aún existía una llama de aquel niño que solo veía a Yuri como su pareja sin dudarlo.

Cuando al fin llegaron, el kazajo fue directo por comida, después uso el baño para al final quedarse recostado en un montículo de paja leyendo un libro. Era su libro favorito, un libro viejo de humanos, un libro que amaba desde cachorro, un libro infantil que Yuri solía leerle siempre para dormir.

" Todo aquello que en amor no se sustente ha de ser destruido, olvidado en el tiempo, repudiado. Y todo aquello que en amor se sustente, amistad o pareja, familia o agrupación, gobierno o nación, alma individual o humanidad, será firme y seguro; ha de prosperar y fructificar y no conocerá la destrucción. Ese es mi pacto; esa es mi promesa y mi ley"

¿Todo aquello que se sustente en amor? ... el kazajo sintió un golpe en el pecho, lo sintió fuerte, era como un llamado a lo que debía hacer, y tendría que ser fuerte para hacerlo.

El moreno estaba divagando hasta que Viktor se le aceró mostrándole un sobre color rojo sangre entre sus dedos, mirándole con una leve sonrisa.

¿Sabes qué es esto?

No.

Lo leeré por ti. – dijo el peliplata sentándose en el suelo – "Viktor Nikiforov, se le informa que el tiempo de entrenamiento ha culminado, y se le ha llamado al Core Real para que presente a su discípulo y sea evaluado por los reyes. Esperamos su regreso sin contratiempos y sin problemas."

¿Qué significa eso? – dijo el moreno viéndolo – Viktor... es...

Es hora de volver a casa.

"Él dijo volver a casa"

El corazón del kazajo, después de mucho tiempo, volvió a sentir su ritmo cardíaco emocionarse como cuando era niño. Había esperado toda su vida, o al menos eso parecía, se le había hecho una eternidad en este lugar y al fin era libre de volver.

Fue alejado de Yuri cuando acababa de cumplir 16 años, ahora estaba a punto de cumplir 21 años. ¿Qué pensará Yuri al verle? ¿Será feliz de verle?

¿Habrá esperado por él? 



Ambos príncipes ahora mismo se encontraban temblando de nervios. Les había llegado un simple mensaje de parte de sus sirvientes a ambos. Era sorprendente lo que un pedazo de papel con tinta podía hacerles sentir.

"Reunión Familiar, para la comida."

Ese era todo el mensaje que recibieron, y eso los estaba matando. Ahora ambos se encontraban sentados en la sala uno del ala oeste de su castillo, perdidos en sus pensamientos, esperando que todo saliera bien. Sus padres nunca quieren comer con ellos, ya que ambas culturas son muy independientes, no hay un vinculo de padre e hijo como los humanos.

Entonces, desear comer con tus hijos significaba algo serio.

¿Porque crees que nos están citando? – dijo el rubio viendo a Katsuki quien jugaba nervioso con el mensaje de papel. Sabia que había sido cuidadoso, nunca le dejo ver a su padre que el cariño que tenia por Beka era algo más, siempre fue extremadamente cuidadoso...

No lo sé, tal vez si es verdad la nota y solo quieren tener una comida familiar. – contestó el príncipe sobando sus cienes. Estaba teniendo un día horrible, y ahora esto. Sus ojos seguían hinchados después de llorar de celos y coraje cuando vio ese pago que tenia que hacer. "Viktor Nikiforov, casa de placer". Aun sentía un enorme dolor en el pecho y en el estómago.

¿Tú crees?.. ¿Qué tienes cerdo? – dijo el rubio al fin notando su estado.

Nada, solo no me siento bien hoy, tal vez he enfermado un poco, no te preocupes. Ahora, correspondiente a nuestros padres, tenemos que ser listos en esto. Si se trata de porque no tenemos un hijo aún, digamos que lo seguimos intentando, di que tu igual has intentado dejarme encinta. Tenemos que vernos como un matrimonio, así que sea lo que sea, hay que apoyarnos mutuamente.

Okey.

¿Tu padre no te ha dicho nada?

No lo he visto, no desde el día de la boda. Solo he visto a mis nobles, de allí en fuera, ni siquiera un mensaje me ha dado.

Igual yo, no he visto a mi padre y madre desde hace tiempo, solo sus mensajes insistentes de un momento para otro. ¿Crees que la reunión realmente sea por nosotros?

No lo sé... no lo creo, de cualquier forma, debemos actuar y no salir perjudicados en nada. Tienes permiso para ponerte cariñoso y fingir que nos llevamos bien.

Lo mismo digo, cuando estemos frente a ellos debemos estar tomados de las manos, abre tus alas, que se peguen a las mías. No bajes la cabeza frente a mis padres, actúa como si tu ya fueras el rey, a mi padre le gusta eso.

Tu actúa formal, da ideas, a mi padre le gusta eso, le gusta la iniciativa, sea buena o mala, sabe que lo estas intentando.

Okey. Yuri – el hijo de Hera abrazó por la cintura a su esposo, besándole la frente levemente – Gracias por apoyarme en esto.

Lo mismo digo – contestó el rubio dándole un leve abrazo saliendo con él.

No tardo mucho hasta que un sirviente llego por ambos príncipes y los encamino a la salida de su castillo para ir por los bastos bosques coloridos de Hera y Aura, exactamente donde las tierras de ambos se cruzaban. Habían traído a la tierra diferentes especies de fauna y flora que se había adaptado al nuevo mundo. Y ahora, parecía reinar en la tierra.

Fue entonces, cuando en medio de un paisaje de ensueño llegaron a una enorme mansión, que parecía ser parte del bosque profundo. Al bajar, no les tomo mucho tiempo y caminaron dentro, donde recibieron sus abrigos y les guiaron al gran comedor principal al aire libre, donde un rio que corría libremente adornaba el lugar, ya que el comedor principal se encontraba suspendido encima de este.

Y allí estaban los cuatro tronos, donde ambos príncipes miraron a sus padres y madres. La familia Plisetsky, Yakov y Lilia del lado derecho, y la dinastía Katsuki, Toshiya y Hiroko se encontraban del lado izquierdo.

Toshiya sonrió levemente a su hijo y Yakov dio una seña para que entraran.

Príncipes – dijo el rey de Aura, llamando la atención de ambos – La razón de que vinieran hoy es muy simple. Tenemos algo que discutir que puede o no, lastimarnos como nación. Por favor, tomen asiento.

Los príncipes, de la mano, volaron hasta sus sillas donde al sentarse sus madres sonrieron, pero, aunque los príncipes querían devolver la sonrisa. La presión de los reyes los intimido.

¿De qué se trata? – dijo el rubio, mientras los sirvientes comenzaban a servir en la mesa la comida.

Los humanos han intentado de nuevo un ataque – dijo el rey de Hera suspirando – Destruyeron el bello jardín de tu madre Yuuri. Y han asustado a nuestros habitantes que viven cerca de los albergues.

L–lo lamento mamá. – dijo el joven Katsuki agachando la cabeza – Mandaré mas seguridad en todos los territorios de la familia y...

Yuuri, eso no es necesario – Toshiya sonrió – Hemos estado pensándolo, los cuatro como cabezas de esta raza. Y hemos llegado a la conclusión de que realmente no necesitamos a los humanos. Era lindo criarlos y verlos crecer, pero supimos que seria un problema en el instante de que el primer albergue se llenó. Nadie quiere adoptar a un humano que no es de raza. Son tontos, transmiten enfermedades, y son costosos. Las personas prefieren criar aves ahora.

Padre, las mascotas que más se venden hoy en día siguen siendo humanos.

Si, pero, hay muchos que siguen siendo salvajes y no podemos domesticarlos a todos.

¿Qué tal si iniciamos una campaña? – dijo el príncipe de Aura, interrumpiendo al rey – Si convenzo a mis nobles de adoptar, entonces, los demás le seguirán.

Estoy de acuerdo con lo que dice mi esposo – continuó el príncipe de Hera – No hay necesidad de deshacernos de ellos, nuestra filosofía, la nueva que hemos adoptado, es crear un balance en los mundos que conquistamos. Los humanos son criaturas de la tierra, por lo tanto, tienen su lugar.

Si, pero estas criaturas provocan muchos daños, muchos gastos y viven demasiado como para darle tiempo a la tierra de sobreponerse. – contestó Yakov comenzando a comer – Todos irán al matadero si no son adoptados. Acabo de dar una orden. Se acaban de eliminar a 100 humanos mayores de uno de los albergues dejando espacio, ¿Pero sabes que ocurrió? Llegaron 200 bebés. Son como pestes, matas a algunos, se reproducen al doble. Aunque, no quiero que la gente llegue a un extremo, nos estamos viendo en la necesidad de soltar a todos esos humanos y permitir la cacería de ellos como deporte.

No debemos matar humanos. – dijo el rubio mirando fijamente a su padre – Padre, confía en mí. Puedo arreglarlo.

¿Qué solución tienes Yuri? – preguntó curioso el rey, mirando a su hijo.

... ya te la he dicho. Podemos entrenarlos, que su lealtad se haga nuestra, que ellos estén listos para morir por nosotros y nada más. Si hacemos la iniciativa de adopción, para que sean humanos de protección, a nuestra gente le encantara y comenzaran a adoptar.

¿Cómo Viktor? – dijo Toshiya interrumpiendo – Viktor es un caso especial. Aunque, también se esta volviendo un problema. Ahora no es solo Viktor, sino el pequeño cachorro que mi hijo mando a entrenar con él.

¿Padre? – Katsuki levanto su rostro y su padre probó un poco de la comida.

¿Viktor es leal a ti hijo? A veces tengo mis dudas, sus ojos azules reflejan en ciertas ocasiones resentimiento hacia ti. ¿Es leal a ti? Me preocupa eso, porque es un humano entrenado, al que le inyectamos Aura, y que sabe usar todas esas armas mágicas. Es peligroso... Así que responde, ¿Es leal a ti?

Por supuesto.

Si Viktor tuviera que decidir, entre salvar a su especie o salvarte a ti, ¿Qué elegiría?

Salvarme a mí.

¿Por qué una criatura tan primitiva salvaría a alguien que lo ha domado, golpeado y moldeado a su gusto, en lugar que a sus iguales? Dime como puedo saber que Viktor es completamente leal hijo.

Porque... – el príncipe agacho la cabeza, "Porque me ama como le amo a él" quería decir, esa era la única respuesta que seria valida, pero si la decía, probablemente su padre lo sentenciaría, y Viktor moriría de golpe. ¿Qué hacer? ¿Qué decir? – Viktor paso todas las pruebas que le impusiste, todas y cada una, Viktor ha cuidado de ti, como de mamá desde que era cachorro, y Viktor nunca en su vida mordería la mano que lo alimenta.

Hmm... supongo que tienes razón, Viktor es encantador, puede que me hayas convencido con él, pero no cambio de idea sobre nuestro plan, Yakov...

Sera poco a poco para no alarmar a los humanos – dijo Yakov, retomando la conversación – Pero quiero que tengan en mente, ambos, que llegara el día, donde ambos tengan que darle fin a la vida de sus humanos. Tanto Viktor como Otabek morirán con su especie, ténganlo en mente y no se encariñen tanto con sus mascotas.

¿Qué? – el rubio se levantó de su asiento viendo a su padre – ¿Qué has dicho?

Otabek, tu cachorro de humano, morirá en tiempo y forma, de tu mano. Porque ahora que fue entrenado por Viktor, es imposible matarlo tan fácil como los demás, así que, la única persona con la que no se pondrá a la defensiva será contigo, porque es leal a ti. Si aprecias a tu mascota le darás una muerte rápida y limpia. Y si respetas nuestro linaje y a tu gente, tu pueblo, no harás un escándalo por esto. Lo que acabo de decir es para ambos. Llegará un punto donde sus humanos sepan que el numero de su especie esta en extinción, y ellos se pondrán como locos, querrán luchar, allí es cuando ambos, príncipes, tendrán que acabar con su relación y darles un fin digno a esos humanos en servicio.

¿Qué hay de nuestras filosofías? – dijo el rubio apretando los dientes.

Cierto – dijo Katsuki, sorprendiendo a Plisetsky de que lo estuviera apoyando en esto ante su padre – Los humanos son criaturas de la tierra por lo tanto respetamos su vida, que haya tantos es solo nuestra culpa. Nos estamos volviendo igual que ellos. Nos estamos enfrentando a una encrucijada y estamos dando el mismo resultado que cuando los humanos gobernaban. Matando especies cuando se vuelven incómodas.

¿Qué solución das entonces príncipe de Hera? – dijo Yakov, mirándole, y Yuuri Katsuki sintió sus alas contraerse.

Dejarlos... libres... solo los fuertes sobrevivirán y podrán hacer su voluntad. Sin nuestra ayuda, ellos no hubieran sido un problema. Que haya tantos es culpa de nosotros por hacer que tengan ciclos de apareamiento, por querer mejorar sus razas, hemos hecho que ellos tengan crías más de las que tendrían normalmente. Los humanos por sí mismos, razonan, son el único animal que razona a un nivel como nosotros. Ellos buscarían una forma de no ser tantos, de saber llevarse con la naturaleza. Cuando sepan que son débiles y no están dentro de la punta de la pirámide, serán humildes, serán más consientes y no serán un problema para este planeta. Así que pido su apoyo.

Y ante la sorpresa de ambos príncipes, solo risas se escucharon en lugar de respuestas. Cuatro risas que los miraban a ambos, tanto sus padres como sus suegros reían de la incredulidad del príncipe y su propuesta. Y esto golpeo el orgullo y ego de ambos príncipes, sus padres nunca les cederían el reino si ni siquiera confiaban en ellos para tomar una decisión.

Los humanos piensan, crean – dijo el rey de Hera – hijo mío, los humanos atacan. Si llegará el día donde cederé mi puesto como rey a ti, me gustaría dejarte un mundo prospero y en paz, no un mundo en guerra. Se acabó la discusión. Esto ya esta decidido, por favor, terminemos nuestra comida...

Ambos príncipes se quedaron estáticos en sus asientos. Por nada del mundo tenían que dejar caer una lagrima, por nada del mundo debían verse débiles a una decisión dolorosa, lo único que podían hacer ahora era seguir la corriente hasta que llegará el punto donde pudieran actuar.

Y fue allí, dondeambos príncipes intercambiaron miradas y por primera vez en su vida como parejaentendieron, que, si querían salvar a las personas que realmente amaban,tendrían que trabajar juntos.     



Había empacado todo, fue rápido, porque realmente no había traído muchas cosas. Viktor no lo dejaba traer cosas o comprar tantas cosas, así que le dio alegría que al menos hubiera sido capaz de llenar una maleta. Aunque realmente viendo esa habitación solitaria vacía, le hizo sentir nostálgico. No tenía muchas cosas, pero si muchas memorias y esas valían más que cualquier cosa material.

Salió a la sala y vio a Viktor tomando un vaso de agua, para después notar que él también había acabado de empacar. Viktor lucia como siempre, distinguido y fuerte, algo sucio, pero cuando llegaran podrían ducharse al fin bien, con jabón suficiente.

¿Listo?

Si.

Andando...

No dijeron más, ambos subieron a la carroza de nuevo y salieron de allí, el kazajo asomó su cabeza por la ventana, viendo como la casa vieja quedaba atrás, sintiendo que era él mismo el que se quedaba detrás, donde su inocencia se perdió, donde abandonó su cuerpo de niño y ahora regresaba como un hombre.

Otabek, sea lo que sea que pienses ahora, tengo que decirte que, si quieres un consejo, un buen consejo, es que cierres tu corazón a todos.

¿De qué hablas Viktor? – preguntó el kazajo mirándolo curioso.

Amaste estar entre humanos, te sentías en familia, sé que una parte de ti quiere eso, poder sentirte que eres igual, pero no eres igual, no lo somos ante los ojos de ellos. – el peliplata supero. – Tú no los conoces, no son como Yuri, son diferentes...

¿Quiénes?

A los reyes. Toshiya Katsuki, ha gobernado mucho tiempo y tiene muchos planetas bajo su mando, él no es cruel, pero su falta de interés por la vida de los demás lo hace cruel. Es desinteresado en todo, es indiferente a cualquier otra especie. Solo le importa la prosperidad de su familia y su gente. Eso no lo hace malo, pero lo hace peligroso, porque es frio y calculador. Ahora, Yakov Plisetsky, el rey de Aura, el padre de tu Yuri es estratégico y demasiado frio. Él piensa que un balance en los mundos que gobiernan logrará la prosperidad. No tienes idea de cuantas especies han muerto bajo su mando. Ninguno de ellos es malo, no matan sin razón, matan con un propósito, si ven que una especie no sirve, la eliminan, si ven que una sí, hacen que prospere, han hecho que aquellos mundos bajo su mando sean prósperos y crecientes, pero, al mismo tiempo, han acabado con la belleza de ellos.

¿De qué hablas?

Si todo es perfecto, ¿Cuál es el fin de un mundo entonces?

... Viktor, ¿Por qué me dices esto ahora?

Nunca confíes en sus palabras, di a todo que sí, pero date cuenta de que ellos nunca te verán más que un pedazo de carne con patas.

¿Odias a los reyes?

Hm... sí, creo que sí. Pero no los odio por que sean "reyes" odio sus acciones desinteresadas. Otabek, si lo que me dijiste es cierto, si realmente quieres salvar a Yuri, salvarnos a nosotros, tienes que entender que tu corazón debe ser de piedra y que perderás muchas cosas para apenas ganar una cosa.

¿De qué hablas?

Ellos te pondrán a prueba, te pondrán algo difícil al llegar, y depende de ello tu destino. Sea lo que sea que hagas, hazlo, sin importar que, y por el amor a dios y a todo, no dejes que vean que te afecta, se frio como el hielo, es la única manera de sobrevivir a un mundo como este. ¿Entiendes?

Viktor me estás preocupando...

¡Mírame Altin! – dijo el peliplata sosteniéndolo de los hombros – Te lo digo como amigo, si quieres sobrevivir tienes que ser como un lobo ¿Entendiste? Frio, solitario y ciérrate al mundo. No les des nada de material que puedan usarlo en tu contra, solo haz lo que tengas que hacer, y se listo, muy listo... Si quieres volver a sentir lo que sentiste con todos esos humanos, si quieres sentirte de nuevo pleno, tendremos que derrocar a los reyes, y para ello, hay que sacrificar muchas cosas, demasiadas.

Lo se... lo sé, lo comprendo Viktor.

Y mírame – dijo el peliplata acariciándole las mejillas con pesar y dolor – Si llega un momento, en donde yo soy tu último obstáculo, será un honor morir en tus manos. –bajo la mirada – Incluso si llegas a perder la cabeza, incluso si duele, incluso si hay algo realmente que te este exterminando por dentro. Por favor, solo por favor... Recuerda el sentimiento que siempre has cuidado, aquel deseo de ser igual a ellos, y sigue adelante.

El moreno miró los ojos de su maestro y asintió. Por un momento, fuera lo que fuese, sintió que Viktor estaba condenado a algo, y eso le dolió. ¿Por qué Viktor estaba pagando lo que su dueño estaba provocando? ¿Por qué Viktor sufría lo que Yuuri Katsuki ocasionaba?

¿Por qué es tan difícil ser iguales en un mundo imperfecto? 





La comida terminó.

Y ambos príncipes estaban en sus asientos, agachando la cabeza, confundidos y aterrados de la proposición de sus padres. ¿Qué había que hacer ahora? ¿Cómo podían solucionar todo este embrollo?

Príncipes – dijeron en unisonó ambos reyes.

Disculpa Toshiya, pero me gustaría decirles esto. Quiero ver su cara de emoción – sonrió Yakov a lo que Toshiya asintió. – Sus humanos están de regreso, probablemente estén aquí mañana o por la tarde. Así que espero los reciban cordialmente, les muestren sus puestos de trabajo, y sean dedicados en su entrenamiento y en su lealtad. Nunca dejen de trabajar en la lealtad de sus humanos.

Ambos no pudieron evitar quedar en blanco mirando a los reyes.

Incluso, ninguno de los dos pudo ocultar su felicidad, y esto le pareció adorable a sus respectivos padres, eran como niños de nuevo, y eso les encantaba. Sus príncipes eran felices, y eso era una bendición para ambos, lo único que quería eran que sus razas fueran prosperas y estuvieran en paz.

Y acabado todo, los sirvientes juntaron la mesa y los príncipes, sin ninguna oportunidad de quejarse fueron enviados de vuelta a su castillo. Ninguno dijo nada a su regreso, solo estaban teniendo una cosa en mente.

Yuuri Katsuki pensaba en Viktor, en lo hermoso que será verlo y volverse a hundir en esos ojos azules, volver a sentir sus brazos rodeándole cuando se siente mal, y volver a sentir esos dulces labios sobre los suyos que lo hacían fantasear de tal manera, que no pudo contener morder sus labios en deseo. Quería que Viktor solo lo mirara a él, que de nuevo solo sus ojos reflejaran los suyos, tenia que conquistarlo de nuevo.

Por otra parte, Yuri Plisetsky estaba ansioso, muy ansioso, había dejado ir a un chiquillo, le habían arrebatado a un bebé que no comprendía muchas cosas, ahora, había pasado mucho tiempo, llegaría frente a él un hombre de casi 21 años, se imaginaba a su Otabek, que tan fuerte seria, que tan guapo habría madurado. ¿Aura lo habría convertido en alguien diferente? Pensó, deseaba volver a ver esos ojos obscuros como la noche, deseaba acariciar esa piel morena, escuchar esa voz, escucharlo decir su nombre tras una enorme sonrisa.

¿Estás emocionado? – preguntó Katsuki sacándolo de su sueño.

Si, Beka ya no será un niño, ya es todo un hombre, quiero verlo pronto.

Yuri – dijo su esposo mirándolo – ¿Qué haremos para detener todo esto? Si ellos llegan a enterarse de lo que los reyes están haciendo, ellos.

Nuestro deber por ahora es mantener eso oculto. Encontraremos una manera de arreglarlo sin que ellos tengan que sufrir ni su raza. Se que mi padre no me dará el trono hasta acabar el ultimo de sus planes como rey, y supongo que tu padre es igual. Lo único que nos queda por ahora es buscar una forma de hacerlos cambiar de parecer, o en su caso, mantener a los humanos protegidos sin que nuestros padres lo sepan.

¿Cómo haremos eso?

Bueno, primero, hacer que comiencen a adoptar humanos por supuesto. Solo para conseguir tiempo. Después... tendremos que tomar una decisión.

¿Qué decisión? – Katsuki suspiró frotándose las cienes – Todo se pondrá mal.

Decidiremos si le diremos a Otabek y a Viktor que los reyes quieren acabar con su raza.

Ellos nos matarían antes de que nosotros a ellos.

Confió en Beka, él no me haría nada.

¿Y tú lo matarías a él por miedo a tu padre?

El rubio se quedo mirando a la ventana, Katsuki tenia razón, sabia que Beka tenia valor de enfrentarse a todo, y que haría lo que fuera por él. Pero ¿El estaría dispuesto a ir contra su padre por Beka? ¿Estaría dispuesto a traicionar a su especie por otra? Ese era el problema, Plisetsky sabia que era un cobarde de primera, y tenia miedo en como reaccionaría si en algún punto llegará la situación de tener que decir ese tema en específico. 





Había olvidado como se veía Aura del lado real.

Toda esa fauna y flora, todos esos animales corriendo libres, siendo libres, todos esos colores y belleza que adornan alrededor del enorme castillo blanco de los futuros reyes. Sintió sus manos temblar un poco mientras miraba por la ventana, era temprano, y no sabia si el rostro de Yuri sería quien lo recibiría. Estaba ansioso, feliz, extasiado en demasiados sentimientos a flote, nostalgia y esperanza de ver de nuevo aquellos ojos esmeraldas que le robaron el aliento.

Al descender, fueron escoltados por guardias que los llevaron dentro del castillo. En el salón principal, los dirigieron a ambos hacia pisos subterráneos cosa que el peliplata sintió mal. Miró de reojo al moreno y al ver como este no entendía que pasaba, lo hizo sentir aun peor. Deseaba desde lo mas profundo de su ser, que el kazajo permaneciera fuerte a una gran barrera que estaba por comenzar para él.

Los dos humanos quedaron dentro de una habitación blanca, con piso rojo, muy linda pero vacía. Allí permanecieron alrededor de 3 minutos.

Otabek... – dijo el mayor sin verle, mirando a la puerta – Recuerda cual es tu deseo, recuerda que a veces perdemos cosas, y recuerda que tienes que ser una roca.

¿De qué hablas Viktor?

No hubo respuesta, no porque no quisiera dársela al joven cachorro, sino porque ya no había tiempo. La puerta se abrió y allí estaban ambos reyes, tanto de Aura como de Hera. Mirándolos y dándoles una leve sonrisa.

Mira nada más, Viktor, luces muy bien, estoy muy feliz de que hayas regresado a casa – dijo Toshiya abrazándolo, dándole unas leves palmadas en la espalda – Se que debes estar extrañando tu traje real, y te lo traje.

Gracias – respondió el peliplata y el rey sonrió.

Pero, solo puedo dejar que lo uses, si realmente fuiste exitoso en la misión que te asigno mi hijo. ¿Está bien entrenado? – el rey de Hera sonrió, y Viktor le tenia miedo a esa sonrisa pacifica, porque nada de paz era lo que reflejaba.

Si, Otabek aprendió todas las técnicas de defensa al iguales que diferentes métodos para servir al príncipe de Aura.

Hm... Otabek – el rey caminó ahora a él, mirando al moreno que lo miró de vuelta. – Oh y es atrevido por lo que veo, me encanta, tiene una mirada obscura, tiene buen porte, yo creo que le sería de utilidad a tu hijo Yakov.

Hm... – el rey de Aura se le acercó al moreno poco a poco, mirando esos ojos negros como la noche – Definitivamente es algo que no ves todos los días. Pero ¿Qué lo hace digno de mi Yuri? Aún no ha demostrado nada, ¿Cómo sé que le será leal para toda la vida? ... ¿Cómo se que nunca le dará la espalda? ...

Nunca le daría la espalda a Yuri. – dijo el moreno sorprendiendo a ambos reyes al hablar, su voz era cautivadora, gruesa y fuerte – Yuri es mi mundo, no podría separarme de él, aunque quisiera, es mi dueño, mi vida es suya para hacer lo que le plazca.

Los reyes quedaron en silencio y Yakov se acercó acariciándole el cabello al moreno, este se dejo acariciar, los ojos del mayor parecían cansados y sabios, pero también había algo que ocultaban, y eso le provocaba miedo.

Pero no solo sirves a Yuri, sirves a la familia real de Aura. Y yo necesito saber de que lado estás. Si de los que te dan de comer, o de aquellos que son semejantes a ti... Tráiganlo.

Entonces, a sus casi 21 años cumplidos, Otabek Altin comprendido una cosa.

Estar en la punta de la cadena de poder, te hace ciego a la crueldad. Los humanos habían sufrido esto cuando reinaban, habían sufrido ser ciegos a la desgracia ajena, pero ahora, él era una especie inferior, gobernada por una especie mayor que no le importa la perdida de nadie salvo los de sus semejantes.

Allí estaba, un humano de rodillas ante él, con cadenas en sus brazos y cuello, con moretones, con un bozal en la boca que parecía lastimarle la piel por la cantidad de sangre que caía de allí.

Este humano escapó de un albergue e intento robar comida de una casa cercana. Asustó a nuestro habitante y cuando lo pusimos en custodia se rehusó a pedir una disculpa incluso cuando se le enseño a pronunciarla. Es un peligro para mi reino, y por sus condiciones, es un peligro porque puede transmitir enfermedades.

... eh... – el moreno titubeó viendo al chico en rodillas, no debería tener mas de 17 o 18 años. Y parecía asustado, ¿Cómo alguien así podría ser malo? Parecía que necesitaba ayuda en lugar de un castigo.

Extermínalo. – dijo el rey de Aura mirándole y alejándose, arrojándole una espada – aprendiste a usar nuestras armas, así que ponle fin a su miseria. Protege a tu familia real.

El kazajo miro la espada y sin titubear la alzó, el chico gruñó algo y el kazajo lo captó por completo, pero no dejó que ellos vieran como su corazón explotaba. No dejarían que vieran como sentía tanto dolor que apenas podía con él.

Alzó a lo alto ese filo metálico y de un golpe, la cabeza del chico salió eyectada rodando por el suelo hasta golpear uno de los muros. El peliplata vio de reojo y se dedico a mantenerse en su lugar hasta que el moreno acabará su tarea.

Otabek Altin sostuvo la espalda y la bajo al suelo mirando a su rey.

Listo. ¿Necesita algo más mi rey?

El rey de Aura sonrió, el chico le había impresionado mas que nada, lo hizo sin titubear, impresionante.

Nada en lo absoluto Otabek, bienvenido a la familia de Aura. – Yakov le sonrió, acariciándole la cabellera y saliendo del recinto, dedicándole una mirada de aprobación a su compañero en reinado, el rey de Hera quien asintió.

Viktor – dijo Toshiya – Ven por tu uniforme, y te daremos el de Otabek para que se cambie. Pueden usar el cuarto de a lado para ducharse y arreglarse antes de que vean a los príncipes.

Si mi rey. – contestó el peliplata siguiéndolos.

Otabek Altin fue dejado solo en esa habitación.

Podía sentir el olor metálico de la sangre, podía sentir su cuerpo empapado en ella, y podía sentir su corazón hecho trizas dentro de él. Dejó salir unas lagrimas mientras miraba como ese suelo rojo era rojo por una razón. Y entendió por primera vez lo que Viktor trataba de advertirle.

Esperó 5 minutos que le fueron eternos a lado del cuerpo sin vida de ese humano, recordando lo que le había dicho "Nos están matando a todos..." esas fueron sus ultimas palabras, y el kazajo tenia que comprender dos cosas.

Una, que tenía que pensar rápido como detenerlo, y dos, que no podía revelar, a nadie, que él sabía el idioma de los humanos. Viktor lo ocultaba, y ahora entendía la razón.

Cuando Viktor llego por él, pasaron a otra habitación.

Ambos tomaron una ducha, se arreglaron y vistieron. En el caso de Viktor, su traje real era blanco, en representación a los hijos de Hera. Ya que los reyes usaban negro, sus guardias usaban blanco para identificarlos. En el caso contrario, Otabek Altin usaba un traje negro, con una gabardina bordada con el escudo de la casa Aura, porque, principalmente, los reyes suelen portar el color blanco o tonos claros.

Se miró al espejo y vio que lo había logrado. ¿Pero a qué costo?

¿Estás listo para verlo? – dijo el peliplata mirándole, pero el kazajo estaba perdido en su reflejo.

Solo asintió, mirando a la nada, sin una expresión en el rostro, iluminado por la luz de la habitación, recordándose a si mismo, que sea lo que fuera que vaya a hacer, tendría que hacerlo solo contando con él mismo. 

¡Hola a todos!

pues no tengo mucho que decir, solo que ando bien sad, así como este gatito. Por lo que pasó al ultimo. 

Ya casi el reencuentro espero les este gustando. 

Por cierto, la ultima imagen, donde Otabek se pone su traje real, es esta, la misma de la portada.

Lenzz Fuera :3 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top