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Mis memorias de la guerra cambian cada vez que pienso en ellas...






Era una noche de truenos y lluvia, la tierra definitivamente era diferente a "Madre".

Nunca había visto un planeta llorar, rugir, hacerse oír como ahora. Parecía que gritaba por su vida, gritaba porque quería descansar, o tal vez gritaba porque quería que todo el odio en su superficie culminara de una buena vez, y esta pudiera volver a su estado de reposo nuevamente. Había aprendido en libros, en videos, que la lluvia era algo normal cuando los humanos reinaban. Que era parte de un ciclo y que estos adoraban aquellas lagrimas del planeta, porque le daban vida a su superficie.

Se le hacia tan extraño que las lagrimas de un planeta, el dolor, el sufrimiento, dieran cabida a una vida sin igual. Tal vez la tierra tenia mucho que enseñarles, tal vez, es aquella que guarda los secretos de como manejar las emociones, porque realmente dejar que todos en su superficie hagan lo que quieran con sus tierras, con su vida, y no poder hacer más que llorar lágrimas y truenos dándoles mas vida, era una prueba de amor incondicional, o de un amor toxico que poco a poco acabaría tanto como ella como con las criaturas en ella.

Que loca la tierra amando a alguien que la destruye, que loca la tierra, soportando los desplantes y torturas de criaturas que le sonríen falsamente para evitar su ira.

Al levantar su mirada, dejando de ver sus notas, dejando su pluma de lado y solo concentrándose en lo que tenia enfrente, Yuri Plisetsky notó algo. Había un cachorro de humano, de unos 7 años mirando por la ventana. Uno con una mirada negra como la noche fascinado con las gotas de lluvia que golpeaban el cristal. Alguien que veía con anhelo la luz que desplegaban los rayos y se cubría los oídos para amortiguar el sonido de los truenos. Su pequeño cachorro, Otabek, estaba allí, frente a él, vistiendo una simple playera que le cubría hasta media pierna, seguramente desnudo debajo de esta, con el cabello húmedo después de una ducha casual, descalzo, sintiendo la alfombra con las plantas de sus pequeños pies.

Sintió un cosquilleo en el estómago, cuando miró como esa piel dulce y suave, se asomaba por su cuello, y como ese camisón le caía por el hombro derecho al pequeño. Los humanos si que eran una tentación, no solo era el sabor de la piel, sino, la divinidad de poder tocar algo tan vulnerable. Pero por supuesto, nunca en la vida se atrevería a tocar dicha inocencia y mancharla con sus pensamientos y acciones de lujuria... al menos, no aún.

- ¿Qué es lo que tanto ves Beka? – dijo el rubio levantándose de su asiento acercándose al pequeño.

- La lluvia. – contestó sonriente el niño – Me gusta, moja todo y cuando para, podemos saltar en los charcos.

- Ya veo – rio el príncipe. - ¿Te gustaría qué lo hiciéramos juntos?

- No, podrías enfermarte Yuri, y tú tienes que trabajar.

- Puedo dejar mi trabajo, no te preocupes por ello.

- Me preocupo, porque si tu no trabajas, entonces, ¿Quién me comprará comida?

- Seguramente tu puedes cuidarte solo Beka. – sonrió el rubio cargándolo por detrás, haciendo que el niño riera mientras le daba vueltas y dejaba un par de besos en sus mejillas.

- Yuri, tengo miedo. – dijo el kazajo mirándolo directo a los ojos – Cuando muera, estarás solo, y no quiero que estés solo, quiero estar siempre contigo.

El rubio no pudo decir ninguna palabra, solo podía ver aquellos ojos negros mirándolo, sintió un cosquilleo en su pecho y después un dolor, que no supo cómo afrontarlo, así que solo se quedo viendo dichos ojos, dejándose llevar por el abismo de la noche que había en ellos.

- No estaré solo Beka. – dijo el rubio – Estarás conmigo siempre.

- Pero solo vivo 60 años máximo. Y seré muy viejo...

- No, Beka, tengo la manera de tenerte siempre a mi lado, por el resto de mi vida. Es algo que puedo hacer, serás joven como yo, toda tu vida, todas tus vidas mejor dicho.

- ¿De que hablas Yuri? – dijo el niño ladeando la cabeza confundido – Los humanos solo tenemos una vida.

- ... Lo sé... Por Aura, lo sé.

Esa noche el príncipe de Aura durmió abrazado de su joven cachorro, deseando por un momento que nada de lo que fuera a pasar en un futuro, afectara la preciosa y única mente del kazajo, que por un momento, la diferencia de vidas, de pensamientos, de todo lo bueno y lo malo, desapareciera, y que por un momento solo pudiera ser él, con su cachorro en este mundo.

Actualmente...

Todo cambio para peor, el día que el humano decidido mirar a los ojos a los reyes como igual.

Después de huir de la cuna real, ocurrió algo importante. El rey de Hera y Aura caminaron por primera vez en años, sobre la tierra, ensuciando sus pies, dejando las alas guardadas por un momento ante espectadores que estaban recorriendo aquella noche obscura y con tormenta en ese nuevo infierno llamado tierra.

Había energía que se podía notar a la vista, emanando como una luz potente en sus cuerpos, los espectadores dieron un paso atrás al ver esto. ¿Qué estaba pasando con la familia real? ¿Qué estaba ocurriendo con el legado de Aura y Hera?

El rey de Hera nunca en su vida se dejaba ver con algo que no fuera una sonrisa relajada. La dinastía Katsuki nunca bajaba la mirada, y solo sonreía a su futuro. Ver a aquel rey con los ojos encendidos en furia, con tanta energía emanando, con las alas caídas caminando descalzo entre la tierra, llenándose de lodo su bello traje negro con toques blancos era increíble. La familia real nunca pisa tierra de ningún planeta al menos que sea necesario. Sus alas siempre están extendidas y brillantes, su cuerpo siempre luce perfecto y en punto, pero esta vez era diferente. Cuando se dieron cuenta, la mayoría de la población en la capital estaba reunida en el centro, algunos con humanos cachorros cargados, otros, dejando a sus queridas mascotas amarradas, y otros simplemente solos, con sus familias en casa.

- Se que en esta noche de lluvia, hacerlos salir es muy preocupante, me disculpo por ello. – dijo Yakov el rey de Aura – pero tenemos un anuncio importante que hacerles, y creo que mi compañero en el trono, Toshiya, tiene que dar una noticia que no pensamos que ocurriría en este planeta.

El rey de Aura dejo de hablar dejando que su compañero tomara la palabra. Los ojos Katsuki, ese marrón intenso, llegando a rojizo se había encendido. Toshiya Katsuki estaba a un paso de matar a lo que se le pusiera en frente, pero tenia que guardar compostura.

- Querido reino, esta noche nos enfrentamos a algo que se fue cultivando solo y que ahora se ha vuelto un enorme problema para nuestra supervivencia en este nuevo planeta. Como sabemos, nuestras razas se caracterizan por ser conquistadoras, llegamos a nuevos planetas con ecosistemas habitables, dominamos a la raza que hay de residencia y coexistimos con ellos. A lo largo de nuestra historia nos hemos encontrado con singulares razas, inteligentes, fuertes, llenas de sabiduría y prestigio. En ellas hemos fundamentado nuestra cultura, tradición, moral y conocimiento que expresamos a todos. Pero, también, nos hemos visto en la triste necesidad de ser afectados por ellos. – el rey miró a la gente que comenzaba a amontonarse para poder escucharlo, miró de reojo a su compañero en el trono y siguió su discurso – Los sentimientos son algo natural de la vida, los tienen muchas especies que hemos conquistado, y los hemos logrado controlas hasta cierto punto, en el cual transformamos dichas emociones en energías que nos ayudan a vivir. El problema es que, al momento de llegar a la tierra, nos encontramos con una raza semejante a nosotros, físicamente, que nos cautivó con su belleza e hizo que la quisiéramos a nuestro lado como una mascota. Ese fue el peor error que cometimos por el simple hecho de ver una raza igual de hermosa que la nuestra.

El rey sonrió suavemente para después mirar aquellos rostros confundidos, mirar aquellos humanos clavándole la mirada, aquellos humanos que dejaban escapar miedo por sus poros, aquellos humanos que estaban enfermándolo al estar cerca de ellos. Había una razón por la que los reyes vivían alejados de todos, y esta era, era esa peste humana...

- Cuando tuvimos que salir de madre, tanto Heras y Auras fuimos por caminos separados. Nos guiaban principios diferentes pero siempre fuimos hermanos de la misma madre. Conquistamos muchos planetas y dejamos que Aura creciera en cada uno de ellos. Nos encontramos con diferentes especies y les acogimos en nuestra misericordia, porque siempre pensamos que no hay necesidad de matar nada, sino, en su caso, solo mostrarles nuestro camino. – el rey tomó una pausa mientras suaves gotas de agua se deslizaban en su rostro – Eso cambio el día de hoy, cuando dos humanos miembros de la corte real nos atacaron y huyeron con armamento de aquí.

Hubo un gran silencio.

Nadie estaba entendiendo a este punto, como dos humanos podrían hacerle eso a los reyes, pero antes de que analizaran las cosas más, aquellos reyes únicos decidieron seguir con su narración.

- Se que es difícil de creerlo, pero hay algo en lo que somos débiles ante los humanos. Algo que no podíamos comprender completamente hasta ahora. Los humanos irradian esta energía, no como la de Aura, que es vital para nosotros. Una energía natural y pura, si no, la de ellos es voluble e incontrolable. Nuestros organismos se basan en la captación y expulsión de energías, por eso es por lo que nuestro cuerpo se puede adaptar a diferentes ecosistemas. Y pensé que eso seria igual, ya que los humanos no son la única especie que pude dejar libre estas clases de energías en el ambiente. Pero me equivoque – el rey mantuvo una pausa para después pasar una mano por su cabello – Estas especies son hermosas a comparación con las demás, esta especie tiene similitudes con nosotros, y eso nos hizo vulnerables. La energía que ellos nos dan es toxica para nuestro Core. La forma en la que su cuerpo la absorbe y la deja libre es como si estuviera envenenándonos poco a poco. Estas hermosas criaturas son toxicas para nosotros, y ahora lo saben. Su vida representa un riesgo a la nuestra. Los Auras y los Heras somos vulnerables a ellos, nos enferman, es más, ahora mismo, sus amadas mascotas los están matando poco a poco. Y como me rehusó a perder a mi pueblo, he decidido junto a Yakov a tomar medidas drásticas. Desde el día de hoy, todo humano debe ser puesto en libertad, se debe dejar libre en los bosques, y se prohíbe desde el día de hoy a los humanos cerca de nuestra ciudad.

Comenzaron los murmullos y las quejas de los pobladores "es un cachorro" "no hace daño" "¿Qué están pensando?" Esto se clavaba como estacas en la espalda a ambos reyes. ¿Hasta dónde había llegado la peste humana? ...

- Escúchense – dijo el rey de Aura – están dispuestos a que sus hijos, y los hijos de sus hijos no existan a cambio de una criatura que no vive más de 50 años. Están dispuestos a morir por una criatura que los cambiaría por un trozo de comida. ¿Desde cuándo querer lo mejor para nuestro pueblo nos hace los malos? ...

Y los murmullos siguieron, pero ahora con menos potencia. Aquellos con cachorros en brazos, abrazaron a su mascota, para después entre lágrimas darles un tierno beso en la frente, tal vez de despedida, tal vez de disculpa...

- Hasta que encontremos una cura a la peste humana, los humanos, mayores o pequeños, quedan vetados completamente de las áreas de nuestro hogar. Cuando estén en libertad, la seguridad real se hará cargo de ellos... Por favor, sigan los protocolos y entreguen a sus humanos, serán llevados a las áreas de bosques y llanos, lejos de aquí.

Al acabado el discurso, los reyes no dijeron nada más. Tan solo, se dedicaron a abrir las alas, mientras cambiaron a su forma original. Para sorpresa de los humanos presentes, la apariencia verdadera de los Auras y Heras estaba siendo revelada. Tenían piel obscura brillante, entre tonos negros y morados, donde runas en forma de estrellas brillaban sin parar, parecía que su piel estaba hecha de galaxias. Su cabello se volvía blanco y el color de sus ojos brillaba aún más, como si luces de Neón estuvieran debajo. Los rasgos faciales se afinaban y su cuerpo se volvía más atlético y más grande.

Eran definitivamente hermosas criaturas que parecían tener vida en su piel, parecían salidas del mejor sueño de un aficionado de la ciencia ficción. Tanta belleza y era letal.

Al estar en su forma natural, ambos reyes emprendieron vuelo, alejándose del centro de la ciudad, mientras diferentes guardias reales comenzaban a tomar las calles, y uno por uno, tomaban a los humanos, mayores o cachorros lejos de las manos de sus dueños. Los llantos y gritos de miedo y ansiedad no se hicieron esperar, cuando aquellas amadas mascotas fueron arrebatadas de sus hogares para ser llevados en grandes capsulas lejos de sus dueños.

Fue un alivio, cuando los collares cayeron y adornaron las calles, pero al mismo tiempo, fue como si aquel escudo de protección se hubiera ido por la cañería. Eran libres, pero ¿A qué costo? O más bien, ¿A dónde los llevan ahora?

La raza humana recibió una lección esa noche, un recuerdo en su larga historia genética. Ahora, tenían que sobrevivir por sus medios y limitaciones, ahora, cuando su propia genética se había degradado, ahora, tenían que comenzar a usar el cerebro para más que servir, y eso era ya lo suficientemente difícil con o sin un cuchillo colgándoles en la cabeza, esperando ansioso que los reyes dieran bandera verde a su cacería.

- No sobrevivirán al momento de soltarlos. Hay cachorros de 1 o 2 años en el montón, otros que acaban de nacer. Morirán en cuestión de horas por todos los depredadores fuera. – dijo el rey de Aura, mirando de reojo a su compañero mientras iban en vuelo a su hogar.

- Ese es el punto. – respondió el rey de Hera – los más jóvenes morirán, y mi hijo, tu hijo, o nadie puede culparme de que yo los mate. Ley natural, veremos si los humanos recuerdan sus instintos.

- ¿Qué pasa si sobreviven?

- Entonces, se abre temporada de humanos. Amamos su carne, cuando nuestro pueblo sepa que la carne Hulu que tanto adoran provienen de ellos, el hambre les podrá más que los sentimientos, y por si mismos irán a cazar a su humano preferido.

- Otabek y Viktor son peligrosos Toshiya – dijo el rey, interrumpiendo el vuelo de su compañero de trono poniéndose enfrente – No todo se arreglará. Ellos están infectados ya, irán en busca de sus humanos porque ya no pueden vivir sin ellos. No sabemos a qué punto la peste humana a infestado su Core, si ha sido completamente consumido, ellos van a preferir la muerte antes de que...

- Yakov. – dijo Katsuki mirándolo – Que tú no supieras manejar la destrucción de tu Core por ese humano, no quiere decir que todos son igual de débiles que tú. Confía en mi en esto.

El rey de Aura frunció el ceño mirando como siempre, típico en la dinastía Katsuki, esa sonrisa suave que parecía parte de ellos en todo momento. Eso le molestaba, siempre le molesto como Toshiya solía hacer lo que quería, siempre, por eso sus reinos estaban separados, la moral de uno y del otro era sumamente diferentes.

- Tú tuviste un humano en el pasado Toshiya. ¿Qué ocurrió con él?

- ... Lo mate. – sonrió suavemente el Hera poniendo ambas manos en los hombros de su compañero - ¿Cómo crees que descubrí que la carne humana es comestible?. Odiaba como esos ojos me seguían a todos lados, y aunque Yuuri se encontraba fascinado por él, no pude tenerlo conmigo. Me fastidiaba tenerlo cerca, esos jodidos ojos y sentimientos cerca de mí, odiaba lo débil que me hacía sentir en ocasiones, así que una noche no aguante más. Y lo mate. Pero como sabes, mi hijo me odiaría toda la vida, así que decidí darle algo para que no llorara la perdida de Iván.

- No... no pudiste hacerlo. Tu mismo dijiste que practicarlo era lo peor que nuestra raza había hecho. – dijo el rey dándole un empujón – No pudiste hacerle eso a Iván.

- ¿Apenas te das cuenta? – dijo el rey levitando suavemente en el aire – Lo has tenido frente a ti mucho tiempo, ¿Cómo es posible que no lo vieras?

- Solo conocí a Iván un día. Y el estaba fascinado contigo Toshiya, te amaba... - el rey frotó sus cienes – No pudiste hacerle eso... no pudiste aceptar que...

- No me reclames si tu hiciste exactamente lo mismo con Otabek.

El rey de Aura se quedó helado mirando a su compañero. Sentía como el sudor se deslizaba por su frente mientras no podía articular una palabra, después de mucho tiempo, se había quedado sin alguna idea.

- ¿Crees que no lo sé? Es idéntico. – sonrió el rey acercándose a Yakov, poniéndose cara a cara con él - ¿Por eso murió la madre no? No soporto el daño que le hiciste a su hijo cuando aun estaba dentro de ella. ¿Tu hijo lo sabe? ¿Tu hijo sabe el intento desesperado de tener a Temir contigo? ...

- Basta. – dijo el rey. – Basta...

- Oh Yakov, viejo amigo... Las incubaciones humanas son legales. No te tortures. Para que no te sientas mal, lo confieso... Le hice una incubación a Iván Nikiforov. Tome su ADN, y tome a una Nikiforov rusa, necesitaba su vientre humano porque aún no podíamos conseguir recrearlo a manera artificial. Así, que cuando tenía listo el embrión, se lo implante. Y Iván Nikiforov regreso a la vida. Borre sus memorias cuando regreso, gestión de 8 meses. Son idénticos ¿No lo crees? Las incubaciones. Te devuelven al humano exacto que perdiste y tu solo depositas las memorias en ese nuevo cuerpo, y listo, lo tienes por más tiempo de nuevo. Iván Nikiforov, mi humano, el primero que tuve al llegar a la tierra, es Viktor Nikiforov, el humano de Yuuri. Debe ser triste para ese idiota, no tiene familia, solo es una creación salida de laboratorio. Es humano, si, por supuesto, pero uno sin línea genética. Uno que renacerá y renacerá y renacerá hasta que Yuuri muera.

El rey de Aura bajo la cabeza, sosteniéndola mientras pequeños recuerdos de una mujer gritando, de la agonía de aquella humana...

- Pero hermano, al menos yo tome un embrión nuevo, que cree en el laboratorio para ser replica de Iván, lo que hiciste tu fue peor, no, más bien, lo que tú y Lilia hicieron fue aun peor. Se que Lilia hizo una incubación de Temir, sé que tenía listo los genes para implantarlos en un útero... pero tú no podías esperar... así que, tomaste a la hembra humana embarazada, y le clavaste a el hijo de Temir todo el ADN de su padre. Destruiste al verdadero hijo, y mantuviste con vida a su copia. – el rey hecho a reír poniendo una mano encima del hombro de su compañero – Mataste al hijo de Temir, al que sería el verdadero Otabek, y... por Aura, regresaste a la vida a Temir... Dime Yakov, ¿Qué se siente tener a tu amado humano frente a ti y que no recuerde nada de tu amor, de su amor hacia ti? ... ¿Qué se siente verlo en los brazos de tu hijo? ¿Qué se siente verlo renacer sin una memoria? ... Temir Altin sigue existiendo, con el nombre de Otabek claro. ¿Se lo pensabas decir algún día? ... al humano, que él es su propio padre. Que por un error, las memorias se fueron con el verdadero Otabek, y que Temir 2.0, nació sin memoria alguna. Nació para ser Otabek. Pero en el fondo, es Temir. Es la siguiente vida de tu adorado humano.

- Basta. – dijo el rey extendiendo más sus alas – Temir murió, aquel humano que conocí no es ese chico. No importa si es su segunda vida, o tercera, o cuarta... no es mi Temir. No pude traerlo de nuevo, hice algo horrible...

- Lo hiciste, pero no te culpo por ello. Nunca te culpare Yakov, no me interesan los humanos, y si quieres aliviar tu culpa, dale el destino que debió tener Temir desde el inicio. Acaba con su vida, y acaba el ciclo.

Y con un suspiro, y una negación, ambos reyes siguieron el vuelo sin dar vuelta atrás.


¡HOLIS!

No tengo mucho que decir, solo que mas o menos asi es la apariencia de los Auras y Heras. 

¡saludos!

Lenzz Fuera :3 

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