Capítulo VI
—No lo sabías —susurró su madre sorprendida—. ¿Por qué te ocultaría algo así? —Ella pareció pensárselo, aunque al momento frunció el ceño con molestia y aseguró—: Tú no sé lo preguntaste.
—No consideré que fuese tan importante —replicó como si de verdad creyese que fuese así.
—Parece que para él sí lo es, ChanYeol —acotó ella con voz ruda y él nuevamente junto las cejas en una expresión atareada.
—¿Por qué te molestas?
—No lo sé. Me da un poco de rabia que mi hijo sea un... despistado. —Quiso insultarlo con algo más fuerte y lo tuvo claro, por lo que crispó los labios y suspiró.
—Ya entendí, mamá.
La mujer se tardó un momento en volver a hablar—: ¿Entonces no tienes ningún interés romántico en él?
—No.
—¿Y se lo dijiste?
—Sí... —dijo inseguro y revolvió la sopa. Luego de saber lo que involucraba aquel líquido no tenía ganas de continuar comiendo, le sabía demasiado triste—. Más o menos tenemos hablado eso.
—Ajá —respondió ella con ironía, haciéndolo relajar los hombros y dejarlos caer con cansancio, olvidándose de la postura orgullosa—. Pues creo que él no lo tiene muy claro.
Con interés levantó la mirada hacia ella—. ¿Por qué lo dices?
—Solo mira a tu alrededor, ChanYeol. Esta no es tu casa. —Quiso interrumpirla, pero ella lo calló con un movimiento de manos—. Primero esta puerta está abierta. —Ella apuntó por detrás suyo y él suspiró, dándole la razón—. Segundo, ¿tú comprando fundas para los cojines? ¡Y además son elegantes y de buen gusto! —La mujer rio, pero no supo si estaba feliz o enojada—. La lámpara colgante, los maceteros, los calefactores, los cuadros... —Hizo hincapié en lo último y apuntó hacia la pared donde se exponía uno de ellos—. Tu habitación solo tuvo un póster de todos los años que viviste ahí y fue ¿de qué? ¿La película de los dibujos animados en el hielo que venía con la caja de cereales?
—Ya. Para —pidió sin aire y ella apretó los labios. Estaba enojada.
—Yo no eduqué a un hijo inconsecuente —espetó ella molesta y él boqueó porque durante el último año nunca la vio tan enfadada—. Tus vivencias, tus consecuencias. Eso te lo digo siempre, así que yo no puedo hacer mucho más que mencionarte lo obvio.
Miró la sopa con los trozos de carne danzando por el líquido de todas las veces que la revolvió.
—¿Por qué te molestas tanto? —preguntó sin mirarla, de repente herido.
—Porque a él sí le gustas. —Levantó la mirada para encontrarse con la mujer, aunque solo le dio una sonrisa tristona—. Incluso puso post-it en el espejo del baño, ChanYeol. Y son cosas tipo "sonríe", "te ves hermoso" o "lávate los dientes, cochino". —Ella rio, aunque solo fue momentáneo porque volvió a parecer cabizbaja—. Me da pena por él. Podrías evitarle una dolencia, pero en vez de eso te aprovechas de sus sentimientos.
—No es así... —alegó y la voz le salió ronca, incómoda.
—¿Entonces por qué no le dices si a ti no te gusta? —La miró directo a los ojos y ella se encogió de hombros—. Me acabas de decir que es una relación sin compromisos, por lo que dudo que alguien en esa postura quiera que la ropa de otro esté entre la suya, que haya otro cepillo de dientes o que metan cosas de otros en su espacio.
—Solo... es por el sexo —soltó directo y pensó que su madre lo regañaría por eso.
—Mírate —soltó ella casi sin aire, descolocada—. Suenas como el exnovio de tu hermana, al que le partiste la nariz cuando te enteraste de lo que hacía con otras chicas y con solo quince años, ChanYeol. ¿Pero ahora tienes diez años más y haces lo mismo?
Abrió la boca sorprendido porque a la mujer se le nublaron los ojos y él quiso gritar porque eso no tenía ningún puto sentido. BaekHyun no debía ser motivo por el cual su madre llorase o JongDae se enfadase con él. Sí, ya estaba preparado para tomar sus propias decisiones y si mantuvo al rubio todo ese tiempo apartado de su vida "real" fue precisamente para evitar ese tipo de escándalos.
—Tus vivencias, tus consecuencias —repitió ella casi para sí misma entre suspiros y se pudo se pie—. Me iré, cariño. Muchas gracias por la cena y disculpa por el alboroto. Solo pensé que por un momento... —La mujer se mantuvo quieta con la mirada hacia el frente, aparentemente perdida en sí misma—. Tan solo se me pasó por la cabeza que mi hijo estaría satisfecho con el amor. Sé que no debería importarme —Ella se encogió de hombros, aún sin mirarlo—, pero ¿pasarás todo el tiempo solo con tus instrumentos? ¿Si te enfermas quién te cuidará? Si no fuese porque vine hasta aquí ni siquiera sabría si sigues vivo.
No dijo nada más y simplemente se fue así como llegó, como si de una brisa fría se tratase, dejando caos a su paso junto a huesos gélidos y temblorosos que le ilustraron la realidad del ser humano, tan cruda y cruel como podía serla.
Esa noche se sintió mal, pero luego de quedarse solo no tardó mucho para que le llegase un mensaje de BaekHyun preguntándole cómo estaba y si fue todo bien con su madre. ¿Qué se supone que debería decirle, que la mujer le plantó el medio sermón en la cara y que resultaba que ahora aparentemente estaba enamorado de él? No, definitivamente no. Y no era porque no le gustase el rubio, sino porque la mujer le hizo ver que habían cosas, pequeños detalles, que todo ese tiempo estuvo ignorando cuando en realidad resultó que BaekHyun gustaba de él de una forma más... íntima.
Podría ser, así como si no. La respuesta únicamente la tenía el chico y ChanYeol debería ser lo suficientemente inteligente como para preguntar sin cagarla de ninguna forma. No quería perder a BaekHyun, le gustaba muchísimo como pareja sexual y amigo. Sería una pena tener que despedirse de él por sentimientos que desde el primer momento no fueron bienvenidos, ya que al menos encontrarse a través de esa aplicación de citas no prometía un futuro emocional muy próspero y supuso que ese era un indicio claro.
Más allá de ello todo pareció llegar al límite cuando cayó en cama un viernes por la tarde. Se sentía mal, con fiebre, dolor de estómago y vómitos. No quería levantarse ni para ir al baño, así que estaba acostado en el sofá, con una manta cubriéndolo y sin camiseta porque se moría de calor y sudaba.
Avisarle a JongDae no serviría de mucho y no tenía para qué, después de todo no era ni sería la primera vez que se enfermaba estando completamente solo. Sin embargo, BaekHyun no pareció tomarlo de la misma manera porque apenas le dijo "no me siento muy bien" el chico lo llamó y luego de comentarle que estaba con vómitos le soltó un "voy para allá" y llegó, maldición. Estaba incluso con la respiración agitada y antes de saludarlo le llevó la mano a la frente para tomarle la temperatura, supuso.
Desde que vio el ceño fruncido del rubio y su caminar angustioso supo que las cosas no estaban bien. O puede que fuese él sacando conclusiones etéreas de sombras abstractas.
—Recuéstate. —El contrario ingresó a su casa y se sacó el abrigo para dejarlo en el sofá más cercano a la puerta—. ¿Comiste algo?
El otro sin siquiera detenerse a escucharlo pasó directo hacia la cocina para revisar el refrigerador y las ollas sucias. ChanYeol apenas tuvo ganas de quitarse los zapatos cuando llegó del trabajo como para que además se pusiese a limpiar. Menos mal que era fin de semana y que no tendría que dar clases.
—Te prepararé algo, ¿sí? —BaekHyun volvió a ponérsele en frente y lo empujó suavemente por los hombros para sentarlo en el sofá en el que anteriormente estuvo acostado—. ¿Tomaste algún medicamento? —Negó con la cabeza—. ¿Sueles tomar algo en particular? ¿Hay alguno que te haga mal?
—No lo sé... —Tenía dolor, maldición. Solo quería que se le pasase, no pensar en su historial clínico.
—¿Y si hablas con tu madre o alguien que te ayudó antes? —El chico pareció algo indeciso de sí continuar—. Si quieres puedo hablar con ella...
—No me parece buena idea —soltó sencillamente, pero el otro insistió en hacer cualquier tipo de cosa para hacerlo sentirse mejor.
—Pero quizás qué tengas. —El más bajo formó una mueca extraña, pero luego se apresuró en bromear—: Imagínate cómo me sentiré si te pasa algo. —El rubio rio suavemente, aunque ChanYeol lo conocía lo suficiente como para saber que estaba nervioso—. No sé cómo hacerlo. Pero creo que tu madre...
—¡Baek, para! —El aludido pestañeó algo aturdido ante la interrupción—. Deja de meterte.
—¿Meterme dónde? —preguntó en un susurro el otro, claramente confundido.
—En mi vida —rugió y el contrario se sorprendió de forma evidente.
—Perdón... —El rubio lo miró extrañado y volvió a tocarle la frente, al parecer en el intento de esquivar el tema. No se contuvo de pegarle un manotazo para alejarlo—. ¡Hey!
—Vete.
—Bien.
No pudo evitar sorprenderse por la respuesta del otro, tan sencilla, como si no le importase dejarlo ahí cuando se sentía como la mierda.
—Baek... —lo llamó nuevamente al verlo ponerse el abrigo.
—Hablaremos cuando te sientas mejor.
—No... —Se puso de pie y suspiró—. Quiero aclarar unas cosas ahora.
—Entonces dime.
—Estoy interesado en alguien —mintió y el rubio solo elevó las cejas sorprendido—, así que me gustaría que... —Se pasó la mano bruscamente por la cara, como si con eso pudiese quitarse el pesar que cargaba—. Dejemos de vernos. —BaekHyun no pareció sorprenderse de forma evidente y eso nuevamente lo enfadó—. Creo que eres demasiado invasivo.
El contrario frunció el ceño, genuinamente confundido—. ¿A qué te refieres?
Tomó un poco de aire porque sabía que iba a mandarse la cagada de su vida—. Eres agobiante. Te la pasas hablándome todo el día y me tratas como si fuese tu novio cuando la única razón por la que nos encontramos fue por el sexo y más encima debido a una apuesta.
—¿Una apuesta para acostarte conmigo? —el chico soltó sin aire y elevó ambas cejas con asombro.
—Digamos que sí.
Pensó que el contrario le diría una de sus frases cortas y tajantes, pero en vez de eso solo se quedó ahí mirando lo que parecía ser un punto fijo del suelo antes de sacar una especie de sobre pequeño que puso sobre la mesa de centro. Era de la farmacia.
—Si te sirve puedes tomarlo. —El chico se acercó a la puerta con toda la tranquilidad luego de tomar su abrigo y dándole la espalda le habló—: Y si no te sirve también. Tómatelas todas de un tirón. —El rubio le hizo un gesto desinteresado con la mano en lo alto y salió de su hogar, dejándolo solo.
Se dejó caer sobre el sofá y miró el sobre arrugado que estaba sobre la mesa. Al abrirlo se dio cuenta que eran pastillas para la jaqueca, nada de otro mundo y eso solo lo hizo suspirar antes de ponerse de pie con la intención de dirigirse hacia la cocina y tomar un vaso de agua para tragarse dos pastillas. Se quedó dormido sobre el sofá y al día siguiente despertó muerto de hambre. Tenía el cuerpo adolorido y su departamento estaba sucio. Al menos ya no tenía ganas de vomitar, aunque seguía el dolor de cabeza.
Sí, se quejó de esa dolencia, pero aquello no fue nada con lo que llegó después, aquella sensación incómoda en lo alto del estómago, su cama vacía y helada, su celular sin ninguna notificación y su departamento hecho un desastre porque ChanYeol realmente no tenía ganas de hacer absolutamente nada.
—¿Qué te pasó? —le preguntó JongDae bruscamente cuando se encontraron después de dos semanas de la última vez que vio a BaekHyun. Se encogió de hombros con desinterés. Para él no había nada que rescatar—. ¿Y tu chico qué tal está? Hablé con Min de lo que te dije la otra vez y quiero disculparme. Es verdad que no lo conozco, pero me gustaría conocer al sujeto que tiene tonto a mi mejor amigo...
—Cierra la puta boca —pidió entre dientes y el contrario se sorprendió.
—Mierda, ChanYeol. ¿Qué pasó? —Al no obtener una respuesta rápida de su parte JongDae lo sujetó por los brazos—. ¿Murió alguien?
—Imbécil —escupió y sacó una lata de cerveza del pack que trajo el contrario.
—No seas tan antipático y dime qué mierda te pasa.
—Se acabó todo con el 'culo bonito' —se mojó sin verdadera gracia.
Su amigo pareció realmente sorprendido—. ¿Qué pasó? ¿Está casado?
Lo miró con el ceño fruncido y se llevó la mano al rostro porque JongDae era un maldito imbécil, pero de seguro no más que él.
—Nos encontramos con mi madre. —Se encogió de hombros como si realmente no le importase—. Me di cuenta que se comportaba más como un novio que otra cosa y yo no estoy interesado en ese tipo de relación.
—¿A tu madre no le gustó? —preguntó el castaño totalmente extrañado y ChanYeol de seguro puso la mueca de su vida porque el otro rápidamente se apresuró en agregar—: Si supuestamente tomaste la decisión que te hace feliz ¿por qué te ves como la mierda?
Hizo una mueca y susurró sin mirar al otro, ligeramente avergonzado—: La verdad es que no me di cuenta de las cosas que hacíamos.
—Mmh... Cuando te diviertes no te das cuenta en el momento, ¿no? Después andábamos diciendo "fue divertido" y ya. Pocas veces decimos "es divertido". —JongDae se encogió de hombros—. Supongo que ahora piensas que fue divertido y lo echas un poco de menos.
—Es por el sexo... —soltó con suavidad, aunque ni siquiera él estaba seguro al respecto.
—Si es por eso entonces sería tan fácil como buscar a otra persona con quien acostarte. —No le gustó la idea y aparentemente el contrario lo notó porque se largó a reír—. Te gusta. ¿Por qué te cuesta tanto asimilarlo?
—No quiero una relación —zanjó y se bebió de un solo tragó la lata de cerveza, ocasionándole malestar debido al frío líquido y el gas.
—¿Y quién mierda te dijo que el chico de 'culo bonito' la quiere? Capaz se acostó contigo de puro caliente y tú estás aquí echándole la culpa por un sentimiento que nunca tuvo hacia ti.
Se quedó completamente estático con la vista fija en la mesa de centro y de repente todo pareció ser aún peor de lo que ya era.
—Si fue así entonces ¿por qué me trató como lo hizo? —se lamentó sin apartar la mirada del insípido lugar. Sabía que si miraba a JongDae todo se volvería aún más emocional—. ¿Por qué me respondía los mensajes, me llamaba cuando salía del trabajo o le interesaba saber qué hacía durante las clases? Si tan solo le importó mi maldito pene ¿por qué no solo habló de él? ¿Por qué tuvo que pedirme que le enseñara a tocar la guitarra? ¿Por qué accedió a contarme acerca de tragos caros y mezclas raras cuando lo que quería no era precisamente hablar?
—Mierda... —siseó el chico a su lado y recién en ese momento lo observó, notándolo demasiado sorprendido—. ¿Tocó tus guitarras? ¿Y aun así dices que no te gusta?
Jadeó y pataleó de forma infantil antes de dejarse caer de forma desparramada sobre el sofá—. Tienes razón con lo anterior. Quizás solo necesite buscar a alguien con quien tener sexo.
—ChanYeol, un novio no es lo mismo que un hoyo —se burló.
El cuerpo desnudo contra el suyo cubierto por las mantas blancas y él acariciándolo, sujetándolo entre sus brazos mientras el otro parecía tan plácido y cómodo ahí que incluso ChanYeol en su momento se sintió satisfecho consigo mismo porque si el contrario se sentía cómodo era porque él fue lo suficientemente habilidoso para prepararle tal escenario. Era estúpido, maldición, pero en su momento lo reconfortó y él no se sintió tan imbécil hasta ese instante, ya pasado de las cuatro de la mañana de un sábado con su mejor amigo durmiendo en el sofá más grande, pero con él sentado en la alfombra tomándose el alcohol que quedaba y sintiéndose desdichado.
No, las cervezas ya no sabían igual si no las acompañaban las risas de BaekHyun, sus besos en el cuello y esa manía extraña que tenía de jugar a pillarse entre ellos cuando estaba borracho. No obstante, no había forma de remediarlo. Ya tomó una decisión y terminó con el tema, ahora no tenía por qué volver a esforzarse en sonreírle a BaekHyun, en comprarle sus mierdas de dulces con relleno, en estar al pendiente de responder sus mensajes ni en que lo tendría en su casa mientras él no estaba.
Mierda. En realidad no era bonito cuando lo vivía.
Llegó ese martes a su casa de mala gana. Era tarde, cerca de las ocho de la noche y tenía planeado desvivirse tocando la batería, importándole poco que su vecina lo amenazase con llamar a la policía por el bullicio. Sin embargo, necesitaba su terapia porque la sensación constante en el pecho se volvió más que incómoda y llegar a su casa para encontrarse con la luces apagada era realmente desalentador.
En ese mismo instante, justo cuando buscaba las llaves para abrir la puerta de entrada, escuchó la característica notificación sonar, dándose cuenta recién que cambió la configuración para que ese número sonase distinto al mandarle un mensaje.
Urgido revisó en sus bolsillos y sacó su celular, encontrándolo brillante junto a un texto corto y tajante: "Dejé las llaves de tu casa debajo del tapete de la entrada. Perdón por no pasártela en las manos como tú lo hiciste cuando me las entregaste".
Debía preocuparle que la llave estuviese ahí, pero en vez de eso dejó su teclado musical apoyado contra la puerta y agarró su celular con ambas manos para escribir: Quiero mi sudadera gris.
Dejé todas tus cosas con tu vecina.
—Mierda —soltó entre dientes inconscientemente y volvió a teclear.
No quiero tus cosas en mi casa.
Puedes donarlas.
Eso. Eso fue todo. No hubo nada más, ni emojis ni insultos ni nada. BaekHyun sencillamente lo dejó como si fuese nada de una forma increíble, enfureciéndolo aún más porque el chico siempre le escribió con las caritas mierdas esas. Como mínimo antes tenía foto de perfil, maldición.
Quiso creer que estaba bien, pero con los días pasando su ánimo no estuvo mejor y no supo cómo solucionarlo. De hecho, se metió nuevamente en la aplicación de citas sin siquiera decirle a JongDae, aunque terminó borrándola a los minutos al darse cuenta que definitivamente no era lo que buscaba. Solo quería olvidarse de ese cuerpo tan menudo y pálido. Cuando estaba en su casa siempre se lo imaginaba desnudo entre sus putas sábanas blancas y de verdad ChanYeol estaba llegando al borde del colapso. Probablemente por ello pensó que aceptar la invitación de JongDae por ir a salir una noche sería buena idea.
—Min me dijo que tenía reunión de ex-alumnos con los del instituto. ¿Puedes creer eso? ¿Quién mierda sigue vivo aún? —Se burló su amigo y él solo lo miró con el ceño fruncido. Si aquello fuese hace doce meses se hubiese carcajeado como nunca, pero en ese momento no estaba para ello—. ¿Volviste a la fase emo de los quince? ¿Debería darte un botón de emergencia?
Acomodó de mejor forma las manos dentro de los bolsillos de su chaqueta antes de bufar y rodó los ojos—. Estoy bien.
—No lo pareces —musitó el otro sincero y ChanYeol incluso se tuvo que detener a mirarlo debido a la sorpresa—. Deja de ser tan testarudo. Si te sientes mal dilo.
—Me siento como la mierda —soltó sincero y el contrario soltó una pequeña risita, aunque dejó que continuara—, pero pude volver a escribir.
—¿En serio? —Su amigo se sorprendió y él entendió por qué, después de todo estuvo años sin escribir algo que le gustase, molesto por su vida amorosa fallida y su carrera universitaria a medias—. ¿Por BaekHyun?
—Con BaekHyun ya saqué tres álbumes —se burló cruelmente de sí mismo por lo bajo y por supuesto que su amigo lo escuchó, aunque no dijo nada—. Escribí algo ahora último y está bien mierda, pero sigo sintiendo y eso me hace escribir, así que me basta.
Su amigo suspiró y empujó la puerta de cristal para ingresar al local, encontrándose con las luces tenues, amarillentas y rojizas iluminado el lugar. Era un sitio amplio, relleno de mesas con formas extrañas y montadas en pequeñas tarimas, pareciendo todo tan abstracto con las ampolletas colgando sin más del techo que ChanYeol dudó realmente de dónde estaba.
—Recuerda que tú me invitaste —se burló con sorna en voz baja y por suerte su amigo lo escuchó.
—Sí, lo sé. Pero este es un buen lugar, vale la pena el dineral —se burló el contrario y le hizo un gesto de cabeza para que lo siguiera.
JongDae aparentemente lo vio tan hecho mierda que decidió invitarlo a distraerse un poco o al menos eso dijo, pero en realidad ChanYeol creía que el tipo le pidió salir porque no solo era fin de semana, sino también fin de mes y su novio andaba de tragos por otro lado.
—¿Cómo van las cosas en el trabajo? —preguntó el contrario con amabilidad cuando tomaron asiento.
Era un lugar demasiado refinado como para que estuviese acostumbrado. Los sofás eran acolchados, con respaldos de madera y curvos, ligeramente cubiertos con un cojín. La mesa que escogió JongDae era de madera al natural, con forma de paralelogramo y estaba barnizada. Por debajo del sofá extraño donde estaban salían unas luces rojas y todo era tan inusual como para marearse, las mesas por doquier, arriba y abajo y el pasillo rodeado por el pasamanos para no partirse el cuello con los desniveles.
Hacia donde parecía ser el interior del local estaba la barra inmensamente larga con unas escaleras en la esquina, llegando a ver únicamente una luz roja intensa que era tapada por una especie de cortina con colgantes, aunque no supo específicamente de qué porque se encontraban bastante lejos. A la par, perpendicular a ellos, al fondo del sitio y del lado contrario al de la barra, había un escenario redondo adornado como si estuviese delante de una cascada y era malditamente precioso con el agua cayendo detrás, pasando por sobre las piedras naturales que eran rodeadas por plantas de hojas grandes.
—Bonito, ¿eh?
Con un amago de sonrisa asintió mientras miraba a su alrededor—. Sí. Es el estilo de Min.
JongDae fingió ofenderse—. ¿Dices que no sería capaz de encontrar un sitio así por mi propia cuenta?
—No.
Sin poder evitarlo rio al ver la cara de desagrado de su amigo y este terminó riendo también, al parecer contento de que él lo estuviese.
Empezaron con mojitos a pedido de JongDae, al parecer porque quedó con su novio de que lo llamaría a las once de la noche y el hombre no quería que el otro se enterase de que lo llevó a él ahí. Aparentemente era —ilusamente— su lugar secreto, así que ChanYeol no hizo más que carcajearse con la mano en la boca cuando vio al otro encogerse y formar un puchero al contestar el celular, casi como si tuviese a su pareja delante lista para hacerle mimos. Prefirió ignorarlos y bebió de su Gin Tonic mientras miraba hacia el escenario, curioso por la mujer que se subió a cantar, quien empezó con baladas lentas, románticas y rompecorazones, así que a regañadientes volvió a fijarse en el frente, encontrándose con un cuerpo conocido por debajo del arcoíris que se generaba debido a la cantidad de tragos que había en lo alto del bar. Sin creérselo enfocó la mirada, notando entonces ese cuerpo pequeño cubierto con la gabardina gris, mostrando el cabello rubio que apenas se apreciaba bien por el cuello alto de la prenda.
BaekHyun estaba ahí, detrás de la barra con el cuerpo ligeramente recargado sobre la madera, a un lado de la caja registradora y alejado del resto, con una hoja sobre la superficie, un lápiz en la boca y el ceño fruncido, como si estuviese pensando bien lo próximo que escribiría.
—¡Hey!, ¿sabes dónde venden condones con sabor a maracuyá? —Asustado se volteó hacia JongDae al sentir el empujón que este le propinó para que le pusiese atención—. No creo que tenga que pedirlo por internet, ¿cierto? —El tipo elevó ambas cejas porque estaba preguntándole en serio, pero él solo abrió y cerró la boca antes de fruncir el ceño—. ¿Qué te pasó ahora?
El castaño miró hacia donde él lo estuvo haciendo y, cómo era de esperarse, rápidamente se volteó a mirarlo con el ceño fruncido, claramente sin comprender.
—No sé. —Negó con la cabeza para recalcar su punto—. No tengo ni puta idea de dónde vendan eso. ¿Qué es la maracuyá siquiera? —Hizo una línea con los labios y suspiró.
—Ya... —reclamó su amigo alargando la vocal—. Ignorante de la fruta, es algo...
—Dae —lo interrumpió y tuvo que tomar aire profundamente porque su corazón latía como loco dentro de su pecho y se sintió nervioso—. BaekHyun está aquí.
—¿Tu 'culo bonito'? —preguntó sorprendido el otro, al parecer olvidándose del estado catatónico por el que pasó ChanYeol la última semana—. ¿Dónde?
—Detrás de la caja, el de la gabardina —murmuró, de repente sintiéndose como un chiquillo, cosa idiota porque se suponía que entre él y BaekHyun ya no había absolutamente nada, nunca hubo algo siquiera, él nunca quiso que fuese así.
—¡¿Ese es BaekHyun?!
No tuvo ni ganas de dar vuelta a JongDae con un golpe y simplemente se tiró el Gin Tonic por la garganta para ver si con suerte lo mataba, pero seguía ahí con su amigo mirándolo a él y luego al otro hombre una y otra vez.
Para su sorpresa el contrario sacó los lentes ópticos del interior de la chaqueta que llevaba en esa ocasión, haciéndolo poner los ojos en blanco. A la vez, también lo hizo sentir inseguro.
—¿Qué tiene? —murmuró mientras miraba el pepino cortado en juliana nadando dentro de su copa ancha.
—¿Cómo mierda te aguantó nueve meses? —Frunció el ceño y miró a BaekHyun, quien se encaramó sobre uno de los taburetes con ambas rodillas y el cuerpo recargado en las pantorrillas, como un verdadero niño, aún estando detrás de la caja y mirando la hoja—. Tiene buen culo. Le queda el apodo.
Hizo una línea con los labios y su amigo rio—. ¿Por qué dijiste lo primero? ¿Por su culo?
—Me sorprendió que fuese tan atractivo. —Arrugó más el rostro al escuchar eso y el contrario rio con más fuerza—. Pero no te molestes. Es tu culpa por salir con caras de mierda que son aún más mierda como personas. BaekHyun es bonito y parece agradable.
Aún con el ceño fruncido miró hacia la barra, notando que alguien llamó al hombre porque este se volteó con rapidez y pareció atento. Desde donde estaba claramente no podría escuchar, pero supuso lo que sucedió cuando el rubio se levantó para acercarse al barman, quien parecía algo ocupado con unas cinco señoritas que estaban del otro lado de la barra. Sin embargo, la atención se perdió en BaekHyun cuando lo vio estirando el cuerpo para tomar una botella de lo alto de la estantería, cosa que obviamente no alcanzaba por la altura y ChanYeol tuvo la iniciativa estúpida de ir a ayudarlo como siempre hizo en un pasado, pero contuvo el aire al ver que otro empleado se le acercó, apegándosele al cuerpo, aparentemente para ayudarlo.
Hizo las manos puños y se sintió infinitamente celoso cuando vio al desconocido rodearlo por la cintura y luego alzarse para alcanzar la dichosa botella. No obstante, se sorprendió al ver que BaekHyun le pegó un manotazo ligero al chico y se rio antes de devolverse hasta la caja, de donde sacó el taburete y lo llevó hasta debajo de la botella para apoyar nuevamente las rodillas encima y así subir lo que le faltaba para llegar al objeto.
—¿Le acaba de sacar la lengua al otro o es idea mía? —Sonrió por lo bajo y se permitió sentirse satisfecho con la sensación que la situación le provocó—. Necesito conocerlo.
—¡¿Qué?! —Tenía voz de ultratumba, maldición. La mujer en el escenario casi guardó silencio ante lo fuerte que sonó y tuvo miedo de llamar la atención de BaekHyun, pero este estaba mucho más entretenido intentando tomar el taburete de las manos del otro empleado, quien parecía querer quitárselo.
—¿Tiene voz de pito? —Frunció el ceño ante el comentario de JongDae y negó, extrañado—. ¿Tiene tres penes o qué? ¿Por qué mierda lo dejaste?
Miró hacia el otro lado de la estancia y frunció el entrecejo insatisfecho, viendo como BaekHyun se adueñaba nuevamente de su taburete y se sentaba donde antes lo estuvo, apoyando el codo sobre la mesa y la barbilla en el talón de su mano mientras miraba la hoja, perdiendo la sonrisa por completo.
—Iré por un trago.
—¡¿Ah?! —procuró no gritar, al menos no tan fuerte como antes—. JongDae, se supone que estamos aquí para que me sienta mejor.
—Solo quiero la primera impresión.
Su amigo no le dio tiempo para decir nada más y simplemente caminó hasta la barra. ChanYeol al ver aquello no hizo más que recargar la espalda contra el respaldo, cruzar los brazos por sobre el pecho y encogerse con la esperanza de que el rubio no lo notase.
Así mágico como siempre fue, BaekHyun le sonrió a JongDae cuando lo tuvo de frente. Él no podía escuchar nada, pero vio como el rubio le hizo un gesto a su amigo para que se sentase en la barra y luego se puso delante de él, preparándole finalmente un trago. El empleado pareció querer irse una vez finalizada la entrega, pero, como era de suponerse, el castaño insistió con algo y se quedaron hablando.
Él se sintió morir ahí sentado solo con su Gin Tonic más amargo que nunca.
Si ese era el trabajo de BaekHyun este debió toparse con una serie de ricachones jóvenes, como parecían haber en todos lados, vestidos elegantemente con accesorios lujosos mientras le decían al camarero "tráeme lo de siempre". Él, por otra parte, se sintió miserable y por primera vez desde que lo echó de su casa se preguntó por los sentimientos del otro. ¿Cómo lo miró durante todo ese tiempo? ¿Qué opinión tuvo de él? ¿Había una posibilidad de que JongDae tuviese razón, de que pensó que le gustaba al otro cuando realmente nunca fue así?
—ChanYeol, ¿te pondrás a llorar aquí?
Asustado levantó la cabeza y se encontró a su amigo de frente con el ceño fruncido y las mejillas abochornadas por el alcohol y el calor del lugar. El contrario tomó asiento rápidamente donde hace un rato lo estuvo y le puso una mano en el hombro como si quisiese consolarlo, cosa que hizo que dudara de su propia expresión, no obstante, el otro solo quiso molestarlo.
—Que pena que perdieses semejante culo.
—Imbécil —siseó y el otro solo soltó una risa divertida, al parecer feliz por molestarlo.
—En serio parece un buen chico. —El tipo a su lado se encogió de hombros mientras volvía a concentrarse en su trago a medio beber—. Que lastima que no resultase entre ustedes.
No resultase, se repitió en su mente. JongDae lo dijo como si todo ya se hubiese acabado y él no quería que fuese así, realmente no. Le era difícil imaginarse al otro nunca más en su casa, dando vueltas por la cocina, en su cama. ¿Cómo podía depender emocionalmente de alguien con tanta intensidad? ¿Cómo terminó en ese estado si hace un año se dijo a sí mismo que no volvería a enamorarse nunca más?
—Ou... —Solo eso fue lo dijo su amigo y lo hizo más para sí mismo que para él, por lo que llamó su atención y sus ojos fueron a parar donde estaba el enfoque del otro.
A lo lejos BaekHyun salió de detrás de la barra, mostrando sus pantalones negros de vestir ajustándoseles a las piernas y la camisa blanca con detalles bien situada dentro de sus pantalones, tan bien vestido como en el momento en que lo conoció.
—Wow... —volvió a soltar JongDae, de seguro sorprendido al verlo de cuerpo entero.
—Calla la puta boca, Mono Sílabo* de mierda, o sino le contaré a Min que andas mirando a otros.
Los ojos amplios del castaño se posaron en él—. Tranquiliza el pene, Yeol. Soy yo, no es necesario que me mees encima.
Se contuvo de gruñir nuevamente y desvió la mirada hacia el cuerpo que ya tanto conocía. Para su sorpresa una mujer se acercó a BaekHyun con paso apresurado y este apenas la vio se quitó la gabardina para ponérsela a la mujer por sobre los hombros, tirando luego de las orillas de la prenda para envolverla y él apretó más los puños porque de seguro nunca se sintió tan celoso e imbécil al mismo tiempo.
—Yeol —soltó JongDae bruscamente, llamado por completo su atención y viéndose mucho más sobrio de lo que debería estar para todo lo que bebió—, mi madre se topó con la tuya en los controles de maternidad, compadre. Nos conocemos desde la otra vida y eres un hombre genial, pero ahora mismo eres un bastardo de mierda asqueroso. Ponle el freno, hombre. Mírate. —El tipo tomó aire profundamente y él no pudo evitar destensar todo su cuerpo al verlo sincero ante él—. Te quiero, Yeol. Duele verte haciéndote daño a ti mismo. —El tipo desvió la mirada y pareció realmente afectado por su propio diálogo—. ¿Qué daño te hizo ese hombre como para que ahora estés así?
Tomó aire profundamente—. Dae...
—¿Qué hizo? —insistió el otro.
—Nada. —Negó suavemente la cabeza para acompañar su gesto y desinteresado miró dentro de la copa medio vacía—. Siempre fue lindo, siempre me trató bien. Se preocupó por mí, me... me ofreció siempre cosas buenas.
—Entonces estás molesto contigo, no con él. Lo sabes, ¿cierto? —Las cejas ajenas fruncidas en preocupación lo hicieron tomarse todo aún más en serio—. Sabes que esto es tu culpa, ¿cierto? Tú escogiste. Tus vivencias...
—Tus consecuencias... —terminó por el otro y sin muchas ganas agarró el tallo de la copa para hacerlo rogar desinteresadamente entre sus dedos.
—Si quieres perderlo eres bienvenido a hacerlo, pero no tomes esta actitud de bastardo con SIDA* cuando tú metiste el pene primero.
Hizo una línea con los labios ante el comentario —para nada inusual— de su amigo y asintió unas cuantas veces mientras miraba la madera de la mesa.
—Iré.
—¡Ese es mi pene!
JongDae aparentemente no se dio cuenta de lo que dijo hasta que algunas personas se rieron a su alrededor y ChanYeol solo intentó ocultarse detrás de su gran mano, sintiéndose idiota por pensar que su amigo no estaba borracho todavía.
—Contigo así no puedo —se quejó y procedió a tomar la chaqueta de JongDae, dando por finalizado el encuentro.
—Pero tu 'culo bonito...' —El castaño apuntó hacia la barra, donde aún BaekHyun hablaba con la chica, pero ambos se corrieron hacia un lado de la puerta con luz roja.
—Lo haré si me acompañas, pero te quedas en la barra e intentas no matarte ni que te maten, ¿bien? —Elevó ambas cejas y el otro asumió animadamente, concordando con él.
No hubo que decir mucho más para que ambos se pusiesen de pie y caminasen hacia el otro lado de la gran habitación.
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*Mono Sílabo: Protagonista de vídeos infantiles que buscan generar aprendizaje en el espectador.
*SIDA: Síndrome de inmunodeficiencia adquirida.
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¿Alguien tiene un amigo como JongDae que me regale? 👀
Ahora la historia se está tornando un poquito más triste. Un poquito... Denle una oportunidad. La historia ya está terminada, así que se unirán los capítulos con la regularidad que ha tenido hasta el momento. ☺️✨
Muchas gracias por leer, votar y comentar. 💖
Saludos y besos, Ary. ♥️
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