CAPITULO 29. POV Familia O'Pherer. LA PARTE MÁS DIFÍCIL (segunda parte)
POV FERNANDO.
—Vamos Fernan, hablemos afuera—me instó Hayden.
Me marché del pequeño círculo que teníamos formados y salimos al patio trasero.
—¿Qué fue todo eso?—preguntó Hayden.
Mike llegó unos pasos después.
—¿Me dirás que no tengo razón?. Fue una total falta de respeto por Amelia, por los que estábamos acá y por la casa en general. Hay límites.
—Tienes la razón, pero te diré que es tarde para poner la regla de dormir en cuartos separados. Apartando toda la situación de Amelia, tú le aceptaste a tu hijo que su novia viviese con él, en la misma casa, en el mismo cuarto, sin consultarlo con nosotros debo decir y si, sigo molesto por eso; no puedes ahora venir a decirle con un ataque de moralidad repentina que ya no puede seguir durmiendo con su novia, después de tantos meses. Siempre les hemos dado rienda suelta a su sexualidad, con la única condición de que la practiquen con seguridad y respeto por ellos y las mujeres; y Rámses no ha faltado a eso. Si, hoy tiraron en el estacionamiento, pero no porque la irrespete a ella, a la casa a ti, sino porque son adolescentes cachondos e imprudentes. Es valido que lo regañes por exponerse de esa manera, pero finalmente estás exagerando, porque si él no tiene límites es porque no se los hemos puestos.
—Sin contar que es absurdo. ¿Tu vigilarás que Rámses no se pase al cuarto de Amelia todas las noches?. Ni hablar que eso de hoy... seamos francos y directos, es lo que dijo Hayden, se tenían ganas. Todo el tiempo que Amelia estuvo en el hospital y ahora que regresan le quedan los días contados antes de volver a separarse, esto solo va a empeorar y lo sabes. Yo quiero ver como harás para controlarlo.
—Entonces dejo que haga lo que quiera.
—Siempre lo hemos hecho. Sabíamos que esta actitud permisiva y consentidora que optamos con ellos nos explotaría en la cara, pero acordamos que sería la mejor forma. Además, te recuerdo que bastante que gastamos en seminarios de padres y concluimos lo mismo: una vida con restricciones no les enseña nada, que vivan y experimenten es lo mejor.
Mike tenía razón, cuando Karen falleció me sentí perdido y lo mejor que pudimos hacer para enfrentar la situación fue buscar ayuda. Gastamos mucho dinero en seminarios, cursos y talleres y ninguno sirvió para algo. Las palabras de Karen volvían una y otra vez a mí "la paternidad es cuestión de instinto y paciencia". Y nuestro instinto nos llevó a ser permisivos con ellos, que exploraran la vida como mejor lo pareciera y fue lo que me dijo el último psicólogo que consulté cuando Rámses atravesó su fase rebelde.
—No es que los dejes hacer lo que quieran, ya lo hablaste, nosotros reforzaremos eso, hacerle entender que no puede exponer a Amelia de esa manera ni a él mismo. Unas buenas clases de respeto por sus mayores también. Pero la amenaza estaba de más.
—Sobre todo porque no podrás cumplirla—finalizó Mike y sabía que tenía razón.
—Fernan, te conozco mejor de lo que conozco a mi hija. ¿Qué te está pasando?. Tú no eres así, no explotas de esa manera y menos con tus hijos.
En estos momentos odiaba a Hayden y su sexto sentido para detectar problemas. No quería contarles, pero estaba arrinconado. Además acababa de darle un regaño a mi hijo con una estúpida amenaza que el puto abogado sabía que no podría cumplir, solo porque estaba molesto.
—Es Johana...
Mis amigos se extrañaron de inmediato.
—¿Qué pasó con ella?—preguntó Mike.
—Habíamos acordado tener una relación casual y después de que regresamos de Italia hemos salido un par de veces, siempre cosas de trabajo pero terminaban en citas improvisadas.
—¿Con sexo?—Hayden siempre tan curioso, negué en respuesta.
—Después comenzó la locura de Stuart, los guardaespaldas y finalizó en el secuestro. No habíamos hablado nada que no fuese secuestro y la recuperación de Amelia. Pero cuando me dijiste que le darías de alta, me sentí relajado, así que creí que era el momento. Le pedí que habláramos y las cosas no pasaron como pensé.
—¿Y que pasó?—Mike revisó que los chicos siguiesen con Amelia y sus abuelos y se acercó otra vez a esperar la respuesta a su pregunta.
—Volvió con el imbécil de su ex.
—¡Mierda!—exclamaron mis amigos.
—Esa no es la parte mala... Es que en ese tiempo que estuvimos de citas...
Mike me observaba con detenimiento y luego de unos segundos su boca se abrió en sorpresa.
—¡¿Te enamoraste?!—gritó Mike y me golpeó en la parte de atrás de la cabeza—. No hay nada casual en eso.
—No se enamoró, Mike. Déjalo hablar.
Pero no había nada más que decir.
—Mierda—exclamaron otra vez pero con melancolía.
—Nando, ¿Cuán enamorado estás? En la escala 1 al 10... ¿Cuánto?—Mike no me llamaba así desde que estábamos en el instituto.
—Ella no es Karen, Mike. Ni siquiera sé que es estar enamorado de otra persona que no sea mi esposa. Ella tiene su propia escala, lo sabes. En la escala del 1 a Karen, estoy creo a mitad de camino.
—Es bastante alto en la escala Karen. Eso es lo que te carga de mal humor y por esa razón quieres acabar con el sexo de tu hijo mayor. Johana no es la única mujer en la tierra Nando, puedes conseguirte a otra sin ningún problema.
—O puedes quitársela a su ex—agregó Hayden—. Ay, no me miren así. Él tipo es un imbécil que no tardará en serle infiel otra vez, puedes aprovechar esa ventana para ganártela o crear la oportunidad. Pasa más horas al día contigo que con el novio ese, aprovecha lo que tienes a tu favor...
—Claro, esa es otra posibilidad, aunque conocemos a Nando, no le gusta interferir entre parejas.
—Si, pero es Johana y Hayden tiene razón, es un idiota que volverá a acostarse con la primera que consiga y ella quedará otra vez destruida. Me gusta la idea de crearme mis propias oportunidades...
—Bueno, solucionado el problema, ahora... ¿Qué harás con Rámses? Mírale la carita que tiene—Mike hizo un puchero—, y está hablando con Gabriel, lo que significa que están planeando algo que te sumará varios años de vida y me costará mucho dinero a mí.
Nos asomamos por la puerta y en efecto Rámses y Gabriel cuchicheaban alejados de Amelia y sus abuelos. La mirada de Rámses fue la misma que tenía cuando lo expulsaron del colegio número 3 y la de Gabriel, la del número 2.
—Si voy para allá y me retracto, perderé autoridad.
—Y allí si nos jodimos. No te retractes, nosotros diremos que hablamos contigo y te hicimos entrar en razón. Seguiremos siendo los tíos favoritos.
—Pero hagámoslo rápido porque estos acaban de cerrar el trato y mi bolsillo ya comienza a asustarse.
POV Rámses.
—No te angusties por papá, tiene algunos días bastante estresados.
—Está loco si cree que podremos dormir separados, ella se irá a Boston contigo y no pienso desperdiciar ni una sola noche.
—No lo harás, solo quiere que aproveches tus noches en la intimidad del cuarto.
—¿Tu también?.
Mi hermano es un cara dura, ¿él hablándome de pudor?.
—Los vi, Rámses. En mi cornea quedó grabada la imagen tuya con tu mano dentro de ella y la de ella en esos movimientos que era mas que evidente lo que hacía... y los gemidos...
Y hasta aquí tengo hermano.
—¿Quieres que te ayude a borrártelo de la cornea?. Puedo hacerlo.
—Se muy bien que eres capaz de sacarme mis bellos ojos por pura envidia, pero no será necesario. Lo que vi no es lo que me preocupa, sino lo que me hizo sentir...
—Okey... despídete de tu polla.
—¿Cuándo será el día que esta familia deje de prejuzgarme? No me hizo sentir cosas en mi polla, mi pene ahora esta en rehabilitación tratando de que se le quite el trauma. Hablo de que fue incomodo ver a Amelia así, siempre bromeamos sobre su vida sexual y tu bien explicito que has sido con ella, gracias por cierto por esos detalles tan innecesarios que siempre compartes, pero verlo es muy difícil. Me molesté contigo porque sentí que te robabas su inocencia.
Bufé... no tengo idea a donde quiere llegar con esto.
—Tú sabes muy bien que mi papá no adoptó a Amelia porque sus abuelos jamás lo aceptarían y la relación de ustedes sería demasiado bizarra, pero significa que la ama como una hija, entonces consiguió a su hijo con su hija. Yo conseguí a mi hermano con mi mejor amiga/hermana. ¿Tu cabecita francesa entiende eso? O la sangre sigue acumulada en el sur, porque me niego a usarlo de micrófono para que entiendas.
No lo había pensado de esa manera. ¿Cómo no lo pude verlo así?, bueno eso es una pregunta que tiene una fácil respuesta: Amelia. Desde siempre ella ha colapsado todo mi sistema nervioso, me ha hecho cuestionarme todo lo que sé y lo soy. Nunca antes había traído a nadie a la casa, a ninguna de nuestras casas y hasta le reprochaba a Gabriel que lo hiciera y sin embargo ella está viviendo conmigo y me la follo donde más ganas nos entren.
No ayuda para nada por supuesto que ella tenga esta mente tan pervertida y que me haya dicho que le gusta la emoción de estar al exterior. ¿Cómo me dice eso y espera que no intente cumplirle todas sus fantasías? Sobre todo cuando suenan tan jodidamente sexy.
Amelia hizo el intento de levantarse y me apresuré a evitarlo.
—¿Qué necesitas? Yo te lo traigo.
—Estoy bien, iré por un poco de agua.
—Quédate, yo la busco—insistí y ella sonrió.
Entré a la cocina por el agua de Amelia y regresé a entregársela. Volví a dejarla a solas con sus abuelos, un poco de espacio solo para ellos.
—Papá está muy cabreado—le dije a Gabriel—, cuando fui a la cocina lo escuché bastante alterado.
—Eso se le pasará, ya verás.
—¿Crees que de verdad sea capaz de obligarnos a dormir en camas separadas?
—Si eso llegase a pasar es porque el pretende no volver a dormir únicamente para vigilarte que cumplas con eso. No va a pasar, quédate tranquilo.
Estaba recostado de una de las paredes y Gabriel comía unas de las galletas que la abuela de Amelia preparó para nosotros, casi había acabado con todas el solo.
—Ouça, preciso de um favor de você, irmão- Escucha, necesito un favor tuyo, hermano.
— Je sens que tu ne me diras rien de bon - Presiento que no me dirás nada bueno.
Él sonrió y confirmó mi temor.
— Preciso sair esta noite. Só será um momento, mas preciso que você me cubra. - Necesito salir esta noche. Será solo un momento, pero necesito que me cubras.
— Où vas-tu?-¿Para dónde vas?—algo me está ocultando.
—Al café Latteccino.
—No entiendo por qué necesitas que te cubra para salir...
A menos que el problema no sea la salida, sino el por qué o con quien...
—¿Con quién irás?
—No caigas en pánico. Promete primero que me escucharás antes de que intentes castrarme por tercera vez en el día.
—¿Con quién irás?—insistí.
— Promete, Rámses. Confie em mim e promete. - Promételo, Rámses. Confía en mí y promételo.
Bufé, confiara o no en él, era mi hermano.
— Je le promets - Lo prometo.
—Saldré con Marypaz.
Hijo de p-
—Hijo de p-
—Tu mamá también es mi mamá—se apresuró a interrumpirme.
Respiré profundo.
—Explícate, antes de que salga allá afuera y haga que Hayden te hospitalice.
—Ya sabes que fue varias veces al hospital a ver a Amelia, todas esas veces yo era la que hablaba con ella, considerando que tú querías matarla y que los adultos parecían unas niñitas divas de instituto que le lanzaban malos ojitos. Siempre la acompañaba hasta la salida y ella me preguntaba por Amelia, por su salud y sobre todo si podría hablar con ella para pedirle perdón, siempre le dije lo mismo, que Amelia estaba bien, recuperándose, que no tenía permitido ninguna visita y que no creo que estuviese interesada en hablar con ella y menos en la condición que estaba. Nos despedíamos y ella se marchaba.
—¿Y cómo llegas de eso a una cita?.
—No es una cita, saldremos a un café a hablar... de nosotros.
Me.ca.go.en.él.
—Eres un maldito bruto de mierda. Dios, después quieres que tratemos a tu polla con respecto y no puede verle la falda a la pacizorra porque se pone como perra en celo. Ta queue est une prostituée et pas chère. - Tu polla es una prostituta y barata.
—¡HEY! Más respeto y todavía no termino de explicarme.
—Coño pero hazlo de una vez para poder ir a decirle a Hayden que te hospitalice a menos que prefieras que le diga a Amelia, ella igual te mandaría derechito al hospital, ese yeso pega bastante duro.
—Me ha estado pidiendo para vernos para conversar. Hoy por fin me dijo que era lo que quería hablar conmigo. Me dijo que quiere pedirme perdón.
—Lo que ella hizo no tiene perdón—tuve que recordárselo.
—Rámses, no significa que vaya a volver con ella, pero quisiera saber el por qué lo hizo.
¿Por qué este repentino interés de ella? ¿Por qué el de él?. Yo si creo que hay cosas que no tienen perdón, y lo que ella hizo, todas las que hizo, están en mi lista de imperdonable. Engañó, mintió, nos drogó, humilló y expuso a mi novia, la intentó golpear aunque este debería tacharlo considerando que fue Amelia quien la jodió. Le partió el corazón a mi hermano, lo usó y estuvo con él mientras que estaba con otros. Es una lista muy larga para una persona que poco me importa.
¡Eso es!.
—Todavía te importa—lo encaré y él suspiró con pesadez.
—Quiero decirte que no de forma contundente pero una parte de mi necesita respuestas. Me cuesta creer que sea tan basura como se comportó y siento que no avanzaré sin respuestas.
—Cerrar el ciclo...—afirmé y mi hermano asintió.
—Bien te cubriré con todos, pero tienes solo una hora apenas se marchen a llevar a los abuelos.
—Dos horas.
—Una
—Hora y media.
—Una hora Gabriel, porque confío en ti pero no en tu polla calenturrienta.
—Bien, yo tampoco confío mucho en ella. Ahora organicemos que es lo que diremos.
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