CAPITULO 12. POV GABRIEL. USTEDES TIENEN SUS TÉCNICAS... (1era parte)


Tenía que tenerme amor propio por encima del amor que le tenía a ella.

No llamé más a Marypaz, tampoco la busqué. La saludaba en el instituto si ella lo hacía primero, si no, ni la miraba; y cuando tenía ganas de hablarle, cuando la extrañaba, solo sacaba mi teléfono y veía el mensaje que me mandó, aunque ya me lo sabía de memoria.

"Hola Gabriel, no es fácil decir esto pero te lo diré porque no quiero que te enteres por otras personas, el día de la fiesta de Cólton me acosté con Franco y Aztor, no al mismo tiempo, pero si en la misma noche. Cosas del alcohol, ya sabes como es".

Ni un perdóname por ser una zorra, discúlpame por jugar contigo, lamento pisotearte el corazón una y otra vez.

En ese momento mi amor propio pudo más que cualquier cosa y me juré hacer lo que tuviese que hacer para sacármela de la cabeza y del corazón, ella no merecía estar allí.

Me tomé una semana, solo una semana para lamentarme por haberme fijado en ella. Esos días me permití llorar, torturarme con los recuerdos, molestarme, insultarla y volver a llorar. Estuve solo, cuando lo quise y acompañado, cuando lo necesité. Me comí todo lo que conseguí en la nevera y quemé todas las calorías hasta que Rámses terminaba masajeando mis músculos adoloridos.

Y cuando la semana se acabó decidí sacármela del cuerpo... y fue allí cuando apareció Carolina, una pelirroja un año menor que yo que me tenía más ganas que deseos de vivir, y yo quería vivir y dejar de tenerle tantas ganas a quien no debía. La combinación perfecta.

Así que cuando entré al Instituto ese día y ella me sonrió: le respondí, cuando me dio los buenos días: se los contesté y cuando no me dejó salir del salón para hablar muy cerca de mí: la besé.

Y ella me regresó el beso con tanta pasión que pensé la remota posibilidad de que me violaría en ese momento y no pensaba poner resistencia ni mucho menos quejarme, pero nos interrumpió un profesor, así que acordamos para final de las clases.

Le avisé a mi hermano para que me esperase: "Hermano, me van a dar un revolcón, reza por mí. Si no llego en veinte minutos ven a buscarme porque me dejaron lisiado".

—Dime que no es con Marypaz...

—Es con Carolina—le aclaré.

—En ese caso deseo de corazón que te deje paralítico.

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—Se lo cuento a mi hermano y a mi Beleza cunhada- Bella cuñada- y además no estoy dando detalles, ¡más que faz um oral infartados você!.

Y lo hacía, Carolina me demostró que tenía un don bastante impresionante.

—No podré ver a Carolina con los mismos ojos—se quejó Amelia.

—Ni yo Beleza, ni yo.

—Pero te veo caminando normal—se burló mi hermano.

—Acordamos otro día para terminar lo que empezamos, al parecer esto solo fue un abre bocas. Un abre bocas muy grande... grande... ¿me entiendes?—miré a Amelia y lucía confundida, me reí anticipadamente—, ¡es una garganta profunda Rámses!

Y es que Carolina era como una anaconda devorando a su presa, desarticulándose la mandíbula. Bastante extraordinario.

—¡Gabriel!—chilló y nos reímos.

—Amelia, eres mi mejor amiga, tendrás que acostumbrarte a escuchar esas cosas.

—¿Y lo tragó?—preguntó mi hermano favorito.

—¡No! Rámses no preguntes y tú... ni se te ocurra responderle Gabriel. Es demasiada información.

—Bien solo diré que es una trapagoponapa.

Rámses se carcajeó conmigo y Amelia se volteó para golpearme, pero me alejé de su alcance.

—¿Ves que si hablas otros idiomas?, no todos manejan el idioma de la P.

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—Vamos Beleza, no te molestes. Así hablamos los hombres.

Amelia estaba enfurecida cuando Rámses estacionó la camioneta. Entramos a la casa y mi papá nos saludó, poco rato después nos llamó a su oficina. Sabía muy bien lo que hablaríamos, nos lo avisó en la mañana pero aún así nos pusimos nerviosos.

—Como ya saben se vienen las inscripciones en las universidades y deben tener cartas de recomendación, así que hablé con Mike y Hayden.

—¡Genial!—Mike me daría una excelente recomendación.

Mi papá continuó explicándole a Amelia quienes eran Mike y Hayden, aunque con todo lo que ya comentábamos de ellos de seguro ya lo sabía.

—Ellos están más que dispuestos a hacerles cartas de recomendaciones para las universidades que escojan, pero... serán entrevistados por ellos. Antes de que termine el mes deberán enviar sus solicitudes a las universidades, y comenzarán la recta final en el instituto, así que organicé las entrevistas con ellos para el próximo fin de semana.

Viajar para encontrarme con Mike sería genial, hace mucho tiempo que no lo veía y comenzaba a extrañarlo.

—Rámses viajará a Atlanta el jueves en la mañana, Hayden te recibirá en el hospital al día siguiente porque ese día estará de guardia. Dijo que te llevaría en las rondas con el equipo de médicos residentes—los ojos de Rámses se iluminaron tanto que me derritieron el corazón—. Te regresarás el domingo por petición del mismo Hayden, dice que te tiene una sorpresa pero se negó a decirme para que no te adelantara nada.

—Mike estará en Los Ángeles, abrió una nueva oficina allá y está organizando todo, él es abogado corporativo, Amelia, y los recibirá el viernes en la tarde, así que el vuelo saldrá el miércoles en la noche y tendrán parte del jueves para pasear y descansar para su entrevista.

¿Qué? Oh no, no, esto no es una buena idea.

Miré a mi hermano y lucía tan confundido y sorprendido como yo, pero fue Amelia quien se atrevió a hablar.

—¿Qué?—preguntó sin entender nada.

—Tú irás con Gabriel, Amelia. La entrevista será para ambos, él además de ser abogado corporativo tiene una especialización en negocios. Usarás su recomendación cuando te toque inscribirte. Y no, no aceptaré un no por respuesta. Ya hablé con tus abuelos, incluso ya compré los pasajes.

Significa eso que Rámses, ese francés obsesivo y psicópata que ahora me miraba con ganas de asesinarme, viajaría solo, mientras que yo viajaría con su novia, la misma con la que casi me acuesto por accidente hace poco.

Mierda, Rámses me cortará el pene y no quiero, le tengo mucho cariño.

—Confío en el juicio de todos para portarse bien y sobre todo confío en ti Gabriel para que cuides a Mia.

Creo que mi papá no sabe el lío que está causando.

—Y confío en ti Amelia para que Gabriel se comporte. Todos regresaran el domingo. Mañana iré al instituto a notificar sus inasistencias, pero les pido que adelanten los trabajos y exámenes que tengan por entregar estos días, no quiero que se retrasen.

Mientras Amelia abraza a mi papá Rámses tenía su mirada clavada en mí, le di una palmada en la espalda tratando de alivianar la tensión del momento, pero no funcionó.

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—Hermano, vamos, confía en mí. Me comportaré bien, lo juro por mamá.

—No quiero que te portes bien—respondió con su mirada clavada en las pesas que estaba levantando.

—Claro que si me portaré bien... espera... ¿Qué?— creo que escuché mal.

—Quiero que aproveches este viaje para sacar todo de tu organismo. Quiero que viajes con Amelia y agotes todo tu repertorio de indirectas, directas, insinuaciones, coqueteo... todo... y si... —tragó grueso y respiró profundo— y si tienes la oportunidad, bésala.

—¡Te volviste loco!

Lo hizo, por fin tantos años de amargura le frieron el cerebro. Tengo que llamar a Hayden habrá que internarlo, papá sufrirá demasiado.

—No estoy loco.

—No te lo estaba preguntando, estoy seguro de que lo estás. Tú, el hombre más celoso que conozco con su novia, el más obsesivo y extremista, me está mandando a ¿Qué? ¿Conquistarla?. Claro que estás loco.

—Necesito que la conquistes hermano, necesito que hagas eso por mí.

—¿Acaso ya no la amas? Rámses, ¿Qué es lo que está pasando?

Je l'aime plus que ma vie – La amo más que a mi vida—soltó las pesas que tenía en las manos y se limpió el sudor de la cara y del pecho antes de proseguir—, pero no dejo de pensar que tiene algún sentimiento por ti y sé que tú tienes alguno por ella. Necesito que tú saques todo lo que sientes por ella y que ella tenga que confrontar lo que sea que siente por ti.

—No lo haré, estás demente.

—Lo harás, porque me debes, yo no estaría así de no ser por ti.

Me estás manipulando, Rámses, no me gusta que me manipulen, lo sabes, menos sin fines sexuales.

— Por favor, irmão, eu preciso virar esta página, feche o capítulo - Por favor, hermano, necesito pasar esta página, cerrar el capítulo.

Suspiré profundo pensando en sus palabras. Era una locura que él me estuviese pidiendo eso y que yo estuviese considerándolo. Los pocos sentimientos que tenía aun por Amelia los tenía muy bien bajo control, tener que darles rienda libre me preocupaba.

—¿Y qué pasa si...

—Aceptaré lo que sea que pase entre ustedes, sin pelear, sin golpear, sin gritar, sin enloquecer. Si ella decide que quiere tener esos sentimientos por ti lo aceptaré.

—Y si yo dejo los míos libres y ella me pisotea, como sé qué hará, no hay problema, total ya está bastante roto mi corazón ¿no?. ¿Eso no te importa? Me estás sacrificando a mí porque estás inseguro.

Él bajó la cara confirmándome no que yo no le importase, sino lo desesperado que estaba.

—Puedo ser directo con ella, puedo dejarle claro que me gusta, pero no la seduciré ni mucho menos la besaré. No quiero darle suelta a lo que siento y que lejos de mejorar, solo empeore.

—Pero si lo haces, quizás descubras que esa cercanía que tanta curiosidad te genera no es nada, podrías también pasar la página con Amelia, y yo no tendría que temer por cada comentario que pases con ella.

—¿Le dirás de esto?.

—No, ella no lo puede saber.

—De verdad creo que es una pésima idea Rámses, de las peores que has tenido y mira que has tenido unas bastantes malas. Me estás dando carta verde para insinuarme a tu novia y descubrir que sentimientos guarda hacía mí.

Él tragó grueso y asintió. No había atisbo de duda en él, solo miedo de lo que podría ocurrir cuando el viaje terminase.

—Lo pensaré.

Y lo pensé y lo pensé y lo pensé. Y cercano a las tres de la mañana, tomé una decisión.

—Lo haré. No la besaré, pero si tengo la oportunidad intentaré hacerlo solo para medir su reacción, no importa cómo me sienta por ella o lo que ella sienta por mí, no lo haré. Y después de este viaje –que sé que no terminará en algo, eso solo pasa en tu cabeza insegura- no podrás volver a dudar nunca de mis intenciones con Amelia, no importa cual comentario le diga.

Su mensaje en respuesta tardó tan solo un par de minutos.

—¡Hecho!. Eu te amo, irmão.

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