CAPÍTULO 33.¡Una sardina!
—¡Gabriel O'Pherer, ¿me voy un fin de semana y tu renuncias a la pasantía?!.
Mike entró en la casa, azotando con fuerza la puerta. Los chicos y yo habíamos estado comiendo, mientras Jeremy nos mostraba lo que acaba de recibir de parte de su tía, una caja llena con muchas cosas que habían sido de su mamá, incluyendo un álbum lleno de fotos de ella pequeña. Nos sobresaltamos cuando entró como una estampida a la casa.
—Me voy unos días y tú decides renunciar a la pasantía sin avisarme, sin consultarlo. Me entero porque me lo dice una de las secretarias, ¡¿en serio?!.
Estaba furioso y no dejaba hablar a Gabriel, aunque el portugués estaba ahogado con el último mordisco que le había dado a la pizza.
—Si no estuviese con Johana tendría que llamar a todas las chicas con las que terminé por un mensaje, ya sé lo que se siente. Pero esto —y apuntó al portugués con su dedo—es inaceptable. I.Na.Cep.Ta.Ble, ¿entiendes?.
—Déjame explicarme—comenzó a decir Gabriel, pero Mike estaba realmente furibundo.
—¿Tú me vas a explicar a mí? ¡Yo te voy a explicar a ti!. Aun tienes mucho que aprender, es cierto que eres de los mejores pasantes que tenemos y un excelente trabajador, pero te falta muchísimo por conocer. ¿Crees que te las sabes todas?. No, no es así. Esta carrera que escogiste es muy competitiva, somos tiburones hambrientos de clientes en la calle y tu apenas eres un... un... ¡una sardina!, eso, apenas eres un bebé de sardina. Un mal juicio en esta etapa y te puedes arruinar la carrera que aún no comienzas. ¿Crees que en otros lados dan las oportunidades que nosotros damos?. Los pasantes no ven ni un caso sino hasta que terminan toda la carga académica.
—Padrino...
—Padrino nada. ¿Sabes de cuanto es nuestra lista de espera para pasantes?. Enorme y tu renuncias a la pasantía. ¿Cómo crees que se verá eso en tu currículo?. Si dices que renunciaste no te creerán, maldición Gabriel, creerán que te despedí y en este mundo legal, si importa lo que otros piensen de ti, de tu carrera.
Gabriel intentó en varias oportunidades responderle, pero no fue posible, así que optó por dejarlo seguir hablando.
—Ustedes van a acabar conmigo, en serio, ¿lo que quieren es cobrar el seguro de vida? Porque tengo una cláusula que nadie recibirá nada si es cómplice, autor material o intelectual o tan siquiera coparticipe de mi asesinato.
—¿Es en serio?—le susurré a Rámses, el francés se encogió pero no dudó de su palabra.
—Pensé que se habían calmado, que por fin habíamos logrado superar la maldita adolescencia sin ninguna baja, sin ningún delito mayor sin resolver, sin tener que ocultar cuerpos.
Mike caminaba por el salón, aflojando su corbata. Lo mirábamos atentos, esperando que se calmara y que Gabriel por fin pudiese hablar.
—¿Qué sigue ahora? Ya te mudaste con tu novia, renunciaste a la pasantía, Amelia abandonó la carrera y anda como loquita viendo que estudiar. ¡Quizás Rámses quiera enlistarse en la puta marina!
Mi novio torció el gesto.
—No lo haría, pero en cualquier caso me enlistaría en aviación—respondió el francés, ajeno a toda la molestia que tenía Mike.
—Los uniformes de la aviación son bellos—agregó Marypaz.
—¿En serio? Siempre te vi como parte de la Armada—meditó Jeremy—, ya sabes, combate cuerpo a cuerpo.
—Yo no estoy como loquita, yo... estoy indecisa—pero sus palabras me dieron un poco de vergüenza, pues la verdad era que hacía mucho tiempo que si me sentía bastante perdida en mi vida y hubiese querido recuperar mi confianza y determinación.
—Tu... tienes prohibido abandonar la carrera, suspenderla, cambiarla. Nada. ¿Entendido?—le dijo a Rámses y el francés se encogió de hombros, tampoco es que pensara hacerlo—. En cuanto a ti, por amor a Dios decídete de una vez por algo. Él será una sardina, pero tú eres un salmón luchando contra la corriente. Te gusta negocios, eres buena en eso, listo, no le des más vueltas—me encogí en el asiento—. Y tu... —miró a Jeremy—, ¿Algo que quieras decirme?.
Jeremy pensó un poco y finalmente negó.
Mike entonces redireccionó nuevamente su ira hacia Gabriel.
—¿No tienes nada que decir?—le preguntó al portugués.
—Yo no he renunciado...
—Eso no fue lo que me dijeron....
—Todavía—finalizó Gabriel y la cara de Mike había pasado por demasiadas etapas a esta altura, así que optó por sentarse y dejar que Gabriel se explicara—. He estado pensando muchísimo en cual será mi especialidad. Tengo claro que aún hay tiempo para decidir, pero como tu dijiste, es importante destacar entre todo y para eso debo trabajar en un estudio jurídico de renombre, pero donde también pueda aprender del área donde planeo especializarme.
>>Y aunque la firma Oytar es la mejor del país, la más grande. No es la mejor en la especialidad que quiero, es muy buena, la mejor en muchísimas cosas—se apresuró a agregar ante la cara de ofendido de Mike—, pero no es la mejor en Derecho Marítimo.
Entre Pacita y yo arrastramos a los chicos fuera de la sala para que Gabriel y Mike tuviesen un poco más de privacidad, pero como lo chismoso se contagia, Pacita y yo nos quedamos escuchando la conversación desde la cocina, sin querer perdernos ni una palabra.
—Louise lleva casos marítimos—respondió Mike.
—Louise lleva 3 casos marítimos y aunque es bueno, no es el mejor en la materia, lo sabes. Si quiero ser el mejor, debo codearme con los mejores.
Mike suspiró profundamente.
—Los contrataré y aprenderás de ellos—la prepotencia de Mike dejaba más que claro que tenía la capacidad económica y el poderío para hacerlo.
—Podrías contratarlos, pero no tendrás los clientes.
—Sardinita, no será la primera vez que me robo abogados con su cartera de clientes—su confianza rebozaba en su voz.
—Padrino...—Gabriel rebuscaba sus palabras. Sabía los motivos por los cuales tendría que renunciar a su pasantía, y también sabía que era algo difícil de explicar.
—¿A quién tienes en mente? Quizás pueda ayudar—insistió Mike.
—No te diré a quién tengo en mente porque no quiero que me ayudes—Gabriel se sentó al lado de su padrino—. Tarde o temprano tendría que irme de tu estudio quisiera o no. En la oficina me esfuerzo tanto o más que el resto de los pasantes, y no importa cuán bueno sea o cuan excelente sea mi trabajo, siempre seré el hijo de Mike, el heredero. Mi trabajo se ve siempre opacado y subestimado porque soy tu hijo. No me toman en serio, incluso algunos de los abogados temen decir los errores que tengo en los informes. Y eso también se ve en mi currículo. Podré ganar muchos casos, pero nunca serán victorias completamente mías, porque todos creerán que tú eres quien me ayuda, quien hace el trabajo por mí. Tu... me opacarás si sigo a tu lado.
Se hizo un gran silencio, donde incluso Marypaz y yo aguantamos la respiración.
—Todos esperan que llene tus zapatos, que esté a tu altura, pero creen que no llegaré sin tu ayuda. Cuando mandas asignaciones para cada uno y termino la mía, están seguros de que me das más pistas e ideas. No me molesta trabajar duro ni trabajar el doble, pero es realmente frustrante que mis victorias sean tuyas por completo. Por eso, tarde o temprano tendré que irme porque mientras sigas siendo mi jefe jamás verán mis logros como propios.
Marypaz me tomó del brazo, estaba nerviosa tanto como quizás estaba Gabriel hablando con Mike.
—No tenía idea que... puedo decirles que...
—Diga lo que digas, no dejaré de ser el hijo del dueño. Pero... si pudiese capacitarme lejos de la oficina, demostrar que soy el mejor lejos de tu protección, podría hacerme con mi propio nombre, mi propio currículo, y regresar para ser respetado por méritos propios.
—Entonces planeas regresar...—Mike ya no estaba enojado, quizás un poco entristecido, porque no podía refutar las palabras de Gabriel.
—Claro que sí—Gabriel se sentó en el sofá frente a Mike, extendió sus brazos sobre el respaldar y cruzó sus piernas. Era una gran pose de poder, de victoria. En ese momento se me pareció tanto a Mike que bien podría decir que era su hijo y no su ahijado—. Regresaré con mi propia cartera de clientes y lideraré el departamento marítimo. Soy tu heredero después de todo.
Una carcajada seca salió de Mike, una mezcla de risa y orgullo.
—Eso sí, seré el mejor de los mejores, así que más te vale que la oferta que me des sea muy buena.
Permanecieron un momento en silencio, con Marypaz y yo tensas, esperando la respuesta.
—¿En cuánto tiempo te irás?.
—Pronto, ya me postulé a varios sitios, en lo que me den respuesta te avisaré.
—No me hace nada feliz esta situación—confesó Mike.
—A mí tampoco, pero hay una parte que se siente emocionado.
—¿Con quienes te postulaste? Podría darte algunas cartas de recomendación o....
—Quiero ganarme esto por mí mismo, si no te molesta. La carta podrás dármela después de que me contraten. No antes.
—No eres una sardina.
—Lo importante es que no seré siempre una.
Salí al receso de la clase de organización corporativa, uno de los cursos que yo había escogido, sin embargo no era del todo lo que estaba buscando, sentía que saldría aprendiendo a organizar eventos ejecutivos, bodas, cursos, pero ningún conocimiento para la organización empresarial de la clínica nueva. Así que me sentía decepcionada, porque como mucho podría organizar el banquete inaugural de la clínica, pero no más de eso.
Las reformas al edificio donde estaría ubicada la Clínica avanzaban velozmente, lo que significaba que dentro de poco me tocaría participar de lleno de la puesta en marcha de toda la empresa. Ciertamente no estaría a mi cargo pero la empresa que contratarían tendría como requisito hacerme parte de todos los procesos y yo quería hacer más que observar y repetirle a mis papás.
Estaba tomándome un café, buscando otros cursos que quizás me acercaran más a lo que quería aprender, cuando Gabriel apareció frente a mí, sorprendiéndome.
—Hola Beleza—su rostro era serio así que me preocupé de inmediato—. Tenemos que hablar.
El miró a los lados y entendí que este no era el sitio correcto para lo que tuviese que decirme. Me levanté de la mesa y caminé hasta la salida, con mi cuñado siguiéndome los pasos de cerca.
—¿No avisarás que te vas?—me preguntó.
—No, la verdad es que estoy perdiendo mi tiempo en este curso.
—¿Solo con este?—y alzó su ceja, retándome a contradecirlo.
Pero no podía hacerlo. Así que me desinflé.
—Lo sé, estoy perdiendo tiempo con todos estos cursos. Nunca me satisfacen, nunca me terminan de gustar por completo.
—Creo que eres un salmón, Beleza. Si al final quieres nadar contra la corriente, hazlo como es debido, no malgastando tu tiempo en estos cursos que sabes desde que te inscribes, que no es lo que quieres.
—No sé qué es lo que quiero hacer con mi vida.
—Y no lo descubrirás con estos cursos. Es como si yo quisiera estar seguro de que me gusta el Derecho Marítimo y para eso me haga cursos de Derecho Penal, Administrativo, Laboral....
Sé que él tenía un muy buen punto, le iba a contestar cuando me tomó de la mano y me apremió a caminar más deprisa. Eso me trajo de vuelta a la realidad de que se había presentado en medio de mi clase con una cara muy seria.
—Me estas asustando, Gabriel, por favor. ¿Están todos bien?.
—Si, lamento asustarte. Todos estamos bien, pero Mike me mandó a buscarte.
—¿Me va a sermonear también como a ti?
—No, Beleza, yo... él fue muy específico en que quería hablar contigo, así que no te puedo adelantar nada. Aún sigue siendo mi jefe.
—Cada vez que me manda a llamar así solo es para darme malas noticias de Stuart—bufé tratando de reírme de mi propio chiste negro, pero Gabriel no rio y eso realmente me preocupó.
Gabriel condujo con gran premura hasta las oficinas de Mike. Intenté que me contase lo ocurrido, pero él me decía que Mike me explicaría. Mis nervios estaban revueltos y me sentía un poco molesta porque Gabriel estaba reacio a contarme, a darme, aunque sea un adelanto. Así que cuando por fin llegamos al edificio, era yo la que más rápido caminaba hasta la oficina donde mi ex abogado debía estar esperándome.
Estaba sentado en su silla de cuero negro y respaldo alto, revisando una pequeña cantidad de documentos que tenía sobre su escritorio. Era una oficina grande, espaciosa, pero hoy estaba atiborrada con dos pequeños escritorios que improvisadamente usaban dos abogados y unos pasantes.
—Bien, ya están acá.
—No le he dicho nada—aclaró Gabriel.
—¿Qué está pasando?—pregunté aun perpleja por la cantidad de trabajo que veía a mi alrededor. No era común, la oficina de Mike era su santuario.
—Mia, necesito que firmes esto con urgencia. Es una revocatoria al poder que te hice firmar la otra vez.
—¿El que firmé cuando renunciaste?—pregunté mientras ojeaba rápidamente las hojas, no por desconfianza, sino porque quería buscar respuestas que no me estaban dando
—Ese mismo. Como sabrás encargué tu caso a un abogado de mi confianza y hoy me enteré que Stuart presentó un recurso para ser transferido a una institución mental. Así que no me puedo quedar al margen, necesito encargarme de esto personalmente.
Firmé el documento, no necesitaba más explicaciones para hacerlo, aunque si necesitaba más detalles. Mike alzó la mano con el documento en mano, no dijo nombre ni llamó a nadie, pero alguien le quitó el papel y corrió fuera de la oficina, tan rápido que no pude ver quien había sido.
—Lo llevará a notariar inmediatamente. Siéntate por favor. Gabriel trabaja con Ryan en la revisión de la jurisprudencia, tiene toneladas que revisar, ayúdalo con el derecho comparado a los tribunales les encanta que citemos normativas superiores.
—No, no les encanta—respondió el portugués.
—Pero a mi si, para que recuerden que existen mejores normas. Otra cosa, de aquí nadie sale, nadie se mueve hasta que no tengamos la oposición lista.
Gabriel asintió, me dio un beso rápido en la cabeza y salió de la oficina.
—No entiendo, habías dicho que no quedaba mucho por hacer en el juicio y viendo esto, creo que... te equivocaste—no se lo estaba reprochando, bueno quizás una parte si, después de todo él había renunciado a mi caso.
—Si, me equivoqué. Verás, este recurso siempre fue una opción para Stuart pero lograrlo era extremadamente difícil, porque se necesita una evaluación psicológica y psiquiátrica de tres niveles, es decir una primera evaluación por el psicólogo de la prisión, una evaluación por un psiquiatra del estado, que confirmara el diagnóstico y finalmente una evaluación final por un comité conformado por psicólogos, psiquiatras y personal del departamento de justicia que básicamente creerán los informes de los primeros niveles, pero determinarán si pueden poner a ese loco en la calle y cuanto le costaría al estado mantenerlo en prisión. Cuando Stuart fue puesto en aislamiento....
Mike hizo una pequeña pausa, la suficiente para que yo recordase que fue puesto en aislamiento cuando comenzaron los atentados y lograron identificarlo como un posible responsable por su conexión con integrantes de aquella pandilla. Mike fue quién logró que lo pusieran en aislamiento.
—Consiguió la primera evaluación psicológica y fue remitido a psiquiatría. El maldito tuvo que hacer una excelente actuación para lograr tal celeridad en su caso. Y el psiquiatra concordó con el primer diagnóstico—Mike abrió comillas con sus dedos y leyó uno de los documentos que tenía sobre el escritorio— "personalidad limite y paranoica que se ve exacerbado por el estado de cautiverio al que está sometido en aislamiento como único método de protección al riesgo de vida inminente ocasionado por una de las bandas más peligrosas del recinto que hace necesario mantenerlo alejado del resto de la población presidiaria, generando otros trastornos asociados como aislamiento mental y depresión severa que fueron los factores desencadenante para el brote psicótico de auto lesión ocurrido. Este no será un hecho aislado de continuar presentándose las mismas condiciones que llevaron al individuo a su debacle emocional por lo que se considera que un cambio inmediato en su estado de aislamiento será beneficioso para la recuperación.".
— ¿Eso qué quiere decir? ¿Intento suicidarse?.
—Si, de acuerdo a los informes, estando en aislamiento y usando parte de los utensilios que le daban con la comida, intento lesionarse; cuando un guardia quiso evitarlo, lo atacó, pero no para herir, sino para poder seguir hiriéndose—como vio que no entendí, explicó mejor—. Le quitó el arma al guardia e intentó dispararse. Lo contuvieron entre 2 guardias más hasta que lo desarmaron.
—Eso suena tan... poco creíble.
—Pero en verdad ocurrió, aunque el hecho de que haya pasado no implica que haya sido verdad. Creo que fue todo un circo orquestado. El caso es que con esos dos informes médicos presentó un recurso ante el comité de justicia para ser trasladado a un centro psiquiátrico.
—Con menos seguridad y más libertades—negué molesta con el sistema de justicia.
—Aunque queremos verlo podrido en una cárcel, el mayor problema no es que ahora vaya a un centro psiquiátrico, sino que al estar en un centro psiquiátrico podrá solicitar en tres años una revisión de su caso y allí el juez podría ordenar su liberación temprana.
—¡¿Qué?! ¿Y el resto de los años de la condena?.
—Saldría en libertad condicional, quizás establecerían un régimen estricto de presentación o podrían darle casa por cárcel para que cumpla el resto de la condena pendiente.
—¿Cuáles son realmente las posibilidades de que eso ocurra?
—Él ha demostrado ser un hombre macabramente inteligente. Creo que, si consigue la orden de traslado a un centro psiquiátrico, pedirá que sea uno de tipo subvencionado, es decir donde el estado tiene el control del centro, pero es pagado por los familiares. Estos centros son como casas vacacionales para los presos porque los que están allí por lo general son personas con familiares con ciertas condiciones económicas y delitos menos graves.
>>El hijo alcohólico que atropelló a una persona, el drogadicto que robó o mató para seguir consumiendo, por ejemplo. No será lindo vivir allí, pero será muchísimo mejor que en una cárcel. Con el tiempo dirá que sus recursos no alcanzan para seguir cubriendo esos gastos, pero que sigue presentando sus problemas psiquiátricos, por lo que pedirá liberación temprana con régimen de presentación o casa por cárcel. Le otorgarán casa por cárcel porque el gobierno no puede enviar a uno de sus centros psiquiátricos, donde la violencia reina, a una persona que tiene ataques psicóticos y de autolesión, además que son centros abarrotados de personas con listas de esperas enorme, y tampoco querrá ponerlo en libertad. Es muy costoso para el gobierno. Así que optará por darle casa por cárcel.
—¿Quieres ser mi abogado otra vez para evitar eso?—era una pregunta tonta, pero también esquiva a la realidad que estaba planteándome.
—Si, es lo que quiero. Presentaremos una oposición cuestionando los dos primeros diagnósticos, pidiendo nuevos. Si logró engañar a dos personas, no creo que pueda engañar en la misma medida a los demás especialistas. En la primera inconsistencia que se produzca en los diagnósticos se cae su caso. Esto no se lo puedo dejar en manos de otro abogado, por muy competentes que sean.
—Y... —sabía que había algo más, estaba tácitamente dicho entre nosotros por la forma como él me miraba. Y él sabía que yo sabía, pero no sería quien pusiera el tema sobre la mesa.
—Y... —y cuando comprendió que yo no diría más nada, siguió hablando—, si le dan casa por cárcel irá a la casa de Rosalía, con la prole de ambos. Tu media hermana o medio hermano, vivirá con un monstro bajo su techo. Amelia, no puedo, no podemos permitir eso. Sé que me diste tu respuesta y la respeto, pero quiero que sepas que estamos también haciendo todo lo posible para adelantar una medida de protección para ese ser que no tiene la culpa. Y tú tienes la mejor carta. Tú tienes el movimiento ganador, aunque no quieras usarlo. Solo te pido, que, si acudo a ti para que hagas uso de ese movimiento ganador, lo hagas, y yo después me encargaré de que no seas tú la responsable de ese bebe.
Asentí con miedo. Asentí confiando en su palabra de que esa responsabilidad no sería la mía. Asentí creyendo que ese momento no llegaría porque Mike era un excelente abogado y no permitiría que Stuart se saliera con la suya.
—Bien. Tengo a un equipo trabajando con la oposición, pero también tengo otro equipo trabajando en buscar pruebas de los atentados que lo vinculen, porque si logro demostrar que él está vinculado su papel de víctima se acabará.
Salí de la oficina de Mike con la cabeza llena de preguntas y miedos. No quería estar en el mismo estado donde Stuart volviese a caminar por las calles. No quería ni siquiera estar en el mismo país. Claro que le tenía miedo, porque era un ser malévolo, loco, trastornado y enfermo. Si él estaba en la calle tendría miedo de mí, de mi familia, de mis amigos.
Le escribí a Rámses de que me iría a casa en un taxi porque Gabriel, tal como dijo Mike, no saldría de la oficina hasta que la oposición al recurso no estuviese lista. No me respondió, pero tampoco me sorprendió hoy tenía evaluación de laboratorio y eran por lo general las más extensas.
En casa puse a Marypaz al día con todo lo conversado con Mike. Ella tampoco creía que Mike perdiese el caso, pero entendía la preocupación de él para proteger al hijo de Rosalía.
—No digo con esto que tu debas adoptarlo, pero entiendo que Mike te quiere reservar como un As bajo la manga. ¿Y si llega el momento, lo harás?.
—Si todo falla... lo haría.
—Esperemos entonces que el abogado sea tan bueno como dice que es.
Almorzamos viendo una serie que ambas adorábamos, mientras ella me contaba sobre su universidad. Le estaba costando un poco ponerse al día con el ritmo académico de estudio, pero me comprometí en ayudarla en lo posible a estudiar, después de todo me sobraba bastante tiempo.
—¿Y tú, Mia, cuando por fin decidirás el rumbo de tu vida? De todos los cursos que has tomado, ¿te has perfilado en alguno como para buscar una carrera nueva?.
—No, aun no. Estoy buscando uno sobre organización empresarial, gerencia y gestión.
—Eso suena a administración de empresas, negocios y suena mucho a lo que ya estabas estudiando.
—Pero lo que estaba estudiando lo escogí cuando era lo único que sabía hacer, porque cuando Rosalía quedó en shock me tocó aprender y hacer; y era una forma de escapar de todo eso. Hay muchas cosas que quiero hacer donde creo que sería buena, que creo que me gustarían, y quiero hacerlas para saber si mi vocación es la que descubrí en ese momento o es una completamente distinta.
—Te entiendo. Comenzaste a estudiar una carrera impuesta indirectamente por Rosalía y Stuart, y ahora quieres estudiar una carrera escogida únicamente por ti.
—¡Si! Así es
—Dime que esto no es una forma rebelde también de no aceptar una carrera indirectamente impuesta por esos dos locos.
—No lo es. Si descubro al final de todo esto que esa es la carrera que me gusta, no dejaré de estudiarla por ellos.
—Bien, en ese caso, ya que se trata todo de tomar tus propias decisiones sin que nadie más interfiera en ellas, entonces no deberías dejar que más nadie escoja los cursos en los que quieres participar.
Marypaz cortó un pedazo enorme del pastel de chocolate que compartíamos y se llenó la boca, riéndose de que era un pedazo más grande de lo que podía masticar. Me reí pero la imité. Y mientras las risas amenazaban con hacer que los bocados de pastel se nos escapasen de las bocas, mientras veía su baba achocolatada y trataba de limpiar la mía, reflexioné en sus palabras.
Todo esto se trata de tomar mis propias decisiones, sin que nadie más interfiera.
Marypaz tenía razón. Ese siempre había sido el problema.
La noche finalmente llegó y seguía sin noticias de Rámses desde la mañana. Casi 9 horas sin ningún mensaje Cuando la hora de salir de la universidad pasó y seguí sin noticias de él, comencé a preocuparme, sobre todo porque su teléfono aparecía apagado.
Marypaz me dijo que calculase el tiempo que le llevara salir de clases y llegar a casa, después de todo era posible que viniese en camino mientras yo estaba en medio de un ataque de pánico.
Calculé ese tiempo e incluso consideré un gran tráfico, sin embargo él no había llegado. Así que asustada alerté a la familia.
Hayden fue el primero en responder, me dijo que estaba cerca de la universidad así que iría para saber si seguía en clases.
Esperé quince minutos, mordiéndome las uñas, nerviosa. Gabriel me dijo que se vendría a la casa, que seguiría trabajando desde acá. Todos intentaban calmarme, aunque imaginaba que estaban tan nerviosos como yo.
Recordé como Gabriel había sufrido dos atentados y esperaba que el tercero no fuese el culpable de la desaparición de Rámses.
—Amelia, técnicamente salió de la universidad hace una hora, quizás se fue con algún compañero a beber algo. No tienes por qué alarmarte de esa forma —me dijo Mikaela cuando le conté, pareciera que estuviese en complot con Marypaz, porque ambas me dijeron casi lo mismo.
Sé que sonaba bastante exagerada y que las dos podían tener razón. Pero Rámses no era de salir con amigos a beber después de clases sin avisarme. Las veces que lo había hecho me había avisado y siempre me decía que, aunque fuese de un teléfono prestado me avisaría.
Pero no había recibido ni una noticia suya. Nada.
Él no era así.
Gabriel llegó a la casa, un tanto pálido. Sabía que tenía algo que decirme porque la cara de Marypaz también cambió en cuanto lo vio. Ellos también se comunicaban con la mirada y sabían algo que yo no.
—Hayden dice que las clases terminaron a las 4. No había nadie a quien preguntarle por él .
Eso significaba que suponiendo que no había podido escribirme por estar en clases, tenía 3 horas sin aparecer. Tres horas era más que suficiente tiempo para llegar a la casa, para buscar la forma de avisarme de que estaba todo bien. Ellos seguían hablando como si no fuese mayor cosa, pero para mí era demasiado.
—Mike avisó al equipo de seguridad, buscarán en los bares cerca de la universidad, de seguro está en alguno de ellos. No te preocupes.
Pero la cara de Gabriel no era de despreocupado.
Entonces decidí tomar cartas en el asunto. Corrí escaleras arriba por la laptop de Rámses y abrí su correo para acceder a sus contactos telefónicos. Revisé buscando nombres que me sonasen familiar de su salón de clases hasta que di con uno de ellos, era de una chica, una de las que vi aquel día usando collar de perlas en un vestido de fiesta. Una de las que imaginé teniendo un reality en la Tv sobre ella y su carrera de doctora de Bervely Hills.
Marqué su número y di las gracias al cielo cuando atendió.
—Hola, soy Amelia Maggio, la novia de Rámses.
—Oh, Hola Amelia. Nos conocimos hace unos días en la universidad. ¿Cómo estás?—estaba confundida a juzgar por su voz y quizás estaba importunándola con mi llamada.
—Disculpa que te llame pero es que estoy preocupada por Rámses. No he sabido nada de él desde muy temprano y me dicen que la evaluación de laboratorio terminó a las 4. Él no es así, no es de no avisar. Pensé que quizás tu podrías saber si salió con alguno de los chicos a tomar algo.
—Ustedes son bastante raros ¿sabes? Otra llamaría preguntando lo mismo que tu, pero con la duda debajo de cada línea de que se fue con otra, no es tu caso y sé que no es el caso de Rámses.
—No, él no es así. Y tampoco es de los que salen sin avisarme—no quise decirle que menos haría eso sabiendo que ya habíamos sufrido dos atentados y que teníamos seguridad especial.
—Mira, la evaluación de Laboratorio la suspendieron desde la semana pasada, así que hoy solo tuvimos clases regulares, pero Rámses no entró a laboratorio. Ya va, deja que confirmaré con Andrew porque ellos se sientan juntos y yo a veces soy muy despistada.
Esperé en línea mientras ella llamaba al tal Andrew. Gabriel y Marypaz me veían desde la puerta, esperando las mismas respuestas que yo.
—Amelia, ¿Sigues allí?
—Si, aquí estoy. ¿Te dijo algo?.
—Si, me dijo que él no entró a clases de laboratorio, no sabe a dónde fue. Amelia, él te adora, estoy muy seguro de que tendrá una excelente explicación, pero no creo que se haya ido con ninguna chica, por lo menos no de nuestra clase, no de la universidad.
—Gracias, aunque eso no me preocupa—y no era falso, confiaba en Rámses—. ¿Sabrás cómo se llaman los bares a los que normalmente van?
—En eso si puedo ayudarte más. ¿Este es tu número? Te puedo pasar las direcciones de cada uno.
—Muchas gracias—y comencé a recibir las direcciones de los bares a los que acostumbraban a ir a beber o comer, cuando salían—. Si llegas a saber algo, por favor, me avisas.
—Claro que lo haré. Y cuando aparezca avísame por favor, quiero saber cuánto debo pegarle cuando lo vea otra vez en clases.
Me despedí de ella volviendo a agradecerle su ayuda, pero más desesperada que nunca. Las direcciones que me había mandado se las mandé a Hayden para que pudiera revisar en esos sitios y buscarlo.
Gabriel insistía en que me quedase tranquila, en que de seguro llegaría pronto, pero no lograba hacerlo. Miraba el teléfono e insistía llamando a su celular. Cada luz de auto que se reflejaba en la ventana me hacía levantarme, pensando que podría ser él llegando.
Estaba sobresaltada, tanto que saltaba incluso con el repique del teléfono de Gabriel.
Me había dicho que eran los chicos de la oficina, porque seguían trabajando en mi caso, así que se alejó de la sala para poder hablar con ellos.
—Lo lamento, es que debemos tener lista de los nuevos expertos. No quiero ser el que trabaje menos porque soy el hijo de Mike, debo ser siempre el que trabaje el doble—dijo a manera de disculpas, pero no hacía falta.
Fernando llegó a la casa y poco tiempo después lo hicieron Mike y Hayden.
¿Por qué ellos no estaban tan preocupados como yo?
—Mia—comenzó a decir Fernando—, Stuart está en aislamiento no pudo haber orquestado ningún atentado, creo que deberíamos calmarnos.
—No hace falta que fuese un atentado para que sufra un accidente de tránsito, para que lo roben en la callen, para que lo hieran—en este momento cualquier cosa era posible para mí.
—No pensemos solo las cosas negativas—agregó Hayden—. Los locales estaban cerrados, aun pudo haber decidido ir a uno de esos, ver que estaba cerrado e irse a otro sitio. No podemos pensar que está herido en algún sitio de la ciudad solo porque no ha mandado mensaje en unas ¿Qué, 4 horas?.
—Casi 10 horas—le corregí bastante molesta por no notarlos tan preocupados como yo—. O llamas tu a Nacho, o yo misma saldré a buscarlo por todas las calles y tendrás entonces dos desaparecidos.
Mike me sostuvo la mirada por unos segundos, pero cuando me vio levantarme para tomar mi chaqueta y salir a buscar a mi novio, se resignó.
—Hablé con la compañía de seguridad cuando me avisaste que no sabías de él, ellos tampoco lo han visto desde que llegó a la universidad. Llamé a Nacho hace dos horas y le informé. Lo vamos a buscar.
El terror se apoderó de mí.
Eso significaba que tampoco sabían dónde estaba.
Rámses estaba desaparecido.
~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~
Nota de Autora:
Estamos en la recta final de esta historia.
Se vienen capítulos intensos!!
Suscríbanse al grupo de FB, se llama NO JUZGUES LA PORTADA.
Baisers et Abraços mis Bombones
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