POV Gabriel. EL VILLANO DE LA HISTORIA



Su madre se tapó la boca con la mano y con la otra se sujetó al señor Armando, éste miraba a Marypaz fijamente, con sus ojos humedecidos.

—¿Es verdad? ¿Vomitas después de comer?—le preguntó a su hija, quien no me quitaba la mirada de encima, estaba sorprendida por todo lo que dije—.

—Está obsesionada con bajar de peso. Tiene marcas en la columna porque debe estar haciendo demasiadas flexiones, los huesos en esa parte están marcados y lastimados.

Sus hermanos pequeños salieron de la casa y se colocaron detrás de su mamá.

—Marypaz Flores ¿es cierto? ¿Eres anoréxica?—insistió el señor Armando ahora con un tono más fuerte y Marypaz, incapaz de responderle o de mentirle, comenzó a llorar.

Quise acunarla, calmarla, asegurarle que todo estaría bien, que estaría a su lado, que la ayudaría, que no la dejaría sola pero ella me rechazó una vez más y me dolió enormemente.

—Te odio—me dijo mientras se lanzaba a los brazos de su mamá.

Sus hermanos pequeños comenzaron a preguntar todo de cuanto no entendían: ¿Por qué llora Pacita? ¿Qué es anoréxia? ¿Vomitó porque está enferma?. Su mamá intentó calmar los lamentos de Pacita y miró al señor Armando, pidiéndole con la mirada que alzara su camisa y confirmara lo que yo había dicho. El señor Armando subió con mucho cuidado y delicadeza la prenda de Marypaz y sus ojos se abrieron por sorpresa y tristeza, vio los huesos prominentes y la pequeña piel que los recubría violácea y verdosa.

El señor Armando asintió a la señora Carolina y ésta se unió a los llantos de su hija. Me dio una pequeña mirada que quise interpretar como de agradecimiento o de disculpa, quizás de ambas, y con Marypaz aún llorando y los pequeños insistiendo en sus preguntas, entró a la casa.

Me quedé con el señor Armando, esperando lo que me tuviese que decir.

—También lo notamos. Sus costumbres raras a la hora de comer, su falta de apetito. Pensamos que era una etapa, jamás creímos que...

—Está bien, ella fue muy cuidadosa para que no lo notaran

—Gracias por decirnos. Yo... tengo que ir allá adentro.

—Si—estreché su mano antes de marcharme de la casa.




Era tarde en la noche cuando llegué a la mía. No me acordaba del problema que había dejado aquí cuando salí.

Rámses estaba en su cuarto, la puerta abierta y con la luz encendida. Me acerqué y lo conseguí tumbado sobre la cama, navegando en la computadora.

—¿Cómo te fue?—me preguntó sin verme. Bueno, me estaba hablando, lo que probablemente significa que arregló las cosas con Amelia, de lo contrario estaría hecho un amargado muy furioso y mi vida estaría en peligro.

—Como la mierda, de hecho, peor que la mierda.

Me tumbé a su lado y le conté todo lo conversado y ocurrido.

—Entonces ¿terminaron?—preguntó al final, aunque algo me decía que era la primera pregunta que quiso hacerme desde que llegué.

—Sí, pero ella estaba tan molesta... Quizás con unos días logre calmarse y entender que lo hice por su bien.

Mi hermano torció el gesto y comenzó a prepararse para dormir. Me dio una de sus almohadas, me quité la ropa hasta quedar en calzoncillos y me deslicé debajo de las sabanas con él.

—Tus intenciones fueron buenas, pero la presionaste demasiado hermano. Hay circunstancias de donde una persona puede salir solo por si misma. Si la presionas: o cae más hondo o lo supera, pero...

—Lo sé, termina odiando a quien la presionó. ¿Pero que podía hacer? ¿Quedarme de brazos cruzados y esperar que un día se desmayara por no haber comido en días?

—Te repito, hiciste lo correcto. Ella algún día lo verá. Te tocará tener paciencia para que eso pase.

—¿Y qué pasó con Amelia?—pregunté al cabo de un rato mientras mirábamos el techo de su habitación en silencio.

—Estamos bien. Marypaz mintió.

Asentí aunque él no pudo verme: —Me alegro, eso había creído.

—¿Papá?—cuestioné, no lo había visto cuando llegué a la casa.

—Llegó en un muy mal momento—sonrió con el recuerdo—. Le dijimos que a Marypaz le cayó mal la comida y que la llevaste a su casa. Despues de eso vimos una película, comió y se acostó a dormir poco después de que se fue Amelia.

Suspiré agotado, los parpados me pesaban, el corazón me dolía, la cabeza amenazaba con estallarme: —Dormiremos de cucharita, me acaban de dejar, así que no te me pongas difícil y relájate.

Mi hermano rió: —Imbécil. No seré tú pasivo.

—Yo tampoco lo seré. Por eso es que nunca ha prosperado una relación entre nosotros, ninguno quiere ser el pasivo.

—Eres un idiota, un día alguien creerá esas chorradas tuyas.

Nos acurrucamos quedando frente a frente: —¿Eres el pasivo de Amelia?—me burlé

—No, y en dado caso quiero creer que sería su sumiso, suena más heterosexual.

Y reí con él, no me quedaba de otra. Mi novia me terminó diciéndome que me odiaba y una inoportuna e inadecuada esperanza de que yo le gustase a Amelia se encendió en mí.

¡Que mierda de día!

***

No era la primera vez que hablaba con ella por teléfono, pero si la primera que me sentí tan... raro, como ansioso y un tanto nervioso.

—Quiero ir a hablar con ella—insistió Amelia.

—No creo que sea buena idea. Creo que se sentía agobiada. Hay que darle su espacio.—le recordé.

Ella bufó y yo me reí. Estaba desesperada por saber de su amiga y lo entendía.

—¿Te ha respondido los mensajes o las llamadas?

—Ni uno solo...—mentí—, pero te diré si lo hace.

Pacita si me respondió todos los mensajes que le mandé para saber de ella. En todos me decía lo mismo con distintas palabras: "No quiero hablarte", "Déjame en paz", "No quiero saber de ti", "Te odio", "Jamás te lo perdonaré". Incluso llegó a sorprenderme cuando me lo escribió en Portugués, tenía algunas fallas su traducción, de seguro uso google para hacerlo, pero entendí igual el mensaje.

Por teléfono tampoco era mejor. No me atendía o me desviaba la llamada al buzón de voz, donde comencé a dejarle enormes mensajes míos disculpándome, explicándole una y otra vez por qué lo había hecho. Pero entonces su casillero de buzón se llenó y ni eso pude hacer. Solo me atendía el teléfono para gritarme que dejara de llamarla.

Rámses seguía recomendándome que le diera su espacio, que esperara, que no la sofocara y sin embargo, todas las noches volvía a intentarlo. Era una hipocresía de mi parte que le estuviese dando a Amelia el mismo consejo que él me daba a mí y que yo no podía seguir.

Me lastima más de lo que pensé el rechazo de Marypaz y no por una cuestión de ego o de orgullo. Me duele porque la quiero y la extraño, porque quiero saber que está bien y quiero ayudarla.

Pero entonces está Amelia... Ni siquiera puedo poner en palabras lo que me pasa con ella. ¿Me pueden gustar dos personas a la vez? Sé que me puedo sentir atraído por varias, me ha pasado. Ni siquiera cuando estuve enamorado de Andrea me gustó otra persona hasta que no la saqué de mi organismo. Y mira que me costó sacarme esos ojos azules de mi cabeza. Lo peor y lo mejor que me pudo pasar fue cuando nos mudamos. No tenerla que ver en todo momento, a todas horas, me ayudó a sacarla de mi cabeza y de mi corazón. ¿Pero cómo hago con Amelia? Si siempre está con mi hermano, estudiamos juntos, salimos juntos, los veo juntos. Es una maldita gota de limón con sal en una herida abierta.

Y si a eso le sumo el despecho que empiezo a sentir por Marypaz...

¡Mátenme!.

—Está bien. Bueno...—Amelia habló recordándome que estaba al teléfono.

—¿Es cierto lo que dijo... de ti... sobre mí?—tenía que saberlo, quizás si lo escuchaba de ella, esas palabras de Marypaz dejarían de atormentarme—.

—¿Acaso importa si lo es?—su tono me dejó claro que le molestó mi pregunta—.

Pero no me respondió, maldita esperanza ¿Por qué no te mueres?.

—No me respondiste—insistí—.

—No es cierto y no sé por qué lo dijo, pero creo que no estaba pensando con claridad.

Bueno, allí tienes esperanza, no le gusto, mucho menos está enamorada de mí, ahora termina de morirte.

—Está bien, solo quería asegurarme, eso complicaría mucho las cosas.... con Pacita, quiero decir, y ya están bastante complicadas.

—Sí, bueno. Ya tengo que colgar. Si te llega a escribir me avisas, yo haré lo mismo. Nos vemos mañana Gabriel, descansa.

Colgué el teléfono y la puta esperanza no se terminaba de morir. ¿Por qué? ¿Qué le hacía creer que yo tenía oportunidad con Amelia? Ella quería a mi hermano, y aunque eso no fuese así, mi hermano la quería a ella, la amaba, y yo no me interpondría.

—¿Todo está bien?—me preguntó mi papá desde la puerta de mi cuarto.

Lancé el teléfono a la cama y me tumbé como Cristo en ella. La cama se hundió a mi lado cuando él se sentó.

—¿Hablaste con Pacita?—tuve que poner al día a mi papá de lo ocurrido con Pacita, no tenía caso mentirle.

Negué con la cabeza.

—¿Hablabas con Amelia?—su voz fue suave, casi un susurro.

Tampoco hablé, solo tapé mis ojos con el brazo.

—Ya veo. ¿Tu hermano sabe que...

—Si lo sabe papá, tranquilo. Ya me dejó muy claro que no quería que me entrometiese y no pienso hacerlo.

—Sabes que puedes hablar conmigo de lo que sea hijo. Todo estará bien

—¿Todo estará bien?—bufé repentinamente molesto, era muy fácil decir eso.

Me incorporé en la cama mirándolo con rabia.

—Bien entonces hablemos. ¿Te parece?. ¿De qué quieres hablar? Oh si... hablemos de que tenía mucho tiempo sin que me gustase nadie y resulta ser que por fin me gusta una chica y cuando intento ayudarla se cierra, me manda para la mierda sin boleto de retorno y me termina odiando. Y yo como un estúpido aun no termino de entenderlo, porque sigo detrás de ella dejando que me pisoteé e irónicamente haciendo que se aleje más de mí. Pero eso no debería sorprenderme, yo siempre soy él pisoteado. ¡Me pisotean más que el puto piso de una academia de Tap!.

»O mejor hablemos de que no solo me gusta mi novia, ex novia ahora, sino que me tiene que gustar la novia de mi puto hermano. Eso tampoco es nuevo, pero entonces el francés idiota ese decide que por fin asentará cabeza con ella, que la quiere, que la ama, que es su "todo". Y me tengo que tragar lo que siento una vez más porque es su novia y no intervendré aunque él lo hizo con Andrea.

»O hablemos de que me quiero mantener lejos de su camino con Amelia, pero resulta ser que su novia es jodidamente hermosa en todos los aspectos, que quiero que me caiga mal y es imposible, porque hasta cuando es irracional me gusta, que he llegado a ser grosero, petulante y altanero con ella para poner distancia y es imposible, porque ella es tan educada, tan dulce y tierna que es incapaz de mandarme a la mierda por comportarme como un imbécil con ella. Y hecho unas cosas imprudentes con ella, que me llenan de culpa, porque tiene una capacidad impresionante para hacer que quiera mandar todo a la mierda, pero Rámses no lo ve así a pesar de que él se ha vuelto también idiota con ella. Está bien que él lo padezca, pero soy yo y quedo como una mierda.

Lucho todos los días con sacarla de mi cabeza, incluso cuando pienso en Pacita, quien de verdad me gusta y quiero, me siento culpable, porque Pacita no se merece que en mi cabeza hallan dos personas, solo debería estar ella. Es agotador. Soy un puto salmón nadando contra la corriente. Me siento una basura porque nunca he visto a mi hermano tan feliz antes, y estoy alegre por él, lo juro por mi madre que lo estoy, pero no puedo dejar de pensar en Amelia y tampoco puedo dejar de pensar en Pacita, quien es su mejor amiga, de paso.

»Esto es insufrible, y tengo que aguantarlo callado, solo, porque si llego a abrir la boca todos sufrirían. Yo soy la basura, el malo, el villano de la historia. Me llegan a ver mirando a Amelia y ¡fin de mundo!, pero nadie se detendría a pensar lo que me duele toda esta situación, pero "todo estará bien", claro, así es fácil decirlo, sobre todo cuando no se está en mis zapatos.

»Siento tantas cosas al mismo tiempo que creo que enloqueceré. Intento alejarme, poner distancia, pero ella está todo el día con Rámses y no quiero poner distancia entre mi hermano y yo, porque hace mucho tiempo que no lo veía tan distinto, tan alegre, también merezco disfrutar de ese puto francés sin que esté amargado, siento que recuperé lo que perdí cuando mamá murió. Entonces no puedo, ni quiero alejarme. ¿Entiendes el dilema?. Y lo peor... estoy feliz por ambos a pesar de todo lo que siento, no haría nunca nada que lo estropease, pero mi sola presencia incomoda a Amelia y molesta a Rámses. Y me duele...

»Por donde vea la situación soy una mierda, un maldito desgraciado que quiere a una que me odia, ama a una que es mi cuñada, y como si no fuese poco, ambas son mejores amigas.


Mi pecho subía y bajaba con fuerza. Tenía un nudo de emociones atravesado en mi garganta. Limpié las lágrimas que se escaparon, eran de rabia, dolor, tristeza, impotencia. Era por todo lo ocurrido en los últimos días.

Mi papá estaba mudo mirándome, su boca abierta boqueaba palabras sin que nada saliese de sus labios.

—¿Te enamoraste de ella?—miré el piso con una de mis manos pellizcando el puente de mi nariz. Las palabras eran un lamento, una tristeza que me hizo sentir peor de lo que ya me sentía. No tenía ni siquiera fuerzas para responder, porque estaba cansado de fingir que era mentira, que solo era una atracción pasajera.

Quería a Pacita, más de lo que creía, pero amaba a Amelia, como no había amado a nadie antes.

Los ojos de mi papá se salían de sus orbitas. Se levantó con rapidez y eso me hizo prepararme para lo peor. Por puro instinto separé mis piernas, afianzando mi peso en el piso, y apreté los puños sin alzarlos, preparándome para el golpe, escuchando sus pasos acercarse a mí. No me defendería, lo tenía bien merecido.

Je t'ai posé une question. Vous êtes tombé amoureux d'Amelia?- Te hice una pregunta. ¿Te enamoraste de Amelia?.

Rámses estaba parado frente a mí, sus puños también fuertemente apretados a sus costados.

Mi papá se interpuso entre nosotros, con las manos alzadas tratando de buscar paz o de evitar lo que inevitablemente ocurriría.

—Te juro por mamá que no lo busqué, y te juro por ella misma que si pudiera dejaría de estarlo. Pero si, me enamoré de ella—se sentía jodidamente bien decir la verdad, aunque me gané una mirada de mi papá que me pedía a gritos silencio—.

—Júrame por mamá que no intervendrás, que no interferirás entre nosotros

—Rámses, Gabriel—intentó mediar papá

—¿Recuerdas cuando me decías que Amelia te derretía el cerebro? No podías pensar con claridad y te volvías estúpido...

Mi hermano asintió con su mandíbula apretada con fuerza

—Lo juro. Por nuestra madre muerta, que no haré nada consciente para interferir entre ustedes y que lucharé con todas mis fuerzas para recordar este juramento aunque ella sea capaz de nublarme mis sentidos y racionalidad.

Su mirada miel era un reflejo de la mía. Sabía muy bien lo que estaba pensando y también él sabía lo sincero que fui en mi juramento.

—Siempre y cuando ella no sienta nada por mi...

Uno...

Dos...

Dos segundos.

Dos segundos fue todo lo que Rámses necesitó para apartar a mi papá. Con su pecho contra él mío me hizo retroceder hasta la pared más cercana. Nuestras narices casi se rozaban. Rámses era un poco más alto que yo, pero erguido como estaba lucía enorme, y yo sintiéndome como la basura que era, me sentí pequeñísimo.

Mi papá intentó alejarlo de mí, pero yo no quería que lo hiciera. Estaba cansado ya de disimular todo lo que sentía, agotado. Esta situación la odiaba y de una u otra manera quería poner todas las cartas sobre la mesa.

—Ella no siente nada por ti—siseó embravecido—.

Ramsès, s'il vous plaît...- Rámses por favor...—mi papa intentaba en vano meterse entre nosotros—.

—Entonces no tienes que temer por unos piropos—lo reté molesto.

Gabriel é suficiente- Gabriel es suficiente—la voz sería de mi papá, esa que pocas veces usaba, me hizo calmarme.

Respiré profundo. Rámses tampoco tenía culpa de lo que estaba pasando conmigo y entendía el miedo que sentía, porque yo lo sentí con Andrea, pero la diferencia es que él si se interpuso y me jodió, pero yo no le haría eso, aunque se lo mereciera y aunque Amelia decidiera mañana que ya no lo ama y que me ama a mi...

Je sais, d'accord? Je sais qu'elle ne ressent rien pour moi, je sais qu'elle est amoureuse de toi et je sais que tu l'aimes. Je ne serais jamais entre vous, même si je peux être un idiot à plusieurs reprises, je ne ferais rien pour vous blesser frère. - Lo sé, ¿está bien? sé que no siente nada por mí, sé que está enamorada de ti y sé que tú la amas. Nunca me interpondría entre ustedes, aunque pueda ser un idiota muchas veces, no haría nada que te dañara hermano.—se lo dije en francés, en su terreno, dejándole claro mis intenciones sinceras.

Desde pequeños hablábamos con los idiomas con los que más nos identificábamos, y establecimos ciertas reglas, juegos que se convirtieron en normas de nuestro código de hermanos. Cada idioma era nuestro territorio, si alguno traspasaba esa línea era un llamado de atención, una amenaza o advertencia, dependiendo lo que se dijese. Pero existía una excepción: podíamos mentir en nuestro idioma, pero nunca en el idioma del otro. Así que si en algún momento nuestra palabra era puesta en duda por el otro, solo bastaba con exigir que lo dijésemos en su idioma para que se ganase nuestra confianza irrefutable e incuestionable. Respetábamos nuestras reglas más que las que nos podía imponer nuestro papá, fue lo único que nos mantuvo unidos en nuestros periodos más oscuros.

Me miró por unos segundos que se me hicieron eternos.

Eu não procurei Andrea, acabou de aparecer. Eu realmente acreditava que o que eu sentia por ela era amor, e eu estava desesperado por sentir alguma coisa ... bom depois da mamãe, então ignorei o que sentiu por ela. Desculpe, eu era um idiota imaturo e egoísta. Não quero te machucar com Amelia, mas eu a amo e não posso fugir, se eu fosse outra, eu faria isso sem hesitação. - Yo no busqué a Andrea, fue algo que solo surgió. De verdad creía que lo que sentía por ella era amor, y estaba desesperado por sentir algo... bonito después de lo de mamá, por eso ignoré lo que tú sentías por ella. Lo lamento, fui un idiota inmaduro y egoísta. No quiero hacerte daño con Amelia, pero la amo y no puedo alejarme, si fuese otra, lo haría sin dudar.

—No te podría pedir que la dejaras. Solo... tenme paciencia, superaré esto.

Rámses asintió y con papá aun tratando de meterse entre nosotros me abrazó. Fue agradable a pesar de la incomodidad de la posición.

Dos segundos.

Dos segundos fue lo que necesitó Rámses para darme un golpe en el rostro. No fue fuerte, no estaba destinado ni siquiera a dejar marca, solo a advertir algo.

—¿Qué mierda?—gritó mi papá empujando a Rámses con todas sus fuerzas lejos de mí—, ¿Por qué hiciste eso?

—No me vuelvas a mentir en nada que se refiera a Amelia. Ni en lo más mínimo. Nunca, sin importar lo insignificante, inocente u horrible que pueda ser. Es la única forma de que estemos bien—lo pronunció con deliberada lentitud, quería asegurarse de que me quedase claro lo que sería una nueva regla entre nosotros, tan inquebrantable como la regla de nunca delatarnos—.

—Trato—respondí sobando mi quijada.

Rámses salió del cuarto tan silencioso como cuando entró mientras yo me confesaba a mi papá en un arrebato.

—Bueno, eso ha salido mejor de lo que pensé—mi papá se tumbó en mi cama botando todo el aire que estaba en sus pulmones—.

—La verdad es que sí—confesé sentándome a su lado—.

—Deberías llamar a Mike, es un experto en enamorarse de la chica equivocada... y quedarse en la friendzone de por vida.

—¿A ti nunca te ha pasado?—pregunté con mi ceja alzada, no era propio de mi papá ser petulante.

—Claro que sí, pero yo me quedé con la chica, Mike no. Y en este caso hijo... tú no te quedarás con Amelia.


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Nota de Autora:

Hola a todos!! Ya casi llegamos a los 80K y me sigue pareciendo increíble!! Muchísimas gracias, jamas imaginé que esta historia llegase a tanto, y pensar que aún le falta.

¿Qué les parece Gabriel?

Debo confesar que Gabo es uno de mis personajes favoritos, me encanta. Él ha estado llevando su pena solo y en silencio. ¿Cuántas veces no hemos estado enamorad@s de alguien que no deberíamos? Yo si, por eso quizás me puedo identificar con él, sobre todo porque enamorada de esa persona, cometía estupideces que no debía pero que eran inevitables.

Les recuerdo pasar por el grupo de FB, allí publico CONTENIDO EXCLUSIVO que no colocó en wattpad: #JuevesCuriosos ya lleva dos publicaciones.

No se olviden de votar y comentar.

PD: Gracias a Duende Robles (en FB) por recomendar la historia  :)

Baisers et Abraços


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