POV Familia O'Pherer. LA PARTE MÁS DIFÍCIL DE LOGRAR
POV Gabriel.
—¿Dónde guardan los trapeadores en esta casa?—preguntó Mike, mientras registraba en la cocina por algo con lo que secar el piso donde se rompió una botella de bebida.
—Creo que el personal de limpieza lo colocó en el garaje.
—Iré por ellos—Mike abrió la puerta del garaje y regresó en pocos segundos.
—No hay nada, dame servilletas—pidió.
—Coño, pero es que ni buscaste—le reclamó Hayden y sin esperar respuesta fue al garaje.
—Limpia con servilletas—dijo apenas regresó y comenzó a ayudar a Mike a secar todo el desastre con los diminutos pedazos de papel.
—¡Gastaran todas las servilletas!. Allá debe estar el trapeador, pagué una pequeña fortuna en productos de limpieza así que debe haber uno...
—¡No!—gritaron Mike y Hayden al unísono cuando mi papá se dirigió al garaje para buscar el trapeador.
—No había—anunció y tomó servilletas para lanzarse al piso junto con sus amigos a limpiar el desorden.
Cuando se dieron cuenta que la misión era imposible con las servilletas que tenían tomaron los trapos de la cocina.
—Amelia los va a matar, adora esos trapos—les avisé pero ninguno dio señales de escucharme.
Entonces me acordé que en el garaje habían unas toallas viejas, con las cuales secábamos la camioneta las pocas veces que la lavamos en la casa. Servirian para lo que ellos querían hacer y definitivamente Amelia no se lamentaría por esos paños de cocina. Vi el reloj y me di cuenta que ya deberían estar por llegar, asi que era mejor apresurarnos. Rámses me avisó en cuanto salieron del hospital.
Los abuelos de Amelia estaban en la sala sentados viendo la televisión, les sonreí al pasar y abrí la puerta del garaje.
Rámses tenía a Amelia arrinconada contra la pared, con una mano la sujetaba, por la espalda, la otra a juzgar por sus movimientos, estaba perdida dentro de ella.
El rostro de Amelia estaba enterrado en su cuello y por la cara contorsionada de mi hermano, ella también tenía su mano ocupada. Las respiraciones aceleradas de ambos inundaban todo el lugar, fue cuando mi hermano le pidió que fuese más rápido que desperté del shock donde estaba y me apresuré a regresar a la casa.
Entré a la cocina y desde el suelo me vieron mis papás.
Mike me tendió uno de los paños de la cocina para que lo ayudase. Ya entendía lo que les había pasado a ellos.
Trauma.
Shock.
Tragué seco tratando de borrar la imagen de mi cabeza. Acababa de ver a mi hermano y a mi cuñada... no estaba seguro de que sentir al respecto. Mi parte biológica lo consiguió sexy, mi parte sensata estaba traumatizada. Era como si hubiese conseguido a alguno de mis papás teniendo sexo, de hecho, hasta peor. Era Amelia, alguien que me inspiraba ternura e ingenuidad... y estaba retorciéndose, ella estaba...
Ay Dios...
Trauma. Trauma. Trauma.
—¿Por qué no me dijeron?.
—Eso nunca pasó—habló mi papá mientras exprimía el paño y se lo pasaba otra vez a Mike para continuar con la limpieza.
—Pero...
—Nunca pasó Gabriel. No vimos nada—insistió Hayden.
—¿Lo ignorarán?. Yo no puedo.
—No sé de qué hablas. No vimos nada. No sabíamos dónde estaba el trapeador, nadie lo fue a buscar al garaje—explicó Mike.
—Por lo menos díganme que no soy el único que está...
—Si me dices que estás excitado te juro por tu madre que haré que te tomes el agua sucia que estamos limpiando en este momento—amenazó mi papá.
—¡¿Estás loco?! Estoy es traumado. No creo que pueda ver a Amelia de la misma forma. No podré volver a excitarme nunca más. Dios, ahora si es verdad, mi pene renunciará al sexo.
—Tu pene no renunciará al sexo, deja que a él también se le pase el trauma y listo. Deja el dramatismo—Hayden se levantó y botó en la basura el trapo con el que había terminado de limpiar.
—Pero es que Rámses... ¿no podía contenerse?—Mike se apretó el puente de la nariz—. Una cosa es saber que son sexualmente activos y otra es verlo en pleno acción. ¡Mierda!.
—Ustedes hablan como si nunca hubiesen visto a sus padres tirar por accidente—agregó Hayden y todos negamos con cara de horror—. Bueno mi ahijado no está haciendo nada que ustedes no hayan hecho.
—Se acabó el tema, allá afuera están los abuelos así que ni una palabra más de esto... menos a Amelia, nada de burlas, ni memes, ni comentarios inapropiados... ¡por favor!—mi papá imploraba un imposible.
—¡Llegaron, llegaron!—anunció emocionada la abuela de Amelia y todos nos apresuramos a la puerta.
Cuando por fin se abrió y Amelia cruzó el umbral gritamos "Sorpresa", definitivamente logrando nuestro cometido.
Su cara de horror me hizo aguantar las ganas de reír, sus mejillas estaban sonrojadas y su cabello bastante despeinado. Golpeó en el pecho a Rámses con fuerza y él comenzó a reír.
Definitivamente Amelia no tenía ni idea de que nosotros la esperábamos en la casa y mi hermano, que si lo sabía, fiel a darle la sorpresa, bueno le dio algo más que una simple sorpresa.
Su abuela la abrazó con fuerza e intentó arreglar su cabello, miré a mi lado a Mike y tenía los labios fuertemente apretados evitando reírse. Hayden ni siquiera lo disimulaba, su sonrisa dividía su rostro en dos partes, mi papá lanzaba puñales con su mirada a Rámses, una advertencia silenciosa que el francés cachondo no entendía o no le importaba...
Rámses se encogió de hombros y volvió a reír...
Si, entendía el reclamo de mi papá y no, no le importaba.
—Me gusta tu look despeinado ahijado—Hayden sonrió a Rámses y le guiñó el ojo. Amelia estalló en colores.
—Gracias. Me gustaría llevarlo todos los días a todas horas, pero no siempre se puede.
Un total descarado...
Mi papá continuó lanzándole advertencia con los ojos, tanto como a todos nosotros, aunque la cara de Amelia casi le sacaba la sonrisa.
—Se llama depois de puxar- después de tirar—alguien debía bautizar este nuevo look.
Fue todo lo que necesitamos para comenzar a reírnos, incluso mi hermano, que pensé que querría asesinarme, rio. Creo que le hacía falta un buen orgasmo para que se le quitara el mal humor de las ultimas semanas.
—Pues es muy común esa moda hoy en día, se la he visto a varios chicos—su abuela auxiliaba a Amelia, cuya mirada amenazaba con castrarme.
Inconscientemente apreté mis piernas por debajo de la mesa. Mi pobre pene, todo el mundo lo quiere lastimar.
Intenté contenerme todo lo que pude pero entonces su abuela abrió la boca y mandé todo a la mierda.
—Pues claro que lo usa viejo, ¿no ves cómo llegó a la casa con su cabello depois de puxar?
No es que nos estuviésemos riendo, ni tampoco de que parte de mi bebida me haya salido por la nariz o que cuando Mike se ahogó con la comida su pedazo de comida volase por encima de la mesa encima del plato de mi papá... sino que sus abuelos se unieron a nosotros sin entender nada.
Pobre abuelos.
Me iré al infierno.
Amelia me volverá eunuco.
—Fue una comida fantástica—felicitó mi papá a la abuela de Amelia.
Hayden iba por su segundo plato y continuaba alabándolo mientras pedía que nadie dijese nada a su mamá.
—¿Nos vistes y se lo dijiste a todos?—preguntó mi hermano sentándose a mi lado.
Solté una gran carcajada.
—Si los vi, pero no fui el único, de hecho, fui el ultimo en verlos.
—Papá ha intentado hablarme toda la tarde, creo que será sobre eso.
—No vale, ¿Cómo crees?—mi sarcasmo no pasó desapercibido por Mike.
—¿No podías aguantar un poco?—y el siguiente en unirse a nuestra conversación fue mi papá. Los abuelos de Amelia conversaban con ella.
—¡Joder, pero es que pudo verlos sus abuelos! ¿no lo pensaron?—regañó.
—O escucharlos...—agregó Mike.
—No pensé en eso—respondió mi hermano.
—Claro. Él estaba pensando en otra cosa, o mejor dicho con otra cosa...
Me gané un golpe de Hayden que se integró a la charla.
—¡Por Dios Rámses, deben ser más prudentes. Ya van dos veces que los atrapo en la casa!.
—¿Dos?—preguntamos todos al unísono.
—Papá...
—No, papá nada... nosotros no somos sus papás, somos sus tutores, representantes legales, una cualidad que sus abuelos pueden revocar en cualquier momento. Me esmeré para que no vieran lo complicado de su estado de salud, para que la recepción fuese todo lo que su abuela quería para ella. Desde que Amelia está con nosotros un loco la está persiguiendo, la secuestran, tiene un accidente... no son culpa nuestra, pero cuando uno es padre no importa de quien es la culpa, solo queremos protegerlos y bien podrían decir ellos que estaría mejor a su lado, sobre todo si a eso le sumas un potencial embarazo prematura que es lo único que deben estar viendo sus abuelos cuando te miran. Y entonces vienes tu vienes... ¡y en el garaje!.
—No lo pensé bien, no creí que llegaríamos a tanto...—un tartamudeo escapó de él. Estaba siendo sincero.
—Fernan, hay un punto de no retorno, creo que no pensaron que lo pasarían y bueno...—Hayden al rescate.
—Me sabe a mierda, tienen que tener control y pudor por su intimidad, por la de Amelia sobre todo, ¿Qué necesidad tengo yo de verla...? Y el otro día, la ropa tirada en el piso. Es demasiado. Estas llegando a los limites del descaro y no puedes exponer de esa manera a Amelia. Rámses, estoy hablándolo contigo, por favor evítame la vergonzosa situación de tener que decírselo también a Amelia.
—No. Esto fue idea mía, no de ella. No le digas nada que yo me encargaré.
—Bien, porque he sido muy permisivo, pero quiero respeto, para mi y para ella. De lo contrario tendrán que usar cuartos separados. No estoy bromeando.
—Papá...—quise intervenir pero Mike lo evitó.
Mi papá se pellizcaba el puente de su nariz y respiraba profundamente. Hayden apretó su hombro.
POV FERNANDO.
—Vamos Fernan, hablemos afuera—me instó Hayden.
Me marché del pequeño círculo que teníamos formados y salimos al patio trasero.
—¿Qué fue todo eso?—preguntó Hayden.
Mike llegó unos pasos después.
—¿Me dirás que no tengo razón?. Fue una total falta de respeto por Amelia, por los que estábamos acá y por la casa en general. Hay límites.
—Tienes la razón, pero te diré que es tarde para poner la regla de dormir en cuartos separados. Apartando toda la situación de Amelia, tú le aceptaste a tu hijo que su novia viviese con él, en la misma casa, en el mismo cuarto, sin consultarlo con nosotros debo decir y si, sigo molesto por eso; no puedes ahora venir a decirle con un ataque de moralidad repentina que ya no puede seguir durmiendo con su novia, después de tantos meses. Siempre les hemos dado rienda suelta a su sexualidad, con la única condición de que la practiquen con seguridad y respeto por ellos y las mujeres; y Rámses no ha faltado a eso. Si, hoy tiraron en el estacionamiento, pero no porque la irrespete a ella, a la casa a ti, sino porque son adolescentes cachondos e imprudentes. Es valido que lo regañes por exponerse de esa manera, pero finalmente estás exagerando, porque si él no tiene límites es porque no se los hemos puestos.
—Sin contar que es absurdo. ¿Tu vigilarás que Rámses no se pase al cuarto de Amelia todas las noches?. Ni hablar que eso de hoy... seamos francos y directos, es lo que dijo Hayden, se tenían ganas. Todo el tiempo que Amelia estuvo en el hospital y ahora que regresan le quedan los días contados antes de volver a separarse, esto solo va a empeorar y lo sabes. Yo quiero ver como harás para controlarlo.
—Entonces dejo que haga lo que quiera.
—Siempre lo hemos hecho. Sabíamos que esta actitud permisiva y consentidora que optamos con ellos nos explotaría en la cara, pero acordamos que sería la mejor forma. Además, te recuerdo que bastante que gastamos en seminarios de padres y concluimos lo mismo: una vida con restricciones no les enseña nada, que vivan y experimenten es lo mejor.
Mike tenía razón, cuando Karen falleció me sentí perdido y lo mejor que pudimos hacer para enfrentar la situación fue buscar ayuda. Gastamos mucho dinero en seminarios, cursos y talleres y ninguno sirvió para algo. Las palabras de Karen volvían una y otra vez a mí "la paternidad es cuestión de instinto y paciencia". Y nuestro instinto nos llevó a ser permisivos con ellos, que exploraran la vida como mejor lo pareciera y fue lo que me dijo el último psicólogo que consulté cuando Rámses atravesó su fase rebelde.
—No es que los dejes hacer lo que quieran, ya lo hablaste, nosotros reforzaremos eso, hacerle entender que no puede exponer a Amelia de esa manera ni a él mismo. Unas buenas clases de respeto por sus mayores también. Pero la amenaza estaba de más.
—Sobre todo porque no podrás cumplirla—finalizó Mike y sabía que tenía razón.
—Fernan, te conozco mejor de lo que conozco a mi hija. ¿Qué te está pasando?. Tú no eres así, no explotas de esa manera y menos con tus hijos.
En estos momentos odiaba a Hayden y su sexto sentido para detectar problemas. No quería contarles, pero estaba arrinconado. Además acababa de darle un regaño a mi hijo con una estúpida amenaza que el puto abogado sabía que no podría cumplir, solo porque estaba molesto.
—Es Johana...
Mis amigos se extrañaron de inmediato.
—¿Qué pasó con ella?—preguntó Mike.
—Habíamos acordado tener una relación casual y después de que regresamos de Italia hemos salido un par de veces, siempre cosas de trabajo pero terminaban en citas improvisadas.
—¿Con sexo?—Hayden siempre tan curioso, negué en respuesta.
—Después comenzó la locura de Stuart, los guardaespaldas y finalizó en el secuestro. No habíamos hablado nada que no fuese secuestro y la recuperación de Amelia. Pero cuando me dijiste que le darías de alta, me sentí relajado, así que creí que era el momento. Le pedí que habláramos y las cosas no pasaron como pensé.
—¿Y que pasó?—Mike revisó que los chicos siguiesen con Amelia y sus abuelos y se acercó otra vez a esperar la respuesta a su pregunta.
—Volvió con el imbécil de su ex.
—¡Mierda!—exclamaron mis amigos.
—Esa no es la parte mala... Es que en ese tiempo que estuvimos de citas...
Mike me observaba con detenimiento y luego de unos segundos su boca se abrió en sorpresa.
—¡¿Te enamoraste?!—gritó Mike y me golpeó en la parte de atrás de la cabeza—. No hay nada casual en eso.
—No se enamoró, Mike. Déjalo hablar.
Pero no había nada más que decir.
—Mierda—exclamaron otra vez pero con melancolía.
—Nando, ¿Cuán enamorado estás? En la escala 1 al 10... ¿Cuánto?—Mike no me llamaba así desde que estábamos en el instituto.
—Ella no es Karen, Mike. Ni siquiera sé que es estar enamorado de otra persona que no sea mi esposa. Ella tiene su propia escala, lo sabes. En la escala del 1 a Karen, estoy creo a mitad de camino.
—Es bastante alto en la escala Karen. Eso es lo que te carga de mal humor y por esa razón quieres acabar con el sexo de tu hijo mayor. Johana no es la única mujer en la tierra Nando, puedes conseguirte a otra sin ningún problema.
—O puedes quitársela a su ex—agregó Hayden—. Ay, no me miren así. Él tipo es un imbécil que no tardará en serle infiel otra vez, puedes aprovechar esa ventana para ganártela o crear la oportunidad. Pasa más horas al día contigo que con el novio ese, aprovecha lo que tienes a tu favor...
—Claro, esa es otra posibilidad, aunque conocemos a Nando, no le gusta interferir entre parejas.
—Si, pero es Johana y Hayden tiene razón, es un idiota que volverá a acostarse con la primera que consiga y ella quedará otra vez destruida. Me gusta la idea de crearme mis propias oportunidades...
—Bueno, solucionado el problema, ahora... ¿Qué harás con Rámses? Mírale la carita que tiene—Mike hizo un puchero—, y está hablando con Gabriel, lo que significa que están planeando algo que te sumará varios años de vida y me costará mucho dinero a mí.
Nos asomamos por la puerta y en efecto Rámses y Gabriel cuchicheaban alejados de Amelia y sus abuelos. La mirada de Rámses fue la misma que tenía cuando lo expulsaron del colegio número 3 y la de Gabriel, la del número 2.
—Si voy para allá y me retracto, perderé autoridad.
—Y allí si nos jodimos. No te retractes, nosotros diremos que hablamos contigo y te hicimos entrar en razón. Seguiremos siendo los tíos favoritos.
—Pero hagámoslo rápido porque estos acaban de cerrar el trato y mi bolsillo ya comienza a asustarse.
POV Rámses.
—No te angusties por papá, tiene algunos días bastante estresados.
—Está loco si cree que podremos dormir separados, ella se irá a Boston contigo y no pienso desperdiciar ni una sola noche.
—No lo harás, solo quiere que aproveches tus noches en la intimidad del cuarto.
—¿Tu también?.
Mi hermano es un cara dura, ¿él hablándome de pudor?.
—Los vi, Rámses. En mi cornea quedó grabada la imagen tuya con tu mano dentro de ella y la de ella en esos movimientos que era mas que evidente lo que hacía... y los gemidos...
Y hasta aquí tengo hermano.
—¿Quieres que te ayude a borrártelo de la cornea?. Puedo hacerlo.
—Se muy bien que eres capaz de sacarme mis bellos ojos por pura envidia, pero no será necesario. Lo que vi no es lo que me preocupa, sino lo que me hizo sentir...
—Okey... despídete de tu polla.
—¿Cuándo será el día que esta familia deje de prejuzgarme? No me hizo sentir cosas en mi polla, mi pene ahora esta en rehabilitación tratando de que se le quite el trauma. Hablo de que fue incomodo ver a Amelia así, siempre bromeamos sobre su vida sexual y tu bien explicito que has sido con ella, gracias por cierto por esos detalles tan innecesarios que siempre compartes, pero verlo es muy difícil. Me molesté contigo porque sentí que te robabas su inocencia.
Bufé... no tengo idea a donde quiere llegar con esto.
—Tú sabes muy bien que mi papá no adoptó a Amelia porque sus abuelos jamás lo aceptarían y la relación de ustedes sería demasiado bizarra, pero significa que la ama como una hija, entonces consiguió a su hijo con su hija. Yo conseguí a mi hermano con mi mejor amiga/hermana. ¿Tu cabecita francesa entiende eso? O la sangre sigue acumulada en el sur, porque me niego a usarlo de micrófono para que entiendas.
No lo había pensado de esa manera. ¿Cómo no lo pude verlo así?, bueno eso es una pregunta que tiene una fácil respuesta: Amelia. Desde siempre ella ha colapsado todo mi sistema nervioso, me ha hecho cuestionarme todo lo que sé y lo soy. Nunca antes había traído a nadie a la casa, a ninguna de nuestras casas y hasta le reprochaba a Gabriel que lo hiciera y sin embargo ella está viviendo conmigo y me la follo donde más ganas nos entren.
No ayuda para nada por supuesto que ella tenga esta mente tan pervertida y que me haya dicho que le gusta la emoción de estar al exterior. ¿Cómo me dice eso y espera que no intente cumplirle todas sus fantasías? Sobre todo cuando suenan tan jodidamente sexy.
Amelia hizo el intento de levantarse y me apresuré a evitarlo.
—¿Qué necesitas? Yo te lo traigo.
—Estoy bien, iré por un poco de agua.
—Quédate, yo la busco—insistí y ella sonrió.
Entré a la cocina por el agua de Amelia y regresé a entregársela. Volví a dejarla a solas con sus abuelos, un poco de espacio solo para ellos.
—Papá está muy cabreado—le dije a Gabriel—, cuando fui a la cocina lo escuché bastante alterado.
—Eso se le pasará, ya verás.
—¿Crees que de verdad sea capaz de obligarnos a dormir en camas separadas?
—Si eso llegase a pasar es porque el pretende no volver a dormir únicamente para vigilarte que cumplas con eso. No va a pasar, quédate tranquilo.
Estaba recostado de una de las paredes y Gabriel comía unas de las galletas que la abuela de Amelia preparó para nosotros, casi había acabado con todas el solo.
—Ouça, preciso de um favor de você, irmão- Escucha, necesito un favor tuyo, hermano.
— Je sens que tu ne me diras rien de bon - Presiento que no me dirás nada bueno.
Él sonrió y confirmó mi temor.
— Preciso sair esta noite. Só será um momento, mas preciso que você me cubra. - Necesito salir esta noche. Será solo un momento, pero necesito que me cubras.
— Où vas-tu?-¿Para dónde vas?—algo me está ocultando.
—Al café Latteccino.
—No entiendo por qué necesitas que te cubra para salir...
A menos que el problema no sea la salida, sino el por qué o con quien...
—¿Con quién irás?
—No caigas en pánico. Promete primero que me escucharás antes de que intentes castrarme por tercera vez en el día.
—¿Con quién irás?—insistí.
— Promete, Rámses. Confie em mim e promete. - Promételo, Rámses. Confía en mí y promételo.
Bufé, confiara o no en él, era mi hermano.
— Je le promets - Lo prometo.
—Saldré con Marypaz.
Hijo de p-
—Hijo de p-
—Tu mamá también es mi mamá—se apresuró a interrumpirme.
Respiré profundo.
—Explícate, antes de que salga allá afuera y haga que Hayden te hospitalice.
—Ya sabes que fue varias veces al hospital a ver a Amelia, todas esas veces yo era la que hablaba con ella, considerando que tú querías matarla y que los adultos parecían unas niñitas divas de instituto que le lanzaban malos ojitos. Siempre la acompañaba hasta la salida y ella me preguntaba por Amelia, por su salud y sobre todo si podría hablar con ella para pedirle perdón, siempre le dije lo mismo, que Amelia estaba bien, recuperándose, que no tenía permitido ninguna visita y que no creo que estuviese interesada en hablar con ella y menos en la condición que estaba. Nos despedíamos y ella se marchaba.
—¿Y cómo llegas de eso a una cita?.
—No es una cita, saldremos a un café a hablar... de nosotros.
Me.ca.go.en.él.
—Eres un maldito bruto de mierda. Dios, después quieres que tratemos a tu polla con respecto y no puede verle la falda a la pacizorra porque se pone como perra en celo. Ta queue est une prostituée et pas chère. - Tu polla es una prostituta y barata.
—¡HEY! Más respeto y todavía no termino de explicarme.
—Coño pero hazlo de una vez para poder ir a decirle a Hayden que te hospitalice a menos que prefieras que le diga a Amelia, ella igual te mandaría derechito al hospital, ese yeso pega bastante duro.
—Me ha estado pidiendo para vernos para conversar. Hoy por fin me dijo que era lo que quería hablar conmigo. Me dijo que quiere pedirme perdón.
—Lo que ella hizo no tiene perdón—tuve que recordárselo.
—Rámses, no significa que vaya a volver con ella, pero quisiera saber el por qué lo hizo.
¿Por qué este repentino interés de ella? ¿Por qué el de él?. Yo si creo que hay cosas que no tienen perdón, y lo que ella hizo, todas las que hizo, están en mi lista de imperdonable. Engañó, mintió, nos drogó, humilló y expuso a mi novia, la intentó golpear aunque este debería tacharlo considerando que fue Amelia quien la jodió. Le partió el corazón a mi hermano, lo usó y estuvo con él mientras que estaba con otros. Es una lista muy larga para una persona que poco me importa.
¡Eso es!.
—Todavía te importa—lo encaré y él suspiró con pesadez.
—Quiero decirte que no de forma contundente pero una parte de mi necesita respuestas. Me cuesta creer que sea tan basura como se comportó y siento que no avanzaré sin respuestas.
—Cerrar el ciclo...—afirmé y mi hermano asintió.
—Bien te cubriré con todos, pero tienes solo una hora apenas se marchen a llevar a los abuelos.
—Dos horas.
—Una
—Hora y media.
—Una hora Gabriel, porque confío en ti pero no en tu polla calenturrienta.
—Bien, yo tampoco confío mucho en ella. Ahora organicemos que es lo que diremos.
POV GABRIEL
A penas el auto con los abuelos de Amelia y nuestros papás se perdió de mi vista, pedí un taxi desde la aplicación de mi teléfono. Solo tuve que esperar cinco minutos para que llegase.
Le avisé que iba en camino y noté mis manos sudorosas y los nervios revolotear en mi estómago.
Llegué primero que ella y tomé una mesa en el interior. La vi entrar en el café luciendo unos jeans desvencijados, unas botas altas por encima de la rodilla y una blusa holgada de escote profundo.
Por lo menos iba bien tapada y a pesar de eso mi estómago dio un pequeño salto. Me sonrió en cuanto me vio y caminó hasta mí.
Me levanté para recibirla y le di un pequeño beso en la mejilla, halé la silla para que se sentara y luego hice lo mismo.
—Todo un caballero, ¿no?.
—Siempre. ¿Quieres tomarte algo o comer algún postre?.
Pensé que no ordenaría nada, la ultima vez que estuvimos acá se negó a compartir conmigo un helado, pero me sorprendió ordenando una malteada de fresa y una porción de cheesecake de frambuesa.
Le pregunté por su familia y por su día a día y me impacté con alguna de sus respuestas. Su familia estaba bien en líneas generales, pero sus padres se divorciarían. Al parecer fue algo que también la sorprendió a ella, no imaginó que sus padres tuviesen problemas, pero cuando dejaron de fingir, las discusiones aparecieron y Marypaz se consiguió deseando que llegase el momento de separarse de ellos con rapidez. Ella se iría a la universidad, su mamá se quedaría en la casa con sus hermanitos y sería su papá el que se mudase.
—Y después de lo que pasó en el instituto, ¿Cómo estás?.
—Paranoica. Aumenté las horas de terapia a varias veces por semana. Gabriel, me equivoqué tanto y tantas veces que no sé ni siquiera por donde comenzar a pedir perdón. Mi terapeuta me aconsejó que conversara con todas las personas a las que lastimé en mí proceso y tú eres una de ellas, por eso te cité acá, quiero pedirte perdón por todo el daño que te causé.
—Necesito algo más que un perdón, quiero explicaciones.
—No hay excusas que puedan ser valederas, te explicaré todo, pero se que eso no me justifica. Quizás no sepas que desde que mis papás conocen a Amelia han vivido solo para compararme con ella, para recalcar sus cosas buenas de las que yo carezco, y las malas de las cuales a mi me sobran. Cuando conociste a mis papás, ellos dudaron que fueses mi novio, al parecer te consideraron demasiado para mí, me llegaron a decir que tú hacías linda pareja con ella. Tuve que incluso convencerlos.
»Entonces mi mamá comenzó a darme estos "consejos" para "conservarte" a mi lado. Lo primero que hizo fue obligarme a llevar una dieta estricta y a un régimen de ejercicio. Mi terapeuta me explicó que los miedos que ella tenía sobre su matrimonio, los traspasó a mí. Yo me miraba en el espejo y ella recalcaba todo lo negativo. Fue así como comencé a ver kilos donde no los tenía. Ahora entiendo que ella hizo mal y que trastornó mi forma de verme, pero en el momento de verdad veía esos kilos en mí.
»Un día mi papá fue a buscarme al instituto y los vio a ustedes marcharse. Lo primero que me dijo cuando me subí al auto fue que tú estabas enamorado de Amelia. No quise creerle porque nunca vi nada que me lo demostrara.
»Entonces descubriste mi problema delante de mis papás y ahora sé que lo hiciste por mi, por mi bien, porque me querías, pero en el momento solo fue una traición; de paso te aliaste con Amelia y yo... casi escuchaba la voz de mi papá susurrándome "que tonta eres".
»Cuando comencé a ir a terapia, Ashley mi terapeuta, me hizo mejorar en relación a mi peso y mi autoestima, quise ser la persona que siempre quería. Una chica segura, sexy, atractiva. Ese es el sueño de todas las adolescentes, incluso de las que lo niegan. Todas quieres ser atractivas para los chicos, deseada por ellos, envidiadas por todas.
»Y sabía que lo había estropeado todo contigo pero me daba pereza arreglarlo. Lo sé, es horrible lo que te estoy diciendo, pero quiero ser completamente sincera. Mis papás anunciaron su divorcio y en la casa se mataban a gritos, pero en la calle seguían siendo una pareja amorosa. ¿Qué clase de amor es ese?. Tú eras la complicación que podía dejar pasar, obviar, no enfrentar.
»Ellos destruyeron todo lo que yo creía que era el amor, pero seguía queriendo amar y ser amada y tú eras el único que me hizo sentir algo de verdad, algo más que placer momentáneo de una noche. Cuando viajamos a las universidades lo comprobé, sé que te dije que era solo sexo, pero no fue así, pero otra vez estaba el hecho de que no sabía como perdonarte lo que para mi fue una traición y con todos los problemas que ya tenía en mi casa, tener otro más me resultaba agotador. No podía hacer nada para huir del divorcio de mis padres, pero si podía huir de la complicación que tu resultabas. Una complicación buena y mala al mismo tiempo.
Ella hizo una pausa para pedirle a la mesera por dos café. La estaba escuchando con atención a cada una de las palabras que decía, guardándolas en mi mente, archivándolas en mi memoria, fijándome en cada uno de sus gestos y expresiones, paranoico por la posibilidad de estar siendo otra vez engañado.
—Te rechacé tantas veces que creí con absoluta seguridad de que no habría forma y manera de que volvieses conmigo. Y yo no quería ser rechazada, así que pensé en seducirte, siempre se me daba muy bien, pero entonces...
—Yo jugué al duro contigo toda la noche, fue lo que me recomendaron que hiciera. Mi familia estaba agotada de verme humillado detrás de ti una y otra vez.
—Fue un buen consejo, porque tu indiferencia me enloqueció. No creas que te diré "estaba loca y no se lo que hacía". Franco me ofreció la droga para relajarme y fue cuando se me ocurrió darte un poco para que dejaras esa actitud. No sabía lo fuerte que podía ser, pensé que solo te relajaría. Después de eso todo se fue a la mierda. Llegamos a la casa de Cólton, y Marié me dijo que tú estabas enamorado de Amelia, las mismas palabras de mi papá. No le creí pero ya tenía la duda sembrada en mi cabeza y en mi corazón.
»Te vi subir al cuarto y vi mi oportunidad, pero Marié me entretuvo y bueno, yo también estaba tomada, así que lo que creí que era una conversación de cinco minutos, fue mucho más larga. Finalmente me la quité de encima y subí a buscarte. Imagínate mi sorpresa cuando te vi con Amelia.
»No se cuanto tiempo estuve llorando en la puerta, tratando de calmarme lo suficiente para irme. Bajé las escaleras y vi a Rámses en el sofá y a Marié rondándolo, esperando el mismo momento que yo esperaba contigo para cazarte. Pude haberlo impedido, pero Franco me abordó y yo solo me lancé a su boca.
—Le dijiste a Amelia que habías estado con Aztor en el baño del local y con Franco en la casa—le recordé, además de que aproveché de dejarle en claro que su amiga no me mintió por lo que ella no tenía forma de hacerlo.
—No estuve con Aztor en el baño del local... fue también en la casa—sus mejillas se tiñeron de un rojo intenso—. Franco me subió a la habitación y arrastró con nosotros a Aztor. Le dije eso porque me dio vergüenza de que supiera que hice un trio, así que le dije esa mentira porque algo tenía que decirle, era muy probable que a alguno se le escapase y no se... en ese momento eso me pareció una buena idea y después de que dije la mentira, ya todo estaba hecho.
—No sé que es lo más idiota que has hecho, si hacer un trio con dos tipos tan asquerosamente promiscuos, que se que son una basura con las mujeres; o que hayas tenido que mentir, engañar, embaucar solo porque tú orgullo no te permitía pedir perdón. Lo lamento Marypaz, siento que pretendes verme la cara de idiota.
Intenté levantarme pero ella me tomó por el brazo. Sus ojos brillaban con lágrimas contenidas.
—Te juro que te digo la verdad y también me arrepiento de lo que ocurrió con ellos... y si, si tratan a las mujeres como basura, me quedó muy claro eso.
Ella soltó mi agarre y se limpió las lágrimas que lograron escaparse. Volví a tomar asiento.
—¿Te hicieron daño?
—Destruyeron mi dignidad. Hablaban delante de mi, en pleno acto, como si yo no estuviese, me comparaban con otras chicas y... —suspiró profundamente—en fin, cuando ellos terminaron, se levantaron entre risas, satisfechos y salieron de la habitación. "Puedes quedarte aquí, regresaremos más tarde" me dijo Franco por encima del hombro.
—Franco dijo que te llevaría a casa, nos fuimos sin ti porque no te conseguí, yo me regresé a buscarte.
—No me quedé en la habitación, me cambié a la que era de Marié y allí me encerré. Cólton fue el que me llevó después de discutir con ellos porque no querían ni siquiera llamarme a un taxi. Me trataron peor que a una puta, pero yo me lo busqué y ahora que veo las cosas desde otra perspectiva, me lo merecía.
—Me cuentas eso y no puedo creerte, porque poco después de eso humillaste a Amelia delante de todo el instituto, seguiste con tu misma actitud y hasta empeoraste. No es cónsono con lo que supuestamente sentías.
—Estoy arrepentida ahora, Gabriel, después de muchísimas horas de terapia, en ese momento estaba molesta conmigo y con los hombres, con Amelia, contigo, con el mundo entero. Quería usar primero a los hombres antes de que ellos me usaran a mí. Estaba en un agujero del que quería salir, pero estaba tan profundo y seguía cada vez hundiéndome más, que me rendí de luchar, no veía la forma de salir de allí, así que mejor hacer el lugar acogedor.
Entendía lo que me decía sobre sentirse en un agujero y la resignación a morir allí, no podía entender ni un poco todas las acciones que me contaba, pero necesitaba escuchar la historia completa.
—Para ese entonces ya no me quedaba duda de tus sentimientos por Amelia. Intenté lidiar con ellos a toda costa, comprenderlos, siempre pensando en Amelia, en que no era su culpa si tú la amabas, pero cada palabra de cariño o de atención que le profesabas me atormentaba día y noche.
»Y entonces Amelia descubrió lo que ocurrió, me encaró y ya no tenía nada que me sirviera para esconderme. Puse mi mejor cara de "no me importa nada", la misma que uso en la casa cuando las discusiones de mis papás son insoportables, la misma que pongo delante de mis hermanitos para hacerles creer que los gritos de nuestros papás son menudencias; y acepté mi culpa.
»Estallé con Amelia, saqué todas mis frustraciones y enojo. Le grité que había besado a Rámses porque quería verla fuera de si. Que dejara de ser tan perfecta porque si ella no era tan perfecta, mis imperfecciones no serían tan marcadas, como si mis papás pudiesen verlo. Y cuando me quedé sin argumentos, porque yo era todo lo que ella me dijo, me lo merecía, pero la verdad es dolorosa, le grité lo de su padrastro.
Las lágrimas de Marypaz se resbalaron con demasiada rapidez sobre su rostro. Era un torrente que parecía no tener fin, usó una servilleta tras otra y no lograba que dejasen de manar.
—Jamás creí que Amelia hubiese sido la culpable de su violación, tampoco que haya estado con tu papá, pero cuando uno está molesto no existen los límites, podemos ser capaces de decirle cualquier cosa a una persona con tal de causarle una parte del daño que nosotros sentimos.
—Te debiste sentir como una basura cuando su padrastro entró al instituto a secuestrarla.
—Me sentí peor que una basura y me sigo sintiendo así desde entonces. Fue el punto más bajo en que he caído, no se si sea tocar fondo, pero no quiero ser esa persona por más tiempo, ya no quiero vivir así ni de esa forma. Me miro en el espejo y sigue sin gustarme lo que veo, siento vergüenza de mi y de lo que he hecho, pero no lo cambiaría. No creas que no estoy arrepentida, lo estoy, pero era necesario que yo pasara e hiciera todas esas cosas para entender y madurar, por eso no me arrepiento, Ashley dice que no puedo cambiarlo, que puedo aprender de el y sacarle algo bueno.
»Ahora entiendo muchas cosas que en el momento no, es verdad lo que dijo Amelia, no me amarán si sigo así. Pensé que Marcos podría ser una buena forma de empezar de cero, pero fue otro desastre más. Tuve que pasar por todo eso para entender que existen varios tipos de amor, el fraternal, el de amigos, el de hermanos, el de familia, el de pareja y muchas versiones de cada una de ellas categorías. No importa que miraras a Amelia con amor, era un amor muy distinto al que me profesabas a mi, quizás ni tu mismo lo sabías o quizás si y no sabías como explicarlo, pero ahora, aunque tarde, ya lo comprendo.
»Sé que mi papá me ama de forma tan tosca y seca, que mi mamá lo hace aunque esté también toda confundida con su vida y la mía. Sé que entre ellos se aman aunque ya no para estar juntos. No creas que me volví una sabía, pero cuando se llega a un punto donde te odias tanto, que has hecho tanto daño que no sabes reparar y que lo único que te queda es morir, se aprenden ciertas cosas, sobre todo cuando se van tantas horas a un terapeuta como yo.
Marypaz tomó el último sorbo de su café y respiró profundamente, armándose de valor.
—No quiero que me tengas lástima, tampoco quiero que me perdones solo por esto, pero quiero que sepas que no te estoy mintiendo.
Se alzó la manga izquierda de su camisa y vi la marca rosácea que atravesaba su muñeca a lo largo en unos diez centímetros. Estaba cicatrizada recientemente, la piel aun brillaba como nueva.
Mi boca se abrió con un cúmulo de emociones que pujaban todas por salir al mismo tiempo. Ella bajó la manga de su camisa y se comió el último trozo del postre que había ordenado.
—¿Te molesta si ordeno otro? Está muy rico.
Asentí una sola vez. Ya no podía ver la cicatriz que me mostró sin embargo seguía viendo su muñeca cubierta por la camisa manga larga.
—Después de que me hice esto me asusté, no quería morir, así que fui al hospital, sola, no quería ir con mis papás, pensé como una tonta que solo me atenderían, pero soy menor de edad así que por supuesto que los llamaron y ellos, que no podían lidiar ni con sus propios problemas, llamaron a Ashley para que lidiara conmigo. Esto me lo hice por la culpa de todo el mal que he hecho y de todo lo que yo he cambiado.
»Es en lo que trabajo con mi terapeuta, en conseguir el perdón de todos, pero también perdonarme a mi misma. Me traicioné y lastimé, también necesito hacer las paces conmigo y esa es la parte más difícil de lograr.
—Voy en camino—le escribí a Rámses en cuanto me subí al taxi. Marypaz tomó el suyo propio porque iba en dirección opuesta, ahora además de asistir con su terapeuta, acudía a un grupo de ayuda.
—¿Cómo te fue?—preguntó.
—Confuso, aclarador, dudoso, sorprendente, impactado, asustado...
—Por lo menos no dijiste excitado...
Subí a mi cuarto y me di un rápido baño y me cambié la ropa. Miré mi cama y no quise acostarme allí. Después de todo lo que hemos vivido y lo último que aprendí en la reunión con Marypaz, no quería estar solo. Tomé mi almohada, mi cobija y me fui al cuarto de mi hermano y Amelia.
—Abran espacio. No puedo dormir, tengo... pesadillas—y no mentía, todas las noches tenía pesadillas con Stuart, temía encontrarme hoy también a Marypaz en ellas.
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Nota de Autora:
Este capítulo es muy especial para mí, se que muchos no estarán de acuerdo, pero errar es de humanos, hacer cosas sin pensar en consecuencias, dañar, lastimar, todo es posible. No hacen falta a veces justificaciones, solo un mal día para contestarle mal a una persona. Así es la vida de muchas personas, cuando están llenas de mierda, solo con mirar a alguien ya lo salpican. Si errar es de humanos, perdonar también lo debe ser.
Nadie sabe gotera de casa ajena y no todos tenemos las mismas reacciones y las mismas fortalezas ante las adversidades. Algunos se hunden, otros flotan a la derivan, otros luchan.
Este capitulo va dedicado a varias personas pero wattpad solo deja dedicar a uno solo por capitulo:
A nicki_campos y flordelvalle2 por todo el apoyo a la historia.
A Pcortecia por su cumpleaños adelantado el 22/01
A Karen IsabellaMaxwellLazcano porque hoy es su cumpleaños!!! Disfruta bastante y pide de deseo un Rámses!!
Para los que no se han dado cuenta, publiqué un extra en ESTÚPIDO NERD AMOR, algo que pienso continuar haciendo, así que no saquen la historia de sus bibliotecas.
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Baisers et Abraços
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