Epílogo

34 días después.

—Eso es asqueroso Rámses—torcí el gesto con su exageradamente gráfica descripción y él se carcajeó.

—Suena peor de lo que es—terció—. ¿Y a ti como te fue hoy?

—Bien, mañana tengo una evaluación y mi calculadora se dañó. Gabriel me traerá una nueva.

—Entonces asumiré que hoy no habrá nada de nada...— hizo un puchero.

—¿Qué te parece si te despierto cuando termine de estudiar?

—Me encanta esa idea, adoro los madrugonazos contigo

Beleza llegamos—gritó Gabriel desde la sala.

—¡Mierda!—susurré—. ¡Hola!—grité ahora para que me escuchase.

Comencé a rebuscar en los papeles que tenía regados sobre la cama por aquel pos-it donde Gabriel me anotó los nombres.

—Mierda, mierda. No lo consigo... ¿Qué día es hoy?

Rámses se reía: —Miércoles. Creo que es Pam.

—¿Y no saludas?—insistió el portugués

—Hola... amiguis...—torcí el gesto porque no me pudo sonar más falso ese saludo, la risa de Rámses no me ayudaba y comenzaba a contagiármelas.

—Pam, creo que es Pam—me dijo el francés aún riéndose.

—¿Estás seguro?. Ya que—dije rindiéndome en buscar el papel— ¡Hola Pam!—grité con fuerza al tiempo que Gabriel apareció en la puerta de mi habitación con los brazos cruzados sobre su pecho, venía de trotar, por lo que solo llevaba unos pantalones deportivos y una camiseta.

—Mal, mal, mal Beleza. Si hubiese sido Pam, tendría en estos momentos que dar muchas explicaciones. ¿De qué me sirvió hacer un cronograma contigo, si no lo vas a recordar?.

Rámses no dejaba de reírse a través del teléfono. ¡Desgraciado francés, él sabía que no era Pam!.

—Oye, tengo muchas cosas que recordar y de las que tengo que estar pendiente como para memorizar los nombres de las chicas que traerás—me defendí.

—Por eso te lo anoté en un pos-it amarillo.

—Pues como veras, papeles y pos-it es lo que sobra en este cuarto. Es mejor que las llame amiguis a todas.

—Creo que será lo mejor, no quiero a otra Vicky tratando de derretirme el cerebro con su mirada.

—Pensé que se llamaba Mónica—lo miré confundida y él sonrió negando con la cabeza.

—Sí, mejor amiguis para todas.

—O solo sal con una a la vez—sugerí pero me ignoró.

—Hola irmão—Gabriel saludó a su hermano cuando se tumbó a mi lado.

—Hola frère. ¿Cuánto corriste hoy?.

—Dos kilómetros apenas, alguien tuvo una emergencia con una calculadora.

—Trata bien a Amelia—le recordó Rámses, como si hiciese falta.

—Yo la quiero tratar bien, pero ella sigue recordándome que tiene novio... así no se puede

—Gabriel...—le advertimos el francés y yo al unísono, el aludido solo sonrió.

El timbre sonó y la puerta se abrió.

—Traje la cena mis amores—gritó Isaack.

Isaack y Donovan vivían dos pisos más arriba. Habíamos hecho una excelente amistad con ellos a tal punto de que intercambiamos llaves de los departamentos por cualquier emergencia; lo que no consideré es que Isaack no sabría de límites y entraría a nuestro departamento cuando quisiera. Desde la vez que me consiguió en toalla, toca una vez e igual pasa.

—Tengo que irme—le dije a mi novio—, descansa y te llamo más tarde. Te amo—lancé un beso a la pantalla de la Tablet que me regaló Rámses.

—Te amo Bombón. 4 meses, 3 semanas, 6 días—y me voló un beso.

—Awww, gracias—Gabriel fingió agarrar el beso que Rámses me lanzó y se lo llevó hasta su corazón—. Eu te amo irmão- te amo hermano—le dijo a la pantalla, haciéndole ojitos y lanzándole un beso, pero sabía que más allá de sus tonterías ese portugués estaba siendo sincero, amaba y extrañaba a su hermano tanto como yo.

Je t'aime aussi mon frère- Yo también te amo hermano—y el francés se desconectó.

Cada vez que la llamada finalizaba era imposible que no sintiese un dolor en el pecho, un vacío que me embargaba. Gabriel me dio un pequeño abrazo y salió de la habitación, dejándome a solas para recomponerme.

La primera noche que llegamos a Boston no fue la peor. Llegamos tan cansados que apenas soltamos los bolsos, ordenamos comida y nos acostamos. Rámses me llamó en cuanto llegó a Atlanta y me quedé dormida escuchando su voz. El cansancio y su voz de fondo me ayudaron a descansar con tranquilidad.

La segunda noche si fue terrible. Pasamos el día desempacando y organizando las cosas. Solo supe de Rámses en la mañana porque ese mismo día comenzaba su curso y estaría atareado. Desempaqué algunas de las pertenencias de mi francés, tenerlas en cajas no se sentía correcto y creí que verlas con las mías me haría sentirlo más cerca. Y si, lo sentí más cerca pero también me recordaba que no lo estaba físicamente.

Para cuando cayó la noche yo estaba desesperada por saber de él, escribirle, hablarle, abrazarlo y besarlo. Así que cuando por fin me llamó grité de emoción. Me puso al día con sus actividades en el curso e incluso comimos "Juntos", él allá y yo aquí. Y entonces tuvimos que despedirnos y la llamada finalizó.

Era otra vez revivir el último momento en el aeropuerto, era recordar que aunque me moría por abrazarlo, debía conformarme con eso, su cara en una fría pantalla. Y entonces lloré acurrucada en la cama, hasta que unos brazos me atrajeron hacia su pecho. Gabriel se tumbó al lado mío y me sostuvo mientras lloré hasta quedarme dormida.

Así lo hizo por varias noches. Hasta que dejé de llorar cuando llegaba la hora de despedirnos, pero a pesar de eso Gabriel entraba a mi habitación y terminaba tumbándose a mi lado para ver alguna película o nos íbamos al sofá para verla con Fernando.

Solo una semana Fernando permaneció con nosotros para ayudarnos a desempacar, conocer el sitio y dejarnos establecidos. También compró un auto, que nos entregó con la promesa de cuidarlo tanto como si fuese una asignación de la embajada. Conoció a Isaack y a Donovan y les agradaron de inmediato, ese dúo era imposible que le cayese mal a ningún padre, sobre todo cuando se comportaban como dignos ejemplos de seriedad; por supuesto que Fernando no sabía de las fiestas salvajes que organizaban en su departamento y que les ocasionaron una amonestación por la comunidad del edificio.

Fernando pasaría unos días con Rámses antes de reintegrarse a su rutina de trabajo, que ahora incluía muchos viajes. Cuando se fue, solo quedamos Gabriel y yo, y nuestras clases. La primera semana de mis clases Gabriel me llevaba y buscaba, él aún no ingresaba a la universidad; pero cuando fue su turno cambiamos una vez más la rutina. Seguía llevándome, pero no siempre podía buscarme. Aprendí a usar el metro y el transporte público de la zona, era una red bastante compleja, pero no imposible de entender.

Pero tampoco estábamos solos en las noches, Donovan e Isaack nos acompañaban casi todos los días. Donovan estudiaba Contabilidad y finanzas, Isaack Derecho al igual que Gabriel, y además de verse en el campus y en clases, lo hacían en el gimnasio donde entrenaban.

Y con las clases y el gimnasio de Gabriel, llegaron sus chicas. Comenzó a salir con algunas de la universidad y otras del gimnasio en un despelote de nombres que a veces ni el mismo lo entendía. Yo no era su madre, ni la dueña de la casa, pero le pedí respeto también a mi privacidad, así que si las llevaba a la casa era de visita y si se quedarían a pasar la noche debía avisarme.

Aunque ninguna pasaba la noche y Gabriel tampoco dormía afuera.

Rámses vive con Hayden y Susana... ella es alguien que no me causa ni una pizca de gracia pero no había nada que pudiera hacer al respecto sino que aceptar que vive en el mismo departamento que mi novio.

Mi francés tiene un horario bastante intenso, ve clases de lunes a viernes desde las 8 de la mañana hasta las 4 de la tarde y luego las horas de práctica en el hospital desde las 5 hasta las 9 de la noche, pero siempre terminaba quedándose mucho más tiempo, porque atienden las emergencias y mientras haya pacientes que atender, los estudiantes no se marchan. Su único tiempo libre es el fin de semana que dedica a estudiar, dormir lo que no durmió en la semana y a hablar conmigo.

Muchas de nuestras llamadas nocturnas ocurren después de las 11 de la noche si teníamos suerte o a la hora de la madrugada que él llegase a casa.

No nos importaban los horarios, fue lo primero que acordamos cuando sobrevivimos la primera semana separados. Si yo quería hablar con él en medio de la madrugada lo llamaba, si él quería verme a mitad de la noche lo hacía. Los únicos horarios que respetábamos eran los de las clases, donde nos podíamos escribir y enviar fotos, pero sabíamos que la respuesta podría tardar.

Rámses tardó dos semanas en desempacar, decía que estaba ocupado pero creo que no quería hacerlo en realidad, ese día hicimos una video llamada para que me mostrase el momento cuando sacó la última prenda de su valija, para mi sorpresa era mi pijama de las chicas súper poderosas, que él tanto odiaba. La colocó por fuera del closet, porque quería que eso fuese lo primero que viese cuando se despertaba y lo último al dormir.

—Hola preciosa ¿no vienes a comer? Es pollo broster, y te trajimos mostaza—Donovan estaba en la puerta de mi habitación y me sacó de mis recuerdos.

Le sonreí y me levanté para seguirlo. Sentados en el sofá estaban Isaack y Gabriel, esperando por nosotros para empezar a comer. Me hice un puesto al lado de Isaack y tomé una pieza de pollo y uno de los sobres de mostaza.

Gabriel se levantó de su asiento y fue hasta la cocina, regresando al poco tiempo con un plato para mí. Coloqué las piezas de pollo que me comería y cruzando las piernas como indio comencé a comer. El que conviviera con chicos no implicaba que comería como uno y menos como estos que tragaban cantidades irracionales de comida olvidando cualquier protocolo para hacerlo.

—¿Qué dicen si vemos una película?—preguntó Donovan.

—No puedo, tengo que estudiar, tengo una evaluación mañana—respondí.

—Puedo ayudarte si quieres.

—No, está bien. Esta materia la entiendo, pero para la próxima semana de seguro si necesitaré de tu ayuda, tengo que resolver unos ejercicios de contabilidad y unos me están causando dolor de cabeza.

Si algo tenían claro estos chicos desde el primer día, era lo organizada que era con mis estudios. Ya incluso les había peleado a ambos cuando no los veía enfocados en la universidad sino solo en los juegos. Sabía que eran becados por sus talentos deportivos, pero también tenían un índice de notas que mantener si querían seguir jugando. Donovan tenía bien claro que no quería dedicarse de forma profesional al futbol, por eso se matriculó en contabilidad. Isaack si se veía como un jugador profesional pero sus padres lo obligaron a decidirse por una carrera, así que estudiaba Derecho, junto con Gabriel.

—En las universidades siempre hay grupos de tutorías. De seguro en NEU existe uno—agregó Isaack.

—Sí, de hecho aparece en los boletines informativos—rebusqué en la pequeña canasta que estaba sobre la mesa de centro, donde guardábamos las revistas y recibos de servicios y le ofrecí uno de los folletos de la que sería mi universidad.

—Pero que sexy este chico... y yo perdiendo mi tiempo en Harvard—Donovan miraba al presidente del club de tutorías como si estuviese viendo un caramelo. Apreté los labios para no reírme cuando vi que Isaack apretó con fuerza su mandíbula—. Alejandro Hott, hasta el nombre es caliente.

Isaack le arrancó el papel de las manos y me lo devolvió. Donovan se rio de su reacción, le encanta provocarlo. Isaack seguía resistiéndose a salir de la friendzone y Donovan insistía en llevarlo hasta la gayzone.

He visto tantas veces a Isaack celoso que estoy segura de que está más cerca de caer de lo que él mismo cree.


Cuando terminé de comer, me despedí de los chicos y los dejé jugando con la consola de juego. Me encerré en el cuarto a estudiar.

La foto de Rámses que correspondía al día de hoy llegó cercana a la media noche, era la número 34 de 181. Era una selfie de él en el baño, acababa de tomar una ducha y podía ver todo su torso desnudo y húmedo, ni siquiera se puso la toalla, así que esa V abdominal estaba a merced de mi vista y su virilidad también.

Me levanté con rapidez y pasé seguro a la puerta, los chicos ya se habían ido a acostar. Me desprendí con rapidez de mi pijama quedándome solo en ropa interior, me acomodé en la cama, me tomé una selfie bastante provocativa y se la mandé a Rámses.

Su llamada llegó escasos segundos después.

―¿Qué foto mia tienes para las llamadas?―pregunté curiosa, recién hoy coloqué una nueva, me gustaba cambiarlas con regularidad.

―Una de mis favoritas... hablando de fotos... ¡Maldición Amelia! Esa foto... mmm... ¡boom!—me mostró su erección apretada dentro del bóxer—. ¿Muy rápido?

Sonreí: —Muy lento, yo ya me estoy tocando

Emitió un sonido entre risa y gruñido que me encantó y así comenzamos una nueva video llamada. 

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Nota de Autora:

Si llegaste hasta aquí es porque leíste 451.351 palabras. Más de 1.400 páginas. Sientete orgullosa/o tanto como yo.

Gracias a todos, no me alcanzarán las palabras para expresar lo feliz que me hacen ni puedo dedicarle la historia a cada una/o, así que va para todos, porque no sería posible sin ustedes. Descubrí tanto de mi en este viaje de NJLP que puedo decir que no soy la misma persona que lo comenzó.

He hecho grandes amistades en este camino y que espero que sigan a mi lado para los siguientes. Agradezco a Dios y a la vida por cada una/o de ustedes, por permitir conocerlas/os.

Antes, este mapa solo marcaba Chile y Venezuela... miren todo lo que hemos crecido!!!!

Rámses, Gabriel, Amelia, Fernando, Mike, Hayden.... Volverán en No Juzgues La Portada 2.

¿Y cuando? Espero que en un mes!

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Baisers et Abraços  

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