—Creo que me estoy volviendo loco.

—¿Por qué?

—Llevo unos días viendo a un hombre con gabardina y sombrero negro. Es el mismo hombre y el mismo traje, siempre. Nunca lo veo caminar. Solo parado, esperando, mirándome. Cuando estoy recoleto en mi habitación siento que alguien me observa pero solo lo veo en espacios abiertos donde únicamente yo parezco percatarme de su presencia. Lo peor es que cada vez que se me aparece lo veo más y más cerca. La última vez estaba a tan solo unos pasos y yo sentía los pies de plomo y el corazón helado.

—Yo también creo que te estás volviendo loco.

Esa noche Julián regresaba a casa cuando una mano extraña lo agarró por el hombro. Al girarse vio al hombre de gabardina y sombrero negro. Este subió su dedo índice de la mano derecha hasta tocar su boca en señal de silencio. Julián murió de un ataque al corazón. Nadie sabe si el hombre de la gabardina era la muerte o la manifestación de la esquizofrenia.