Delgado,
es el margen de un minuto,
para los pálpitos,
de un corazón desamparado.

Es respirar y consumirse,
latido por latido.

Transitar con escasez,
por este mundo,
es como apurar la propia sangre,
hasta salvarse.

Por eso,
nada es imposible,
para un superviviente.

Que nadie lo dude.

Cada segundo es un reto sin recursos
y cada suceso un regalo.
Como aguas de lluvia,
para un náufrago.

El miedo a todo,
que acecha en la pobreza,
hace mas fuerte,
al que cruza por necesidad,
su horizonte atormentado.

Nada es terrible,
cuando existes ya en ruinas.

Huérfano en destinos,
todos los vientos se agradecen.

Y si alguna vez,
se alcanza,
otra forma de vivir más amable,
que nadie lo dude!

No hay regreso.

En algún agujero del alma,
queda la paz estremecida.

Y cada paso será sometido,
a huir de sus antiguas huellas,
todas tan dulces y tan tristes,
todas sin suerte, sin salida.

Como ceñido,
a no bajar jamás, algún peldaño.

Sujeto,
a medir cada gota de rocío,
a no desperdiciar ninguna estrella.

Como un aguijón de luz y ansia,
ese miedo,
se hará valiente,
pero no conocerá el olvido.

Y mantendrá,
hacia el frente la mirada,
siempre,
hacia arriba cada aliento.

Y muy dentro,
su única certeza:

- Antes que el retorno, mejor muerto.

Cuando se lucha contra el destino, solo las grandes cuestiones -la vida, la supervivencia y la muerte - tienen verdadera importancia.

"Hacia el infinito" (2008)
Jane Wilde

"Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enseñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida"

- Proverbio chino