Mi Carta de Renuncia

*POV Leona*

Una vez que Duke y Billy terminaron en prisión, la calma volvió a surgir. Kula, K' y Whip nos recibieron en el hotel pensando que había pasado para que nos demoremos así aunque ya supieron que ellos recibieron el castigo merecido. Lien aprovechó el tiempo para agradecernos por todo lo que hizo por nosotros y se marchó, y ahora que lo pensamos, optamos por llevar a Kula al circo porque la espera se hacía mucho más larga y no queríamos prolongarla tanto por el hecho que regresarían a Rusia luego de pasar unas merecidas vacaciones con nosotros en Japón. Al otro día, estabámos listos para ir al circo, pero la niña de hielo se dio cuenta de la presencia de Ángel, pero cuando la recibimos en la entrada, la albina quería conversar sólo con Benimaru. Nos adelantamos en el camino para dejar solos a que la joven y el rubio resuelvan sus asuntos pendientes. La chica anunciaba con pena que volverá a México para rehacer su vida porque había acabado en buenos términos su relación con Drago dado que él no la satisfacía sexualmente y ella quería alguien que complazca sus fantasías en la intimidad. Sin embargo, Ángel se dejó llevar por sus impulsos y besó por única vez en su vida y en un tono apasionado a Benimaru que, ni cortó ni perezoso, la apartó de su lado y la reprochó por hacerlo olvidándose que él me ama. Cuando se alejó de ella cansado de seguir escuchando todo lo que salga de su boca, Ángel confesó que lo ama desde el instante que supo de él y que lo conoció, pero fue inútil porque recibió una bofetada y le deja en claro que no la ama dado que si antes intentó separarnos, jamás lo hará de nuevo. Luego de despedirse por última vez de Ángel, apuró el paso y arribó a la carpa del circo para encontrarse con los demás y sin perder tiempo, optó por contarme todo lo que conversó con la albina ya que no pretende ocultar la verdad por mucho tiempo pues teme que yo acabe por romper nuestro amor, nos abrazamos con las lágrimas que caían sobre nuestros ojos y le agradecí por revelar toda su verdad ante mi. A nuestro retorno de un día de ensueño en el circo, dejamos a Kula en manos de Vanessa, K' y Whip para irnos a su mansión a relajarnos y acostarnos tras algunas semanas de no poder pasar tiempo juntos. Al día siguiente, la realidad era otra: leí una carta que llegó a mi poder diciendo que la milicia me quiere de vuelta y si no regreso, me darán de baja y me relegarán del cargo de soldado. ¿Qué hago ahora? Toda la presión está por encima de mis hombros y debo afrontar lo que me espera en el Cuartel, pero no quiero dejar solo a Benimaru en Japón. ¿Cómo afectará esto a mi relación con él?

Mansión Nikaido...

"Te juro que no pensaba recibir esta noticia, me cayó como un baldazo de agua fría leer esta carta... Estoy segura al 100% que nos quieren separar como sea", dije, mientras estamos de rodillas con los ojos húmedos de tanto llorar tras leer la misiva que llegó a la mansión de Benimaru.

"Tranquila... Leona, escúchame, los que quieren separarnos no conocen ni saben cómo funciona nuestro amor... Ellos vagan como zombies tratando de que dos almas unidas por el destino sean forzadas a separarse, pero no lo hacen porque no tienen el valor de romper el escudo más fuerte y que nos protege: nuestro corazón", dijo Benimaru que clavó su mirada en la mía, mientras me hablaba con profunda calma y serenidad, la misma con la que lo conocí por primera vez en el paradero del bus.

"Es cierto, nadie sabe cómo funciona nuestro corazón. Tú me diste un gran incentivo para afrontar a los que quienes separarnos, así que tomaré un avión que me lleve a la milicia hoy mismo con la carta en mi poder para poner las cosas en su lugar", dije sosteniendo la misiva en mis manos.

"Pero Leona... ¿acaso harás esto tu sola?", preguntó, mientras me alejé de él unos pasos hacia el balcón.

"Sí... Este asunto lo resolveré por mi cuenta porque la milicia no quiere que personas ajenas a mi trabajo conviertan en un secreto a voces. Escúchame... yo volveré en cuanto se arregle la situación... Tu tranquilo, estás en buenas manos porque tienes la mitad de mi corazón, así que no vas a estar solo", dije, mientras dejé que mis lágrimas brotaran poco a poco.

"Leona... Mi amor, nuevamente me dejas aquí solito... Cuanto me hubiera gustado acompañarte, pero... ya ves que no se puede...", dijo Benimaru que me pasó una idea para que la milicia no sospeche de su presencia.

"¿No se puede? ¿Cómo que no, mi amor? Mira... anda alistando tus cosas y adelántate al aeropuerto, yo iré al hotel para darte el alcance después. Esta es la única jugada que me queda dado que no puedo dejarte en Japón solo... Escúchame, todo saldrá bien, no te preocupes, nadie hará que nos separen", dije, mientras le daba un beso casto en su mejilla.

Me despedí de Benimaru para dejar que aliste las pocas cosas que llevaría a la milicia y así encontrarnos en el aeropuerto, mientras que yo fui corriendo al hotel para alistar mis maletas para hablar de lo que pasó sin necesidad de darles una explicación detallada sobre lo que sucedería más tarde allá. Horas después, abordamos el primer vuelo que nos lleve a Estados Unidos, más exactamente al Cuartel, eso nos tomó cerca de 8 horas cosa que llegamos a la noche del día siguiente y con el trajín del viaje, el cansancio nos venció y debíamos ir a un pequeño hostal para pasar la noche y descansar un poco. Al otro día, nos despertamos temprano y sin perder tiempo fuimos al Cuartel con la carta en mi poder para enfrentar a quienes la escribieron, ya sea Ralf o Clark.

Cuartel General, 8:17am.

"Bueno, aquí estamos... El Cuartel, el lugar donde los militares se ponen a prueba para llegar a elevar el rango hasta alcanzar el máximo nivel...", dijo Benimaru en la entrada de la milicia antes de que me permita confrontar a mis compañeros.

"Acá no se permite el paso a personas ajenas a la milicia, así que...", dije.

"Lo dejo todo en tus manos, mi Leona... Espero que ellos entiendan lo que significa el amor y que el destino pueda hacer su mejor jugada para permanecer juntos... Te amo", dijo Benimaru que me abrazó con fuerza para dejar que entre al Cuartel.

"Yo también te amo... (le manda un beso volado) Créeme cuando te digo que el amor siempre será más fuerte así estemos juntos o no...", dije, mientras ingresé al Cuartel y en ese momento, no dejé de pensar en el gran amor que siento por Benimaru, amor que nadie me lo puede quitar.

Canción de Fondo:
"Un Año", Sebastián Yatra & Reik.

"¿Hola? ¿Hay alguien aquí? ¿Ralf? ¿Clark? Estoy en casa... Volví al Cuartel...", dije, pero no escuché a nadie que respondiera a mi llamado.

Al cabo de unos minutos, uno de los tantos subordinados se percató de mi presencia y se acercó para hacer una reverencia militar para ir luego avisar a uno de mis colegas. Y justo la persona que quería ver, da la cara.

"¿Leona? ¿Qué haces aquí? ¿Por qué volviste a la milicia?", preguntó Ralf.

"Coronel Jones... (saludo militar) He vuelto al Cuartel, pero no me quedaré por mucho tiempo aquí. El motivo... Es simple: esta carta. ¿Acaso fue usted quien la redactó?", pregunté yéndome de frente al grano con la misiva.

"No... Yo no fui, sólo mandé a uno de los subordinados que la hiciera. ¿Por qué sospechas de mi, Leona?", preguntó Ralf, pero cuando miraba su rostro, me di cuenta que aún seguía latente su obsesión de conquistarme.

"Porque tu mentira... es tan grande que ni siquiera te das cuenta del daño que nos haces con esa obsesión por tenerme que sacude tu mente y me obliga a detenerte por el amor que le tengo a Benimaru... Y tanto tú como todos en la milicia lo saben", dije recordando cuán enamorada estoy de él... hasta Heidern lo supo cuando vine al Cuartel hace meses.

"Sí... Pero eso no me quita el hecho de que quiera seguir cuidándote, Leona. Yo te protegí desde que llegaste a la milicia por primera vez y te recibimos con los brazos abiertos, me aseguré de velar por tu bienestar y cuidando de que nadie te hiciera daño a causa del pinche Disturbio de la Sangre que no te dejaba en paz. Hasta que supe de lo tuyo con Benimaru...", dijo Ralf que no pudo evitar morirse de celos al mencionar su nombre.

"No tienes porque preocuparte tanto por mi ni tampoco armar una pinche innecesaria escena de celos solo porque mi relación con Benimaru va viento en popa... Yo sé cuidarme sola, ni siquiera soy una niñita que se deja mandonear por un adulto común y corriente... Ah, y lo del Disturbio de la Sangre, eso quedó en el pasado... Ya ni me afecta en nada, Orochi me la pela bien pelada", dije dejando las cosas bastante claras a Ralf.

"Pero, ¿y la milicia? Eso significa que, ¿la dejarás?", preguntó el Coronel.

"¿Cómo piensa eso, Coronel? Otra vez volvemos a foja cero, lo cual me obliga a enseñarte de nuevo la carta que ayer por la mañana me la dejaron en la mansión de Benimaru", dije, mientras sostenía la misiva para dársela a Ralf y que él mismo la lea.

"¿Estuviste con él toda la noche?", preguntó Ralf, pero su interrogante me sonó más a celos y reproches de su parte porque él se enteró que pasé la noche y la mañana con Benimaru en su mansión antes del viaje al Cuartel.

"¿Qué? ¿Acaso me vas a llamar la atención por ello? Dios quiera que no, pero para que no te siembre la duda... Sí... Sí pase la noche con él porque él es mi enamorado y soy muy feliz a su lado", dije, pero los celos de Ralf lo obligan a tomar una botella de cerveza y beberla en mi presencia.

"¿Sabes qué? Eres una chingada de persona, Leona... (bebe un trago) No te importó tu trabajo en la milicia... y te fuiste con ese rubio lamesuelos que es un mujeriego y que, en cualquier momento, te dejará botada a tu suerte... (bebe un trago) Maldición...", dijo Ralf que se embriaga y maldice mi relación con Benimaru.

"¿Qué te pasa, Coronel? ¿Por qué vuelves a tomar cuán si fuera un tipo despechado?", pregunté, mientras traté de quitarle la botella de cerveza que tenía en su poder para evitar seguir bebiendo hasta la saciedad.

"Me importa un bledo que digan que estoy tomando... ¡Olvídate de él y regresa a la milicia! Aquí las cosas están al revés y por eso, tu mayor prioridad está en trabajar para el Cuartel... (acercándose a Leona) y también para mi porque eres soldado y debes seguir las reglas al pie de la letra... Así que, te olvidas de ese lambiscón muerto de hambre o la puerta del Cuartel está abierta para que te largues y no regreses nunca aquí", dijo Ralf, mientras me acariciaba el brazo lentamente yendo por el camino del acoso sexual.

"¿Cómo me exiges que me olvide de Benimaru? El Cuartel es parte de mi vida y ahí se iniciaron mis orígenes cuando me formé como soldado desde que era pequeña, pero tras viajar a Japón, encontré a una perrita que me llevó a conocerlo y ustedes me ayudaron a hallarlo, ¿lo sabías, no? Si es así, ¿por qué pretendes separarme de él si es el amor de mi vida? (Se acerca a Ralf y le da unas palmadas en sus hombros) ¿Cómo cambiaste de parecer de un tiempo a otro si sabías que me enamoré de Benimaru? ¿Por qué haces esto, Coronel?", pregunté al mismo tiempo que mis lágrimas caían a mares porque sentía una gran impotencia de que la propia milicia me esté dando la espalda.

"No, no pienses así, ¿quién soy yo para impedir que seas feliz?... Yo sólo quiero que estés más tiempo en la milicia para que sigas cumpliendo tus labores como soldado, como lo venías haciendo desde siempre, Leona, tu felicidad es estar conmigo y no con ese papanatas de tu noviecito", dijo Ralf que me ayudó a levantarme, pero cuando quiso secar mis lágrimas con sus dedos, lo rechacé y me alejé de él para quitarme un poco esta pena que aún me dolía por dentro.

"¿Para qué? Para que sea una esclava del trabajo todos los días como todos los subordinados, ¿no? ¿Por qué no puedo tener un momento de paz, por Dios?", pregunté, pero claramente se notó que la intención de Ralf era retenerme en el Cuartel y no dejar que salga de ahí para nada.

"Leona, deja de hacer un drama y olvídate de Benimaru, esa es mi última palabra... Ya no hablemos más, vete de aquí...", ordenó Ralf que se hizo unos pasos hacia atrás dándome la espalda, pero tomé una hoja en blanco y un lapicero para escribir mi propia carta de renuncia a la milicia.

"Lo haré, no sin antes pedirle que lea esto... (le entrega la carta) Mi carta de renuncia a la milicia... Ya no quiero ser tu marioneta que se usa para ser su rehén 24/7... Perdona por tomar mi decisión apresuradamente, pero yo pongo mi dignidad en primer lugar de prioridades y usted no va dejar que cambie de opinión. Agradezco todo lo que compartimos en estos años trabajando en la milicia, pero este paso al costado que doy es la opción más salomónica que debía tomar y no quiero dar marcha atrás... De ahora en más, en cuanto cruce esta puerta, ya no me verá por un tiempo indefinido, adiós Coronel...", dije caminando hacia la entrada del Cuartel, despidiéndome al estilo militar por última vez y saliendo de ahí para ir en busca de Benimaru.

"Leona... ¿Ya te vas? ¿Por qué huyes así como si nada? ¿Qué pasó?", preguntó Clark que se cruzó en mi camino en los pasillos del Cuartel.

"Que te lo diga Ralf... El tiene todas las respuestas", respondí escuetamente.

Cuando salí del Cuartel entre lágrimas, mi corazón latía con la velocidad más rápida que nunca, casi parecida al de un atleta que corría una maratón sin parar y su única ambición era llegar a la meta. Un poco más y mi alma estaba a punto de separarse de mi cuerpo para irse al cielo, debía llegar cuanto antes hasta donde está Benimaru, pero si seguía corriendo o caminando, me volvería en una bomba de tiempo que explosionaría en cualquier momento: mi fin estaría cerca de darse.

"¡Ayúdenme!", grité con fuerza...

El eco de mi grito no llegó a escucharse por todos lados por más que puse todo mi esfuerzo para que alguien sea solidario conmigo y me ayude a salir de este hoyo en el que caí. Hacía tanto calor en medio del desierto que mi cuerpo empezó arder con fuerza y temía de que el Disturbio de la Sangre aparezca dispuesto a tomar control de mi con la consigna de causar estragos dentro y fuera del Cuartel, Dios quiera que pueda encontrarme con Benimaru en el camino para volver a casa lo más pronto posible antes que sea tarde.

"¿Dónde estás? Ya no puedo dar un paso más... ¡Benimaru! Quiero verte...", dije, mientras daba unos cuantos pasos más hasta terminar tendida al suelo, agotada debido a mis esfuerzos que hice por dar con su ubicación y que fueron en vano.

Minutos después, él apareció...

"¿Leona? ¿Leona? Mi amor... Abre los ojos... ¿Leona? (Se acerca a su pecho y siente que su corazón aún late) Está viva, todavía, eso me da algo de alivio... Pero la noto muy cansada y totalmente empapada de sudor, mejor la llevaré al hotel para que descanse y no le agarre la fiebre...", dijo Benimaru que me cargó con sus brazos como bebé y me llevó lejos del Cuartel antes que los demás se dieran cuenta de su presencia.

Horas después, desperté con un pañuelo húmedo puesto sobre mi frente y recostada sobre la cama cubierta con algunas cobijas, pero estaba con mi cuerpo totalmente seco y desnudo dado que el me ayudó a liberar el sudor que recorría mi humanidad usando una toalla. Entonces, abrí mis ojos y desperté en este lugar solo para tomarme algo de tiempo y darme cuenta, con una leve sonrisa, que todas las cosas que hice en la milicia... bien valieron la pena.

"Be... Benimaru, ¿dónde estoy? (Yo intento sentarme bien) ¿Estoy en el hotel?", pregunté, mientras cubrí mis pechos con la sábana de la cama.

"Sí... Casi no la contabas, pero... por suerte, estas a salvo, Leona... Yo te salvé la vida", me respondió dándome un abrazo fuerte que me dio la calma por demás necesaria para continuar viviendo junto al hombre que amo.

"Gracias... Gracias... Muchas gracias... Escúchame, tengo que contarte algo: renuncié a la milicia", le confesé esta noticia a Benimaru, mientras que Clark lee la carta que había escrito y que sólo a Ralf se la enseñé.

Yo, Leona Heidern:

Escribo esta carta para anunciarles que, haciendo valer mis derechos como persona y en pleno uso de mis facultades como tal, hago pública mi renuncia a la milicia, lugar de trabajo donde permanecí desde mis primeros años de vida hasta el día de hoy. No tengo nada contra nadie, pero esto lo vine pensando bien y creo que, por mi integridad y dignidad, no me fue difícil para mi abandonar el Cuartel.

Agradezco todo el respaldo que recibí por parte de quienes trabajaron conmigo en la milicia, especialmente el Coronel Jones, el Teniente Still y los subordinados, pero la decisión de dar un paso se debe a que deseo afrontar nuevos retos por mi cuenta y no quiero que terceros me hagan cambiar de parecer. Sin embargo, no dejaré de mostrar mi gratitud con ustedes que, hasta el sol de hoy, siguen sirviendo a nuestro país con hidalguía y valor.

Sin más que agregar en esta misiva, me despido deseando lo mejor a todos y que el recuerdo de mi padre siga vivo llevando su legado a lo más alto.

Atentamente.
Leona.

"¿Es en serio? ¿Renunció a la milicia? Pero, ¿cómo?", preguntó Clark.

"En la carta dice que quiere emprender nuevos retos personales, pero yo estoy muy seguro que quien está detrás de esto es Benimaru, su novio. Ella me dijo que quiere poner como su prioridad estar con él antes de seguir trabajando en la milicia", dijo Ralf echando la culpa al rubio por haber tomado la decisión de abandonar el Cuartel.

"Ralf... ¿Estás seguro? (Él asienta) ¿O es que acaso la presionaste para que termine con él tal como dice la carta que tú la mandaste?", preguntó Clark volteando las cosas a su favor para sorpresa de su propio compañero.

"¿Cómo lo sabes?", preguntó Ralf.

"¿Y todavía me lo preguntas? Date cuenta que le estás quitando la felicidad a Leona con Benimaru... Por eso, se dio de baja a si misma porque no quiere que la obligues hacer algo que no desea... Ya no hay marcha atrás, Ralf, no volverá más al Cuartel por más que insistas que regrese", dijo Clark, pero el Coronel agarró su chaqueta y fue por mi.

"No, hermano... Aún existe una chance mínima de que Leona regrese a la milicia... Y haré que esto ocurra aunque Benimaru lo impida logrando que pase sobre mi cadáver", dijo Ralf molesto, pero Clark va tras él al ver que tiene una pistola en sus manos.

"Coronel Jones... Las cosas así no se arreglarán nunca... (soltando la pistola que Ralf tenía en su poder) Deja que Leona haga su vida lejos de nosotros porque ella así lo quiso desde que se enamoró por primera vez y ni permitas que tu obsesión desmedida mate ese gran amor que ella siente por Benimaru... Por favor, no le cortes sus alas, déjala volar", le aconsejó Clark para que Ralf entre en razón y me deje en paz de una vez.

El consejo de Clark dejó pensando a su compañero Ralf que duda si me dejará el campo libre para seguir siendo feliz con Benimaru o si me tendrán atrapada entre cuatro paredes y trabajando como soldado en la milicia 24/7 sin descanso. Ahora que se acabó mi etapa como soldado, estoy lista para comenzar una nueva era, impactaré al mundo mostrando una imagen más fiera, más desatada, más sexy, atrevida y le haré honor a mi nombre. Soy Leona, soy una potra indomable al que nadie la intentará dominar como se le da la regalada gana, ni tampoco permitirá que mi dignidad se la tiren por el piso. Vengo cargada de sensualidad para arrasar con todo a mi lado y a quien no le guste, pues... ¡Todos me la pelan!

*Continuará*

*Estamos ad portas del gran final de la 1era temporada y estoy entusiasmada porque mi historia tuvo muchas idas y venidas y cientos de obstáculos complejos que Leona y Benimaru la tuvieron que superar pero por fin tendrá un cierre digno para que todos mis lectores lo disfruten. Gracias a ReginaYagamiCrimson BrolyVanHellsing47 21_Fer Vniixx -CrxativeGttrx shadowbot32 juanpi02 y AngelMey2 por todo su apoyo desde el día uno y esperen a que llegue el desenlace de mi fic*.

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