35

Julio seguía en su celda sin poder conciliar el sueño tras la visita de ese abogado. No había dejado de darle vueltas.
Reese Watson le había explicado claramente las intenciones de Miranda. Ella iba a sacarlo de allí.
Repasó la conversación con ese abogado en su cabeza una vez más.
-La señorita Kelso me ha contado el motivo por el que está aquí, aunque debo decir que yo también he estado investigando. Debo decirle que no está en una situación fácil y que posiblemente lograr que le dejen en libertad nos llevará tiempo. La señorita Kelso ha ofrecido una gran suma de dinero así que haré todo lo que esté en mi mano para liberarle.
Una vez que el guardia cerró la puerta tras él para dejarles hablando, Reese Watson inclinó su cuerpo hacia delante y le miró con una sonrisa burlona en el rostro.
-¿Usted no es abogado, verdad?
-Muy inteligente señor Montesdeoca.
-¿Que quiere?
-Ya sé lo he dicho. La señorita Kelso ha pagado mis servicios para sacarte de aquí, solo que a mi  modo de ver, tendremos que ser drásticos y sacarte a la fuerza.
-¿Como?
-He oído por ahí que esta semana que viene pensaban trasladarte.- Cierto, pensó Julio. Iban a trasladarlo a una cárcel de máxima seguridad a las afueras.- Eso me deja algunas alternativas.
-¿No vas a contarme cual es el plan?
-No. Tendrás que esperar hasta entonces.
Julio odiaba aquello. Él siempre tenía un plan. Siempre. Claro que habían terminado por pillarle pero solo por ella. Estaba en la cárcel por ella.
Todavía seguía enamorado de ella. No podía arrancársela de la cabeza por mucho que lo intentara. Cada vez que ella le visitaba y después se marchaba, le dejaba destrozado.
Se miró las manos. Tenía los nudillos destrozados.
Tras su última visita, cuando ella le había dado tanto placer después de su conversación, Julio volvió a su celda y golpeó furioso la pared. Miranda siempre sería su chica. No importaba que ella quisiera a otro. Si lograba salir de allí, no solo me mataría, sino que también haría lo mismo con la obsesión de Miranda. Javier.
-En fin, ahora voy a prepararlo todo.
Julio asintió pero se quedó allí sentado.
-Por cierto- dijo aquel tipo antes de abrir la puerta para irse.- Miranda no solo me paga con dinero. Soy un hombre exigente y ella es muy pero que muy buena dándome placer.
<<Te mataré Reese Watson. Tal y como tenga oportunidad, juro que te mataré.>>
Aun con su burlona sonrisa en los labios, Reese desapareció tras la puerta.

-Nico espera...-dijo entre gemidos.-Deberíamos salir de aquí. No quiero hacerlo en un frío aparcamiento.
Nico asintió intentando regular su respiración.
-Voy a tener que coger otra habitación. Justo cuando acababa de dejarla.-suspiró.
-Podemos pagarla a medias si quieres.
-El dinero no es problema en mi familia Nico. Solo me preguntaba, ¿cuanto crees que podríamos tardar en salir de una cómoda cama?
-No lo sé, pero te aseguro que estoy dispuesto a averiguarlo.
Chloe consiguió reírse mientras él volvía a besarla antes de llevársela de allí.
Tras la mirada irónica de la recepcionista al pedirle una habitación para duración indeterminada, una vez en ella no perdieron el tiempo.
-Nico espera...
-¿Y ahora que?
-Me parece que me he dejado el coche abierto.
Un gruñido escapó de la garganta de él.
-¿Quieres que vaya a ver?
-No. Solo quería comentar la posibilidad. El coche y lo que hay dentro no me importan nada ahora mismo- se acercó a él para morderle el labio y susurrar junto a su oreja.- aunque lo cierto es que esta tarde me dejé una pequeña fortuna en ropa interior monísima que no quisiera perder.
Nico la alejó de su cuerpo y le tendió la mano.
Al ver que ella le miraba sin comprender, habló.
-Las llaves. 
Ella se las pasó con una sonrisa. Estaba segura de que antes de nada, Nico comprobaría lo que había en las maletas antes de volver con ella.
Y lo hizo. Se pasó la mano por la boca desesperado. Prácticamente había una maleta llena de ropa interior. Los pantalones realmente empezaban a molestarle.
Cogió ambas maletas, se aseguró de cerrar el coche y regresó a la habitación.
En el ascensor se detuvo a mirarse un momento en el espejo.
<<Jamás pensé que sentiría tanta lujuria por nadie. Estoy perdido.>>
Se encogió de hombros. Le daba igual.

Mientras tanto, Chloe estaba sentada en la cama con una sonrisa.
Había pensado en quedarse en ropa interior pero algo le decía que Nico quería descubrir por si mismo lo que llevaba debajo. Y que quería descubrirlo lentamente y ella quería permitírselo.
Suspiró y se dejó caer en la cama con los brazos sobre la cabeza.
Quizá Nico no la amaba pero le había dicho que no podía estar sin ella. Su sonrisa se hizo más ancha y los parpados empezaron a pesarle.

Nico entró en la habitación, dejando las maletas junto a la puerta y se volvió hacia la cama.
Chloe se había quedado dormida esperándole.
<<¡Maldición! No debí entretenerme mirando la ropa interior.>>
Se acercó a la cama y se sentó en una esquina para apartarle un mechón de pelo que se negaba a quedarse en su sitio.
<<¿Que me has echo niña? ¿Por que no deseo nada que no seas tú?>>
Se acostó a su lado y se volvió hacía ella para poder mirarla hasta que el sueño también terminó por vencerle a él.

Chloe abrió los ojos lentamente como si temiese que todo hubiese sido solamente un sueño. Un sueño delicioso en el que Nico quería estar con ella.
Sonrió y se volvió despacio hacia el otro lado. Suspiró feliz al encontrarle durmiendo con ella.
Tras mirarlo un rato, de pronto recordó. Se había quedado dormida mientras le esperaba.
Se incorporó de golpe y se abalanzó hacia el teléfono.
Tras hacer la llamada, corrió hacia la ducha para despejarse.

Llamaron a la puerta. Primero abrió un ojo y después otro. ¿Era el ruido del agua eso que oía de fondo?
Miró hacia un lado antes de levantarse. Chloe debía estar duchándose.
Se acercó hacia la puerta y la abrió.
El servicio de habitaciones con lo que parecía ser el desayuno acababa de hacer su aparición.
Tras darle las gracias se acercó hacia la mesa y destapó una de las bandejas. Tortitas. Después otra. Fruta. Todo parecía delicioso y él estaba muerto de hambre, pero su estómago podía esperar. La chica que estaba al otro lado de la puerta del cuarto de baño, no. 
Abrió la puerta poco a poco, sin hacer ruido. Chloe estaba tan absorta cantado a saber que, que ni siquiera le oyó entrar, desnudarse y colocarse tras ella hasta que notó sus manos sobre su cuerpo.
Ella reprimió un grito al darse cuenta de que era él.
-¿Cuanto hace que estas ahí?- pero Nico era prácticamente incapaz de hablar. No podía articular palabra si ella seguía frente a él desnuda y menos aún si no parecía avergonzada por que él la viese así.
-Ojala pudiese decir que llevo aquí más tiempo disfrutando de la vista.
Solo entonces Chloe pareció reparar en la situación. No por ello se cubrió. Dejó que el agua corriese por su cuerpo.
Cogió la mano de Nico y le acercó más a ella, hasta estar ambos bajo el chorro de agua. Sin apartar la mirada de él, presionó un botón y empezó a salir agua de varios puntos de las paredes.
-Vas a coger frío si te quedas ahí sin más.
-Te aseguro que no siento nada de frío en este momento niña.
-¿Que sientes entonces?- ladeó la cabeza hacia un lado observando su reacción.
Una gota llamó la atención de Nico. Una preciosa gota que resbaló desde la nariz hasta los labios de ella. Tragó saliva.
<<Quiero ser esa gota.>>
-Hambre- consiguió decir antes de abalanzarse sobre su boca.

Cuando Raúl y Olga regresaron, nos citaron a todos en la cabaña para darnos las buenas noticias, aunque claro, ya lo sabíamos. Tanto él, como ella nos habían mandado mensajes para decírnoslo.
No por ello dejaba de sorprendernos. Por fin éramos todo parejas y nos iba bien así. Era genial.
Pasamos el día juntos, haciendo planes, hablando de como sería el nuevo trimestre, de todo un poco.
Sin embargo, la sensación de que algo iba a pasar no se iba de mi cabeza.
Ya hacía días que lo hablaba con Javier y él no hacia otra cosa que tranquilizarme.
-Es normal que sientas esas cosas. La verdad es que lo entiendo, pero Miranda no va a volver y aunque así fuese, estoy contigo. No dejaría que te ocurriese nada. 
Y aun así, esa sensación me acompañaba a cada paso que daba. Podía sentirla acercándose a mí, despacio, observándome, dispuesta a saltar sobre mí.

Yo no estaba equivocada en eso. Miranda llevaba siguiéndome desde hacia días. Fuese donde fuese, ella estaba allí, escondida, esperando el momento perfecto.
<<Ya queda menos niñata. Esta vez nadie va a salvarte.>>
Y se alejó de la cabaña sin ser vista.
Dentro de allí, todo eran risas, felicidad en general. 
¿Podría Miranda romper aquella felicidad como si se tratase de un débil cristal?
De echo, haría cualquier cosa por conseguirlo.

Chloe le mordió el labio antes de separarse de él.
-Creo que quizá deberíamos ir a desayunar algo. Estoy muerta de hambre y en este estado puedo volverme agresiva.
Nico enarcó la ceja.
-¿Como de agresiva?
-Muerdo-contestó entre risas.- Podemos hacer esto después Nico. Ahora necesito comer algo.
Él la soltó de mala gana.
-Lo cierto es que tras ver el desayuno que pediste, yo también lo estoy. No he comido nada desde ayer al mediodía.
-¿Y eso por que?
-Porque cierta chica no hacía más que dar vueltas en mi cabeza impidiéndome pensar en nada que no fuese ella.
-¿Y yo era esa chica?
Nico negó con la cabeza.
-Tú, eres esa chica.
Con una gran sonrisa en el rostro, Chloe le rodeó el cuello con los brazos y la cintura con sus largas piernas y le besó.
Al separarse, apoyaron sus frentes y se quedaron así un rato con los ojos cerrados.
<<Tú vas a ser siempre esa chica. A partir de ahora, ya no hay nadie más para mí.>>
<<Te quiero Nico.>>
<<Estoy desesperadamente enamorado de ti niña.>>
Poco después, Nico la llevó hasta la cama y se tomó su tiempo para entrar en ella.
-No me tortures más más Nico por favor...
-Solo quiero que sea especial. Ni siquiera se si es tu primera vez...
-Lo es contigo. Con eso me basta- Un sentimiento de posesión se apoderó de él momentáneamente para desaparecer en el momento en el que ella le acarició la espalda con la yema de los dedos.- Yo tampoco sé si es tu primera vez. Quizá ha habido alguien.
-Eres la primera- <<y si juego bien mis cartas serás la última porque no quiero a nadie más que a ti.>>
-Nico...- ¡Dios! ¿Podía sonar su nombre mejor cuando lo pronunciaba ella?
Se incorporó para coger una uva y la puso entre los labios de ella. 
-Espero que te baste por el momento. Comeremos después. Lo prometo.
-Me bastará. Solo echate de nuevo sobre mí porque me estoy helando...- ni siquiera se habían secado. Habían pasado de la ducha a la cama en cuestión de segundos.
¿Habían cerrado el agua?
<<Que importancia tiene eso ahora Chloe. Céntrate.>>
Finalmente Nico entró en ella. Ya nada podría separarles.

Una semana después.
Un tono, dos, y hasta tres más tarde y seguía sin haber respuesta. Lo había probado con ambos y ni Nico ni Chloe respondían al teléfono. Siempre me saltaba el buzón.
No podía evitar comerme las uñas. No sabía nada de ellos desde la noche en que Chloe me dijo que se marchaba de Cádiz. No sabía si Nico y ella habían podido hablar. La incertidumbre podía conmigo.
-Seguro que no es nada. Posiblemente hiciesen las paces.
Ojala.
-¿Y porque no dicen nada? Si al final no hablaron, Chloe ya debería estar aquí.
Javier me rodeó con el brazo para acercarme a su cuerpo. Estábamos en su cama. Sus padres habían salido a pasar el fin de semana fuera y nosotros habíamos aprovechado para “conocernos aun más”.
-Lo cierto es que mi hermano tampoco me coge el teléfono.
Bueno, eso tampoco era tan raro. Las cosas entre ellos aun estaban un poco tensas pero poco a poco, podrían arreglarse.
Me incorporé y tiré un poco de la sábana para cubrirme el pecho. No llevaba nada debajo.
Javier sonrió y deslizó la sábana hacia abajo.
-Estarán bien. Si le hubiese ocurrido algo a Nico yo lo sentiría.
-¿Y Chloe?
-Quizá mi hermano sea un poco bruto, pero si la quiere como creo que lo hace, la protegerá. De lo que sea y no se alejará de ella, aunque tu prima se lo pidiese.
Eso me tranquilizó lo suficiente como para que Javier no desperdiciase la oportunidad. Se abalanzó sobre mí para volver a hacerme el amor.

A lo largo de esa semana, ninguno de los dos se separó. Pasaban todo el día juntos. Nico le había presentado a sus amigos y a las novias de estos y todos parecían aceptarla lo cual él agradecía.
Sin embargo había algo que le preocupaba. Quizá hubiese logrado que Chloe estuviese con él, pero ella tenía su vida y ya le había dicho en una ocasión que no tenía pensado quedarse en Cádiz.
Quizá debería hablarlo con ella, pero no quería que una discusión estropease toda aquella semana increíble. Necesitaba consejo.
Aprovecho que fue un momento al lavabo mientras los demás seguían en la mesa del bar en el que la había conocido casi dos semanas antes y marcó el número de su hermano.
-¡Por fin! Estábamos empezando a preocuparnos.- por su tono de voz nadie lo diría. Se le oía más bien feliz.
-¿Que pasa?
-¿Como que qué pasa? Hace una semana que no sabemos nada de ti “melli”. ¿No tienes nada que contarnos?- para Nico no pasó desapercibido ese “nosotros”, pero no le importó. Ya no. Ahora estaba enamorado de una chica increíble que le correspondía.
-Ya, bueno, lo siento mucho. He estado liado.
Javier me miró. Estaba profundamente dormida a su lado. Sonrío. 
-¿Salió todo bien entonces?
-Si. Estamos juntos.
-¿Es tu novia?
-Bueno, no se lo pedí pero yo creo que está implícito. 
-Ya veo. ¿Y que más me cuentas?
-Estoy un poco preocupado.- le contó a su hermano la historia y Javier trató de ser lo más sincero posible.
-Creo que esto es algo que deberías hablar con ella. Ahora tenéis una relación y las dudas hay que aclararlas entre ambos. 
-Ya había pensado hablar con ella, pero lo cierto es que no sé como abordar el tema. Llevamos una semana increíble “melli”. ¿Que pasa si con esto lo estropeo?
-No lo harás. Estoy seguro de que ella también ha pensado en eso y quizá tampoco ha dicho nada por la misma razón que tú. Habla con ella Nico. Es lo mejor.
-Lo haré. ¿Como está mi cuñada?
Javier sonrió de nuevo al mirarme.
-Duerme como un tronco.
Eso hizo que Nico estallase a carcajadas y Javier supo entonces que su hermano y él arreglarían lo suyo.

-Es la hora Montesdeoca. Van a trasladarte.
Había llegado el día. ¿Conseguiría Reese Watson realmente liberarle?
No tenía muchas expectativas pero algo le mantenía la mente fría. Lo mucho que disfrutaría degollando a ese hijo de puta. 
Nadie, absolutamente nadie podía tocar a Miranda de ese modo. Era suya. Para siempre.
Tras esposarle, siguió a uno de los guardas por el pasillo hasta la salida mientras que otros dos estaban a su espalda por si intentaba algo raro.
No tenía intención. Confiaba en que ese hombre y quien fuese que le ayudase cumplieran su parte. En cuestión de horas sería libre y no iba a desperdiciar el tiempo.
Le subieron a la parte trasera del coche. 
Tal y como llegaron a las afueras, una furgoneta les invistió, provocando que el coche saliese de la carretera.
De pronto, antes de perder el conocimiento, Julio vio como dos hombres ataban a los guardas, les quitaban las llaves y abrían la puerta trasera para llevárselo de allí.

Al volver al hotel, Chloe se apresuró a quitarse los zapatos. 
-Es la última vez que me los pongo. Tengo los pies hinchados.
Nico la encontró sobre la cama frotándose los pies con una mueca de dolor en el rostro.
-Déjame ver.- se sentó a su lado y la obligó poner las piernas sobre sus rodillas antes de empezar a masajearle uno de los pies.
-Oh, dios mío. Eres mi héroe.
Nico sonrío.
-Oye Chloe, creo que deberíamos hablar.
-¿Que pasa?
-¿Que pasa con nosotros? Quiero decir, ¿estamos juntos? ¿Somos pareja?
-Pues yo creo que tal y como nos comportamos es lo que le debe parecer a todo el mundo.- Nico hacia casi una semana que no pasaba por su casa. Tras su reconciliación, había ido al día siguiente para coger una bolsa con ropa y avisar a sus tíos que no le esperasen.
-¿Y que crees tú?
-Me gusta que lo piensen porque es lo que yo desearía que fuésemos.
-Yo también- compartieron una sonrisa antes de que él siguiese hablando.- ¿Que pasará cuando tu decidas que Cádiz ya no te interesa? ¿Cuando quieras ir a conocer más mundo?
Chloe sonrió.
-¿Así que es eso? ¿Temes que me vaya y te deje como si no me importase nada? 
Nico no se atrevió a asentir aunque no era necesario. 
-¿Lo harías? ¿Te marcharías sin más?
-Por supuesto que no. Mira ya traté de decírtelo hace una semana cuando viniste a verme y después me dejaste sola en la habitación. Es cierto que yo no tenía pensado quedarme cielo pero las cosas cambiaron cuando te conocí. Ahora no hay lugar al que quiera ir si tu no vas conmigo.
-¿Eso quiere decir que te quedarías?
-Pues sí.
-¿Y si alguna vez te cansas y quieres irte?
-Podemos hacer un trato y a ver que te parece. ¿Este es tu último año de instituto verdad?
-Si. El año que viene ya veré pero de momento es lo que me toca.
-Entonces puedo quedarme aquí hasta que termines el instituto y después podemos viajar un tiempo. Después de eso ya veremos.
-¿Harías eso por mí?
-Haría esto por nosotros Nico. Si de algo estoy segura es de que esto saldrá bien. Mientras tanto tendré que buscarme un pisito o algo. No quiero vivir para siempre en este hotel.
-¿Y que hay del viaje para ir a ver a tu prima?
-Bueno, hace un año que no la veo, no creo que pase nada porque esperemos hasta Semana Santa, ¿no crees?
-Supongo que no.
-Entonces que me dices Nico. ¿Somos novios?
-Si. Desde luego que eres MI novia.- apretó un poco la planta del pie de ella para seguir masajeándola y al hacerlo ella se dejó caer en la cama.
-Si sigues así me moriré del gusto. Los pies son mi perdición.
-Querrás decir que son tu punto débil.
-Bueno, eso también.
Nico se tumbó junto a ella, la cogió por la cintura y la puso a horcajadas sobre su cuerpo.
-Te quiero- le acarició la mejilla y descendió hasta el cuello para seguir bajando hasta cogerle la mano.- Te quiero niña.
-Y yo a ti. Te quiero Nico.

-Vamos despierta de una vez.- alguien le habló de nuevo. No sabía quien. Jamás había oído esa voz.
Abrió los ojos despacio, temiendo por un momento estar aun en su celda. No lo estaba.
Parecía ser más bien algo así como un sótano. Miró al hombre que tenía delante.
-Ya era hora. El señor Watson se reunirá contigo en unos momentos. Le llevará algo de tiempo terminar con esa visita que tiene.
A Julio no le gustó nada como sonó aquello, más bien porque temía saber quien era esa visita. Miranda.
Ese hijo de puta debía estar follándose a su chica. <<Lo mataré.>> Pensar aquello era lo único que le daba fuerzas para aguantar lo que fuese.
-Suéltame.- parecía que aun no le habían quitado las esposas.
-Tenemos órdenes de no hacerlo hasta que el señor Watson vuelva.
<<Muy inteligente. Apuesto a que sabe que le mataré.>>
Media hora más tarde, Miranda y ese cabrón aparecieron juntos aun abrochándose la ropa.
Al ver como la miraba, Miranda le guiñó un ojo antes de acercarse a él para besarle.
-Te dije que iba a sacarte de allí.
-Lo sé, solo que no esperaba “esto”- señaló con la cabeza a Reese.
-Ningún abogado habría podido sacarte de allí por mucho dinero que pagase y nos habría llevado demasiado tiempo. No quiero esperar más. Es el momento de atacar.
-Sabes que haré lo que sea por ti- moriría si fuese necesario.- ¿Cual es el plan?
-Creo que voy a dejar que me sorprendas.
-¿Vas a dejar que decida yo?
-He decidido que quiero hacerla sufrir antes. Tu de momento solo traela hacia mi.
-No deberías implicarte en esto nena.
-Lo haré con o sin tu ayuda. Si tu no cooperas encontraré a alguien que si que lo haga- se pasó la lengua por los labios y miró con intención a Reese.
-Te ayudaré- <<Seré un asesino, pero ella puede ponerme de rodillas y hacer lo que quiera conmigo.>>
-Ese es mi chico.

-¿De verdad están juntos?- pregunté mientras desayunábamos. Javier me había puesto al tanto de la situación.
-Eso es. Al fin una mujer que ha puesto a Nicolás Suárez de rodillas, por así decirlo.
Me reí. Me alegraba mucho por ellos. Eran dos grandes personas.
-¿Que te apetece hacer hoy?
-Nada. Solo pensar en que el lunes ya empezamos las clases de nuevo me deprimo. Han sido las vacaciones de Navidad más cortas de la historia.
-Eso es porque las hemos aprovechado. ¿Has pensado que hacer cuando te gradúes?
-Me gustaría viajar un poco supongo, pero la Universidad es algo que no quiero perderme.
-Yo tampoco. Quisiera ser un gran profesor de Ciéncias.
-Bueno, en vista de que ese horrible trabajo no hubiese salido bien de no ser por ti, creo que es la profesión indicada para ti. Se ve que disfrutas con ello.
-Pues si. ¿Y que hay de ti?¿Que te gustaría ser de mayor?
-Madre. Eso por descontado, pero estudiaré Literatura inglesa.
-Eso podría significar que compartamos Universidad.
-Eso es.
-Me gusta.
Cogí otra tostada y la mordí. 
-Tengo que volver a casa. 
-Lo sé.
-Ha sido genial estar así contigo. Me sentido como si viviésemos juntos.
-Y yo. Lástima que termine.
-Bueno, todavía nos queda mucho por vivir cariño. Algún día tendremos una casita solo para nosotros y los doscientos millones de hijos que vamos a tener.
-¿No te parece un poco exagerado?
-No que va. Quiero tener tantos hijos como pueda. Al ser hija única siempre me sentí un poco sola. Clara no siempre estaba conmigo, Chloe vivía fuera y la pandilla es genial pero no vivíamos juntos. No quiero que nuestro hijo o hija pueda sentirse así.
<<Nuestro>> A Javier le encantaba como sonaba eso.

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