31

Tal y como cabía esperar, Nico no estaba en sus mejores momentos.
Había pasado una semana desde la última vez que se habían visto y hasta él mismo se daba cuenta de que lo único que quería era verla de nuevo.
Aquella noche fue solo al bar. Necesitaba pensar y unas cuantas copas no le vendrían mal. Le ayudaban a tener las ideas claras.
Cuando ya llevaba unas cuantas cervezas en el cuerpo, notó una mano que se posaba en su hombro. Una mano que le provocó un escalofrío.
-¿Puedo sentarme contigo?
Nico se encogió de hombros.
-Eras tú la que no quería estar conmigo. ¿Has cambiado de parecer?
Chloe no respondió y cambió repentinamente de tema.
-Tienes un aspecto horrible, la verdad.
-Es culpa tuya que esté así. Es todo por tu culpa.
-¿Y que demonios te he hecho yo?
-Pensé que te había perdido y me estaba volviendo loco.- Chloe sintió que le faltaba el aire, que no podía respirar. Jamás se había sentido así. Ningún chico había conseguido mover su mundo de este modo.- No puedo olvidarte. No puedo arrancarte de mi corazón como si nada y aun así tu sigues alejándote de mí. 
Chloe sintió la tentación de alargar la mano y tocarle, pero entonces Nico siguió hablando.
-¿Por que sigues prefiriendo a Javier antes que a mí? ¿Por que no puedes amarme como te amo yo?
Chloe comprendió entonces. Nico había bebido tanto que pensaba que estaba hablando conmigo y sin saber porque, el corazón de Chloe se rompió en un millón de pequeños trozos.
-Lo siento niño. Por un momento pensé que me había equivocado. Ahora sé que lamentaré haber venido toda mi vida. Tal vez, en alguna otra vida, en algún otro lugar, me conozcas a mí antes que a ella, pero ojala no hubieses aparecido en mi vida para destrozarmela de este modo.
Hizo ademán de levantarse y marcharse pero Nico la cogió de la mano y la miró con los ojos vidriosos.
-Llévame contigo. Déjame estar contigo.
Al principio dudó, pero no quería dejarlo solo, así que le llevó hasta el hotel en el que se alojaba.
Al llegar, el pobre estaba tan decaído que parecía que solo quería llorar.
-Confía en mí esta noche- empezó a desvestirle, hasta dejarle en ropa interior y le obligó a meterse en la ducha, con la mala suerte que Nico resbaló y tiró de ella mojándola de arriba abajo.
El agua pareció hacerle reaccionar y comprender donde y con quien estaba. Alzó la mano para acariciarle la mejilla y apartarle un mechón de la cara.
-Te he dejado un albornoz para que no cojas frío. Cuando estés, métete en la cama.
-¿A donde vas tú? 
-Necesito tomar un poco el aire. No tardaré.
Una vez a solas, Nico se sentó en el suelo de la ducha, dejando que el agua caliente cayese sobre él dándole así la oportunidad de pensar y aclarar su mente.
Recordó todo lo dicho en el bar.
¿Como había podido ser tan idiota? ¿Por que se negaba a ver que realmente eramos distintas?
Para empezar, Chloe tenía el pelo más largo y oscuro y era bastante más alta.
Éramos las dos caras opuestas de la moneda y sin embargo ambas le provocábamos la misma sensación.
Salió de la ducha, se secó y vistió con el albornoz.
Al entrar en la habitación, miró encima de la cama y encontró una maleta con lo que parecía ser un álbum de fotos.
Lo cogió y miró en el interior. Había fotos de ella con los que supuso que eran sus padres. 
Miró atentamente a la mujer. Era cierto que tenía cierto parecido con mi madre.
Siguió ojeando y encontró una foto de las dos.
Todavía no podía creer lo que son las casualidades.
Encontrar a una persona tan parecida a la persona que amaba.
Quizá que se hubiesen encontrado tenía que significar algo. Quizá debía enamorarse de Chloe.
Algo en esa idea le atemorizaba y excitaba a la vez.
Miró la hora en el reloj que había en la medita de noche. La una y media y Chloe seguía sin aparecer.
¿Donde se había metido?
Dejó el álbum en su sitio y se echó en la cama a esperar a que volviese.
Media hora después, se abrió la puerta.
Chloe entró sin hacer ruido. Realmente esperaba encontrarle durmiendo o también existía la posibilidad de que se hubiese marchado. Sin embargo, allí estaba. Con el albornoz y tumbado sobre la cama. Esperándola.
-Esperaba encontrarte durmiendo.
-¿Por que?
-Para evitar esto supongo- dejó su bolso sobre una silla y se sentó al borde de la cama para mirarle.- Voy a darme una ducha. Si quieres quedarte por mí no hay problema, aunque tendremos que compartir cama.
-¿No te asusta?
-No te tengo miedo Nico. Estoy segura de que no me harás daño, al menos físicamente y tampoco creo que te aproveches de mí.
-Tienes razón. Dormiré en el sofá de todos modos.
-Como quieras.- se levantó, cogió su pijama y se encerró en el cuarto de baño.
El ruido de algo cayendo fue lo último que Nico oyó antes de que el sueño le venciese.
Cuando Chloe salió del cuarto de baño, le encontró profundamente dormido en el sofá.
Cogió una manta del armario y le tapó para que no cogiese frío.
-Buenas noches Nico- le acarició el pelo, que aun seguía mojado y se acercó para besarle en la mejilla.
Justo cuando se incorporaba para alejarse, Nico la cogió del brazo y la acomodó junto a su cuerpo. Pese a pensar que estaba despierto, su profunda respiración indicaba todo lo contrario.
Se puso de lado, quedando así uno frente al otro. Podía sentir su respiración en la cara. Estaba tan guapo.
Que injusta era la vida. Por una vez que encontraba a un chico que realmente le gustaba...

La habitación estaba completamente a oscuras y él estaba sentado en la cama.
Frente a él había una puerta. Se levantó y la abrió.
Salió a un gran jardín. Le pareció ver a una chica recogiendo flores.
Se acercó a ella. Contra más se acercaba, más seguro estaba de quien era.
El corazón le dio un vuelco. Extendió los brazos para tocarla.
La chica se volvió hacia él con un gran ramo de flores en la mano.
-¡Hola!    
-Mónica...-bajó los brazos y los pegó a su cuerpo. Le dolía el corazón.
-Estás son las flores que llevaré en mi boda.
Más dolor.
De pronto apareció un chico. Su hermano. 
Me abrazó y besó como si no le importase que él estuviese delante ni como pudiera sentirse.
Quería alejarse de allí. No deseaba seguir mirando pero era totalmente incapaz de moverse. No pudo hasta que alguien le cogió de la mano y tiró de él.
-Mírame a mí por favor. Solo a mí.
-Chloe...
-Por favor...
Solo entonces despertó.
Se pasó una mano por la cara y miró a su lado. Chloe estaba profundamente dormida abrazada a él.

Cuando despertó, Nico no estaba a su lado.
Pensó que se había marchado, pero oía ruido en el cuarto de baño.
Golpeó la puerta y esperó a que él contestase.
-¿Te apetece que vayamos a desayunar?
-Salgo enseguida.
Diez minutos después Nico salió. Tenía mucho mejor aspecto que la noche anterior.
Chloe no pudo evitar sonreír. Había algo en él que la derretía por completo.
-Cuando quieras nos vamos.
-Deja que me arregle un poco antes.
-Muy bien.
Mientras Chloe se preparaba, el móvil de Nico sonó.
-Hola “melli”.
-Esto...
-Cuéntame.
-Mónica me aconsejó que no te llamase pero estaba preocupado. ¿Como estás?
-Voy haciendo.
-Ya.
-No te preocupes por mí “melli”. Se me pasará.
-Está bien. Mónica me contó también lo de su prima. Aun no puedo creerlo.
-Yo tampoco. Ojala hubiese aparecido antes.
-¿Eso habría cambiado las cosas?
-No lo sé. Quien sabe.
-¿Que sabes de ella?
-Está conmigo. Vamos a ir a desayunar.
-Menudo madrugador que estás echo.
-En realidad, hemos pasado la noche juntos.
Javier se quedó callado. Estaba alucinado.
Nico casi podía leerle la mente.
-No imagines lo que no es “melli”. No ha pasado nada entre nosotros.
-¿Tú quieres?
-No lo sé. Temo no saber ver la diferencia entre ellas. Tengo la sensación de que debo mirarla dos veces para no llamarla Mónica.
-Comprendo.
Chloe, por su lado, seguía apoyada en la puerta del cuarto de baño con la mano sobre su corazón. Dolía mucho.

Raúl nos sorprendió al decirnos que se iba a buscar a Olga.
-Ya no puedo quedarme de brazos cruzados. Tengo que decirle lo que siento. Tengo que darle una oportunidad a esto y si ella sigue queriendo quedarse con él pues entonces lo dejaré estar, pero de momento no me queda otra.
Isa nos miró a Lidia y a mi. Había estado en lo cierto. Raúl había reaccionado por fin.
Ojala que esta vez saliese bien.
Cuando le despedimos en el aeropuerto, supe que jamás había visto una determinación tan grande en los ojos de nadie y me alegraba que fuese por una causa tan hermosa.

-¿Y bien?
-Mi plan sigue su curso.
-¿No vas a contarme nada acerca de ese maravilloso plan que dices que tienes?
-Aun es pronto. Dejemos que se confíen. De momento solo puedo decirte que Claudia está muy jodida. Parece ser que Javier la ha apartado de su vida.
-¿Y sabes cual es el motivo?
-Me da igual cual sea. Le está bien empleado por querer quitármelo. Sin embargo, ya que por lo visto ya no es un obstáculo, la dejaré en paz. A menos que se interponga en mi camino, podrá vivir tranquila.
-A veces me das miedo.
-Hacemos buena pareja.
-Ya no somos pareja, ¿recuerdas? Lo dejaste muy claro cuando ese chico apareció en tu vida.
-Si, bueno. También ha aparecido Santi. Con él empezó todo, sin embargo tampoco me preocupa. Volvió a por Mónica y ha terminado con una de sus amigas. Menudo estúpido. Jamás tendrá el corazón de esa niña.
Julio no quiso decir nada pero, Miranda estaba exactamente en la misma situación. El chico al que perseguía no sentía absolutamente nada por ella.

Después de que Chloe saliese del cuarto de baño pasó de estar incómodo a estar muy incómodo y el echo de que ella se mantuviese callada lo hacía aun más insoportable.
Ninguno de los dos dijo hada hasta que se sentaron en una de las mesas apartadas del comedor del hotel.
-¿Que te apetece?
Realmente no estaba de humor.
-Una caja de aspirinas estaría bien- al ver la mueca de ella se arrepintió del tono que había usado.
<<Mierda, ¿por que no cerraré la boca cuando tengo que hacerlo?>>
-Perdona.
-No tienes que disculparte. Debes tener una buena resaca después de lo de anoche.
-Lo cierto es que si. Chloe- la miró fijamente como si esperase a que ella le diese permiso para continuar.- ¿Por que hemos dormido juntos?
Chloe se ruborizó. 
-¿Estás enfadado?
A él le sorprendió. ¿Por que iba a estarlo?
Recordaba todo lo ocurrido la noche anterior y el modo en el que ella había cuidado de él. Estaba agradecido de que no le hubiese dejado solo con su tristeza. Finalmente respondió.
-No. Solo tenía curiosidad.
-No quería dormir sola y en vista a que te negaste a compartir mi cama...- respondió con una enorme sonrisa que le calentó el corazón.
Hasta aquel momento había sentido como si un enorme bloque de hielo cubriese esa parte de él y con tan solo una sonrisa, ella había conseguido abrir una pequeña grieta y saber aquello no mejoraba las cosas.
-Me acerqué para taparte y besarte y me atrapaste.
-¿Te molestó?
-Si ese fuese el caso, que no lo es, ya te lo habría dicho. Además, si yo no me hubiese acercado dudo que hubiese ocurrido, ¿no te parece?
-Supongo.
-Entonces dejemos el tema. ¿Te apetece un café y unas gofres?
-Si- aunque lo que realmente le apetecía era estrecharla en sus brazos y volver a ver su hermosa sonrisa.

Pasaron juntos toda la mañana.
Nico descubrió que la incomodidad que había sentido aquella mañana iba desapareciendo.
Contra más tiempo pasaba con ella más comprendía que en realidad no nos parecíamos tanto.
Descubrió que Chloe era muy alegre, que había viajado mucho y que podía hablar de cualquier tema sin problemas.
Antes de darse cuenta le contó toda nuestra historia.
Para cuando se terminó el tercer gofre, Chloe estaba alucinada.
Nico la miró con una sonrisa en los labios.
-Seguro que piensas que soy idiota.
Chloe se apresuró a negar con la cabeza.
-Que va Nico. No pienso eso de ti. No eres el único que se ha enamorado de alguien a quien su corazón pertenece a otra persona y tampoco serás el último.
-¿Y que hay de ti? ¿Te han roto el corazón?
-Estoy tratando de averiguarlo. Cada vez que pienso que si, me sonríes y cambio de parecer.
-No sé que decir.
-No tienes que decir nada. A mi me sorprende sentirme así, sobretodo porque jamás me había sentido así de indefensa, pero ¿que otra cosa podía hacer? Ya te lo dije Nico, me gustaste desde el principio, pero mientras tu sigas aferrándote al amor que sientes por mi prima no serás capaz de seguir adelante.
-No es tan fácil. Lo que siento por ella es...
-Es real y muy fuerte. Lo sé-dijo tras un suspiro.- Dentro de unos días voy a ir a verla. La echo de menos y tengo muchas ganas de pasar un tiempo con ella.
-¿Entonces te vas? Tu también vas a dejarme.
-Ven conmigo. Aun no empiezan las clases así que no debería ser un problema, ¿me equivoco?
-¿Me lo estás pidiendo enserio?
-Por supuesto. Piénsatelo.- cogió un bolígrafo del bolso y escribió en una servilleta antes de entregársela.- Me marcho la semana que viene. Si te quieres venir, llámame. Ahí tienes mi móvil.
Se levantó, dejó el dinero en la mesa para pagar y le besó en la mejilla antes de irse, dejándole absorto mientras no quitaba los ojos de esos nueve números escritos en la servilleta.
Estaba confundido como nunca antes en su vida.

Chloe cerró la puerta de la habitación tras ella y se dejó caer lentamente apoyada contra ella.
Se miró las manos. Le temblaban.
De acuerdo, si. Nico le gustaba. Le gustaba mucho, pero ¿por que demonios le pedía que viajase con ella?
<<Tienes que sacártelo de la cabeza Chloe. ¿Acaso quieres verle sufrir llevándole hasta Mónica?>> pensó.

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