30
Y llegó el día en el que Nico se marchaba.
Recordé la última vez. Parecía que había pasado una eternidad y en realidad no habían sido más que unos meses, pero nos habían ocurrido tantas cosas y sin embargo, el miedo nos hacía huir.
-La próxima vez que nos vemos, te prometo que no te veré como a más que a mi cuñada.
-No tienes que prometerlo. Me basta con que haya una próxima vez.
-La habrá. Aunque no lo consiga. No vas a perderme.
-Lo sé. Buen viaje.
-Lo tendré.
Me alejé de él para que su familia pudiese despedirse.
Cuando fue el turno de Javier, Nico sonrió.
-No estés triste “melli”. Volveré.
-Estoy seguro de ello. Tienes que asegurarte de que la cuido bien.
-Más te vale que lo hagas. Ya sabes que iré a por ti sino.
-Te temo lo suficiente como para arriesgarme, de todos modos, espero que vengas a vernos.
-Lo haré. Venid a verme vosotros también. A los chicos les encantará verte- dijo mirándome.
-Prometido.
-Es la hora. Hasta la próxima.
-Hasta pronto.
Su sonrisa fue lo último que vimos antes de que el tren se pusiera en marcha.
Javier apretó mi mano con fuerza. Cada vez era más difícil despedirse de él.
Dos días después, Olga se marchó.
Javier, Luis y Dani fueron a casa de Raúl para hablar con él y ver como estaba.
-Está echo una auténtica mierda- dijo Dani en cuanto se reunieron con nosotras más tarde.
-¿Os ha dicho algo?
-No-prosiguió Luis.- Ni una sola palabra. Era como si no estuviese con nosotros en la habitación. Jamás le había visto así. Estaba completamente a oscuras.
-¿Que vamos a hacer? No podemos dejarlo así.
-Ya lo sé Isa, pero ¿que otra cosa podemos hacer? Ellos han decidido. Nosotros ya no podemos hacer más. Les hemos aconsejado del mejor modo posible. Si lo suyo tiene que salir bien, tendrán que hablarlo ellos mismos.
-Detesto que tengas razón en estas situaciones.
-Lo sé.
Un bar llenó de gente a menudo solo te hace sentir más solo, sobretodo cuando tienes la cabeza llena de pensamientos.
¿Que otra cosa podía hacer si seguía enamorado de la única chica que prefería estar con su hermano en vez de con él?
Nico solo quería encontrar la felicidad del mismo modo que Javier la había encontrado y por otro lado, sabía que no era tan sencillo.
Tal y como me dijo en una ocasión, a menos que tuviese a una gemela escondida por el mundo, no querría a nadie más.
-Por fin te encontramos. ¿Donde demonios has estado desde anoche?
-Quería dejaros un poco de intimidad. Ahora todos tenéis chica. Yo estoy de más.
Sus amigos se sentaron a su alrededor tras pedir unas cervezas a la camarera.
-Las chicas también están preocupadas. Desde que volviste que no eres el mismo. Desde que conociste a Mónica que ya no te conocemos. Sabemos que la quieres y nosotros también. Creo que hasta nosotros somos distintos ahora, pero tienes que olvidarte de ella. Aferrarte a lo que sientes por Mónica no va a ayudarte- dijo Vicente.
Que curioso que fuese precisamente él quien dijese eso. No era dado a expresar sus sentimientos en alto.
-¿Crees que no lo sé? Jamás una chica me había pegado tan fuerte. Nunca voy a encontrar a nadie como ella.
-Nico no digas eso. Encontraremos a una chica para ti. Ya lo verás- continuó Salva.
-Gracias chicos-se levantó de la mesa en la que estaban para ir a la barra a pedir otra ronda cuando una chica se le coló y atrajo la atención del camarero.
Nico se quedó helado al verla. No podía ser. La cogió del brazo para volverla hacia él.
- ¿Mónica?
La chica le miró de arriba abajo con una sonrisa y le tendió la mano.
-No. Soy Chloe.
-Nico- dijo estrechándosela.
-¿Que te pongo chaval?-preguntó el camarero interrumpíendoles.
-Cinco medianas- respondió volviéndose hacia él.
En cuanto se las entregó, se volvió hacia Chloe pero ya no estaba.
-¿Por que tardas tanto?- preguntó Salva acercándose para ayudarle.
-¿Has visto a la chica que estaba a mi lado?
-¿Que chica?
-Joder tío, ¿me estaré volviendo loco?
-Tranquilo. Nosotros te querremos igual.
-Era igual que Mónica. Estoy seguro.
-Bueno, dicen que todo el mundo tiene un doble. ¿No crees que sea posible que sea ella y haya querido gastarte una broma?
-Eso se me pasó por la cabeza, pero está en casa cenando con sus padres y los míos.
Salva miró hacia la salida y se encogió de hombros.
-Ve a ver si la encuentras.
Nico no se lo pensó dos veces y salió corriendo esperando no haberle dado tiempo a desaparecer del todo.
Se encogió de frío al llegar al callejón. No había ni rastro de ella.
Realmente se estaba volviendo loco.
-¿Donde te has metido niña?- murmuró para si.
-Hola prima, ¿que me cuentas de nuevo?
-No mucho. Ya sabes. Yo siempre igual. De acá para allá.
-¿Donde estás ahora?
-En Cádiz.
-¿En serio? Yo conozco a gente allí.
-De eso quería hablarte. He conocido a un chico. Nico se llama. Creo que me confundió contigo. ¿Le conoces?
-Es el mellizo de mi chico.
-Joder, lo que son las casualidades. ¿Que puedes decirme de él?
-Es muy dulce. Estuvimos saliendo pero las cosas no salieron como era de esperar. Es una historia un poco rebuscada. Ya te contaré.
-Genial porque tenía pensado ir a verte en una o dos semanas. Hazme un hueco en tu agenda.
-Por supuesto que si- me quedé callada un momento antes de seguir.- Nico es un gran chico, de verdad. Si puedes borrar esa tristeza que hay en él, hazlo.
-¿Está enamorado de ti?
-Si, pero yo no puedo corresponderle.
-Entiendo. Supongo que le habré gustado por ese parecido tan grande que tenemos.
-Es solo a primera vista. Cuando la gente se fija dos veces ya no les parecemos la misma persona.
-Ya lo sé.
-Oye Chloe,- pregunté al notarla decaída.- ¿estas bien?
-¡Por supuesto! Ya sabes que yo soy como una roca.
Nos echamos a reír.
Eso era lo que más admiraba de ella. Poseía una fuerza que no había visto jamás en nadie.
Me pregunté que habría pasado de haber sido ella y no yo la que estaba entre los mellizos y también en lo referente a Santi.
-Entonces te espero un día de estos.
-Pues claro. Hasta pronto prima.
-Hasta pronto.
Cuando colgó, Chloe se quedó mirando fijamente hacia el bar.
Nico la estaba buscando. No tenía dudas al respecto, pero aun no le dejaría alcanzarla.
-¿La has encontrado?- preguntó Salva cuando regresó.
Nico negó con la cabeza.
-¿Tanto se le parece?- quiso saber Rafa.
-Son como dos gotas de agua.
-¿Por que tengo la impresión de que no vas a parar hasta que des con ella?
Nico sonrió.
-Tal vez porque es lo que sucederá.
Chloe esperó dos días para volver al bar en el que conoció a Nico.
Durante esos dos días tuvo tiempo para pensar.
Nico le había gustado nada más verle, pero si Nico seguía enamorado de mí, ella no quería meterse en medio.
Se sentó en la barra y pidió una copa. Había pasado una mala noche. Dos en realidad.
No era siquiera capaz de sacarse las gafas de sol. No podía decirse que ofreciese su mejor aspecto.
-¿Que te sirvo?
-Vodka con naranja.
-Tú mandas.
Una vez servida, levantó las gafas para ponérselas en la cabeza.
-¿Un mal día?- preguntó una voz a su lado.
-Me siento obligada a decirte que si estás intentando ligar conmigo pierdes el tiempo. No estoy interesada en tener ningún tipo de relación con un hombre.
-¿Significa eso que te gustan las mujeres?
-¿Que?-no pudo evitar reírse.- Menuda estupidez. Que no quiera una relación con un tío no significa que no me gusten.
-¿Acaso te han echo daño?
-No-se encogió de hombros.- Simplemente no les voy a dar esa opción.
Miró al chico que se encontraba a su lado. Era muy mono, pero no le interesaba.
-Quizá algún día cambies de opinión.
-Quien sabe.- apuró su bebida, dejó el dinero sobre la barra y se alejó de allí.
Justo cuando salía por la puerta, alguien chocó con ella.
-Perdona.
-Culpa mía.- reconoció su voz. La había oído dos días antes, en cuanto se presentó.
Cuando sus miradas se encontraron, vio ojeras también en sus ojos.
-Chloe.
-Tengo que irme.- siguió andando pasando al lado de cada uno de los amigos de Nico y de las chicas que les acompañaban, dejándoles a todos con la boca abierta. Llegó hasta la puerta principal antes de que Nico la alcanzase.- ¿Que quieres?
-¿Quien eres?
-Ya te lo dije. Me llamo Chloe.
-Eso lo sé. ¿Por que eres igual...
-¿Igual que Mónica?- Nico asintió.- Somos parecidas desde pequeñas. Es mi prima. Nuestras madres también se parecían mucho a nuestra edad y ahora ya no es tan fácil de ver, pero por alguna razón, Mónica y yo parecemos mellizas. Excepto cuando se nos mira con atención.
-Te estoy mirando y sigo sin ver la diferencia.
-Entonces es que quizá no quieres verla y en realidad desearías que fuese mi prima la que estuviese aquí contigo y no yo.
-Lo que yo deseé no importa. Mónica tomó su decisión y yo me quedé solo.
-Todos estamos solos Nico, solo que algunos es por decisión propia.
-¿Así que vas a pedirme que me aleje y te deje en paz?
-Eres muy listo. Seguro que me entiendes.
-Supongo que si.
Chloe se acercó a él, se puso de puntillas y le dio un dulce beso en los labios.
Nico cerró los ojos al sentir su contacto, al respirar su olor.
-Adiós Nico.
Antes de alejarse del todo, se detuvo pero no se volvió para mirarle.
-Me gustaste mucho cuando te conocí. Lástima que ames precisamente a una de las personas que más quiero en este mundo. Quien sabe si hubieses sido tu el que me hiciese cambiar.
-¿Cambiar en que?
-Que importa. No vale la pena pensar en algo que no va a suceder.
Esta vez siguió su camino hasta desaparecer.
Nico no fue tras ella. Tal vez ella tenía razón y lo mejor era que se olvidasen él uno del otro.
Se apoyó en la pared y echó la cabeza hacia atrás.
Sacó el teléfono móvil del bolsillo y marcó la tecla de rellamada.
-Nico.
-Hola preciosa.
-¿Como estás?
-Solo. No me siento bien.
-¿Estás enfermo?
-No, tranquila. He conocido a tu doble.
-Lo sé. Chloe me llamó el otro día.
-¿Por que no me dijiste que había alguien igual que tú?
-Porque no somos iguales Nico. Nos parecemos mucho pero tenemos el carácter totalmente opuesto.
-Igual que Javier y yo.
-Si- al ver que no decía nada seguí.- Siento no habértelo contado pero hacerlo no hubiese cambiado nada, ¿o si?
-No lo sé. Lo único de lo que si estoy seguro es de que ella no quiere nada conmigo y de que yo no sé que quiero.
-¿Chloe te ha dicho eso?
-Si. Más o menos.
-¿Necesitas algo?
-Solo necesito ser yo de nuevo y recuperarme de todo esto.
-Lo entiendo.
-Gracias por escucharme. ¿Que tal la cena con nuestros padres?
-Bueno, al principio cuando les contamos a mis padres que pensábamos casarnos pusieron el grito en el cielo, pero tras decirles que aun faltaba para eso se calmaron un poco.
-Me alegro.
-Hasta pronto Nico.
-Hasta pronto preciosa.
Cuando colgué miré a Javier que estaba sentado a mi lado mientras veíamos una película.
Había decidido contarle todo a Javier, quien se quedó de piedra al saber de Chloe.
-¿Como es que es la primera vez que oigo hablar de ella?
-Pensé que había tiempo. ¿Como iba yo a saber que de todos los lugares del mundo y de todas las personas que viven en él, ella elegiría Cádiz y conocería a Nico?
-Quizá que haya sido así debe significar algo.
-¿Como que estén predestinados?
-¿Es tan descabellado?
-No sé. La vida da muchas vueltas.
-¿Crees que debería hablar con mi hermano?
-Sinceramente no sé que decirte. Tal y como está no sé como reaccionaría.
Había pasado casi una semana desde la partida de Olga, cuando por fin nos llamó.
Había dejado claro que solo quería hablar con nosotras así que nos reunimos en la cabaña y nos pusimos las tres frente al ordenador.
-Me alegro de veros.
-Y nosotras a ti. ¿Por que has tardado tanto en hacernos saber que estás bien?-preguntó Lidia a la cam.
-Porque en realidad no lo estoy. Todo esto es muy bonito. Los padres de Santi son muy amables y él está siendo muy considerado conmigo pero no soy feliz. No es aquí donde quiero estar.
-Y supongo que tampoco con él.-siguió Isa.
Olga asintió.
-Entonces vuelve. No te quedes en un lugar en donde no estás bien.
-Todavía no estoy lista para enfrentarme a Raúl. No puedo volver todavía.
-Entonces esperaras hasta el último momento.
Ella asintió de nuevo.
-Tengo que intentar que esto funcione.
-¿Y que pasará con vosotros cuando tú vuelvas?
Esta vez Olga apartó la mirada.
Los chicos habían decidido ir a buscar a Raúl. Tenían que sacarlo de casa. No podía seguir encerrado en su habitación autocompadeciendose de si mismo.
-Vamos a la cabaña aunque sea. Cojamos unas pizzas y algo para beber si quieres pero no puedes seguir así.-insistió Javier.
-Está bien. Vamos a la cabaña.
-Ya verás como te animas un poco.
De camino a la cabaña, pasaron por una pizzería y desde allí siguieron su camino.
-¿Por que no dices nada?- estaba empezando a preocuparme y por la cara que tenían Isa y Lidia ellas también.
-He hablado con mis padres. La empresa de mi padre tiene sede aquí de modo que si pidiese el traslado...
Olga se detuvo cuando vio que ninguna de nosotras la miraba.
El ruido de la puerta nos hizo mirar hacia ella. Los chicos habían oído esta última parte y Raúl se había quedado desencajado. Solo fue capaz de decir una cosa antes de salir corriendo.
-No va a volver...
Miré de nuevo hacia la cam después de que los chicos saliesen tras Raúl.
-¿Es eso cierto? ¿No vas a volver?
-Aun no se nada. Os estaba diciendo que había hablado con mis padres y que existía esa posibilidad. Nada más.
Las tres suspiramos a la vez. Menos mal.
-Ahora tengo que irme. Santi quiere que vayamos a dar una vuelta por ahí y tal vez pasar el día fuera. Os quiero.
-Y nosotras.-nos despedimos a la vez.
Cuando Isa cerró el ordenador nos miró.
-Estoy pensando que seguramente soy mala por decir esto, pero creo que no deberíamos decirle a nadie que lo de Olga es una falsa alarma.
Lidia sonrió.
-¿De modo que crees que esto era lo que necesitaba Raúl para reaccionar?
-Eso es. Tal vez me equivoque pero algo me dice que no es el caso.
-Vale. Ni una palabra.
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