14

Al fin llegó el día de la cena. Estaba impaciente para que terminase y aun no había empezado.
Una vez vestida, peinada y maquillada bajé al salón donde me esperaba mi madre.
Mi padre había tenido que viajar por negocios y no llegaría a tiempo para la cena.
-Pareces una princesa hija. Ojala tu padre se hubiese quedado en casa esta vez. Se sentiría orgulloso de ti.
-Otro año, quizá.
El coche nos llevó hasta el palacio ferial donde ya estaban llegando los invitados.
Tras saludar a todo el mundo, mamá se reunió con Ivette. Yo también fui a saludarla pero me alejé antes de que Jonathan apareciese de la nada.
Uno de los camareros me ofreció una copa y me distraje mientras terminaba de llegar todo el mundo en mirar la decoración.
Mi madre era un genio organizando actos como aquel.
La pandilla estaba con sus respectivas familias. Mi madre se había encargado de ponerles juntos como cada año y además también cerca de mi mesa.
Les saludé con una sonrisa. Después me acercaría a hablar con ellos, pero primero...
Miré hacia la puerta cuando justamente llegaban Nico y Javier con sus padres.
Cuando iba a acercarme a ellos para saludarles, Jonathan se cruzó en mi camino.
-¿Cómo es posible que siempre que te veo me causes esta sensación de admiración?
-No lo sé.
-Veo que este año has vuelto a venir sola.
-Te equivocas chaval. Este año esta conmigo.
No se de donde apareció Nico pero agradecía su interrupción.
-¿Eres su novio o algo así?
-Si. Parece que tendrás que ir a rondar a otra.
-Que lo paséis bien entonces.
Cuando se alejó abracé a Nico.
-Muchísimas gracias. No sabes como te lo agradezco.
-Es mi deber de novio. No quiero fallar en una misión tan importante.
-Te aseguro que lo haces muy bien.
-Estás increíble Mónica. Pareces una princesa.
-Es exactamente lo que me ha dicho mi madre.
-Me alegra de que tengamos algo en común.
-¿Quieres que te la presente?
-Por mi no hay problema.
-Sígueme entonces.

-¿Estás bien hijo?
-No lo sé. Creo que hubiese sido mejor que me quedase en casa.
-¿Tanto te duele ver a esa chica con tu hermano?
-Sé que no es justo, que debería alegrarme por ellos pero no puedo. Si no sintiese nada por ella las cosas serían distintas.
-Mira hijo tal vez no debería decirte esto porque Nico también es mi hijo pero si de verdad quieres a esa chica y crees que tienes aunque sea una pequeña posibilidad, deberías luchar por ella.
-No quiero hacerle daño a Nico.
-Me parece que eso es inevitable. Si esa chica también siente algo por ti, el daño ya está hecho.
-Escucha a tu padre Javier.
-¿Tú también piensas lo mismo mamá?
-Si. Creo que cuando se ama de verdad a alguien y esa persona te corresponde, lo justo es estar juntos aunque hieras a otras personas con ello.
-Nico es fuerte. Puede que tarde en superarlo, pero hasta él debe saber que lo mejor que puede hacer es alejarse.- continuó diciendo su padre.
Javier se volvió para mirarnos a Nico y a mí mientras nosotros hablábamos con mi madre y Nico nos hacía reír.
-Tiene que merecer la pena solo por verla reír así.
-¿Quieres decir que no vas a hacer nada?- su padre no lo comprendía, pero su madre sí.
-A veces amar significa que la otra persona sea feliz por otro lado. ¿Te 
refieres a eso verdad Javier?
Él simplemente asintió y continuó mirando hacia donde estábamos nosotros.

-Eres muy divertido Nico. Hacia tiempo que no veía a Mónica reír con tantas ganas.
-Me alegra poder ayudar.
-¿Qué hay de tu familia? ¿Ha venido?
-Si. Creo que deben estar en su mesa.
-Espero que sea todo de su agrado- miró su reloj y de nuevo a nosotros.- Prepárate Mónica. Ya ha llegado todo el mundo.
-Si mamá- me volví  hacia Nico y sonreí.- Nos vemos luego.
-Vale. No olvides respirar hondo. Lo harás muy bien.
-Gracias.
Nico se reunió con sus padres y su hermano en la mesa que les correspondía.
-Me parece que ahora les toca hablar a Mónica y a su madre.
-Esto está muy bien. No me lo imaginaba así- comentó la madre de los chicos.
-Todo es obra de la madre de Mónica. Ella es quien lo organiza todo cada año.
-Pues está muy bien.
-Completamente de acuerdo.- dijo el padre.
-¿Qué dices tú Javier?
-Está muy bien mamá- pero Javier estaba pendiente de otra cosa. 
Tenía la mirada fija hacia donde yo estaba.

Seguí a mi madre hacia el escenario y esperé pacientemente a que terminase de hablar.
Sentía las manos sudorosas. Estaba segura de que no sería capaz de hacerlo, pero entonces recordé mi conversación con Nico y sonreí. Podía hacerlo.
Cuando mi madre me cedió el micrófono ya no me sudaban las manos y se me habían pasado los nervios del todo.
-Antes que nada, quiero agradecer a mi madre el gran trabajo que hace aquí todos los años y también agradecerles a todos ustedes que se reúnen aquí para apoyar una causa. Hasta hace solo unos minutos pensaba que no sería capaz de hablar delante de tantas personas, pero alguien muy importante para mí me dijo que no debía tener miedo, que lo que contaba era saber porque estamos hoy aquí. Estamos para apoyar una causa, o tal vez para apoyarlas todas. Gracias a gente tan increíble como los que se reúnen aquí hoy se consiguen realizar pequeños milagros. Quiero agradecerles que hayan venido y espero que sigamos encontrándonos cada año. Gracias.
Cuando bajé del escenario mi madre me abrazó emocionada.
-Lo has hecho muy bien. Estoy orgullosa.
-Gracias.
-¿Esa persona de la que has hablado, es Nico?
-Si. Me estuvo apoyando mucho. La verdad es que no sé si habría sido capaz de no haberme prestado su fuerza.
-Entonces supongo que se merece una recompensa.
-Yo también lo creo.
-¿Y a que estás esperando?
-En realidad, a nada.
Me alejé a mi madre y fui directa a buscarle. 
Mis amigos aparecieron como por arte de magia para felicitarme por el discurso, pero quería encontrar a Nico, así que me disculpe y seguí con lo mío.
Cuando llegué a su mesa solo encontré a sus padres.
Ambos fueron muy agradables y me dijeron que sus hijos habían salido un momento al jardín.
Tras despedirme, salí a buscar a Nico. Quería darle las gracias.
Les encontré junto a la fuente.
-¿Me estás diciendo que vas a intentar quitarme a mi chica?
-¿Te parece justo que esté contigo cuando es a mí a quien ama?
-No. No me lo parece, pero no voy a renunciar a Mónica por nada.
-Nico por favor. Lo de Miranda no es más que una mentira. 
-¿Y por qué estás con ella?- Javier se lo pensó un poco antes de responder. 
-Me amenazó con ir a por Mónica si no aceptaba, pero no puedo más con esto. He intentado no verla como a algo más que tu novia pero es imposible. Estoy enamorado de ella.
-Debiste pensarlo antes “melli”. Yo en tu lugar no habría cedido. La hubiese protegido con mi vida y lo haré si es necesario.
No podía creer lo que decían. No podía creer que Miranda hubiese hecho tal cosa. Bueno, si que me lo creía, pero ¿Cómo había aceptado Javier semejante acuerdo? Era una locura.
-Entiendo que no vas a ceder. Tendremos que dejar que ella decida.
-¿Te has vuelto loco? ¿Tanto te cuesta dejar que sea feliz?
-¡Basta! Ya no lo soporto más- salí de mi escondite y me puse entre los dos.- ¿Qué os habéis creído que soy?
-Mónica escucha…
-No quiero oírlo Nico. No quiero escuchar a ninguno de los dos. Se acabó.
Entré de nuevo en el salón. Me temblaba todo el cuerpo. No quería saber nada más de los mellizos. Estaba harta de que jugasen conmigo.
Respiré hondo. No estaba siendo justa, al fin y al cabo yo también había jugado con los sentimientos de Nico. Salía con él a pesar de que nunca le amaría y de eso si que era totalmente consciente.
Les vi entrar tras de mí, buscándome.
Nuestras miradas se cruzaron y supe que no podía huir de ellos. Era suya, de un modo u otro pero lo era.
Se acercaron a mí y fui totalmente incapaz de moverme.
-¿Podemos hablar?
-Es mejor que lo dejemos para otro momento. Ahora mismo estoy muy decepcionada con vosotros y también conmigo misma. Es mejor que desde ahora me mantenga lejos de los dos.
-Espera- Nico me cogió de la mano antes de que me fuese.- Me pediste un baile. Aprendí para poder bailar contigo y no será en vano.
Me arrastró hasta la pista aprovechando la canción que sonaba en ese momento.
Me abrazó con fuerza obligándome a mirarle.
-Debes mirar a tu pareja fijamente a los ojos.- dijo repitiendo lo que yo le había enseñado.- Ahora sigue mis pasos- cogió mi mano y sin darme cuenta estábamos bailando. 
A pesar de lo ocurrido unos minutos antes, lo cierto era que al lado de Nico seguía sintiéndome a salvo.
-Nico, respecto a lo de antes…
-¿Decías en serio que se acabó?- asentí- Entiendo como te sientes o por lo menos puedo imaginarlo pero no lo acepto. Sé que jamás podrás amarme pero no por ello renunciaré a ti. Sé que es egoísta por mi parte pero mis sentimientos son sinceros. Tienes que creerme.
Paramos un momento aun cuando la música seguía sonando y vi una sinceridad tan grande en sus ojos que no pude resistirlo. Cogí su cara entre mis manos y hablé despacio.
-Te mereces mucho más de lo que yo puedo ofrecerte. Te mereces ser feliz y a alguien que te ame solo a ti, pero voy a decirte algo que espero te sirva por el momento. Te quiero y quiero estar contigo.- entonces le besé.
Después de eso, la siguiente semana pasó en un abrir y cerrar de ojos. Cuando nos dimos cuenta era viernes de nuevo.
Desde aquella noche en la que le dije a Nico que le quería, Javier estaba mucho más distante conmigo.
Habíamos quedado un par de tardes para hacer el trabajo pero se negaba por completo a tocarme o a mirarme.
Mi relación con Nico iba muy bien, y al parecer Javier y Miranda seguían juntos.
Puede que Javier aun siguiera intentando protegerme de ella.
Por la noche, en mi encuentro con Nico…
-¿Así que mañana vas al parque de atracciones?
-Si. Estoy impaciente.
-Seguro que te diviertes.
-Yo también lo creo, aunque termine agotada al final del día.
-¿Vendrás por la noche?
-No lo sé. Supongo que depende de lo cansada que esté.
-Yo vendré de todos modos por si acaso. Quiero estar aquí si al final vienes.

A la mañana siguiente, tras levantarme temprano y vestirme, bajé a desayunar.
Había quedado con Clara y Sebastián a las nueve y media y tenía tiempo de sobra.
Mientras terminaba de desayunar pensé en Javier. Era cierto que quería a Nico, pero seguía amando a Javier, aunque lo nuestro fuese imposible, aunque mi corazón no pudiese soportar estar lejos de él, aunque supiese que jamás volveríamos a estar tan unidos como aquella vez en mi habitación. Aun sabiendo eso, le amaba.
El claxon de coche de Sebastián me obligó a dejar de pensar en Javier. Cogí mis cosas y salí.
-Buenos días chicos.
-¿Estás preparada para la que nos espera?
-Estoy impaciente. Vámonos ya.
Llegamos al parque de atracciones un poco antes de que abriesen y la cola ya era bastante larga.
-Parece que debimos venir un poco antes- comentó Sebastián.
-No importa. No tenemos ninguna prisa cariño.
-Tienes razón.
Tras más de media hora, finalmente pudimos entrar. 
No sabía a donde ir primero. Quería montarme a todo al mismo tiempo.
-¿Qué os parece si primero damos una vuelta y después decidimos?
-Perfecto. Vamos chicas.
Aquello era enorme. Parecía que no se acababa nunca. 
Creo que fue la primera vez desde que el nuevo curso empezó que logré olvidarme de todo.

-¿Puedo pasar hijo?
-Pasa mamá.
-¿Cómo te encuentras Nico?
-He estado mejor, aunque creo que ya no tengo fiebre.
-¿Te has puesto el termómetro?
-Si.
-¿Quieres que te traiga algo para comer?
-No tengo hambre mamá pero gracias.
-Tú hermano está preocupado por ti. No sabe si es buena idea que venga a verte.
-No puedo prohibirle la entrada.
-¿Qué os ha pasado Nico?
-Hemos crecido y nos hemos enamorado de la misma chica. Es lógico que las cosas hayan cambiado.
-¿Y vas a permitirlo?
-No puedo hacer nada ni Javier tampoco. Ninguno de los dos va a renunciar a sus sentimientos. Tú nos enseñaste a no hacerlo.
-Pero que una chica os haga esto…
-No es solo una chica mamá. Ella es todo lo que siempre deseamos. Ahora Mónica está conmigo y yo quiero seguir con ella. Javier tendrá que entenderlo aunque sea incapaz de aceptarlo.
-¿Y por que tengo la sensación de que solo intentas que tu hermano reaccione y peleé por ella?- Nico sonrió.
-Porque es posible que sea lo que quiero. No digo que no la ame, porque está claro que la amo, pero sé que ella está enamorada de Javier, que lo estará siempre y que él la corresponde y creo que debo darle la oportunidad de estar juntos.
-¿Aunque eso te duela?
-Aunque eso me parta por la mitad.
Su madre simplemente asintió.

-¡Esto es genial!- me dejé caer en una silla agotada y feliz. Me lo estaba pasando como nunca.
-¿Qué os parece si comemos algo? Estoy hambriento.
-Entonces comamos. Me alegra haber venido, con el estrés de las clases y los preparativos para la boda, esto es un descanso.
-¿Cómo vais con los preparativos?
-Bueno, aun faltan algunos detalles pero nos gustaría tenerlo todo listo antes de que acabe la primavera.
-Tenéis tiempo. Acaba de empezar el otoño prácticamente.
-Si, pero el tiempo pasa tan deprisa.
-¿Desearías que todo fuese más lento?
Sebastián nos escuchaba en silencio. Quería saber si Clara sería capaz de decirme a mí aquello que se negaba a decirle a él.
-No, lo que pasa es que nunca pensé que una boda implicase tanto, pero aun así- y volviéndose hacia su chico prosiguió- estoy deseando casarme contigo.
-Yo también.
Al ver como se besaban me alegré por ellos. Debía ser hermoso poder estar siempre con la persona amada.

-¿Puedo decirle entonces que venga a verte?
-No veo porque no.
-Iré a decírselo enseguida- su madre salió de la habitación y poco después entró Javier.
-Mamá dice que te encuentras mejor.
-Si. Me ha bajado la fiebre y hasta empiezo a tener un poco de hambre.
-Es genial- Javier se sentó en la silla que había junto a la cama pero no dijo nada más.
-¿Aun sigues con Miranda?- aunque era evidente que sí.
-Si. Me da miedo romper con ella porque no sé de lo que es capaz. De este modo, aunque sea de un modo indirecto puedo seguir protegiendo a Mónica. Con eso me conformo.
-Ya veo. ¿Entonces a que vino lo de la noche de la cena? ¿No vas a pelear?
-¿Contra ti? No tengo ninguna posibilidad Nico. Lo comprendí durante la cena cuando la sacaste a bailar y después te besó y se me ha hecho mucho más real al ver que os va bien como pareja. Ella te quiere y es feliz contigo.
-Que yo logre que sonría no implica que eso la haga feliz. Tú podrías hacerla mucho más feliz de lo que es ahora.
-Ella te eligió a ti y soy lo bastante listo como para saber cuando retirarme.
-Te comportas como un crío “melli”. Prefieres ser infeliz al lado de alguien tan ruin como Miranda en lugar de la persona que logra que te levantes cada mañana. ¿Acaso has olvidado lo que sentías por ella cuando la conociste? ¿Has olvidado que la esperaste un mes entero solo porque deseabas conocerla mejor? La amaste con solo verla una vez, del mismo modo que me ocurrió a mí. Tuviste una oportunidad y desgraciadamente para mí creo que la sigues teniendo.
-¿Me estás diciendo que le pida para salir?
-No. Lo que quiero decir es que nunca lograrás nada si te sigues escondiendo de ti mismo.

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