12
-Recuerda que no puedes decirle nada tampoco acerca de lo que estuvimos hablando en el parque. Ya sabes cuales son las consecuencias.
-No le diré nada a nadie.
Su mente voló hasta la noche anterior cuando se encontraba solo en el parque.
Se hallaba en su columpio de siempre, disfrutando de los recuerdos de la tarde cuando alguien interrumpió los pensamientos.
-Parece que te han dejado solo por fin- miró atentamente aquella chica para pensar de donde la conocía. Estaba seguro de que iba a su clase pero no sabía cual era su nombre.- Soy Miranda.
-¿Miranda?- ¿No era aquel él nombre de la chica sobre la que yo le había advertido? ¿La misma de quien le habló Nico?- ¿Qué quieres?
-Es sencillo. Te quiero a ti- Javier la miró para darse cuenta de que hablaba en serio.
-¿Por qué yo?
-Esa niña a la que te empeñas en querer no es tan santa como parece. Me arrebató algo que era mío. Con esa carita de inocente que tiene no lo parece pero hablo en serio. Me quitó a mi chico y eso me destrozó.
-No es eso lo que dice todo el mundo. No eres muy querida según tengo entendido.
-Todo eso es culpa de Mónica. Ella se quedó con su corazón y por eso Santi me dejó.
-¿De que estás hablando?
-Santi salía con ella y me prefirió a mí. Cuando Mónica lo descubrió, Santi me dejó. Seguía enamorado de ella. Nunca la voy a perdonar.
-No fue Mónica. Santi te dejó, y ella no tuvo nada que ver. Si él la amaba a ella, tú no podías cambiar eso.
-Dices eso porque la quieres, pero vengo a proponerte algo.
-¿Igual que hiciste con mi hermano?- Miranda se sorprendió, pero seguía teniendo esa fría mirada que hizo que Javier se estremeciera.
-No. Voy a darte una alternativa. No tocaré ni un solo pelo de esa bonita cabecita a cambio de que tú salgas conmigo y te olvides de ella.
Javier se levantó de golpe llamando la atención de Hobbie.
-No pienso salir contigo.
-Si quieres que ella esté a salvo es la única manera de conseguirlo. Si tu respuesta sigue siendo negativa no dudes ni por un momento que iré a por ella. Acabaré con ella. ¿Entiendes eso?
-Está bien. Prométeme que no le pondrás un solo dedo encima.
-Tranquilo que no lo haré.- se acercó a él para besarle, sabiendo que alguien los estaba mirando, pero sin saber quien hasta que yo lo dije. Sus planes no podían ir mejor.
Javier no había creído a Miranda. No me conocía mucho pero si sabía que la tristeza que había visto en mis ojos no era falsa.
Estaría con Miranda para protegerme.
Recordó también cuando nos encontramos en la puerta del instituto aquella mañana. Lo que sintió al verme con aquella ropa de nuevo. La misma ropa que llevaba cuando nos reencontramos. Cuando él no me había dejado marchar.
Y recordó también lo doloroso que había sido ver como besaba a su hermano.
Se decía a si mismo que dejase de mirar y sin embargo no podía. Era más fuerte que él.
También fue duro saber que Nico había pasado a ser mi novio. No podía reprocharle nada. Por lo menos sabía que Nico me protegería.
-¿Por qué has hecho esto?- la voz de Luis le volvió a la realidad.
-Es complicado.
-Debe serlo si estás con Miranda.
-Ha sabido como seguir adelante. Es lo mejor.
-Escúchame bien- ahora era Raúl él que hablaba- Si le pasa algo, si vuelve a derramar una sola lágrima iré a por vosotros. ¿Queda claro?
Miranda seguía allí pero las amenazas de Raúl no suponían nada para ella. Solo conseguían que su odio fuese más fuerte.
¿Cómo puedo derrotarte del todo?- pensó con una enigmática sonrisa en el rostro.
Si mis amigos me volvían más fuerte solo debía conseguir que me quedase sola.
-Hay algo que quiero saber. ¿Seguirás con tus encuentros con Javier?
-No. Ahora estoy contigo, pero lo cierto es que tendré que quedar con él de todos modos. Con todo no puedo permitirme suspender.
-Lo sé. Eso no me preocupa.
-Lo que si podemos hacer es quedar tu y yo. De todos modos tengo que sacar a Hailey.
-Vale.
-Entonces me voy ya a clase. Nos vemos después.
-Allí estaré. Y Mónica- dijo antes de irse- Te quiero.
Le sonreí y me plantó un beso antes de seguir adelante.
Cuando volví a clase tenía la sensación de estar en una nube.
Acababa de contarle mi secreto a Nico y él me seguía queriendo. No pude evitar preguntarme si Javier hubiese seguido conmigo de saberlo.
Eché mi cuerpo hacia atrás para apoyarme en la silla y oí a Javier hablarme por lo bajo.
-Quiero que quede clara una cosa. Para mí lo de ayer significó mucho. He deseado besarte desde la primera vez que acariciaste a Hobbie y me mostraste tu sonrisa. Aquel día me prometí a mi mismo que tú serias la única.
-Cállate- conseguí decir finalmente sin volverme- No quiero saberlo. Has vuelto a hacer lo mismo. No te importa lo que yo sienta. Has decidido estar con ella a pensar de lo que te contó Nico.
-¿Por eso estás con él? ¿Para alejarte de mí?
-No tengo ninguna necesidad de hacer eso. Nico me quiere y quiere estar conmigo. Eso es suficiente para mí.
-Entonces supongo que es una decisión definitiva.
No contesté y él no insistió.
¡Maldita sea! Ahora no conseguiría quitarme sus palabras de la cabeza.
Lo mejor sería que me centrase en la clase y olvidase todo lo que tenía que ver con Javier.
Me volví para coger la agenda de mi bolso, encontrándome así con su mirada. Seguía vacía.
Miranda le había arrebatado el brillo que solía haber en sus bonitos ojos marrones.
¿Por qué estás con ella? le pregunté con la mirada. Entonces él apartó la vista y se centró en sus apuntes.
Yo cogí mi agenda y seguí con mis cosas. Lo nuestro había terminado para siempre.
No pude evitar sentir una fuerte presión en el pecho.
Por lo demás, lo que quedaba de mañana pasó como si nada.
Antes de que la pandilla se marchara, hablé con las chicas para ir de compras. Necesitaba un vestido para la gran cena benéfica. Ellas no tenían problema. Cualquier cosa les quedaba bien. Me alegraba de que asistiesen a esa cena. De este modo al menos, Jonathan me acosaría lo menos posible.
Nos reuniríamos en el centro comercial a las seis.
Tenía que darme prisa. Me entretuve más de la cuenta con las chicas y llegaba tarde al entrenamiento y ni siquiera me había cambiado.
Corrí lo más rápido que me lo permitieron las sandalias.
Menudo día había elegido para ponérmelas.
Al volver la esquina que accedía al campo donde entrenábamos, alguien chocó conmigo haciéndome caer al suelo.
-¿Estás bien cariño?- Nico se agachó a mi lado para ayudarme a ponerme de pie.
-Si- tras asegurarme de que lo tenía todo me despedí- Lo siento pero llego muy tarde. Hasta luego.
-¡Suárez! Sigue corriendo- le gritó su entrenador. Nico también se había quedado atrás, mientras que el resto de sus compañeros le llevaban una vuelta de ventaja.
Desde luego no era normal en él. Había estado demasiado pendiente de las animadoras, buscando a una en especial.
Una vez cambiada de ropa, me coloqué en mi sitio y empezamos con las prácticas para hacer alguna pirámide.
Yo no las tenía todas conmigo. La idea de subir unas encima de otras me ponía de los nervios. Para mí era más sencillo saltar, agitar los pompones, incluso lanzar el bastón, aunque no sé como, siempre me resbalaba y acababa golpeándome la cabeza.
Nico vino a verme durante el descanso.
-¿Quieres que hagamos algo juntos esta tarde?
-Hoy no puedo. He quedado con las chicas para ir de compras.
-Bueno, entonces ¿quedamos esta noche?
-Si.
-¿Sabes que te quiero?
-Lo sé.
-Quería estar seguro de que no lo olvidas.
-¿Por qué iba a olvidarlo si me parece algo tan dulce?
-¿Te parece dulce que te quiera?
-Me parece muy dulce Nico.- le acaricié la mejilla y dejé que me besase la mano.- Se ha terminado el descanso.
-Cierto.
-Será mejor que vayas antes de que me culpen por entretenerte.
-Tendrían motivos para creerlo- me reí. Nunca le estaría lo suficientemente agradecida por estar conmigo.- Espero verte otra vez antes de que te vayas.
-¡Mónica, date prisa. Vamos a ensayar con el bastón!
-¡Voy! Hasta luego- justo cuando iba a acercarse para besarme, apareció Javier.- Ya nos veremos.
-Supongo que habrás disfrutado con la interrupción.
-La verdad es que sí pero no he venido por eso. Me ha llamado mamá. Parece ser que han invitado a papá a una cena benéfica a la que debemos asistir. Esta tarde hay que ir a comprar el traje. Mamá dice que vendrá a buscarnos así que no hagas planes.
-Espera un momento. ¿Qué haces aún por aquí?
-Eso no importa. Solo he venido a decirte esto.
-¿La has estado observando, verdad?
-¿Qué tiene de malo?
-Es mi chica ahora “melli”. Lo que tuvierais ya no existe. Tú tomaste tu decisión y no puedes pretender que ella te espere para siempre. Tiene derecho a seguir con su vida, pero quiero que quede clara una cosa. Dile a tu chica que no se acerque a ella. Si la trata mal, si la mira mal una sola vez, iré a por ella. No volverá a herirla de nuevo.- suspiró y prosiguió.- No te entiendo “melli”. Si amas a Mónica, ¿Por qué has renunciado a estar con ella?
-Tal vez sea mejor que no lo entiendas.
-Tal vez.- miró una vez más a su hermano antes de despedirse- Quedamos en la entrada en media hora.
-Muy bien- y se alejó.
Yo había estado observándoles mientras seguía lanzando el bastón al aire.
-¡Ay!- grité al notar un golpe en la cabeza.
-¿Estás bien Mónica?- preguntó Andrea.
-Si. Es una suerte que tenga la cabeza tan dura.
-Tienes que ir con más cuidado. Un día te vas a hacer daño de verdad con ese bastón.
-Es verdad.
-Bueno, ensayemos un poco más y nos vamos.
Javier esperó en la entrada. Él tampoco entendía porque consentía que Miranda le utilizase. Lo normal hubiese sido no rendirse. Afrontar el problema y protegerme manteniéndose a mi lado.
Recordó una vez más la tarde anterior. Nuestros besos, como nuestros cuerpos se habían rozado y se negaban a separarse.
Ojala el tiempo se hubiese detenido entonces.
El sonido de un mensaje lo devolvió a la realidad.
<<ESTA NOCHE SOLOS TU Y YO. MIRANDA>>
Suspiró. Ya era tarde para arrepentirse. Si estar con Miranda permitía que no me sucediese nada, él seguiría estando con ella.
Otra cosa que recordó fue lo que le había dicho su hermano.
<<No volverá a herirla de nuevo.>>
¿Acaso yo le había contado a Nico lo que me negaba a contarle a él? ¿Por qué?
Cuando terminó el entrenamiento y me cambié de ropa miré si veía a Nico, pero no había ni rastro de él.
Al final terminé preguntando a uno de los jugadores y me dijo que le había visto ir hacia la entrada.
-Gracias.- corrí hacia allí esperando alcanzarle y le encontré hablando con su hermano, así que seguí andando y me fui sin que me vieran.
No quería estar entre los dos. Era demasiado duro para mí que se pelearan.
Algo me decía que cuando le tenía cerca las cosas no eran como yo imaginaba.
Ese era otro de los motivos por el cual no quería estar entre ambos. Mi corazón le pertenecía solo a Javier, pero Nico era mi novio y era él con quien debía estar por muy doloroso que fuera.
-Que raro. Ya debería de haber salido.
-Se habrá quedado hablando con las chicas del club.
-Puede ser- Nico miró una vez más hacia el patio esperando verme aparecer.- Me extraña porque habíamos quedado en vernos.
Miró una vez más y vio a uno de sus compañeros de equipo. El mismo que había hablando conmigo.
-¿Ya se ha marchado tu chica?
-No lo sé. No la he visto salir.
-Que extraño. Le dije que estabas aquí.
-Puede que sea culpa mía- interrumpió Javier- Se habrá marchado al verme aquí.
Nico hizo como que no le oía y habló de nuevo con su compañero.
-¿Querías algo de ella?
-Si. Se marchó tan deprisa que olvidó su bastón.
-Se lo daré esta noche.
-Gracias y hasta mañana.- cuando se fue, Javier volvió a hablar.
-¿Vas a verla esta noche?
-Si. ¿Creías acaso que después de romperle el corazón seguiría quedando contigo como si no hubiese sucedido nada? Me parece que ya has jugado bastante con ella.
-No espero que lo entiendas.
Su madre llegó en ese momento impidiendo que Nico respondiera.
-¿Ha ido bien el día?
-Si- respondieron a la vez pero no añadieron nada más y su madre les miró a través del retrovisor intentando averiguar que podía haber sucedido.
-Es increíble que por una vez no hayas llegado tarde.- Isa se burló de mi con buena intención.
-Hoy he salido puntual y he venido directamente.
-Vamos a comprar chicas. Hay muchas tiendas que mirar y tenemos poco tiempo.
-Quedan cuatro horas para que cierren Lidia. Me parece que hay tiempo de sobra.
-Bueno, entonces es que tengo ganas de volverme loca comprando.
-¿Y eso por qué?- Olga la miró fijamente y sonrió.- Ya entiendo. Dani ha vuelto a intentar que salgas con él, ¿verdad?
-No se cansa. Siempre insistiendo.
-Creo que Dani siente por ti más de lo que dice- la miré esperando ver una reacción en sus ojos. Puede que estuviese ahí pero se negaba a salir- Si alguna vez miras dentro de tu corazón, verás que no es tan mala idea. No es un error que te enamores de él. Es peor no poder sentir algo tan lindo como es el amor.
-¿Por qué te has rendido con Javier?- quiso saber Isa.
-No me he rendido. Esto es lo que él quería. Ahora yo necesito estar con Nico porque sin él- bajé el tono de voz para seguir hablando- si Nico no estuviese conmigo, no podría soportar este dolor y hacer como si nada. Tengo que aprender a avanzar, a caminar yo sola después de que me rompan el corazón y sin embargo sé que sin Nico ahora mismo no sería capaz.
-¿Le quieres?- preguntó Olga.
-Aprenderé. Solo necesito un poco de tiempo.
-Amar no es algo que se aprende con el tiempo. Se ama o no se ama. Es así de simple.
-Es verdad, pero sé que le querré. Tal vez no como él se merece, pero lo haré.
-Tú capacidad para amar es increíble. Te admiro por eso.
-Algún día tú también amarás Lidia. Algún día.
Después de aquella conversación, entramos en algunas tiendas pero en ninguna había exactamente lo que buscaba, en cambio Lidia se compró muchas cosas. Todas ellas encontraron el vestido perfecto. Todas menos yo.
Finalmente entré en una y empecé a mirar por si encontraba algo bonito.
-¿Puedo ayudarla en algo señorita?
-Estoy buscando un vestido para una cena importante.
-Puedo enseñarle algunos modelos por si le gusta alguno.
-Si por favor.
Me enseñó varios modelos y ninguno me llamaba especialmente la atención. Me parecían todos iguales.
Cuando estaba a punto de rendirme, lo vi. Era perfecto y no entendía como no lo había visto antes.
-Me probaré este- me acerqué a él y busqué mi talla.- ¡La encontré!
Entré en el vestuario y empecé a desvestirme. Las chicas esperaban fuera impacientes por ver como me quedaba.
Cuando subí la cremallera me miré en el espejo. Me gustaba como me quedaba. Abrí la puerta para que mis amigas me diesen su opinión.
-Espero que ese vestido no sea para que lo disfrute otro chico que no sea yo.
-Nico.
-Te marchaste antes sin despedirte. No podía permitirlo- se acercó a mí para cogerme por la cintura y atraerme hacia su cuerpo para besarme.- Estás preciosa.
-Mejor que nos vayamos. Te esperamos en la cafetería de siempre- dijo Lidia en vista de que Nico no se apartaba de mí. Asentí.
Hubo una mirada sin embargo, que me obligó a apartarme a un lado. Javier.
-Por mi no paréis, pero es cierto que estás preciosa.
¿Por qué? ¿Por qué le amaba tanto?
-Javier, Nico, venid un momento- su madre les llamó para que fuesen con ella pero ninguno de los dos se movió del sitio.- Chicos por favor.- se acercó a nosotros y entonces reparó en mí- Perdona chiquilla. No sabía que estaban contigo.
-No importa. Les estoy entreteniendo.
-Ya son grandes. Se entretienen solos.
-Mamá ella es Mónica- dijo Nico sin dejar de mirarme.
Observé a la madre de los chicos. Puede ver la expresión de decepción en su cara. Sabía lo que significaba aquello.
Seguro que se estaba preguntando como alguien como yo había conseguido que dos hermanos tan unidos como ellos se pelearán.
-Lo siento- los tres me miraron sin entender porque lo decía, pero al mirarme bien, su madre sonrió.
-No tienes que disculparte niña. No es culpa tuya. No se puede huir de lo que siente el corazón. Por desgracia siempre tendemos a hacer todo lo contrario. Solo te pido que no te rindas. Todo sucede por un motivo y lo importante es no rendirse nunca.
-¿De que estáis hablando?- quiso saber Nico.
-Ella lo entiende. Con eso basta.- Asentí. Lo entendía perfectamente.
Amaba a Javier. Mi corazón era solo para él, pero mientras Nico quisiera estar conmigo, yo estaría con él.
La madre de los chicos se alejó con Javier mientras Nico se quedaba a mi lado.
-¿Y bien? ¿Para que es ese vestido?
-Mi madre organiza cada año una cena benéfica y estoy obligada a ir.
-¿La cena que se organiza en el palacio ferial?
-La misma.
-¡Que bien! Nosotros también vamos a ir.
-¿Hablas en serio?
-Si. Hemos venido a comprar la ropa- me miró de arriba abajo y continuó hablando- Ahora que sé que estarás ahí quiero que vayamos como pareja.
-¿Eso es lo que quieres?
-Si. Te quiero a ti y quiero que todo el mundo lo sepa. Seré tu pareja en la cena.
-Vale.
-¡Genial! Voy a dejar que te cambies porque no me atrevo a dejarte marchar así.
-No iba a hacerlo.
-Por si acaso.
-Mejor que me cambie porque las chicas me están esperando y no me parece justo.
-Claro. Nos vemos esta noche. A las diez en el parque.
-Ahí estaré.
Una vez cambiada y pagado el vestido fui a reunirme con las chicas en la cafetería. Las tres me interrogaron con la mirada y yo solo fui capaz de encogerme de hombros y poner los ojos en blanco, lo que hizo que las tres se rieran.
Les conté lo ocurrido y ninguna sabía que decir aunque imagino que todas pensábamos en que a la madre de Javier había algo que no le encajaba en toda la historia. Quizá ella sabía algo que el resto ignorábamos.
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