25
Jungkook se enfermó. Estuvo durante dos o tres días con mucha fiebre en casa reposando y eso tenía preocupado a sus dos amigos, Yoongi y Taehyung. Sobre todo porque cuando hacía tres noches había llegado empapado por la lluvia y parecía que el Jungkook de hacía unos años había vuelto.
El cascarón vacío en el que se había convertido cuando perdió a Myungji.
Ambos se miraron aterrados pero aún así, guardaron la calma por el bien de Jungkook. Taehyung llamó al instituto planteando la situación y lo disculparon por las ausencias.
Los dos estaban preguntándose una y otra vez qué era lo que había pasado para que Jungkook se hubiese puesto así, y Yoongi meditó si había sido buena idea forzarlo a venir a Japón. Por primera vez dudó de sí mismo al ver a su amigo recaer de esa forma, sin embargo, Taehyung lo ayudó a reconciliarse con la idea de que él nada tenía que ver y el cambio era bueno para Kook.
Más bien, haberlo dejado en Corea hubiese sido peor.
Jungkook estaba sentado comiendo sopa que había preparado Yoongi, la fiebre había bajado bastante y ya no estaba sudando tanto.
— Kook, ¿qué pasó esa noche? —Preguntó Yoongi pero su amigo se negaba a hablar tenía la mirada puesta en la sopa.
Pero el chico no respondía. Seguía absorto.
Pasaron varios minutos y Jungkook fijó la mirada en el rostro preocupado del otro. Yoongi siempre intentaba disimular su preocupación por el más joven pero Jungkook veía la obviedad en las líneas de su ceño fruncido y sus labios apretados.
— Hyung, ¿crees en el más allá?
La pregunta tomó por sorpresa al mayor.
— ¿Eh?
Jungkook formó una pequeña sonrisa avergonzado mientras dejaba la sopa a un lado y se levantaba lentamente de la cama para sentarse y estar más a la altura de su amigo.
— ¿A qué viene eso? —Era em otra vez, Yoongi sabía que una pérdida era muy difícil para para Kook esto ya era un trauma.
Jungkook miró desconsolado a su amigo pensando si debía decirle o no lo que Ukyo le había dicho en el templo, pero justo cuando sus labios se separaron para emitir la primera palabra el timbre del apartamento los espabiló.
— Yo abro —Yoongi lo dejó por un momento y Jungkook sólo pudo escuchar murmullos desde donde estaba.
Se acostó de nuevo en la cama y se cubrió el rostro con su brazo. Desde que había hablado con Ukyo las imágenes de em habían aparecido todos estos días una tras otra, él... él no creía en ese tipo de cosas pero, ¿cómo era que el primer día Ukyo lo había llamado por el mismo sobrenombre que em?
¿Cómo era que siempre aparecía y... por qué?
Un ladrido de Holly lo hizo espabilar.
— Hey Kook, tienes visita. ¿Está bien?
Jungkook frunció el ceño.
— ¿Visita?
Se levantó a paso lento pero seguro y se asomó hacia la sala. De pie, allí se encontraba la causa de sus recientes males.
— ¿Ukyo? ¿Cómo...?
La chica sorprendió a ambos haciendo una profunda reverencia que duró más de lo que normalmente dura una reverencia. Y de pronto, comenzó a sollozar.
— Lo siento, Jungkook.
Yoongi veía aquello anonadado sin poder entender nada.
— ¿Por qué estás llorando? No tienes por qué pedirme perdón —Jungkook se rascó la cabeza, tampoco era que quería hacerla llorar —Sólo he estado enfermo.
Yoongi se dio cuenta que el menor estaba diciendo más de tres palabras seguidas y se sorprendió pero no quiso preguntar nada. Holly salió a la sala y meneó la cola.
— Recordé que Holly no ha tenido su paseo hoy, si necesitas algo me llamas —Dijo el peliverde —Hasta luego Ukyo.
Quedaron a solas en un incomprensible silencio, casi se podía escuchar el corazón de Jungkook latir a toda velocidad porque no sabía qué rayos decirle a la chica que hacía unos instantes casi pegó la frente del suelo para pedirle perdón.
— ¿Quieres jugo de naranja? —Fue lo único que se le ocurrió.
Ukyo asintió suavemente aún con el rostro un poco decaído. Desde que se habían despedido de forma abrupta en el templo no había dejado de pensar que quizás Risa tenía razón y que su "don" sólo era una molestia más que una bendición.
Pero madre dijo...
Ukyo espabiló y sacudió su cabeza. No era momento de pensar en su mamá, porque ya no estaba. No estaba para darle consejos ni para guiarla hacia el camino correcto, aunque la verdad ¿cuál camino es el correcto? Ella había creído siempre que es aquel que no arruina a los demás y les trae consuelo pero su forma de dar consuelo al parecer provoca más dolor.
¿Entonces qué estaba bien o mal?
— Hey —Jungkook le hizo señas porque se había hundido en sus pensamientos —Te puedes sentar —Señaló el sofá y le ofreció un vaso de jugo.
— Jungkook la última vez que nos vimos —La voz de Ukyo era suave, con un importante acento japonés que hasta la hacía sonar como la voz de una niña a pesar de su edad muy cercana a la de Kook aunque menor que este —Dije algo que te hirió y... —Ella traía un bolso del que Jungkook no había reparado hasta ahora, ella revolvió un poco y sacó el gorro rojo que en algún momento le había dado para pedirle disculpas —Creo que lo mejor es que te entregue esto y no vuelva a acercarme a ti. Así dice Risa, que deje de molestar a la gente con mis loqueras —Sonrió pero detrás de aquella sonrisa había mucho dolor.
Jungkook no dijo nada, sólo la observó. Había algo en el aura de Ukyo que lo hacía sentir calmado pero nervioso a la vez.
Entreabrió los labios cuando la vio terminarse el jugo y levantarse para irse luego de pedirles disculpas una vez más, pero la verdad, es que Jungkook no quería que se fuera.
Había un motivo para ello, y justo cuando Ukyo se dio media vuelta, sin pensarlo mucho, Kook tomó su brazo y preguntó cabizbajo.
— ¿De verdad puedes ver a em?
Los labios le temblaban.
Ukyo apretó los labios. ¿Estaba acercándola en lugar de alejarla como una loca?
Entonces la joven tomó una bocanada de aire y a Jungkook se le detuvo el corazón en el pecho con lo que ella recitó lentamente y con cierta torpeza.
— Creo que mi corazón nunca te dejará, siempre te buscará a través del viento y siempre estaremos bajo el mismo cielo.
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