16


2018. noviembre.

Japón era un sitio bastante colorido. Colorido y raro como pensaba Jungkook pero aquel lugar había encajado muy bien con los tres chicos que ahora vivían juntos en un departamento en Tokyo. Sobre todo Taehyung que estaba completamente de acuerdo con que ese país había sido creado exclusivamente para personas como él que amaban el aire libre, los colores, los sonidos y la variedad.

— En mis 23 años nunca estuve tan feliz —Dijo el castaño cuando regresó al departamento a contarle a sus amigos que lo habían aceptado en el curso para entrenar caninos —Podré trabajar con todos esos lindos perros.

— Vas a terminar con pulgas —Le contestó Yoongi desde el sillón de la pequeña sala que tenían.

— Pues tendrás que sacármelas con pinzas —Le respondió sacándole la lengua —¿Qué opinas, Kookie? —Le preguntó a su amigo peli negro.

A Jungkook era el que más le había costado adaptarse sobre todo porque vivir lejos de su familia le era algo extraño y porque enfrentarse a un nuevo país era todo un reto. Por suerte sus dos amigos le hacían la vida más fácil.

Los tres habían decidido vivir en Japón más que todo por idea de Yoongi cuando le ofrecieron trabajo como productor en una compañía musical del nombrado país. Era una compañía pequeña pero por algo se empezaba. Yoongi tardó casi ocho meses en convencer al chico y cuando le comentó que Taehyung también estaba animado por irse el peli negro empezó a debatir consigo mismo si esa podría ser una buena idea.

Sus padres, el resto de los chicos, su psiquiatra, incluso Myungji en sus sueños le habían dicho que sí.

¿Debería ir, em? —Le preguntó a la foto de la chica que adornaba su tumba.

Incluso aún estaba presente en sus decisiones. Jungkook quería creer que todavía lo acompañaba.

Finalmente se mudaron al país nipón y sus dos amigos no dudaron en poner en marcha sus planes, Yoongi como productor y Taehyung como entrenador en el instituto estatal de canes. Sólo faltaba Jungkook por empezar a trazar su camino.

— A mí me parece muy bien —Le respondió al castaño —Felicidades, Tae.

Su amigo le regaló una amplia sonrisa y un caluroso abrazo que el menor recibió con timidez y seguidamente Yoongi le ordenó a ambos que se pusieran en marcha con las labores del hogar. Cada uno ternía responsabilidades en casa y una de ellas era mantener sus habitaciones limpias y ordenadas.

— Luego de que ordenes tu habitación ve por la cena de hoy, Kook —Le dijo.

Taehyung se encargaba de sacar la basura y fregar los platos, Jungkook de lavar el baño y hacer las compras en el supermercado mientras que Yoongi cocinaba y aportaba el dinero por los momentos pues la paga como productor era bastante buena.

— Bien —Dijo el menor.

Luego de haber cumplido su cometido y terminar la tarde del domingo con un apartamento limpio y dos chicos recién bañados, Taehyung decidió salir a caminar un rato en el parque que quedaba frente al edificio y Jungkook a cumplir con su parte de comprar la cena.

Por lo general ir al supermercado no le tomaba mucho tiempo pues quedaba a pocos minutos de su edificio pero a Jungkook realmente le gustaban las flores de cerezo de Japón y los paisajes nocturnos de las calles por lo que siempre se distraía tomando fotos de cualquier cosa que le llamara la atención.

—"¿Pollo o carne?" —Le preguntó a Yoongi por teléfono mientras miraba una de las vitrinas.

— "La parrilla de cerdo es mejor pero si no hay de esa..."

— "Llevaré la de carne".

Se apresuró en escoger tres bandejas de parilla, un refresco grande y un pastel de avellanas para dirigirse a la caja y pagar lo más rápido posible.

— Comes bastante, ¿no? —Le dijo la cajera con ánimos de entablar conversación.

Jungkook sabía japonés porque en su secundaria se encargaron de enseñarle como tercer idioma pero él se hacía el que no lo entendía bien para evitar hablar con extraños.

Hizo señas de que no entendía lo que decía y finalmente metió sus cosas en bolsas para irse del lugar. Caminó directamente hacia la salida y se distrajo por un momento con una revista que vio en una de las estanterías cerca de la puerta que hablaba de cómo entrenar perros pequeños.

Fue esa misma distracción la que hizo que se chocara directamente con alguien más bajo que él haciendo que el refresco se le cayera de las manos y fuera a parar al suelo estrepitosamente. Su cuerpo alto y fornido empujó torpemente a la chica haciendo que esta cayera sobre sus manos quedando en cuatro en el suelo.

— Lo siento —Dijo recogiendo el refresco para luego estirar una mano hacia la chica —Me distraje —Dijo apenado.

Sentía que todo el mundo lo miraba y sus orejas empezaban a ponerse calientes de la vergüenza al igual que su rostro cuando la chica le gritó tres cosas al aire.

— Eres un estúpido y torpe —Le dijo mientras seguía tanteando el suelo para encontrar apoyo y levantarse pero Jungkook no se quedó allí para ayudarla.

Uno porque ya las personas los rodeaban y sus ansiedad lo atacó de golpe produciéndole ganas de vomitar y dos porque aquella chica le había hecho recordar un montón de cosas del pasado cuando le habló en un idioma que si bien él no entendía, lo conocía: El español.

Entonces recordó la nota de Myungji y su sonrisa a orillas de la playa.


flashback.

— ¿Qué idioma es este? —La miró con curiosidad por un lado y por el otro. Tenía un dibujo hecho a mano a manera.

— He estado aprendiendo español así que —Dijo sonrojada jugando con sus dedos.

— ¿Me la puedes traducir?

— Sólo si la intentas leer primero.

— Está bien —Suspiró con determinación —C-re...o ¡creo! —Dijo orgulloso —que mi... cora... ¿zeon?

— Corazón —Le sonrió con dulzura.

— Corazón... no te dej-j-ará –Leía con dificultad —Esto es muy difícil, eres muy inteligente —Le acarició el cabello —Mi co-ra... ¡ah! ¿la lees por mí? —Pidió casi haciendo puchero.

— Claro —Le dijo con ternura tomando la tarjeta entre sus manos.


Creo que mi corazón nunca te dejará,

siempre te buscará a través del viento

y siempre estaremos bajo en mismo cielo.

te amo, jeongguk.


actualidad.

— em, em... —Sus labios empezaron a temblar y se obligó así mismo a detenerse cerca de un poste y dejar las cosas a un lado para apoyarse sobre sus rodillas.

Empezó a respirar con dificultad y su estómago dolía, intentó calmarse pero le era difícil cuando Taehyung y Yoongi no estaban cerca para ayudarlo a controlar sus ataques de ansiedad.

Respira, respira lento...

Era lo que ellos siempre le decían pero ahora no podía hacerlo. Cuando recordaba algo sobre Myungji automáticamente los ataques aparecían y si eran sumados a una situación donde se sentía incómodo entonces durante los próximos minutos sabía que sufriría un ataque de pánico.

¿Por qué luego de meses tenía que pasarle justamente cuando estaba solo en la calle sin nadie que conociera? ¿Por qué se sentía tan tonto detonando sus recuerdos con una cosa tan minúscula?

Intentaba respirar más lento pero le era difícil.

— Uno, dos... —Empezó a contar cerrando los ojos con fuerza —Tres...

— Vamos, respira lento —Sintió una mano posarse en su espalda —Cuenta hasta diez y luego hazlo en retroceso —No era la voz de Yoongi ni la de Taehyung. 

Era la voz de una chica.

En otras circunstancias se hubiese alarmado tanto que habría corrido lejos de allí pero ahora en medio de una ataque de pánico cualquier ayuda le vendría bien así que cerró los ojos con más fuerzas y sin saber por qué siguió las instrucciones de aquella voz que aún no tenía rostro.

— Cuatro, cinco, seis —Ella lo acompañaba mientras contaba —Muy bien. Así...

— Siete... —Empezaba a sentir como su pecho ya no se movía con tanta brusquedad. Su cuerpo comenzaba a calmarse, la falta de aire era reemplazada por respiraciones lentas y calmadas.

— Eso... eso.

A Jungkook le tomó unos diez minutos volver a recobrar la compostura y para cuando lo hizo abrió los ojos de golpe y se giró con nerviosismo para encontrarse con el rostro de su salvadora.

— Ataques de pánico, siempre inoportunos.

La sonrisa de aquella chica le paralizó por completo como si hubiese visto a la mismísima Medusa. No interactuaba con chicas desde antes de estar con Myungji por lo que no sabía que decir en ese momento tras haber sufrido un ataque de pánico.

— ¿Sabes cómo llegar a tu casa? —Le volvió a sonreír.

Llevaba puesta una bufanda amarilla y el cabello le chocaba contra el rostro a causa del viento. Jungkook no llegó a visualizarla bien a causa de la poca luz que inundaba la calle pero sólo pudo ver que tenía el cabello corto y de color cobrizo.

— Me llamo Ukyo, ¿y tú?

Pero la chica no oyó respuesta puesto que al peli negro no se le ocurrió otra cosa mejor que tomar las cosas del suelo y alejarse de ella casi corriendo mientras la miraba con los ojos aún abiertos como platos.

Tenía que llegar lo antes posible a casa. 

Quería alejarse de todos y todo, incluso de Ukyo aunque lo hubiese salvado esa noche. 

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