2013. mayo.

Myungji no había ido al instituto en cuatro días porque tenía un resfriado, así que Jungkook se había esmerado en copiar todas las clases en un cuaderno en blanco para luego llevárselas el fin de semana y ponerla al día con todo.

— Vamos em, abre la boca —Le dijo ofreciéndole una cucharada de sopa que la chica se negaba a recibir —Esto te hará sentir mejor.

— No quiero —Se quejó. Tenía las mejillas y la nariz roja debido a la fiebre —Odio la sopa.

— Si te comes diez cucharadas te prometo ir al parque de diversiones cuando te mejores.

— Pero no me gustan las montañas rusas... —Refunfuñó haciendo puchero.

— Bueno —El chico se rascó la nuca mientras pensaba en otro plan —Entonces iremos al museo a ver las pinturas que tanto te gustan, ¿sí?

— ¡Sí! —Celebró ella haciendo que sin querer le viniera un ataque de tos —Lo siento, te escupí. Algunas gotas de saliva le habían caído en la nariz al peli negro.

— Ahora sí em, por escupirme tienes que comerte tres cucharadas más.

— ¡No! Lo siento, ¿por qué? —Se quejó.

— Porque sí —Dijo intentando sonar autoritario —Ahora...

— Bueno pero con una condición.

La única condición que pedía Myungji y a la que Jungkook no pudo negarse era que le permitiera comerse la sopa acurrucada entre sus brazos bajo su manta favorita mientras veían su serie favorita.

Apretada entre mi pecho y mis brazos donde siempre pueda cuidarte.

Claro que luego de la última cucharada los dos se quedaron dormidos sin saber el final del capítulo de Boku no hero academia.