No fue fácil (2/2)

Advertencias: el siguiente relato contiene escenas explícitas.

—¡Ouma!—Exclamo, sujetando mi carrito con ambas manos—¿Q-Qué demonios...?

—Ja ¿sorprendido?—Me guiña el ojo. En sus manos no hay más que una botella de vino de uva—Cuanto tiempo, Saihara.

—Cinco años...

—¿Cinco? Uf, pues si que el tiempo se va volando, la última vez que te ví eras un jovencito flaco y pálido, ahora eres un adulto flaco y pálido.

—Si, eh...no has crecido mucho.

—¡Oye! ¿Finalmente nos vemos y lo primero que me dices es eso? Je, no has cambiado mucho.

En realidad, he cambiado demasiado.

—¿Qué haces aquí? Te fuiste a Alemania...

—Un viaje aprovechando las vacaciones de la universidad, ¿y tú? Quiero saber todo de tu vida.

—¿Te parece si pago esto y después hablamos?

Ouma asiente con la cabeza, y nos vamos a pagar. Mi corazón está acelerado, ¿que clase de coincidencia es esta?

Desaparece cinco años y lo primero que me dice es un "Cuánto tiempo", joder no. No quiero que esto me afecte de sobremanera, no quiero hacer un drama, quiero huir, quiero cubrirme con las cobijas y dormir. Me duele el pecho.

¿Porqué no he dejado de amar a Kokichi en todos estos años?

Quedamos en vernos en la plaza en una hora. Volví a casa a dejar mis compras y a vestirme mejor. Me encierro en el baño para lavar mi rostro, me miró al espejo, mis ojeras van bien, casi no se notan, pero mi rostro cansado expresa lo mal que he dormido; espero que Ouma no lo note, no quiero dar esa impresión después de muchos años.

Tras terminar me voy a la plaza, aún es muy temprano para que prendan el árbol, y puedo notar que no ha nevado. Una Navidad sin nieve...la primera en cinco años. Camino y observo a Ouma, esperándome, me mira y corre hacia mi con una sonrisa.

—Bien, ¿a dónde quieres ir?—Me pregunta con entusiasmo—Ya sé, un sitio con chocolate caliente ¿no?

—En realidad me vendría bien un café.

—Oh...—Ouma me mira confundido—Pues creo que serás mi guía, estuve afuera mucho tiempo.

Llevo a Ouma a una cafetería, tomamos asiento y ordenamos. Nos quedamos un rato en silencio, y siendo sincero, no tenía ánimos de hablar. Creí que si volvería a ver a Ouma no pararía de preguntar y decir lo mucho que lo he extrañado, pero ahora que está delante mía no tengo nada, las palabras no me parecen suficiente, Ouma siempre me ha confundido desde niños.

—¿Y que hay de nuevo en la vida de Shuichi Saihara?—Kokichi cruza sus dedos y me mira con una sonrisa, me gusta ser el centro de atención de su mirada—¿Universidad, trabajo, novio, esposo, hijos?

—Universidad, tercer año en criminalística, ¿qué estás estudiando?

—Leyes, en el ámbito de fiscalía, estás ante un futuro fiscal.

—Eso es impresionante...

Me cuenta un poco de su vida en Alemania, los sitios que visitó, el aprender su idioma, sus costumbres, en general que ha ido bastante bien. Quiero preguntarle el porqué no leyó mis mensajes, y porqué simplemente dejó de comunicarse conmigo, me echó de su vida, y yo acepté eso.

¿Tengo derecho a saber?

—Siendo sincero, no creí que vinieras—Comenta Ouma, el mesero ya nos ha traído los cafés, necesito algo caliente, siento que estoy temblando de más—No esperaba que vendrías a la plaza, debiste aprovechar la oportunidad para ignorarme.

—¿Porqué lo dices?

—Porque te he ignorado los últimos cinco años, así que no merezco tu atención.

Miro mi café, tiene razón pero no quiero que la tenga, sólo quiero saber que hice o que pasó para haber perdido la comunicación.

—Cuando te mudaste, mi miedo mayor era que nunca volveríamos a hablar, pero tu me dijiste que seguiríamos en contacto, y te escribía cada día.

—Si, lo recuerdo.

—Pero unos meses después dejaste de responder, yo seguía escribiendo pero nunca lo leíste.

—Si—Me sonríe con tristeza.

—¿Porqué? Intento buscarle un sentido pero...no la hay, te...—Bajo la mirada, no quiero que las lágrimas se acumulen, debo ser más fuerte—...te extrañé mucho.

—¿Saihara?—Intenta tomar mi mano pero la aparto.

—Creí que estabas muerto—Cubro mi rostro con mis manos, soy incapaz de retener la tristeza y el alivio, dejo que mis lágrimas corran por mis mejillas, soy como un niño pequeño, asustado, perdido e incontrolable.

Quiero expresar lo que siento, quiero que Kokichi escuche mis sentimientos. Guarda silencio, entonces yo prosigo.

—Me hiciste mucha falta—Tomo una servilleta para limpiarme—Mi vida está bien, tengo buenos amigos, tendré un título el próximo año pero...me he vuelto tan débil, no tengo motivos para estar triste pero lo estoy, unos días más otros días menos, pero no dejo de estar cansado.

—¿Qué tan cansado?

Mi voz está quebrada, y mis ojos hinchados por las lágrimas. Yo he cambiado pero Kokichi Ouma no, sigue transmitiendo tranquilidad y pureza, dejo que tome mi mano, siento su calor. Entrelazo sus dedos con los míos. Me siento a salvo así que le cuento lo del año pasado.

El 24 de diciembre del 2019, atenté contra mi vida. Estando solo en el departamento tome una caja completa de pastillas, me desmaye en medio de la sala con una taquicardia muy peligrosa, si no fuera porque Maki llegó de visita hubiera tenido un paro cardíaco.

No lloro al contarlo. Es triste porque los demás lo hacen ver así, este año fue mirarme con lástima, preguntándome si estaba bien, como amanecí, en que estaba pensando. Todos querían entrar en mi cabeza, no necesitaba compresión, solo compañía.

Terminé de relatar, y Ouma seguía en silencio, su mano sujetando la mía.

—¿Qué se supone que diga a eso?—Añade Ouma—Es lo más estúpido que has hecho, Saihara.

—Lo sé, pero si te soy sincero no tenía pensado morir, creo que quería...sentirme a salvo, lo sé, suena estúpido, pero fue un impulso.

No quería morir, sabía que Maki llegaría dentro de poco, por eso dejé la puerta abierta. ¿Sólo quería llamar la atención? ¿O quizás esperaba a que todo fallara y morir aquel día? Sigo sin entenderme. Ouma no se ve convencido.

—Nunca volveré a hacer algo así, lo prometo—Añado, no estoy mintiendo, realmente me estoy aferrando a esas palabras.

—¿Te parece si damos una vuelta?

Terminamos nuestros cafés y dimos una vuelta por ahí, todavía agarrados de la mano. Yo me limitaba a observar la decoración navideña de la plaza. Recordé la fiesta de Kaede.

—¿Tienes planes para esta noche?—Le pregunto, y me doy cuenta al instante que es una mala idea.

—No, no tenía pensado celebrar nada, quizás ver alguna película y ver memes en el celular cuando mucho.

—Una amiga dará una fiesta, si quieres podemos...

—Nah, ve tu, son tus amigos, yo no pinto nada ahí.

—Si tu no vas, yo no voy.

—¿Qué?

—Ouma, no nos hemos visto en años, claro que no me voy a separar de tí.

Ouma desvía la mirada con las mejillas rojas, su mano se aferra más a la mía.

—No has cambiado nada...—Me responde—Supongo que podríamos estar sólo tú y yo...

—¿A dónde quisieras ir? Podríamos ir a cualquier lado del mundo.

—A tu casa.

—Repito, a cualquier lado del mundo.

—A tu casa.

—¿Porqué?

Ouma ríe divertido y se acerca a mí.

—¿Porqué tan nervioso? Mi plan es pedir una pizza, ver películas y beber vino de uva hasta tarde, hacerlo en mi habitación del hotel sería...raro.

—P-Pero...—Me reencuentro a Kokichi tras muchos años, ¿llevarlo a mi departamento no sería raro?—Eh, si es lo que quieres...

Tenemos un 3312, repito, tenemos un 3312. Llamando a todas las unidades.

Y cuando menos me di cuenta, ya tenía a Kokichi Ouma sentado en mi departamento, el muy descarado no fue sutil en revisar la alacena y algunos cajones.

Mientras tanto, yo me estaba muriendo de la vergüenza. El simple hecho de que esté conmigo sin que nadie esté cerca me hace querer encerrarme en el baño e invernar.

Rantaro tiene razón, necesito socializar más.

Espera, ¡la habitación de Rantaro!

—¿Porqué tienes dos habitaciones?—Comenta Ouma mientras abre los cajones y el armario de Rantaro—Wow, tu colección de comics y de figuras de acción son muy chulas, espera ¿porqué tienes tantos tintes para el cabello?

—No duermo aquí, sino mi compañero de piso, por favor, deja de revisar sus cosas, es muy territorial en cuanto su habitación.

¿Tintes para el cabello? Me siento estafado.

—¿Vives con un chico?—Me pregunta Ouma mientras toma un marco con una foto de Rantaro y su familia—Es lindo.

—Es sólo un amigo—Aclaro, a lo que Kokichi me mira confundido.

—No tienes que darme explicaciones Saihara.

Lo sé, ¿algún día dejaré de ser tan inseguro?

—Lo siento...

—Da igual, entonces aquella es tu habitación—Ouma cruza el pasillo para entrar en la otra habitación—La habitación de Shuichi Saihara, jaja, me estoy poniendo colorado.

Kokichi, yo soy el tímido de los dos, si te pones nervioso ¿que será de nosotros?

Ouma abre la puerta, recordé que no hice la cama esta mañana. Mi habitación no es un desastre pero tampoco es la gran cosa. Ouma mira por todas partes.

—Muy aburrido, justo como tú—Me dice con una sonrisa—Saihara, sospecho que aún no me has dicho todo lo que querías decirme, ¿no hay nada que tú quieras preguntarme?

Si, hay algo. Pero no sé si quiero saber la respuesta.

—¿Porqué dejaste de hablarme?

La sonrisa de Ouma se ha tornado melancólica. Se sienta en mi cama, y yo me siento a su lado.

—No lo sé...digo, fue todo un caos, una nueva vida con nuevas personas, me estresé demasiado, no tenía ganas de hablar con nadie.

—Entiendo pero podrías haberlo dicho.

—¡Iba a hacerlo!—Ouma vuelve a tomar mi mano—Pasó un día, luego dos, una semana, un mes...y de golpe cinco años.

No sabía cómo reaccionar, ¿se olvidó de mí? ¿era un estorbo? Quería comprenderlo, ver qué Ouma tenía sus razones, tanto tiempo esperando una señal de vida sólo para que tomara nuestra amistad y la arrojase a la basura.

Nos conocemos desde niños, éramos inseparables; pero él decidió no poner de su parte.

Y aún así...no me siento traicionado.

Joder, soy patético.

—Lo siento mucho Shuichi...—Me dice con una voz temblorosa—Sé que te lastimé, siempre he sido una mala persona, pero no creí que ibas a terminar tan mal.

Kokichi suelta mi mano, se ve tan asustadizo y vulnerable. Tiene razón, me lastimó profundamente, una parte de mí quiere odiarlo y seguir con mi vida, pero por otro lado, quiero perdonarlo y volver al pasado. Un pasado en la que mi cabeza no me torturaba y no me sentía tan incompetente.

Decido abrazar a Kokichi. Estás emociones acumuladas no hacen más que confundir lo que siento, pero sé que amo a Kokichi con mi ser; me siento feliz al tenerlo en mis brazos. Es la misma sensación que tenía cuando miraba las estrellas, una calidez indescriptible.

—No importa—Digo en voz baja—No importa nada, estás aquí, estás conmigo y eso es suficiente.

Kokichi corresponde el abrazo, descansa su cabeza en mi hombro. Nos quedamos un par de minutos en silencio, el mundo parece haber desaparecido dejándonos en un mar oscuro dónde no nos alcanza nada ni nadie.

—¿Porqué no estás molesto?—Añade Ouma—Cualquiera me hubiera cerrado la puerta en la cara.

—Es cierto, pero comprendí que nunca podré odiarte, aún si ambos queremos eso no sucederá, me importas demasiado.

Kokichi ríe un poco y yo no puedo evitar sonreír.

—Te amo, Shuichi...

Hago lo posible por no ponerme a llorar, abrazo a Kokichi con más fuerza.

—Yo también te amo Kokichi...

Siento que debimos decir eso muchos años atrás. Aún así este es un momento perfecto.

Kokichi deshace el abrazo, me mira directamente, tomo sus hombros y me inclino para besarlo. No es delicadeza lo que sentimos sino una férrea pasión. Siento sus brazos envolverse en mi cuello para que estemos más cerca. Me inclino y logro recostarlo en mi cama con mi cuerpo encima del suyo.

—Extrañaba el sabor de tus labios—Me dice Kokichi con una sonrisa—Siento que hayas tenido que esperarme mucho tiempo, pero aquí estoy.

Nos volvemos a besar, me tomo la libertad de acariciar su cabello y sus mejillas, él me abraza, siento sus manos acariciando mi espalda, acomoda sus piernas entre las mías. Estamos demasiado juntos, dos piezas formando un rompecabezas. Lo miro a los ojos, estamos demasiados avergonzados.

—Kokichi...y-yo...creo que estamos avanzando muy rápido...

—¿Quieres parar?

—No, pero entenderé si tu no quieres seguir.

—Shuichi...—Me acaricia los labios—Quiero seguir hasta el final, contigo.

Nos hemos sumergido en un terreno tan desconocido para ambos, beso su cuello, él tiembla bajo mi toque pero me incita a seguir. Sus manos se deslizan bajo mi camisa, acariciando mi abdomen, subiendo hasta mi pecho.

—Kokichi...—Susurro en su oído antes de besar su rostro—Te amo, me duele el corazón de lo mucho que te amo.

—A veces eres siniestro—Me toma la mano—Me gusta ese lado tuyo.

Me retiro la camiseta y la arrojo al suelo. Kokichi desliza sus dedos por mi cuerpo mientras desabrocho sus pantalones. Puede que no lo parezca pero estoy nervioso hasta la médula, nunca he hecho esto, y siento que en cualquier momento voy a estropear todo. Pero Kokichi me tranquiliza con sus caricias y su sonrisa de "todo va a salir bien". Confío en sus palabras.

Estando ya semidesnudos, recorro el cuerpo de Kokichi con mis manos, sus delgadas piernas y su pecho, erizando su pálida piel. Lo veo cerrar sus ojos y gimiendo en voz baja. Lamo su cuello, sus pezones, su abdomen y su entrepierna; Kokichi no para de estremecerse pero no deja de repetir "sigue, más abajo".

Tener el control me hace sentir bien, me gusta ser el responsable de su placer. Tomo su miembro y lo introduzco en mi boca, su sabor es nuevo en mi paladar y aunque no es deliciosa tampoco es desagradable. Oír los gemidos de Kokichi son mi recompensa.

Hago uso de mi lengua para tratar de proporcionar el mayor placer posible, tampoco quiero lastimarme intentado manejar más de lo que puedo. Kokichi dice mi nombre unas cuantas veces, siento como su cuerpo tiembla y antes de correrse me dice que me detenga.

—N-No quiero acabar en tu boca...—Me dice con las mejillas ardientes y la respiración entrecortada—M-Mejor pasemos a lo bueno...

Asiento con la cabeza, me acomodo entre sus piernas, mi cuerpo tiembla como un flan, necesito relajarme sino quiero lastimar a Kokichi.

—No tengo lubricante—Digo un poco avergonzado, debimos prepararnos con antelación pero la calentura se nos subió hasta la cabeza.

—¿Rantaro no tendrá en su habitación?

Ahora que lo pienso, Rantaro nunca ha traigo a nadie a su habitación. Me parece que no le interesa el sexo en general.

—No lo sé pero tampoco quiero revisar sus cosas—Entonces recuerdo algo—Podríamos usar gel para el baño...

—Eso servirá.

Me levanto y voy por el, al volver Kokichi me sorprende al abalanzarse sobre mí, quedando encima de mi cuerpo.

—¿Qué pasa?

—Quiero hacerlo en esta posición, me gusta llevar el control, no te importa ¿verdad?

—¿No será más doloroso para tí?

—Bah, no me gusta dar explicaciones así que diré que prefiero hacerlo así.

Espera, ¿entonces no soy la primera vez de Kokichi? Joder, malditos alemanes.

Aunque debo admitir que ver como Kokichi se aplica el gel para el baño como lubricante es lo más erótico que he visto en mi vida. Hay torpeza en sus movimientos, dándole ese aspecto tan frágil que Kokichi hace ver—aunque no lo sea en absoluto—y al terminar eleva sus caderas para poco a poco comenzar la penetración.

—Kokichi, espera...—Esta sensación en mi miembro es indescriptible—Ah...tómatelo con calma...

Estando ya dentro de él, Kokichi comienza a mover sus caderas, veo como gime, suspira, busca más en medio del caos, así que comienza a moverme a su ritmo. Estamos sincronizados, y por sus gestos puedo apreciar que lo está pasando bien.

—Shuichi...ah, joder...—Murmura mientras toma mi mano—Te amo...

Intento responderle pero mi mente se ha nublado, mis sentidos están desorbitados y mi piel está al rojo vivo. Kokichi también está a flor de piel, cada caricia que hago lo arroja al abismo, estamos enloquecidos.

Nos besamos, muerdo con suavidad e incluso tomo sus caderas y hago que nos demos la vuelta, él de nuevo debajo mía, con sus piernas cruzadas en mi cadera. No buscamos la delicadeza sino llegar más profundo al aumentar la velocidad.

—Te amo...—Logro gesticular aunque nuestro alrededor haya desaparecido.

El tiempo pasa, ninguno marca la hora y pasado ya un rato, siento como mi cuerpo necesita colapsar, me esfuerzo en no terminar, necesito ser suficiente para Kokichi, no quiero fallarle.

—Shuichi...—Gimd mi nombre—No puedo más...v-vas a matarme...

Cierra sus ojos de golpe y arquea su espalda, se ha corrido, manchando mi abdomen. Que imagen tan preciosa. Lo beso con pasión, y también llego al orgasmo, me siento culpable por haberme corrido dentro.

—Lo siento...—Digo mientras me acuesto a su lado, ¿en serio es lo primero que he dicho tras todo esto?

—Esta bien—Me responde con una sonrisa—Es poco raro sentir eso entre las piernas pero me puedo acostumbrar.

—¿Desde cuándo eres tan pervertido?

—Sólo tú me haces decir ese tipo de cosas—Recuesta su cabeza en mi pecho—Deberías llamar a tus amigos para decirles que no irás a su fiesta.

—Aún estamos a tiempo, te caerían bien, son muy majos.

—Son parte de tu vida Shuichi—Desliza un dedo por mi pecho—No tengo derecho a formar parte de eso.

—Claro que si, has sido parte de mi vida desde que éramos niños, y eso no ha cambiado.

No parece darse cuenta de eso.

—Shuichi, en algún momento te volveré a fallar ¿de verdad quieres que tengamos algo?

Me siento en la cama y él hace lo mismo. Tomo su mano y lo miro a los ojos. Nunca había estado tan seguro de algo como hasta ahora.

—Si, yo también voy a equivocarme, pero valdrá la pena, Kokichi te amo desde hace muchos años, antes y ahora, no quiero cambiar eso, así que ¿porqué no lo intentamos? 

Desvía la mirada pero entonces forma una sonrisa y me mira de nuevo.

—Podríamos intentarlo.

Nuestras bocas vuelven a unirse, sellando el inicio de algo nuevo. Mi corazón brinca de alegría.

Nos damos una ducha rápida, nos vestimos y logro convencer a Kokichi de ir a la fiesta.

—¡Bienvenido al club!—Exclama Kaede—El novio de Shuichi siempre será bienvenido en esta casa.

—Así que tú eres el famoso Ouma—Comenta Kaito—Pues no sé, aún no tienes mi aprobación, Shuichi es como mi hermano así que te haré unas cuantas preguntas.

—¿Eh? ¿Un interrogatorio?—Pregunta Kokichi mientras se protege con el oso de peluche que le regaló Shuichi—Pues no me sonsacaras nada.

Shuichi sospecha que Kokichi y Kaito van a llevarse bien.

—No me esperaba esto—Dice Maki—Verte con una pareja, y tan...feliz.

—Me siento feliz—Responde Shuichi—No estás preocupada por el año pasado ¿o si?

Al fin al cabo, fue Maki la que encontró a Shuichi a punto de sufrir un infarto el año pasado.

—Parece que has hecho grandes avances, me alegro—Maki acompaña su comentario con una sonrisa.

La fiesta sigue, todos los invitados ríen y se dan regalos. Al cabo de una hora, todos están pendientes del reloj.

—Falta cinco minutos—Dice Shuichi mientras mira su reloj de Scooby Doo.

—¿Y esa reliquia que haces pasar por reloj?—Pregunta Ouma.

—Supongo que quería volver a lo clásico, quizás deba comprar un reloj normal y grisáceo...

—Nah, estás bien así—Ouma abraza a Saihara por el brazo—Feliz navidad.

—Feliz navidad—Shuichi besa a Kokichi, entonces da la medianoche, siendo el primer beso de una etapa lleno de sorpresas.

En una fría noche de jazz y chocolate, Shuichi y Kokichi finalmente se habían reconciliado.
Nunca más volverían a extrañar el pasado, a partir de ahora, mirarían al futuro.

❄ Fin ❄

He terminado haciendo un fic algo melancólico pero con el típico final cursi que tanto me gusta escribir, he metido algo de experiencia propia dado que quería escribir algo más personal.

Espero haber transmitido lo que quería transmitir así que cualquier consejo o crítica es bien recibido ✨

¡Gracias por leer! Vota y comenta si quieres más historias así 💗

¡Tengan todos una feliz Navidad! ❤ Tengan precaución, ya saben, sigamos con las mismas medidas de siempre, cuidense mucho 💞 os quiero, muack.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top