Parque de diversiones


Al despertar, revuelta en sus rulos tan indomables y al lado de la persona que tanto quería, solo atinó a esconderse a su lado, esperando recibir aun más calor. No ayudaba de mucho solo traer encima la ropa de su compañero. A pesar de que pronto el frío acabaría, realmente seguía sintiendo las bajas temperaturas.

-¿Ya despertaste?- lo escuchó decir. Como respuesta solo lo abrazó con necesidad. – Ya veo. Deberíamos apurarnos en cambiarnos e ir a dejarte a tu hogar.

-Le dije a mamá que pasaría el fin de semana en casa de Punzie.

-Que astuta.

-¿Verdad?- el sonido de un celular sonando llamó su atención. Con pereza, el mayor se estiró hasta poder alcanzar el aparato que descansaba en una pequeña mesa de luz al lado de la cama.

Hubo una pequeña charla entre Angus y quién sabe quien, la cual dejó tiempo a Mérida para incorporarse y estirarse un poco, bostezando con obvia somnolencia. ¿Por qué amanecía tan temprano? Ya estaba por levantarse de la cama, cuando el hombre la tomó en un posesivo abrazo.

-¿Quién era?- preguntó riendo por las cosquillas que sentía en el cuello, producto de la respiración animada de su compañero.

-Un viejo amigo.- respondió con simpleza.- Se llama... Bueno. Su nombre es algo extraño.

-Tu nombre tampoco es muy común.

-Por eso somos amigos.- contestó divertido, haciendo que la chica bufara un poco por la mala broma.- Me preguntó si íbamos a ir al parque de diversiones. Ya sabes. No ha nevado últimamente...

-Espera. ¿Preguntó por nosotros? ¿O sea que sabe que...?

-Tranquila. Él está completamente a favor de nuestra relación.

-Oh. Eso me alivia un poco más. ¿Crees...que sea buena idea?- solo por una fracción de segundo, una pequeña sombra de preocupación inundó los ojos de Mérida, haciendo que Angus, se re planteara la idea.

-Sí, tienes razón, mejor no ir...-Hubiera sido mucho más fácil solo rendirse ante esa idea. Ella lo sabía, pero algo dentro suyo le removía los pensamientos con molestia. ¿Por qué siempre debían estar a escondidas de todos, encerrados? ¿Por qué su madre simplemente no podía aceptar a quien ella había escogido como pareja? Bufó, llevándose una mano a la frente. Al diablo todo.

-No. ¿Sabes qué? Vamos. Tengo ganas de conocer a ese amigo tuyo.

-Claro. Te agradará. Sobre todo ahora que está como un idiota enamorado. Al fin la chica por la que tanto había luchado está a su lado.

-¿No te gustan los cuentos de amor con finales felices?

*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+

Ni bien Hiccup se había metido a la ducha, él se levantó tratando de calmarse. El bochorno que sentía le hacían pensar que en algún punto, aun estaba dormido, y todo no era más que un sueño tonto. Pero luego del quinto pellizco, se dio cuenta de que estaba muy despierto. Maldición. Suspiró, mientras se incorporaba en la cama, sentándose al borde de esta.

-¿...?- dejó salir un pequeño respingo al sentir que su talón había chocado con algo debajo de la cama. Curioso, se agachó, extrayendo de debajo de la cama una caja común y corriente. Enarcó una ceja. ¿Qué hacía eso debajo de la cama? Primero pensó en solo ignorarla y dejarla donde estaba, sin embargo luego descartó la idea al notar una pequeña esquina de papel sobresaliendo de esta. Quitó la tapa, y sus ojos se abrieron con sorpresa al notar que se trataba de miles de dibujos, todos guardados unos sobre otros, apretados. Sonrió al reconocer algunos: eran los que ya había visto el día en el cual se coló en la casa de Hiccup por primera vez. Otros...Eran nuevos a su conocimiento. Así, se dedicó a ver uno por uno todos los que había dentro de la caja. Hiccup sí que tenía talento. Desde dragones (muchos de ellos), personas, animales...-¿ Quiénes...?- se preguntó en voz baja, encontrándose ahora con fotos. Vaya. Al parecer no solo había dibujos. Examinó cada una con atención. Aparecían personas que no conocían de nada. Habían un par de gemelos, un chico algo bajo y fornido, un rubio alto y algo gordinflón, un hombre pelirrojo enorme con una gran barba trenzada, una mujer de hermosa apariencia, una chica rubia de ojos azules y...¡El hombre que le había contado un poco sobre el pasado de Hiccup! Todos parecían de lo más felices. ¿Entonces todos aquellos eran sus amigos? Siguió buscando ahora con más emoción. Tal vez, si tenía suerte, se encontraría con una foto del dueño de casa. Alguien debería detenerlo. En serio, ¿qué hacía revisando las cosas así?

Luego de revolver un poco más, las encontró: más fotografías. Era extraño. Todo el paisaje se veía tan extraño, como si a los padres de Hiccup le encantarán las cosas rústicas y aburridas. Tuvo un pequeño signo de gran alegría al encontrarlo: ahí estaba Hiccup. ¿Cuántos años tendría? ¿ Diez, doce? No sabría decirlo. Pero vaya que había cambiado. Si no supiera que Hiccup no tiene un hermano menor, lo más seguro es que habría tomado la foto y habría corrido a preguntarle al mayor cómo se llamaba su hermano. Por la Luna. Él nunca pensaba esas cosas sobre otras personas muy seguido, pero tenía que admitirlo: Se veía muy tierno. Desde sus dientes ligeramente chuecos, hasta sus más notorias pecas y su cuerpo enclenque... Algo se removió dentro suyo con ansiedad. Sonrió con tranquilidad, prosiguiendo con las fotografías. Había más y más de aquellos momentos estáticos divertidos. Al parecer el castaño sí que tuvo buenos amigos. En el reverso, habían algunos nombres anotados: Patán, Brutilda, Brutacio, Patapez, Bocón ...Valka( quien según sus deducciones, era su madre), Stoico (Su padre fallecido...) Y Astrid. Esa debía ser su novia.

Continuó con aquellas fotografías, hasta llegar a una que le llamó la atención. Al parecer, había sido tomada sin que el castaño se diera cuenta. En ella se dejaba ver una puerta de sol, donde dos personas veían el paisaje ocultarse tranquilamente, muy juntos. Eran Hiccup y... Esa chica rubia de ojos azules, Astrid. Vaya. Con solo ver eso, llegaba a entender que tanto dolía separarse de aquella joven. Aunque, por más que quisiera entender por completo esos sentimientos, algo dentro no dejaba de tamborilear molesto. Sin más ganas de sentir esa extraña sensación, siguió pasando las fotos, hasta que se terminaron. De nuevo, se encontraba viendo dibujos. Sonrió algo torcido al ver cuantos dibujos había de Astrid. En serio, Hiccup alguna vez debió haber sido un chiquillo bastante enamoradizo. Claro. La sonrisa no le duró mucho. Por más que quisiera engañarse a sí mismo con la intención de burlarse de Hiccup luego, la verdad era que todo aquello lo hacía sentirse aun más impotente y pesimista. Ya quedaba poco para terminar.

-¿¡...!?- No pudo evitar sentirse extraño. Tragó en seco, y volvió a sonreír, pasándose una mano por el rostro. Ahí, bien en el fondo, había un dibujo de él mismo. Por la Luna...

-¿Jack?...¿¡Q- qué estas viendo!?- El ojiverde había terminado con su ducha, y volvía a la habitación con la intención de disculparse, cuando encontró a Jack de espaldas, revisando esa caja que él mismo había ocultado. Se acercó para quitársela de las manos al albino.- ¡Dame aquí!

-Oye, pecas, no te enojes. Solo la encontré y decidí verla.- comentó feliz el más bajo, escondiendo disimuladamente una de sus manos detrás de sí.

-¡No podías!

-Lo siento, me ganó la curiosidad.- admitió sonriente, para luego bostezar y pararse.- Bien, cariño, iré a hacer el desayuno.

-¿Q-qué dijiste?- preguntó Hiccup en un segundo, mientras trataba de guardar todo de nuevo dentro de la caja. Cuando ya estaba terminando, se dio cuenta. "Ese" dibujo no estaba por ningún lado. Su cara se tiñó de rojo. -¡Jack, vuelve aquí, Jack!

Bajó corriendo las escaleras, y ahí se encontró con el albino al otro lado de la mesa, sonriendo con su dibujo en la mano.

-No.- se limitó a decir el ojiazul.

-Sí.- exigió, extendiendo la mano.

-No.- repitió, esta vez con un tono más decidido.- Es mío ahora.

-Jack, ¡dame eso!

-¡No sabía que me querías tanto como para dibujarme! ¡Oh, Hiccup!

-¡C-cállate, solo lo hice porque...!

-¿Por qué...?

-¡Ven aquí!- Hiccup trató de rodear la mesa, pero ni bien movió un pie, Jack lo imitó, haciendo lo mismo para la izquierda. Con la mesa de por medio, no podría atraparlo nunca.- ¡Jack...!- le advirtió.

-¡Atrápame, Romeo!- estalló en risas Jack, haciendo arder las orejas del mayor, que solo quería quitarle el dibujo y largarse de ahí. Está de más decir que se pasaron sus buenos minutos tratando de rodear la mesa. Era así: mientras Hiccup trataba de ir a la derecha, Jack se escapaba por el lado contrario, haciendo de toda la escena algo interminable. Claro. Todo llegó al punto en que molestó al mismo Toothless, que irritado, atrapó entre sus dientes la ropa que llevaba puesta Jack.- ¡Ah, suéltame perro!- se quejó. Pero ya era tarde, Hiccup había aprovechado, y se encontraba corriendo hacia él.

Cayeron. Hiccup arriba de Jack, ambos en risas, mientras aún el menor se negaba a entregar el dibujo. A la vuelta de ellos, Toothless no sabía muy bien qué hacer para que le den un poco de atención, y comida.

-¡Dámelo!- dijo animado, riendo por como pobremente Jack lo alejaba entre sonoras risas.

-¡No!- se negaba, hasta que finalmente comenzó a cansarse de tanto esfuerzo. Las risas poco a poco se apagaron, dando paso a un silencio.- ¿Este es el momento donde nos besamos tiernamente?- bromeó, haciendo que Hiccup se pusiera de pie tan rápido como la luz.

-No. Ahora, dame eso.- le pidió, a tiempo en el cual le extendía una mano para ayudarlo a levantarse.

-Solo te la daré si me das algo a cambio.- comentó divertido el albino. Amaba ver al castaño refunfuñar con sus actos infantiles. ¿Cómo evitarlo? Realmente le sacaba unas buenas risas el ver como gesticulaba, y como su rostro se tornaba rosado y rojo furioso con cada broma romántica entre ellos.

-Está bien. S-sólo dámela.- y así, Jack simplemente se dejó quitar el dibujo. Pasó un rato antes de que Hiccup le diera de comer a Toothless, subiera hasta su habitación a guardar el dibujo, y luego bajara a encontrarse con Jack, quien preparaba algunas tostadas, entre otros comestibles.

En un silencio cómodo, lleno de sonrisas, ambos se sentaron a desayunar una vez estuvo todo preparado. Mientras Hiccup disfrutaba de un café, Jack se divertía tratando de hundir unos malvaviscos en su chocolate.

-Y uh... ¿Qué quieres?- preguntó el castaño luego de haberle dado una mordida a su tostada.

-¿Hm?

-A cambio del dibujo.

-Solo estaba bromeando.- simplificó el problema Jack, tomando un sorbo grande de su chocolate.- Me gusta verte enojado de vez en cuando.

-...Muy gracioso.

-Vamos pecas, no te enojes. Además, fue divertido.

-Como sea... A menos que quieras volver con tu tío...

-Espera. ¿Estas buscando una excusa para invitarme a una cita?- fue una mala idea decir tal cosa. Jack no lo supo hasta que vio como Hiccup casi se ahoga por lo que él había dicho. -¡Oye, bien! No era para que te ahogaras. ¿A dónde quieres ir?

  *+*+*+*+*+ *+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+*+ 

El resto del día fue algo más cómodo y sencillo. Hiccup no se dio cuenta, pero en realidad, se sentía muy tranquilo con Jack a su lado. E igualmente, Jack se sentía de lo más cómodo en aquella casa. Fue cuestión de algunas llamadas por parte del castaño para pedir permiso. Increíblemente, Norte había accedido a darle permiso al revoltoso de su sobrino. Comida, juegos, peleas... El castaño incluso llegó a tomar una pequeña siesta, como hacía mucho tiempo no había podido tomarla. Ahora que lo pensaba, se sentía con muchas energías... ¿Sería por haber dormido tan bien, luego de tanto tiempo? Finalmente, llegó la hora de ir preparándose para dirigirse al parque de diversiones. Sí, luego de unas breves charlas, ambos quedaron de acuerdo en ir a pasar parte de la noche en ese lugar.

Cuando llegaron al sitio, se sorprendieron por lo lindo que era. Los colores artificiales de las luces , la gente sonriente, los puestos llenos de peluches y dulces... Todo eso hacía que Jack se sintiera...Un tanto nostálgico. No era su primera vez allí, claro. Alguna vez, en un pasado, él ya recorrió aquellos puestos de mano de otra persona. Prefirió no pensar en ella. Simplemente, era doloroso.

-¿A dónde nos subimos?- le preguntó el pecoso, sacando de sus pensamientos al albino.

-No lo sé, ¿qué tal si me ganas un peluche?- comentó divertido, haciendo que, como era costumbre, Hiccup se viera sorprendido.- Ja, es broma. Subamos a...- pero ya no tenía caso decirlo, porque el castaño había salido directo en busca de un peluche. -¡No, espera!

El objetivo del pecoso fue un oso polar gigante. Obviamente, obtenerlo requeriría mucho esfuerzo y puntería, dado que el juego consistía en encajar aros en diferentes blancos. Jack dudaba mucho de que el ojiverde pudiera hacerlo. No por nada era tan torpe a veces. Claro, se quedó con la boca abierta y con la sangre corriendo a sus mejillas cuando el mayor, contento, le entregó el gran peluche, sonriente como nunca antes lo había visto. Su corazón no pudo evitar dar un vuelco inesperado.

-...¿Cómo...?

-Soy bueno con la puntería.- admitió.

-Q-quédatelo, después de todo, tú lo ganaste.- trató de devolverlo. Sin embargo de pronto sus manos chocaron con las ajenas.

-No, solo lo quería para dártelo a ti.- Jack suspiró, dejando salir un leve "gracias" en respuesta. Se escondió un poco detrás del peluche: no quería que él lo viera sonrojado o nervioso por lo que acaba de suceder. Hiccup rió animado. Algo dentro suyo se sentía cálido y alegre. Así, pasaron por las diferentes tiendas, observando todo y admirando las atracciones. Jack arrastró a Hiccup a algunos juegos movidos que hicieron que ambos soltaran más de un grito. Hiccup arrastró a Jack a más de una atracción relacionada con los benditos dragones. Con cada juego, sin quererlo, se acercaban más entre ellos, luchando por ganarse mutuamente. El castaño no podría nombrar mejores momentos que ese: sinceramente se estaba divirtiendo, y pasándola de lo mejor. En alguna parte del recorrido incluso... Quiso tomar su mano. Dioses. Realmente, esas cosas no son las que harían un simple par de amigos...¿Amigos? Jack y él...¿Eran solo amigos? Con esos pensamientos dentro, trató de aclararse. Pero no podía simplemente alejar su mente de aquellas incógnitas, mucho menos cuando Jack lo arrastraba a cualquier sitio, animado, sujetándolo con aquellas manos tan frías y suaves... Se la estaban pasando de lo mejor, hasta que el albino alcanzó a ver una figura entre la gente.

-...¿Elinor?

-¿Ah?

-Oh, no es nada.- se convenció a sí mismo de que no era la madre de Mérida. Simplemente, debió haber visto algo mal. - ¿Subamos a la rueda de la fortuna?- preguntó con desinterés. La verdad era que no le llamaba mucho la atención el juego, pero era uno de los pocos que les quedaban por probar. Hiccup asintió a la idea. Tal vez un rato a solas le serviría para despejarse. Así, ambos comenzaron a marchar hasta la atracción. Pagaron, y dejando el gran peluche a cargo de uno de los empleados, subieron. Hiccup se adentró primero, esperando que Jack se sentara a su lado. Sin embargo, el albino decidió tomar asiento justo al frente suyo. No era por nada en particular, solo... Lo hizo sin pensar. Al fin, luego de unos minutos, el juego comenzó a funcionar en todo su esplendor.

Solo a esa altura, Jack en serio creía que se había equivocado al pedir tal cosa. Extrañamente se sentía algo incómodo y ansioso, sobre todo por el silencio que se había formado entre los dos. ¿Qué le sucedía a Hiccup? Desde que habían entrado, él no dejaba de verle. Y eso lo ponía nervioso.

-¿Sabes?- habló, llamando la atención del castaño que hasta ese momento se había mantenido viendo el paisaje. Solo quería desviar la atención del chico un rato.- También tengo un dibujo de ti.

-¿Mío?

-No tuyo, sino que...Dibujé algo. Algo de ti...Más o menos.

-Oh, no sabía que dibujaras. – mencionó. Nuevamente, sin que pudiera resistirse, aquella sensación cálida lo inundó, provocándole una sonrisa amplia y tranquila. Se podría decir que...Las cosas comenzaban a tomar su rumbo.

-Sí, a veces m aburro lo suficiente en clases como para intentar ser dibujante. – Hiccup soltó una pequeña risa por el mal chiste, lo cual solo sirvió para poner algo más nervioso a Jack. No por el hecho de que se riera, sino porque...No sabía que la risa del ojiverde podía ser tan linda. Otro silencio apareció luego de que el mayor terminara de reír. Ésta vez, él fue el encargado de terminar con el silencio.

-Gracias, Jack.- El aludido le envió una mirada de extrañación, sin saber muy bien a lo que se refería. Al ver esto, Hiccup continuó. No le cabían dudas a esas alturas.- Por todo, quiero decir. Me has...Ayudado mucho.- solo en ese momento, el albino comprendió a lo que se refería. Desvió la mirada, enfocándola en el lento movimiento que realizaba la rueda, y en las pequeñas personas que podía divisar desde arriba. No sabía que contestar.

-No fue nada.- se limitó a decir, aun sin dirigirle la mirada. Ni loco entablaría contacto visual. Sobre todo en ese estado. Por reflejo, se escondió un poco en la bufanda que llevaba puesta.

-Te equivocas. Lo fue todo.- agregó sincero. Su pecho se removía al son de su agitado corazón. Sentía que debía decir lo que experimentaba. Pero no era algo que pudiera declararse tan a la ligera...Aunque, bueno, el tacto nunca fue lo suyo.- Yo en serio...

-Está bien.- lo interrumpió.- En serio, no tienes porqué darme las gracias. Para...- se detuvo. Lo que estaba a punto de decir sería algo doloroso.- Para eso están los amigos, no?- unas cuantas y seguidas punzadas llovieron en su pecho, haciéndole removerse un tanto en su lugar. Se concentró más en ver a las personas marchando debajo de si. ¿Aquella melena rojiza sería Mérida?

-Jack...¿Somos...Amigos?- Bien. Eso tomó por completo desprevenido al ojiazul. Aunque no dejó que se notara su sorpresa. Permaneció inmóvil en su posición. Hiccup por su parte, solo esperó aquella respuesta. Las ansias comían a ambos jóvenes.

-Sí.- respondió, sin embargo su tono flaqueó un poco. Tragó saliva. Solo por ese instante, Hiccup perdió algo de determinación para poder comunicarle al albino sus sentimientos.- ¿O no me consideras uno?

-...

-...

-...Creo...Que no.- finalizó. El más chico no pudo contener un suspiro doloroso. ¿Qué? ¿Cómo que no lo consideraba su amigo? Más le valía que estuviera jugando. Más le valía que todo fuera una cruel broma.- en realidad, creo que no podría querer tanto a un amigo, como te quiero a ti.- Ah. Finalmente lo dijo. A medias, pero lo dejó al descubierto. Tragó algo de saliva nervioso. ¿Y si Jack lo rechazaba? ¿Y si ya no quería verlo? ¡Ah, no debió haberse apurado tanto!

En ese momento, realmente Jack supo que tendría problemas. Tembló por solo aquellas palabras, repitiéndolas en su interior como si no hubiera un mañana. ¿Querer? ¿Hiccup lo quería? ¡Por la Luna! ¿Cuándo acababa el recorrido? ¡Ya quería bajarse de allí! Y, como si todos los dioses estuvieran a favor de Hiccup, la rueda se detuvo, dejándolos suspendidos en el punto más alto de esta.

-¿Qué pasó?- intentó desviar el tema. No contaba con que su tono de voz saliera débil y tembloroso. ¿Cómo no con los nervios que llevaba encima?

-Supongo que se detuvo para que admiremos todo...

-Esto está matándome.- lo decía por la situación que estaba viviendo. Si aquello era un sueño, en serio...No sabía si quería despertar...

-Jack, ¿tú me quieres?- la pregunta resonó justo en el centro de los pensamientos del albino, quien ya no pudo evitarlo más. Simplemente se sobresaltó y se llevó una mano al rostro, temblorosa.

-...¿Q-qué clase de pregunta es esa? En serio, deja de hacer eso.- le recriminó. No le gustaba parecer tan débil delante de otras personas. Nunca le había gustado, y nunca le gustaría. Pero en esa situación, no podía evitarlo. Se sentía...Desnudo delante de Hiccup. Pero no "desnudo" en un sentido físico, es decir, sin ropa. Se sentía desnudo como...Si el castaño pudiera, con una mirada, saber de sus mentiras, sus temores, sus pensamientos y...Sus sentimientos. Odiaba aquello. No quería parecer una colegiada enamorada.

-¿Qué? No estoy haciendo nada...

-¡Eso! Deja de ... ser tan directo. – ya no sabía que más decir. De pronto escuchó una pequeña risa que lo sacó de sus casillas. - ¿De qué te ríes?

-No es nada. Es solo que... Estas sonrojado.- eso fue como un golpe bajo a todos sus sentimientos. Trató de ocultar su rostro, pero no pudo. Increíblemente, una risa nerviosa nació de él.

-¿C-cómo no voy a sonrojarme si andas con tantas cosas extrañas? Vamos. Si sigues así, pensaré que me amas, Romeo. – habló animado, esta vez mirándolo a los ojos, para luego bajar el tono.- Así no lograrás volver con Astrid.- por un momento se odió por nombrarla. No supo muy bien porqué lo mencionó. Solo lo dijo, sin más. Como si su corazón no pudiera ordenarle guardar silencio. Hiccup tragó en seco. Tal vez lo mejor sería dejarse de idioteces. Para ser honesto, si quiera sabía muy bien porqué había comenzado con todas aquellas extrañas declaraciones. Solo sabía que se sentía muy alegre y aliviado cuando las mencionaba. Solo sabía... Que decirle a jack que lo quería, producía en el una alegría demasiado grande como para no sonreír. Mirando hacía atrás, no había sido así siempre? Jack esto, Jack lo otro... Ese chico había logrado animarlo como ninguna otra persona: con sus chistes, sus enojos, sus altas y bajas...- Hey, siéntate. Se supone que no podemos pararnos.- finalmente, si resumía todo, era algo...Obvio. - ¿Por qué te acercas?- demasiado, tal vez. – En serio, toma asiento. ¿P-por qué me miras así? ... ¿Hiccup?

Un pequeño quejido salió del interior del albino,ahogado por lo que ahora estaba tapando su boca. Ambos labios entrelazados,juntos, tan quietos y unidos que pareciera que con un simple roce terminaríanfundiéndose en un mismo ser. Un beso. Hiccup lo estaba besando.     

___________________________________________

Chicas, lo siento, pero pienso dejar el fic. 

La razón es que...

NAH. Mentira :')

Espero les haya gustado el capítulo, y el primer beso entre ellos dos. Nos leemos muy pronto. Suerte <3 <3 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top