Papá había permanecido en casa un año más después del accidente, al igual que mamá el también estaba destrozado.
Sabía que el se fue por culpa mía, destroce a mamá y provoque que papá nos abandonará, esa fue otras de las razones por la que mamá bebía y se hundía cada vez que tomaba.
Recuerdo que una vez papá llegó a casa del trabajo, y encontró como siempre a mamá bebiendo, la casa estaba un desastre por que por donde sea que pasaba a mamá todo terminaba en el suelo.
Recuerdo ese día, cuando él decidió empacar sus cosas y irse, yo estaba sentada en un rincón de la escalera, viendo como papá le saco la botella de las manos a mamá y la rompió contra la pared, mamá solo lloraba y le dijo que se fuera, que la dejara sola y el término por tomarle la palabra.

Papá subió a su habitación, yo lo seguí por detrás y me quedé parada en el marco de la puerta viendo como el caminaba de un extremo a otro de la habitación recogiendo sus cosas.
-¿Papá? Le dije, el solo me miró por un momento y luego cerró la maleta, papá estaba listo para abandonarnos.
El agarro la maleta y se acercó a mí, me dio un abrazo y me susurró al oído -Lo siento- y se fue, salió de la casa como si no hubiera nada por que quedarse, escuchaba como el sonido del carro se alejaba lentamente de casa.
Esa fue la primera vez que me lastime, había subido a mí cuarto corriendo y me tire en la cama llorando, no me había dado cuenta de que en la cama había una tijera con la que me hice un raspón en el brazo, me ardía y sangraba, pero no me importaba, solo lloraba abrazada a mí misma.
Mamá me había ensañó que si me hacia algún tipo de lastimado, inmediatamente debía lavarlo y desinfectarlo, ella lo hacía cuando me caía jugando con el.
Recuerdo que fue el primer lastimado que mamá no me lavo, ni desinfecto, fue la primera vez que me di cuenta de lo sola que estaba.
Y sé que con el pasar de los años, nunca deje de sentirlo.
Había quedado dormida, cuando al otro día me desperté por el ruido del timbre, baje con la esperanza de que fuera papá, pero tal vez ahí detrás de la puerta, me esperaba alguien mejor.
Lilia llegó a mí vida cuando más necesitaba de alguien, ella me dijo que papá la había contratado, al menos pensó en que una niña de 10 años no podía mantenerse sola.
Mi papá era un excelente médico, uno de los mejores, siempre supe que cuando creciera, quería ser médica como el.
Aunque papá no estaba en casa, el se encargaba de todos los gatos de la casa y fue quién pagó mis clases de guitarra, canto y balet, pero yo necesita un padre, no dinero depositado en una cuenta.
En mis cumpleaños papá siempre me mandaba regalos,no sabia como lo hacía, pero siempre me mandaba el regalo perfecto, lo que yo deseaba tener, con el paso del tiempo me di cuenta que lo hacía por que Lilia le decía que podía regalarme. No era que el sabía lo que su hija deseaba.

A papá no podía hacerles dibujos, ni cantarle, pero le escribía cartas, de las que nunca resivia respuesta.
Estaba claro, estába sola, una niña de 10 años, completamente sola. Aunque no tan sola, tenía a Lilia.