¡Todos te escucharon!
(Desde el punto de vista de Victoria)
La luz entra por la ventana y la corriente recorre mi piel por donde su lengua pasa.
Mis manos agarran la sabana con fuerza, sus manos están ahora en mis muslos que se abren sin dificultad en cuanto él hace una mínima presión.
Me mira concentrado, hambriento.
Su cabeza de pierde entre mis piernas y su nariz está en mi entrada, cada respiración caliente hace que mi centro se estremezca, suavemente su lengua me recorre y un dedo se desliza por mi abertura su movimiento lento es tortuoso. ¡Quiero más!!!
- Haci te quería tener desde el primer día que te vi: abierta, mojada y deseosa por mí. - Dice sacándolo para luego añadir otro y aumentar la velocidad.
- Pero no me esperaste y eso me tiene frustrado, molesto. ¡Le has dado a alguien más lo que debías guardar para mí! - Su voz ronca me estremece.
Sus manos van recorriendo cada pliegue, cada espacio, chupando, mordiendo y arañando a su paso.
Siento como van quedando sus marcas en mi cuerpo, es una mezcla perfecta de dolor y placer.
Daimon se arrodilla frente a mí y su enorme miembro venoso me hace tragar saliva con fuerza.
Sujeta mis manos y me hace sentar.
- Acá! - Dice señalándome su regazo.
No lo pienso, me acerco y me trepo a su cuerpo, mis piernas ansiosas se enrollan alrededor de su cintura.
Paso mis manos por su cuello.
Busco su boca y el responde de inmediato pasando su lengua alrededor de mis labios invitándome a que los abra para él, en cuanto lo hago su lengua me invade, reclamándome con violencia con necesidad.
Sus manos alrededor de mi cadera, toca mis nalgas, las presiona con ganas.
Estoy tan mojada que al acercar su verga a mi entrada su cabeza entra un poco haciéndome gemir de placer.
- ¿Me deseas Victoria? ¿Deseas sentirme? - Su voz es ronca, sexi.
Trato de hablar, pero mi boca no articula palabra, no logro enganchar una oración completa.
Mi mente está concentrada en el placer que siento.
- Respóndeme ¿Deseas que te haga mía? Porque yo muero de ganas por hacerlo, por enterrarme en lo más profundo de tus entrañas, penetrante hasta que seamos uno solo. Deseo llenarte de mí leche y oírte gritar mi nombre. -
¡Oh sí! Eso es lo que deseo, sus palabras son como órdenes para mí.
Y dejo que mi peso caiga sobre él mientras me va llenado.
Abro la boca para poder respirar, me siento absolutamente llena.
Pero él me levanta por las nalgas dejándome vacía
- No me ha contestado. - Su respiración en mi oreja me hace estremecer.
- Por favor! Suplico - Con los ojos cerrados deseando sentirlo nuevamente
- ¿Por favor qué? ¡Respóndeme! ¿Quieres que te llene? - Dice y vuelve a entrar por completo haciendo que mis ojos se abran como platos cuando lo siento estrellarse con mi útero.
Luego la sensación de vacío me hace frustrar. ¡Me está torturando!!
- Si, si por favor. Te deseo, te deseo. - Hablo entre gemidos.
Oigo un gruñido de satisfacción y él entra y sale de mi suavemente, disfrutando del calor y la humedad que ha generado.
Luego el ritmo aumenta y yo gimo sin control, perdida en el placer que me genera.
Sus besos recorren mi cuello, arrastrando sus colmillos afilados y pierdo el control cuando siento que muerde de a pocos sin llegas a rasgar la piel.
El orgasmo es tan fuerte que mis jugos mojan la sabana.
- ¿Esa es mi pequeña? ¿Disfrutas con él amor? Tus gemidos se escuchan hasta el territorio vecino - La voz de Dániel me llega en la espalda.
¡Oh no! Trato de soltarme, pero las manos de Daimon me sujetan con fuerza, penetrándome más profundo, haciéndome saltar lágrimas.
Luego se deja caer de espaldas sobre el colchón atrayendo mi cuerpo sobre él hasta que mis senos están pegados a su pecho sin perder el ritmo de sus embestidas cada vez más fuertes.
- No! ¡Concéntrate en mi! ¡Soy yo el que te está clavando! ¡Mírame! - Me dice sujetando mi cara para que lo pueda ver.
- Eso no será por mucho tiempo - Dice Dániel, mientras oigo el sonido de su cremallera y su pantalón caer al suelo.
- Tenías razón hermano, es nuestra. Y hoy va a aprender lo que eso implica - Dice Dániel acercándose a mi costado chupando su marca en mi cuello.
Sus palabras hacen que llegue nuevamente al cielo corriéndome con tanta fuerza que creo que caeré desmayada. Las luces parpadean a mi alrededor. Estoy absolutamente sensible. Y mi vagina sigue presionando tratando de apretar más y más.
Daimon sale de mí y siento como Dániel me llena, a pesar de estar mojada, lastima al entrar.
- Era esto lo que querías para calmar tu calor mi pequeña. - Saca su verga y mete 2 dedos moviéndolos en círculos mientras el sonido de mis líquidos me hace avergonzar.
Los saca y queda un charco sobre el regazo de Daimon.
- Abre la boca y chupa- me ordena y me los introduce. Saben a mí, saben ellos.
- Hermanito, tu desvirgaste su vagina. Lo más justo es que yo estrene también. - Dice Daimon haciendo una fuerte presión con su dedo en la entrada de culo.
¡Oh no!!! ¡Oh no!!!!
- Victoria!!! ¡Victoria!!! - Es la voz de Dániel.
Las sacudidas me hacen abrir los ojos. ¡Ha sido una pesadilla!
Estoy en la cama sujetando fuertemente sus manos mientras ellos me ven con absoluto asombro, sus ojos están llenos de deseo y preocupación.
- Amor! ¡Estabas delirando! - Me dice Dániel respirando agitado.
- Yooo, yooo, ustedes estaban... - El sudor recorre mi cuerpo haciendo que la sabana se pegue como una segunda piel. Mis pezones están tan duros que se notan con claridad a través de ella.
Mi cara se enciende de vergüenza recordando el sueño. Si yo hice esos ruidos, jamás los podré volver a ver a los ojos.
- Esto es una verdadera tortura!!! ¡Ella! Sus gemidos, ¡su cuerpo! No soy de palo.
Si no salgo ahora, no me podre controlar. - Dice Daimon.
Veo a Dániel y tiene los ojos vidriosos.
- Cuando pase su calor y llegue su celo... No quiero tener que hacer esto - Dice y las lágrimas resbalan por sus mejillas.
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