Te deseo


Siento física pena por lo que me pasó, (porque espero que ya no se vuelva a repetir).

Si recuerdo ese sueño mi cuerpo vuelve a reaccionar, y dicen que los sueños son la manera en que el alma y el corazón nos hablan de los deseos más escondidos.

¿Será posible que en el fondo yo desee que ocurra eso? La verdad no me veo en la cama con los dos y las razones son muchas.

¡Mi cuerpo es pequeño y sus proporciones gigantes!!!

Mi "basta" experiencia sexual se resume a una semana, solo pensarlo sería como intentar correr una maratón sin haber aprendido a caminar aún.

Y lo que más me preocupa, si estando con Dániel he sentido dolor, como será si lo intento con los dos a la vez.

¡No! ¡No y no!

Decido salir de la habitación y tomar aire fresco.

Dániel está trabajando con los chicos en el desmonte de la infraestructura que se armó para la reunión y Daimon ha salido a reclamar el territorio nuevo, o eso fue lo que les entendí, puesto que yo estaba más ocupada en verlos que en oírlos.

Al bajar Susy se acerca amable como siempre a preguntar cómo me sentía y los colores llenaron mi cara al suponer que todos habían oído lo que fuera que hubiera salido de mi boca durante la noche. Tal vez ella lo noto porque puso sus manos en mis hombros y mirándome con seriedad me dijo que era normal. Que no debía sentir vergüenza por sentir lo que estuviera sintiendo, que debía romper esas barreras, estaba en casa, esta era mi familia y nadie me iba a juzgar.

Sus palabras me dieron un parte de inmensa tranquilidad.

Si esto estuviera pasando en la vida normal que tenia antes donde tener una relación que no sea monógama es un gran tabú, seguramente no podría ni salir de casa debido a los prejuicios y juzgamientos. Pero con ellos era más natural, el amor es un sentimiento que viven al máximo, sin ponerle tanta lógica, ellos solo sienten y esa es única guía.

Me siento cerca de la entrada en el jardín, la vista es absolutamente hermosa. Traigo un libro conmigo y me concentro en ello, leer siempre ha sido una fuente de desahogo para mí, hasta que unas pequeñas manitas me acarician llamando mi atención.

Creo que desde niña tengo un instinto maternal muy desarrollado, lo veo y recuerdo la conversación que tuvimos con Dániel sobre los cachorros que quería tener. Supongo que los sucesos de las últimas horas habrán cambiado mucho sus expectativas respecto a eso.

Sé que mis acciones lo debieron lastimar mucho, ahora veo que sus temores no eran tan infundados como creía, seguramente él sabía que esto pasaría cuando conociera a su hermano, tal vez todos en la manada lo sabían.

Me agacho a jugar el niño y de pronto siento unos ojos fijos en mí, giro y en el sendero veo a Daimon, sus ojos están cargados de deseo, de lujuria.

Verlo me hace sentir calor. ¡No puede ser que este nuevamente pensado en eso!! Me reprendo.

Trato de concentrar mi atención en los juegos de los niños, cuando su sombra me cubre.

- Te ves mucho mejor! - Su voz es tremendamente sexi - Bueno no es que antes te vieras mal!!! - Trata de corregir negando con las manos - Solo que... - Respira resignado - ¿Te gustaría caminar conmigo? - Dice al fin

¡Verlo nervioso es muy lindo!

Asiento y él me ofrece su mano. Miro nerviosa hacia los lados antes de aceptar tomarla.

- Nadie te va a juzgar! - Me dice mientras caminamos.

- Esto es muy extraño para mí - Le digo tratando de excusarme - ¿Cómo te fue con los nuevos? ¿Te aceptaron bien? - Le pregunto sin saber que otro tema tocar.

- Si, no tenían más opción tampoco. Mi carácter normalmente no es tan dócil como soy cuando estoy contigo. Victoria quería preguntarte algo que me está generando mucha inquietud - Me dice cuando llegamos a un pequeño lago cerca de casa. - ¿Desde cuándo inició tu sensación de calor? -

- No lo sé bien, pero creo que fue cuando llegamos a la reunión. Cuando empezaron a llegar todos los carros. - Le digo tratando de recordar el detonante exacto.

- ¿Qué crees que lo pudo causar? - Esta bastante interesado en el tema.

- No estoy segura, supongo que debo ser alérgica a alguna de las hiervas que traían ese té, fue lo único raro ese día. - Sus ojos me ven con intensidad.

- ¿Quién te lo dio? - Pregunta mientras se va sentando cerca de la orilla y me invita con su mano a acompañarlo.

- Fue una señora de la manada, sé que la había visto antes, pero no logro recordar su nombre, ella fue muy amable conmigo, me ayudó mucho esa tarde. - Le digo tratando infructuosamente de recordar. ¿Era Ana? ¿Lana?

- Tienes razón seguro fue alguna de las hiervas, es mejor no volver a tocar ese tema, conociendo a Dániel buscará a esa pobre mujer y la castigará pensado que te ha hecho daño a propósito. - Me dice mirando al suelo.

Toma una de las piedras pequeñas y la lanza al lago haciendo que con el movimiento sus músculos se marquen y yo lo veo casi con la boca abierta.

- Me enciendes demasiado, ha sido una verdadera prueba tenerte tan cerca y no poder demostrarte lo que me haces sentir - Me habla haciendo que me ponga roja por su repentina confesión.

Levanto la mirada y sus ojos acechantes me miran. De pronto siento su mano acariciar suavemente mi mejilla y su dedo índice recorrer mis labios. Un jadeo sale de mi boca antes de que pueda contenerlo.

- Me deseas tanto como yo a ti! - Afirma y siento sus labios chocar con los míos hambrientos, demandantes. Mis piernas se acomodan a sus lados mientras me posiciono en su regazo sin dejar caer el peso sobre él, acaricio su cuello ansiosamente subiendo las manos para enredarlas en su cabello. Pronto siento sus manos en mi cintura girándome hasta hacer que mi cuerpo quede contra el suelo y siento su peso sobre mí, la dureza de su miembro me hace gemir, abro la boca y mi lengua se encuentra con la suya. Siento su mano acariciar mi cuerpo.

Deseo abrir mis piernas y darle acceso para sentirlo más cerca si fuera posible.

Separo mi boca con brusquedad cuando un fuerte gruñido nos hace notar que no estamos solos.

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