Su Luna
Todo es confuso.
Escucho a él hombre decir que tengo el alma dividida, y es precisamente, así como me siento.
Hay dos compañeros y un corazón. Tiene razón.
Ninguno dice nada y él parece avergonzado de haberlo dicho.
El anciano me mira preocupado.
Ellos no han dicho nada y yo no puedo dejar de llorar y sentirme como la peor de todas las mujeres.
- Tranquila amor - Dániel por fin habla y sujeta mi mano.
Daimon mira nuestras manos y siento que eso lo lástima, no quiero hacerle daño a ninguno.
Él se incorpora y los escucho hablar, quiere irse.
Piensa en mí, y en el dolor que me produce esta situación.
Escucharlo decir eso hace que mi corazón se acelere, ¡no deseo que se valla!
Dániel le convence de que no es necesario, y yo respiro aliviada! Luego sus manos me jalan para que camine. Desea llevarme a casa, las lágrimas han hecho estragos en mi cara. Si entramos así se darán cuenta todos de que algo sucedió.
Cuando estamos en la habitación, el remordimiento regresa, ver nuestra cama, Las flores...
- ¿Por qué me pasa esto? ¿Por qué lo hice? ¿Por qué me siento así? Duele - Le digo llorando, con temor a que deje salir su furia.
Pero en lugar de eso siento sus brazos a mi alrededor calmando la herida que siento. ¡Mi pecho arde! ¡Lo amo! De verdad lo amo, y no sé porque actúe de esa manera.
No me juzga, me da espacio y yo paso a organizarme. El maquillaje no es mi fuerte, así que hago lo que más puedo por disimular los rastros del llanto.
Cuando salgo él está sentado en la cama.
¡Me siento tan culpable!!!
Quiero aclarar esta tormenta que tengo en el pecho.
Me dejo llevar y empujó su cuerpo para poder treparme sobre él, mi cabello cae como lluvia sobre su cara, lo beso.
Sus manos van directo a mis nalgas presionándolas fuertemente, luego me gira y queda sobre mí, me besa con ansias.
- Te amo! ¿Lo sabes, verdad que sí? ¡Jamás te lastime con intención Yo puedo cambiar todo lo que me pidas! - Su voz es suplicante y eso me duele, sé que sufre y la culpable soy yo!
- Si amor, ¡lo sé! - Lo beso suavemente para que su ansiedad se aleje.
Tengo el vestido completamente enrollado a la cintura y su fuerte erección presiona mi centro.
Me pregunta si deseo que lo hagamos.
Si fuese el Dániel de antes habría actuado sin pensar, tomando lo que le pertenece. Pero su pregunta reafirma que se siente débil por lo que pasó. Teme que lo deje.
Nos levantamos y regresamos a la reunión, me siento un poco más tranquila hasta que estamos nuevamente cerca. Es él quien me genera esa aceleración.
La mesa está servida y Dániel los invita a tomar asiento, separa mi silla y se sienta a mi lado.
Mis piernas se mueven de manera insistente, dejando notar mi nerviosismo.
Y luego el pregunta algo que no creería que pudiera salir de su boca.
Desea saber si quiero cambiar de silla y hacerme al lado de su hermano.
Siento un ardor en la marca, y subo mi mano para asegurarme que siga allí.
Los miro de reojo. No me cambiaré, este es mi lugar, a su lado.
Terminamos de cenar y voy con las otras Lunas a calentarnos en la hoguera, ya escuché la historia de la pérdida de las otras y me duele volver a escucharlo, los veo y esos Alfas se ven vacíos, miro a mi Dániel, así se vería si yo decidiera irme de su lado.
No, ¡no sería capaz de causarle tanto daño!
Anhelo que pronto terminen, que nos reunamos con el anciano y que nos de la cura para solucionar esto.
Después de lo que pasó en la habitación el calor en mi cuerpo calmo un poco.
Ellas están intrigadas por conocerme, me preguntan sobre cómo nos conocimos y no es un tema que me guste recordar mucho, no hoy. No quiero más tensión. Niego con la cabeza y permanezco en silencio, ellas son amables y no insisten más.
Por fin escucho las sillas moverse, me giro y todos se están levantando y salen hacia donde estamos nosotras.
No me muevo, esperare hasta que terminen para ir a ellos.
Escucho una voz por encima del bullicio, es él joven vecino. Los mira y pregunta quién de los dos fue el que irrumpió en su territorio.
Recuerdo muy bien ese día. ¿Será que él vio lo que pasó y desea contarlo al resto?
Me acerco rápidamente a Dániel, pero es la voz de Daimon la que rompe el silencio.
Lo veo y se ve tan abrumado, desconcertado.
Reconoce que fue él y le ofrece una disculpa.
Creo que todo se cerrará ahí.
Pero ese tipo absolutamente arrogante le dice que no, que no son sus disculpas lo que desea, y lo reta a un duelo.
¿En serio quiere pelear por eso? Estoy pensando en eso cuando lo veo transformarse, es un Lobo café, musculo igual que su humano, esta rabioso.
Sin dar tiempo a nada lo veo lanzarse y atacar a Daimon, veo su camisa llenarse de sangre, está en el suelo.
El pánico me invade.
Me escucho gritar pidiéndole que se levante, trato de correr a su lado.
No me importa que ese animal me ataque, quiero estar con él.
Los fuertes brazos de Dániel me sostienen.
¿Porque ninguno hace nada maldita sea?
El lobo arremete nuevamente.
Daimon me mira y sus ojos brillan, luego se levanta y esquiva su ataque, espero que se transforme, pero no lo hace, ¿será que su lobo no quiere salir? Pronto lo tiene sometido y le ofrece rendirse para soltarlo. Pero esté en vez de aceptar abre su boca para dejar salir lo que será su sentencia.
-No me rendiré. No quedaré tranquilo hasta matarte o a tu Luna cuando la encuen.- Pero no termina la frase. Los fuertes brazos de Daimon están acomodados en su cuello, haciéndolo crujir. Lo ha matado.
- No debiste decir eso! ¡Mi Luna es intocable, bastardo! - Dice y arroja el cuerpo.
Cuando sus ojos negros me miran me doy cuenta que no era él quien tenía el control, era su lobo.
- Su manada ahora me pertenece. Sométete o muere con tu Alfa - Le dice al hombre que está en el piso tocando el cuerpo sin vida del joven.
Él habla algo de un veneno y luego se inclina rendido ante sus pies.
Mis ojos no se han despegado de Daimon que empieza a tambalearse hasta dar contra el árbol cercano. Su cuerpo se deja caer sin fuerza.
La sangre sale sin control, Dániel me suelta y yo corro a su lado. Trato de detener el sangrado.
- RESISTE POR FAVOR! ¿Me escuchas? -Le grito angustiada! ¡Tengo pánico!
Mi mano recorre su cara, acariciándolo.
¡Él está muy pálido, débil!
¡Quiero gritarles que si ninguno va a buscar ayuda! ¿Acaso lo van a dejar morir acá? Pero soy incapaz de separar mis ojos de los suyos.
Luego su mano sube y sujeta la mía
-No te preocupes, ahora que te he encontrado no te voy a dejar - Me dice suavemente antes de caer desmayado en mis piernas.
Sé que Dániel lo ha escuchado también, porque lo veo tensionar los puños. Pero no me importa, ¡no me importa nada!
¡Estoy desesperada! ¡No quiero que muera! ¡No quiero!!!!
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