(Desde el punto de vista de Daimon)

Miro con orgullo el vasto territorio que me pertenece.

Mi manada se ha ido expandiendo a lo largo de estos diez años.

Las batallas que hemos ganando nos han dado como resultado añadir miembro*os y tener un terreno cada vez más grande.

Somos fuertes y temidos de eso no cabe duda.

Durante este tiempo me he dedicado a entrenar sin descanso buscando el momento correcto para obtener mi revancha, soy disciplinado y tengo un objetivo en mente.

Cuando mis padres murieron, ¡la manada conservaba la esperanza que los dos nos pusiéramos al mando, pero yo jamás aceptaría un segundo lugar!

Si no podía ser el Alfa prefería no estar ahí, de manera que rompí mis lazos y los abandoné.

Ellos no me dieron el derecho a luchar por el puesto como era debido. Solo apoyaron el reclamo de mi hermano por la simple razón de haber nacido unos minutos antes que yo.

Ellos pensaban que sería lo mejor para todos, ¡pero no era justo!

Los dos estábamos igual de entrenados y capacitados.

Desde niños empezamos a formarnos para poder continuar el legado de mi padre, de echo yo que tengo un carácter más fuerte y dominante, habría sido la mejor opción y se los pienso demostrar.

¡Al final esa manada volverá a ser mía!

Siento furia al recordar esos días, yo estaba herido, lastimado, acababa de perder mi hogar, no había superado aún el duelo, pero ellos no pensaron es eso. ¡No pensaron en nada!

Ese maldito día yo perdí todo lo que tenía, mis padres, mi manada, mi casa...

¡TODO!

Me aleje jurando que regresaría, que esto no se quedaría así.

Y Dániel sabe que así será.

¡Cuando lo haga los haré suplicar perdón de rodillas a todos!

Les haré pagar por mi dolor, por la incertidumbre que sufrí al emprender el camino solo.

Les daré donde más les duela.

Sobre todo, a él.

Mi manada me tiene a mí, soy su Alfa y ellos respetan y apoyan las decisiones que tomo. A pesar de necesitar una guía femenina ellos no han reclamado para que la consiga.

En todo lo que pienso es en buscar venganza, está herida no se ha cerrado y solo sanara cuando la consiga.

Creo que esa es la razón de que aún no tenga una Luna.

Cuando encontramos nuestra mitad la manada se hace más fuerte, pero el Alfa se vuelve más vulnerable, si algo le pasa a ella, la conexión hace que él ya no pueda seguir viviendo, el dolor por la pérdida es tan insoportable que prefiere morir a tener que continuar viviendo sin su amor.

Y yo no me puedo permitir esas debilidades.

Por eso no la pienso buscar todavía, prefiero seguir como estoy, sin una mujer fija, disfrutando de mi vida de soltero sin ataduras.

¡Cuando deseo calentar mi cama o desahogar las ganas solo debo pedirlo y las mujeres de la manada hacen fila por una noche conmigo!

Esa es mi vida.

Sexo rudo, tríos, orgias, "amores" de una noche. ¡Entrenamientos y batallas! Acá no hay espacio para cursilerías. ¡Yo no creo en el amor!

A pesar de que rompí el vínculo con mi hermano cuando partí, al ser gemelos algo queda.

Por eso desde hace dos días sentí que algo estaba cambiado en él.

Se aparece en mis sueños.

Él va caminando de la mano con alguien que se me pierde en las sombras, trato de alcanzarlos, pero no lo logro.

Mi afán de llegar a ellos no es por él, es por ella.

¡Siento necesidad por tocarla! ¡Conocerla!

¡Él está feliz! ¡Está completo!

¡Maldito!

Por eso intuyo que es un buen momento para regresar.

Sus repetidas apariciones en mis sueños deben ser seguramente a que él encontró a su Luna.

Lo presiento y me molesta.

Además de eso, no es normal los cambios de temperamento que ha tenido Máximo, mi lobo, últimamente me gruñe furioso todo el tiempo, esta irritable, dolido, lleno de celos.

Me pasa imágenes de la felicidad que deben estar sintiendo ellos.

Y me pregunta porque soy tan egoísta con él y no busco también la nuestra.

Él desea y necesita a su compañera, ha sido paciente, pero se siente te incompleto sin ella.

Me exige que busque a nuestra Luna, ya no está dispuesto a seguir caminando solo, la espera ha sido suficiente, esta asqueado de las putas con las que me revuelvo.

Me recuerda que ya estoy en edad de tener cachorros, de expandir la manada.

¡Él es un Lobo fuerte!

Su pelaje es gris con una mancha negra en el pecho tiene ojos negros, es orgulloso, fuerte y territorial.

Recuerdo el día que llego, acaba de recibir la noticia del accidente de mis padres, me sentía solo, devastado y fue cuando escuche su voz en mi mente.

-Ya nunca volverás a sentirte así! Ahora estamos juntos - Me dijo desde el fondo de mi mente.

Él es mi complemento, fue quien me ayudo a tomar la decisión de salir de ese lugar.

Me brindo fuerza y me ayudo a formar la manada MoonBlack, nuestra familia.

Su relación con Logan es igual que la mía con Dániel. ¡Terrible, competitiva, caótica!

Máximo me insiste en que debemos reclamar lo que nos pertenece.

Y no habla del territorio.

¡Siente que nos están robando algo! ¡Algo precioso!

- ¡Yo te levanté del suelo donde estabas, te di fuerza y apoyo!

¡Ahora es momento de que tu hagas lo mismo por mí! ¡Trae a mi compañera! Daimon yo la necesito! - Me dice con su voz imponente asomando sus colmillos.

¡Está muy ansioso!

Lo calmo y le aseguro que solo necesito un poco más de tiempo y lo haré.

Primero necesito encontrar la mejor forma de hacerlos sufrir. Y luego me dedicare a buscarla, tendré los cachorros que él desea. ¡Lo dejaré correr junto a su loba!

Acepta, pero me deja claro que no puedo tardar.

Dentro de muy poco les haremos una visita.

Espero que mi hermano aproveche su momento de felicidad, porque será solo eso. ¡Un momento!