¡Qué noche!

Los brazos de Dániel me levantan con brusquedad.

Trata de sacudirme para que reaccione.

Para un hombre su orgullo es importante y para un Alfa aún más.

Y que los otros vean mi preocupación desmedida por su hermano, es un golpe doloroso para él.

Trato de recuperar la compostura, pero mi esfuerzo es en vano.

Se están llevando a Daimon para atenderlo en casa y lo único que yo quiero es correr tras ellos, pero sus brazos me lo impiden. Sus manos están en mi cara y siento que me presiona fuerte.

- Victoria! ¡Cálmate! No imaginas cuanto me molesta verte así. - Le escucho decir con los dientes apretados. ¡Está furioso!

Lo miro con ojos suplicantes.

¡Quiero ir a casa! No quiero que Daimon esté solo, cuando despierte.

Todos mis ruegos están en esa dirección. En que él despierte.

Dániel cierra los ojos respirando fuerte, no entiende por lo que estoy pasando. Para ser sincera, yo tampoco logro entender esta locura que siento.

- Amor él es fuerte. Se salvará. Ahora por favor cálmate y vamos a casa - Oigo su voz calmada mientras me carga en sus brazos y empieza a caminar.

Apenas llegamos me muevo ansiosa para que me permita bajar.

Lo veo y el sudor recorre su frente.

La abuela está en la puerta y en cuanto me ve extiende sus brazos.

- Cálmate hija! ¡Tranquila! Ya lo están atendiendo.

Él siente tu energía, siente tu angustia. ¡Así no puedes verlo! Se va a alterar. - Me abraza fuerte

- Es lo mismo que te estaba diciendo amor! Ven conmigo, Susy te dará un té para que te ayude a calmar. - Dice Dániel jalándome sin fuerza hacia la cocina.

- No quiero! ¡No tomare más tés! Con el que tome en la tarde fue más que suficiente.

En vez de calmarme solo me ha alterado, no quiero probarlo de nuevo, aún siento fuego en mis venas. - Le digo molesta

- ¿Dónde sientes el calor? ¿Te lo ha dado Susy? - Me extraña su curiosidad, pero no quiero seguir hablando.

Suelto su mano y me dirijo a la habitación donde lo tienen, pero un quejido me hace girar.

- ¡Victoria, amor! Ahhh! - Veo su cara y la palidez lo recorre, él busca con su mano la pared para evitar caer.

¡Corro a su lado, llorando!

- FRANK!!! - Grito mientras veo como Dániel va resbalando por la pared.

Si antes me sentía mal, ¡ahora me siento peor!

Seguro tanta furia y dolor le había provocado esto.

¡Todo es mi culpa!!! ¡Todo!

Escucho la voz de Frank.

- Luna, cálmate. Seguramente es por el veneno. Le pediré al médico que le ponga un antídoto y que lo revise - Dice mientras corre en busca de ayuda.

Como es posible que en menos de veinticuatro horas pueda pasar del cielo al suelo.

El doctor sale rápidamente y lo inyecta.

Mis manos acarician su cara y un sudor frío lo recorre.

¡Mi pobre Dániel! Debe estar tan arrepentido de haberme encontrado.

Solo he llegado para hacer estragos en su vida.

¡Quiero despertar de esta pesadilla!

- Busquen una habitación donde acostarlo - Pide el doctor a los hombres que están parados a nuestro lado.

- Arriba! Nuestra habitación queda arriba - Les digo señalando la escalera.

Veo mis manos y la sangre me recuerda que tras la puerta de en frente, Daimon lucha por sobrevivir.

La abuela sabe la división que esto me genera, así que ella se acerca a la puerta y me hace una señal para que yo pueda subir tranquila.

Lo están revisando, cuando Frank, golpea suavemente.

- Soy yo Luna, los alfas han enviado algo - Le escucho mientras abre la puerta.

Lo veo entrar con una pequeña taza en las manos.

El médico la recibe y deja caer el contenido en la boca de Dániel.

- Han enviado una gota de sangre de cada uno, la sangre de un Alfa es curativa y le ayudará a estar bien muy pronto - Me dice el medico al ver mi cara de inquietud por saber que le están dando.

Poco a poco los colores de su rostro van volviendo y con ellos mi esperanza.

- A-Amor - Escucho a los pocos minutos su voz débil pero seductora.

- Estas aquí. - Dice con alivio, tomando mi mano y llevándola a sus labios. - Mi amada Luna - Esas palabras bastan para que la culpabilidad regrese.

- Si amor, no me apartare de tu lado - Le digo dándole un suave beso en los labios.

- ¿El calor que sentías se calmó? - No esperaba que preguntara eso

- No realmente, creo que ese té me afecto. Seguramente soy alérgica a alguna de esas plantas - Le respondo

- No amor, no es esa la causa. La causa es la presencia de mi... - Se interrumpe y sus ojos recorren la habitación hasta encontrarse con los de Frank.

- Lo están atendiendo, Alfa, la sabía Mary esta con él, ya le han dado un poco de sangre también - Lo escucho aliviada y veo como él también se relaja al oír eso

- Por favor, encárgate que los invitados estén cómodos, que no les falte nada. Mañana iré a agradecerles por su ayuda, ahora solo quiero descansar. - Frank y el médico asienten y pronto estamos solos en la habitación.

Me levanto y me dirijo al baño.

Mi vestido está completamente teñido de sangre, mis manos y hasta mi cabello.

Soy una imagen triste de ver.

Me desnudo y abro el grifo del agua fría, su contacto alivia muy poco mi ardor.

Trato de limpiarme, pero por más que aplico jabón no logro quitar su olor, su sangre. Me ha dejado impregnado el cuerpo.

Luego la puerta se abre y Dániel está de pie observándome, su mirada es inescrutable.

Solo tiene puesto un bóxer que pronto se quita.

Avanza y siento su contacto, sus manos cálidas que calman mi alma y dan tregua a la tempestad que se agita dentro.

- Me gusta más cuando hueles a mí! - Dice mientras pega nuestros cuerpos


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top