(Desde el punto de vista de Victoria)

Esta mañana ha sido una verdadera montaña rusa de emociones...

Puede hablar con mi madre y solucionar el problema del dinero para la clínica.

¡Eso es un descanso inmenso para mí!

Hoy por fin iniciaran el tratamiento y ya solo queda esperar y orar para que esté de el resultado que estamos esperando.

Dániel ha salido de casa, me ha dicho que no tardaba tanto y así deseo que sea.

Todavía tengo la sensación del beso de hoy, el sabor de sus labios. El calor de su cuerpo.

Es muy extraño lo que me hace sentir, realmente es alguien desconocido en mi vida y a pesar de lo que me ha hecho y la forma en la que me trajo a este sitio, yo me siento muy cómoda a su lado.

Susy subió casi de inmediato junto con otra chica a organizar la habitación.

Al cambiar la ropa de cama vi la sangre en las sábanas y un escalofrío me recorrió, recordé casi con dolor lo que había pasado ayer.

Ella rápidamente recogió la sabana y la guardo dentro de una cesta y la dejo en el suelo junto a la cabecera de la cama al lado donde duerme él. Me pregunto si lo está haciendo por su petición. Si ha sido una orden que le ha dado. ¿Lo pensara guardar como una especie de trofeo? ¿De recuerdo?

Me sentí avergonzada al verla, pero ella me miro con cariño.

¿Cómo podía ser el mismo hombre?

Hoy se había portado como un verdadero príncipe azul, amoroso y paciente, y ayer había sido un animal despiadado, los moretones en mi cuerpo no me dejaban mentir.

Me quedé perdida en mis pensamientos y solo me di cuenta que habían salido cuando escuché la puerta abrirse nuevamente, esta vez venia solo ella y traía una cantidad impresionante de bolsas, bolsas y más bolsas de compras, ropa, zapatos, maquillaje, ¡creo que jamás había tenido tanta en mi vida!

Le tomo casi cinco viajes para poder entrar todo.

-Mi Luna esto te lo envío el Alfa. ¿Deseas que te ayude a acomodarlo? - Me dijo contenta mientras desocupaba uno de los espacios del armario.

Le agradecí, pero prefería estar sola.

Quería pensar en todo lo que me estaba sucediendo.

Mientras empiezo de acomodar algunas cosas siento como si estuviera firmando un contrato irreversible.

¿Qué será de mi vida de ahora en adelante? ¿Qué me espera?

Entre todo lo que me envió vienen también todas las cosas que tenía en el hotel, verlas me genera mucha alegría, está la foto con mi madre, mis libros...

¿Será que algún día la volveré a ver? ¿Podre regresar a casa?

Me organizo, me pongo uno de los vestidos y espero pacientemente a que él llegue.

Me siento algo ansiosa.

Susy me pregunta varias veces si necesito algo, pero prefiero esperar a que él regrese primero.

¡La habitación donde estoy es gigante, la cama es grandísima, cómoda y alta!

Tiene varios cojines.

La decoración es bastante seria, no hay colores.

Me acerco a los armarios, todo huele a él, sobre todo yo.

Aparte de las cosas recién puestas en el espacio que ahora me pertenece no veo ningún signo de que alguna mujer allá estado antes en este lugar.

No tiene fotos.

Lo único que adorna la habitación es un cuadro que cubre casi por completo la pared, es un Lobo gris enorme con una mancha blanca en el pecho, se ve imponente, tiene unos ojos negros que se me hacen escalofriantemente conocidos.

Jamás había visto algo como esto, creo que le deben gustar mucho esos animales para mandar pintar uno.

Susy ha subido varias veces tratando de invitarme a salir para caminar o comer algo, pero realmente no deseo salir aún, además apenas llevo un poco más de la mitad de las bolsas organizadas.

Me acerco a la ventana.

La vegetación es tan extensa que hasta donde da mi mirada solo se ven árboles y montañas cubiertas de hielo. Extraño mi país donde el calor es constante, extraño la amabilidad de mi gente. Acá ellos hablan apenas lo justo y necesario, pero extrañamente no he sentido nada de frío.

La casa es bastante cálida. ¡La gente emite calor!

Viendo el bosque pienso que si decidiera intentar huir muy seguramente me perdería antes de encontrar la salida de este lugar.

Parece un laberinto. ¿Pero a donde iría que no fuera a su lado?

Al poco rato escucho aullidos salir del bosque.

Me da un poco de miedo.

Me pregunto ¿Qué tipo de fieras pueden habitar allí afuera? ¿Será que hay lobos cerca?

A pesar de amar a los animales, los salvajes me dan bastante temor.

Acá todo es grande, la casa, la gente, el bosque, y yo me siento indefensa

Pienso en eso cuando por ese camino lo veo aparecer en compañía de otro hombre, vienen sin camisa.

Es realmente apuesto, altísimo, musculoso... Me gusta. Me gusta mucho.

De repente voltea a mirar hacia mi ventana, ojalá no me haya visto, pienso inmediatamente y me alejo rápidamente buscando la cama para sentarme, mientras el sube.

Apenas alcanzó a medio acomodarme cuando oigo la puerta de la habitación abrirse. ¿Cómo es posible que llegara tan rápido?

No puedo pensar en más porque en cuento llega ya estoy en sus brazos, me levanta con tanta facilidad, me abraza fuerte como si temiera que al regresar yo no estuviera.

Su nariz está clavada en mi cuello, me olfatea, siento su desespero, su necesidad por estar cerca. Eso me gusta, porque me está sucediendo lo mismo.

Su olor me llega en oleadas, es demasiado raro lo que siento. Me provoca mariposas en el estómago, mis manos sudan, mis piernas tiemblan, mi corazón late fuerte y rápido.

Es adrenalina pura la que corre por mi sangre, es lo que él me produce.

¡Aunque no quiera reconocerlo me alegra que este acá!

Todo mi cuerpo delata la felicidad que siento de estar con él.