¡Por fin!
Mis dedos recorren su piel y me siento novato, nervioso.
No me canso de ver ese cuerpo que me despierta tantos sentimientos y pasiones.
Si ella fuera consciente del poder que tiene sobre mí.
Me pongo a horcajadas sobre su cuerpo frágil y su calor hace que mi miembro de por sí duro como una roca se levante hasta ser doloroso por las ansias de penetrarla.
Su cuerpo parece moldeado justo a la medida, esos pechos duros y deseables que me invitan a tocarlos, su vientre plano y esas caderas que son mi perdición.
Paso mis dedos por sus labios carnosos que hace tan solo unos minutos me han hecho ver estrellas al darme tanto placer. Al sentir el roce ella los atrapa chupándolos con fuerza y gimo al recordar la sensación de su lengua en mi punta ¿Si así es siendo inexperta, como será cuando se tome más confianza?
Pego con fuerza mis labios a los suyos saboreando cada centímetro con hambre y necesidad de retener su aliento, de que no quede un espacio que mi lengua no pruebe.
¡Su respiración agitada me hace ver que esta tan urgente como yo por sentirme y eso me emociona al límite!
Es así como quería tenerla desde siempre, mojada, excitada y con ganas. Amándome como yo la amo.
Mis dedos rozan las marcas que ahora resaltan en su cuello y el contacto hace que ella arquee su espalda moviéndose descaradamente contra mi miembro.
- Amor, ¡por favor! Te quiero ya - Me dice entre jadeos.
- No tenemos prisa mi pequeña, quiero recordar y que recuerdes esta tarde como si fuera nuestra primera vez. - Le digo mientras dejo un camino de besos hasta llegar a su pelvis.
La posición en que la tiene mi hermano me da una visión perfecta de su cálida entrada y los pensamientos más pervertidos me atacan.
Imágenes que me hacen sonrojar.
¡Joder! Deseo estrellar mis bolas en ese culo que tanto me atrae. Deseo ver el sudor correr por su espalda mientras entro y salgo de su vagina lista para mí, pero no será hoy.
Esta tarde la voy a tomar con calma.
¡La veo y mi mente se llena de imágenes con ella en posiciones que la diosa sabe que me avergüenzan!
¿Cómo es posible que pueda desencadenar amor y perversión en medidas tan extremas?
Mi mirada la devora y ella lo siente por el nerviosismo con el que muerde sus labios.
- Estas tan... tan rica! - Le digo y paso mi lengua por su raja que ya empieza a botar jugos, la paso hacia arriba y hacia abajo con firmeza haciendo que sus jadeos se conviertan en gemidos altos y demandantes que retumban en toda la habitación, me detengo en su centro y con mis dedos lo abro para darle cabida a mi lengua y poder introducirme en ella saboreando todos sus líquidos. Esto es un sueño para mí.
- Ahora! ¡Te quiero ahora! ¡No me hagas esperar más Dániel! - Me dice ansiosa y una sonrisa de satisfacción se dibuja en mi cara.
Froto mi miembro en su raja y doy pequeños golpes en su clítoris haciendo que ella blanquee sus ojos producto del placer que recibe.
Sin poder retrasar más el momento guio con la mano mi verga dura hacia su vagina y dejo deslizar la cabeza hinchada por su húmeda cavidad, ingresando apenas hasta su entrada para volver a salir.
La sensación es tan placentera que debo presionar mis testículos para evitar venirme.
Sus paredes me generan una sensación de fricción y de estrechez que hacen que los gruñidos salgan de mi garganta.
Vuelvo a repetir la acción hundiéndome cada vez más en ella hasta que estoy completamente clavado en su cuerpo.
Su respiración agitada y las contracciones que hacen sus paredes me están enloqueciendo.
- Deja que se adapte. Todavía no está lista - Me dice mi hermano mientras una de sus manos acaricia sus pezones dándole pequeños pellizcos y tirones y la otra acaricia su hermosa cara. Da resultado porque pronto siento que ella por fin se relaja y la resistencia se va, dando paso a una gran humedad facilitando que pueda entrar y salir de ella con un movimiento fuerte y constante.
- Si amor, ¡así! ¡No pares! - Su voz entrecortada es una orden para mí, y empiezo a intensificar mis embestidas hasta que el chapoteo de nuestros cuerpos se oye claramente y sus uñas se clavan en mi espalda mientras se corre ruidosamente.
Sin poder aguantar más tiempo me muevo de manera errática, corta y profunda hasta que me riego satisfecho en su interior y mis labios se pegan a los suyos suavemente.
Abro los ojos y ella me mira con sus mejillas rojas y sus pupilas aún dilatadas.
- ¡Eres en mi vida tan necesaria como el sol, ya no se vivir sin tu amor Victoria! - Mi voz transmite lo que mi corazón quiere gritar y ella sonríe enamorada.
Daimon suelta sus piernas y suavemente yo las ayudo a estirar.
- Te amo Dániel! ¡Te amo tanto! - Su respiración aún es acelerada.
- Bueno, creo que ahora si me han dado celos. - Dice Daimon y la carga hasta que su cabeza esta acomodada en la almohada.
- Es hora de descansar - Le dice mientras besa su frente y ella se gira abrazándose fuerte a su pecho
- A ti también te amo, ¡lo sabes! - Le responde besándolo y pronto queda profundamente dormida.
Se ve inocente cuando duerme, tranquila y segura sabiéndose amada.
- Gracias - Le digo a él y es el agradecimiento más sincero que le he dado tal vez en la vida.
- Si ella es feliz yo también lo soy - Me responde.
Mis manos recorren su columna haciendo círculos. La sensación de satisfacción es inocultable, me siento pleno, pero no satisfecho. Mis ganas por ella no se agotan por el contrario van en aumento y si sigo en la cama sintiendo su calor voy a querer volver a tenerla y ella necesita descansar así que me levanto y Daimon se incorpora también.
- ¿Dániel, podemos salir a caminar? Me gustaría que habláramos sobre un tema que está robando mi tranquilidad. Hay algo que quiero contarte respecto a Joseph y su cambio de manada. - Su ceño fruncido me hace ver que lo que sea que valla a decirme es grave y no quiero que nada arruine la felicidad que tengo ahora.
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