Mía
(Desde el punto de vista de Dániel)
He pasado la mejor de las noches, por primera vez en años dormí tranquilo, sin pesadillas.
¡Es por ella! Es la tranquilidad de saber que la encontré, es su calor, su compañía.
Ella duerme plácidamente en mis brazos, su cuerpo se amolda perfectamente al mío.
Deseo que el tiempo se detenga, imagino que se despierta y pega su cuerpo al mío como una gatita buscando amor, que se gira y busca mis labios con necesidad. Se sube a horcajadas sobre mi miembro, se mueve ansiosa, deseosa por tenerme dentro...
Pero no, ella se despierta y empieza a llorar, ¡si ella supiera eso cuanto me molesta!
No deseo que llore, que este triste, no la traje para eso. ¡Mi intención es que seamos felices!
Se lo digo, pero creo que no me escucha.
Luego de un momento se gira y se pega a mi pecho agachado la mirada, al sentir sus senos rozando mis costillas mi verga inmediatamente se pone erecta, me corro un poco para evitar que lo sienta, ya de por sí está llorando, si se da cuenta se va a asustar y será peor.
Estoy pensando en eso cuando escucho su hermosa voz.
-Dániel, compréndeme, debes dejarme ir, mi familia me debe estar buscando, por favor- Siento la rabia subir por mi sangre, la sola idea de que no esté me duele.
Le explico que eso no es posible, haré lo que ella quiera, menos dejarla ir.
Se queda en silencio de todas maneras siento que estamos avanzando algo, por lo menos me habla.
Me levanto y busco su teléfono, se lo entrego, ella lo toma rápidamente, su angustia es por su familia, lo revisa y llora.
Tal vez está esperando que me valla, al ver que no me muevo se levanta y camina hasta la ventana, luego marca un número.
Es su madre, le escucho hablar y tiene una preocupación genuina, no mentía cuando dijo que había emigrado para ayudarlos.
La habitación está en absoluto silencio y yo lo suficientemente cerca para poder oír con claridad la conversación.
Su madre está enferma, esa es la razón. Hablan de exámenes y tratamientos, cuando pasa la que creo es la enfermera la veo llorar con impotencia.
No aguanto más, no voy a permitir que mi Luna sufra por algo que está en mis manos solucionar, los negocios que tengo me han dejado mucho dinero.
Le digo que no dejaré que su madre muera, que se comunique al hospital y que solicite que inicien el tratamiento, que hoy mismo realizaremos el pago.
Ella me mira confundida y luego finaliza la conversación.
No quiero que piense que la estoy comprando, pero no digo nada, ya está bastante sensible.
Me rompe el alma verla llorar, la abrazo tratando de que sienta que está segura conmigo
Ella se queda quieta, luego de un momento siento sus brazos rodearme, me agradece lo que voy a hacer por su madre, me explica que son solo ellas dos, que no tiene a nadie más en la vida.
Verla tan vulnerable me duele.
-Ahora me tienes a mí. Nada te hará falta- Le digo inmediatamente, se lo digo desde el fondo de mi corazón, no puedo reprimir más mis ganas, tomo su carita entre mis manos y la beso suavemente.
Al principio se queda quieta, pero luego responde a mi beso.
¡Es delicioso! Su lengua moviéndose al compás de la mía. Sus labios son adictivos.
¡Esto será el inicio de mi felicidad!
La dejo en la cama y me ducho rápidamente, si me quedo más tiempo luego puedo arruinarlo, no quiero que Logan salga y me haga perder el control nuevamente.
Bajo a la cocina y ya está el desayuno listo.
Saludo a todos con una sonrisa que por sus caras de asombro al parecer no había tenido desde hacía mucho.
Tomo lo que le voy a llevar a mi pequeña y lo pongo en la bandeja.
-Susy ten listo el mío, no tardo en bajar- Le pido.
Sentado desayunando esta mi Beta.
-Frank, debemos visitar el consejo- Digo mientras inicio a subir las escaleras.
-Claro que si Alfa! ¡Me alegra verte feliz! De haber sabido que encontrarla te pondría de tan buen humor, toda la manada la habría salido a buscarla sin descanso- Dice riendo.
- ¿Así? Vamos a ver si podrás seguir con tus chistes cuando estemos entrenando, no tendré compasión contigo hoy - Le digo bromeando.
Cuando mi padre hablaba de la importancia de tener una luna, una compañera, no creí que fuera tan cierto.
Yo pensaba que a mi manada no le faltaba nada, éramos fuertes y nuestro territorio era de los más grandes del continente, pero ahora que ella está acá. Siento que por fin estamos completos.
La energía se siente distinta.
Yo me siento diferente.
Cuando subo ella está saliendo de la ducha. ¡Se ve tan hermosa!
¡Dejo la bandeja en la mesa y me apresuró a pasarle una camiseta y unos bóxeres míos! Todo le queda grande, pero le servirá mientras voy y le compro ropa.
Ella se viste rápidamente, mi camiseta le llega casi a las rodillas! Se ve tierna y se lo digo, ¡sus mejillas de inmediato se ponen rojas haciendo que se vea más linda aún!
Se sienta y le paso la bandeja. Mis manos de forma automática empiezan a paladearla, deseo protegerla, hacerle sentir mi amor.
Ella me mira extrañada, pero igual me recibe todo.
Le cuento que saldré un rato de la casa, pasaré al hotel (que me pertenece). Recogeré sus cosas y le comprare ropa.
Ella me agradece y cuando me levanto para salir, ella se para en puntita de pies y me da un beso en la mejilla.
¡Sí!
Esto era lo que yo quería, ¡vamos avanzando y eso es lo importante!
La sujeto por la cintura y la elevo, dándole un beso suave en la boca.
La amo!
Sé que se me vienen muchos problemas, pero ahora mismo nadie podría arruinar esta felicidad
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