Marcada
Mi cuerpo palpita, la necesidad física de tenerlo, de sentirlo me abruma.
Mis ojos están centrados en observarlo, está de pie entre mis piernas y su pecho imponente sube y baja al compás de su respiración agitada, sus ojos grises me ven con tantas ansias como yo a él.
Sus piernas presionan para abrirse paso entre las mías. No soy dueña de mis pensamientos ni acciones, de manera que las abro de forma desvergonzada dejándole ver mi necesidad. Sonríe al verme complacido por la respuesta de mi cuerpo.
Una de sus manos sostiene el peso de su cuerpo mientras la otra recorre el camino desde mis labios hasta mi cadera como si me estuviera dibujando. Su tacto es electrizante.
Las caricias tortuosas de sus dedos rozando mi clítoris me hacen erizar por completo.
Me suelta y se acomoda entre mis piernas observándome de manera lujuriosa.
Recorre mis pliegues y luego inhala fuerte, haciendo que mi rostro se ponga rojo de vergüenza.
- Puedo oler tu deseo y no imaginas cuanto me enciende eso - Me dice mientras toma mi mano envolviendo su miembro con ella.
- Ves los estragos que produces en mi cuerpo! Ahora vas a tener que hacerte cargo de lo que despiertas. - Me dice cerrando los ojos mientras aprieta fuerte mi mano haciéndome sentir sus venas palpitantes.
Mi mano se ve pequeña rodeando su imponente falo, mis dedos no se logran juntar.
- ¿Tengo tu permiso para marcarte? - Me pregunta con sus ojos viajando por mi cuerpo.
- Aja - Es todo lo que logro pronunciar.
- Después de esto no habrá marcha atrás. ¡Serás mía! Estarás vinculada, me pertenecerás tanto como yo te pertenezco a ti. Y puedo ser muy exigente y obsesivo. - Me dice sonriendo de manera sexi.
- Aja - Es más un gemido que una palabra, pero es todo cuanto mi cerebro logra conectar.
- Soy muy demandante Victoria! ¡Quiero y voy a tomar todo de ti! - Le escucho decir mientras uno de sus dedos se introduce con facilidad en mi interior, estoy completamente mojada, excitada y ansiosa.
Siento sus manos en mi cadera acomodándome en la mitad de la cama, y sus labios pegarse a los míos, mi boca se abre dándole paso a su lengua. Mis manos suben por su cuello atrayéndolo más, eliminando cualquier espacio que quedara entre los dos.
Siento la cabeza de su verga en mi entrada húmeda, deseo que lo haga.
¡Me está torturando!
Pero de pronto el frío me hace estremecer se ha levantado.
¿Qué paso? ¿Por qué se aleja?
El vacío que me deja me hace sentir abrumada.
Lo veo de espaldas buscando algo entre los cajones.
¡Ay por Dios!!! ¿No podía dejarlo para después?
Cuando por fin se gira en sus manos trae una pequeña caja de ¿Condones?
- Estas muy fértil! Y aunque sería un sueño ver tu vientre abultado... Hacerlo sería poner en desventaja a mi hermano y los hijos que tendrás serán de los dos- Dice mientras rasga la bolsa de plástico que sujetan sus dedos.
Cierro fuertemente los ojos presintiendo lo que sigue. Pero solo siento sus labios depositando besos en cada parte de mi cara, bajando por el cuello hasta llegar al pecho, su lengua humedece mis pezones que están duros por la constante estimulación.
Su mano acaricia suavemente mi rostro hasta que sus dedos rozan mis labios.
Mi boca se abre y succiono con fuerza uno de ellos.
Su mano libre toma su miembro y lo guía hasta mi entrada introduciéndose un poco haciendo que los dos jadeemos de placer.
Luego sus manos se posicionan a mis costados.
Y siento como va entrando poco a poco, a pesar de estar tan húmeda su tamaño me genera molestia al abrirse paso.
- Ahora comprendo por qué te llama así mi hermano. ¡Eres completamente estrecha! - Dice mordiendo su labio y cerrando los ojos tratando de disfrutar el momento.
- Nuestra pequeña! - Dice empujando completamente su longitud haciéndome dar un grito mezcla de dolor y placer.
La invasión es completa, deliciosa...
Sus rodillas se clavan en el colchón y sus manos me sujetan hasta que quedó frente a él, mis piernas se enrollan en su cadera y mis manos suben a su cuello sosteniéndome de sus fuertes embestidas.
Sus labios humedecen mi cuello y sus manos recorren mi columna haciéndome estremecer.
Mis caderas suben y bajan mientras su miembro entra y sale completamente bañado por mis jugos.
Presiono mis labios apretados contra su pecho tratando de callar mis gemidos
- No amor! ¡Déjame oírte! No los reprimas, quiero escuchar que disfrutas. Solo somos tu y yo! - Me dice retirando mi cara suavemente
Sus venas se brotan y sus movimientos se intensifican haciendo pegar mi frente a la suya mientras el orgasmo me llega.
Es como si el cuerpo se rompiera, tiemblo y mi interior lo presiona tratando de exprimirlo.
- ¿Estas lista? - Me pregunta entre jadeos mientras sus colmillos asoman.
Muevo mi cabeza en señal de aprobación y sus manos se acomodan en mis nalgas empezando un movimiento desenfrenado de subidas y bajadas.
Estoy tan concentrada en sentirlo que cuando presiona enterrando sus colmillos la sensación de adrenalina es tanta que me deshago dejando un charco de jugos en la sabana.
Duele, pero es placentero.
Mientras me muerde siento como llega al éxtasis y se viene emitiendo un imponente gruñido a causa de su orgasmo.
Me levanta y saca el condón tirándolo no sé dónde, luego me acomoda en sus piernas acunándome mientras su lengua sella la marca.
Trato de pasar la mano, pero me detiene
- Espera a que mi saliva selle y te ayude a cicatrizar - Me dice mirándome lleno de amor.
De pronto algo me asalta.
- Me haz marcado donde me marco Daniel! ¡Haz borrado su marca! La haz borrado! - Le digo llorando aterrada tocando mi cuello.
- Hey! ¡Cálmate! ¡Tranquila!!! - Me dice tratando de regresarme a sus brazos. - Su marca sigue ahí! Solo he puesto la mía al lado.
- Victoria, yo estoy para cuidarte y protegerte de la misma manera que él lo hace. ¡No voy a causarte daño! Sé que las cosas para Dániel no han sido fáciles, y que seguramente si hubiéramos estado en posiciones distintas yo habría actuado con el mismo temor que él. Pero me duele ver que le temas. ¡Él no es un monstruo! - Dice y no puedo evitar recordar lo doloroso que fue recibir su marca.
- Yo lo sé. Sé que él es un buen hombre y estar en este momento contigo es su mayor muestra de amor y sacrificio. - Le digo pegándome a su pecho.
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